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Las películas estrenadas a lo largo del año 2017 se premiarán en la 90ª Edición de los Premios Oscar, el próximo 4 de marzo. Sin duda los galardones que más titulares acapararán serán el de Mejor Película, Mejor Director, Mejor Actriz y Mejor Actor, pero conforme pase el tiempo y los nombres se nos vayan olvidando, lo único que quedará en nuestro recuerdo serán imágenes. Y la calidad y potencia de esas imágenes se premia con el Óscar a Mejor Fotografía.
El año pasado La La Land y su director de fotografía Linus Sandgren rompieron la increíble racha de Emmanuel Lubezki, uno de los maestros del arte de la imagen, que había conseguido el Oscar a Mejor Fotografía durante tres años seguidos (2013, 2014 y 2015), por sus geniales trabajos en Gravity, Birdman y El Renacido. Este año las cinco candidatas a hacerse con el premio son Dunkerque, El instante más oscuro, Mudboud, La forma del agua y Blade Runner 2049. A continuación repasamos cada una de estas películas, que sin duda han dejado imágenes impactantes y bellas.
Inspirado por las olas de la costa atlántica y por el humo de la batalla, el director de fotografía Hoyte van Houtema, crea una serie de planos estáticos en los que el protagonista da la espalda al espectador para, juntos, observar el paisaje. Es un paisaje triste, fruto de la guerra.
Van Hoytema nació en Suiza en 1971. De padres holandeses, ha trabajado principalmente en películas suecas, alemanas y noruegas, pero también en importantes producciones de Hollywood como Her (2013) o Interstellar (2014). Su empeño por crear imágenes impactantes (hay que recordar el impresionante plano de Saturno en Interstellar) no ha sido premiado todavía por la Academia, y con Dunquerke ha recibido su primera nominación al Óscar.Quien sí sabe lo que es escuchar su nombre en las candidaturas al Oscar a Mejor Fotografía es el francés Bruno Delbonnel (1957). Se presentó ante el mundo con colores llenos de luz en Amélie (2001), por el que fue nominado al Oscar. Luego ha vuelto a verse entre los mejores en 2004, 2009 (por la fotografía en Harry Potter), 2013 y también ahora, tras su gran trabajo en El instante más oscuro. Cuatro nominaciones al Oscar no le han permitido llevarse la estatuilla, ¿lo conseguirá a la quinta? El instante más oscuro tiene como protagonista a Winston Churchill y nos da una pista en su propio título sobre la paleta de color que predomina en la película. Colaborando con el director, la sección de maquillaje y el vestuario, el director de fotografía debe crear ambientes que ayuden a narrar la historia escrita en el guión. En este caso, Delbonnel escoge iluminación fuerte puntual (a través de ventanas o focos), iluminación tenue (con lámparas) y muchos rincones de oscuridad para acompañar a la historia.El momento histórico en el que transcurre la acción requiere de colores apagados. Hay muchas escenas de la película en la que las escenas son una sucesión de grises, que chocan con los dorados de los despachos en los que Churchill medita cómo enfrentar la amenaza que representa Adolf Hitler. Aunque muchas veces inadvertido por el gran público, el trabajo de un director de fotografía es vital para la composición de una buena película. La transmisión de emociones y sensaciones a través de la atmósfera creada es obra del director de fotografía, que no sólo escoge paisajes, luces y colores, sino también movimiento y velocidad de las secuencias, el encuadre y posición de las cámaras o la disposición de los actores en cada toma.Comprendida la importancia de la fotografía, el espectador puede disfrutar mucho más de cada película, atendiendo a cada plano prestando atención a muchos más detalles, y recibiendo y entendiendo mucha más cantidad de información.En Mudbound, la joven Rachel Morrison opta por una paleta de colores pastel para envolver la historia de dos hombres que vuelven a casa tras la Segunda Guerra Mundial. La vida en el medio rural en Mississippi es muy diferente a la del campo de batalla, y la tranquilidad del campo se enturbia con el racismo. Nacida en 1978, Rachel Morrison se descubre ante la crítica con su trabajo en Mudbound, tras haber pasado desapercibida hasta ahora. Recibe su primera nominación al Óscar gracias a sus planos quietos y profundos, que transmiten al espectador la paz de la naturaleza, presente a través de grandes árboles verdes y amplios cielos de varios colores.El marrón de la madera, al amarillo de las cosechas y el azul del mono de trabajo acompañan la trama otorgándole luz y vida, y a la vez cierta amargura y tristeza. Es la soledad de la libertad, que se encuentra manchada por el trato distinto en función del color de piel. Una de las películas más nombradas en la gala de los 90ª Premios Oscar será sin duda La forma del agua, de Guillermo del Toro. La cinta ha recibido nada más y nada menos que trece nominaciones, y su título sonará en más de la mitad de las categorías. Una de las nominaciones es en el apartado de Mejor Fotografía, y en caso de ganar será el danés Dan Laustsen (1954) el encargado de subir a recogerlo.A sus 63 años Laustsen consigue su primera nominación a los Oscar, después de haber participado en producciones como La Liga de los Hombres Extraordinarios (2003) y haber trabajado con Del Toro en La cumbre escarlata (2015). En La forma del agua nos presenta un mundo azul verdoso que conmueve y asombra. La mágica imaginación de Guillermo del Toro ha quedado demostrada con su trayectoria, y acompañarse de Dan Laustsen le ha permitido crear esos ambientes extraños que tanto le gustan: habitaciones que se llenan de agua (y no por ello dejan de funcionar como habitaciones, con sus muebles estables y sus lámparas dando luz), laboratorios en los que se experimenta con monstruos acuáticos guardados en tanques… escenarios que transmiten frío, soledad y misterio, pintados con azules que exploran todo tipo de variantes: desde el azul marino hasta el azul celeste, pasando por el azul munsell, el azul real, el azul ultramar, el cerúleo, el azul porcelana… hasta llegar al azul verdoso que nos introduce en el verde monstruoso.Además de las atmósferas raras, los propios personajes que crea Guillermo del Toro son extraños y poco corrientes: una joven conserje muda, un hombre anfibio… elementos que se alejan de la aburrida normalidad, y que conviven en un escenario muy concreto: el año 1963, en plena Guerra Fría. El color del principio de los años sesenta es el verde de las chaquetas y el marrón de los pantalones, y el ambiente de la Guerra Fría llega con el color de la tecnología primitiva (escala de amarillos apagados), utilizada para espiar y experimentar. La iluminación es apagada, para esconder secretos, y sólo deslumbra en los interrogatorios. El trabajo de Laustsen es impecable y sin duda es un buen candidato.Sin embargo, apostamos por Roger Deakins para levantar finalmente la estatuilla a Mejor Fotografía. El veterano inglés, nacido en 1949, se ha reinventado de nuevo para crear mundos increíbles en Blade Runner 2049, de Denis Villeneuve. Desde que comenzó a dirigir la fotografía de películas en 1982, Deakins ha recibido una impresionante cantidad de nominaciones al Óscar. Fue nominado en 1994, 1996, 1997, 2000, 2001, 2007, 2007 (sí, en 2007 fue nominado dos veces, por dos películas), 2008, 2010, 2012, 2013, 2014, 2015… una sucesión de nominaciones que resulta hasta vergonzosa para la propia Academia, que no ha tenido a bien premiarle en ninguna ocasión. Deakins es uno de los “ganadores pendientes” de Hollywood. Desde su trabajo en Cadena perpetua hasta No es país para viejos, pasando por magníficas obras de la fotografía como Fargo, este genio de la cámara ha ido creando ambientes y escenarios llenos de sentimientos durante más de tres décadas. En 2017 volvió a hacerlo con Blade Runner 2049, una película que muestra potentes imágenes. No era fácil igualar a la película original, y si ciertamente el guión quedaba muy por detrás de la filosófica Blade Runner (1982), en cuanto a la fotografía Blade Runner 2049 sí consiguió presentar una mejora importante. El desarrollo de las técnicas de rodaje y de la informática no debería ser una excusa para restar mérito, ya que la clave de la impactante fotografía de Blade Runner 2049 radica especialmente en el uso del color.Desde el fucsia de la realidad virtual hasta el brillo fluorescente urbano, durante toda la película Deakins nos deleita con un pase de imágenes llenas de color y luz, trabajando bien los oscuros y haciendo un buen homenaje a la paleta de la cinta original. En la ciudad todo se llena de un ambiente cargado de contaminación, ruido y anuncios (que no hacen sino transmitir soledad), mientras que en las afueras son la tierra, el polvo y las nubes de arena las que dan toques amarillentos y marrones a los paisajes. En ese futuro hiper-urbanizado y deshumanizado las imágenes deben transmitir al mismo tiempo modernidad tecnológica y decadencia social. La lluvia que nos acompañó en Blade Runner sigue cayendo en 2049, y las patrullas de policía se deslizan sobre el aire en sus coches metálicos y sonoros. Las sirenas, las pantallas, los hologramas y los focos de luz van dando color a una realidad bastante gris. Es el ambiente típico del género tech-noir, que combina elementos del cine negro con el cine de ficción. Es ese futuro deprimente en el que los avances informáticos no nos han permitido desarrollar sociedades mejores ni más felices. Es un futuro coloreado en brillantes tonos que anuncian marcas de ropa y colonia, cuya luz esconde la angustia de cada ser humano por saber cuál es su destino.Todas estas sensaciones las refleja perfectamente Roger Deakins con su selección de colores y planos en Blade Runner 2049, película que sin duda merece el Premio Óscar a Mejor Fotografía.Relacionadas
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¿De verdad esta es la clase de información que queremos mayoritariamente las suscriptoras de El Salto? En serio, ¿no hay más cine en los cinco continentes de este planeta llamado Mundo? ¿Estoy suscrito a un medio alternativo para que me cuente la misma mierda que El País de las tentaciones? Que si, que está muy bien el análisis técnico para aprender a ver el cine de otra forma, pero de Lisboa a Beinjing, de Helsinki a Johanesburgo, ¿no hay más industria cinematográfica que Hollywood?
Seguro que te hinchas a ver cine "de Lisboa a Beinjing, de Helsinki a Johanesburgo"
El arte es arte, venga de donde venga. Saber apreciarlo y disfrutar de él no debería ser algo negativo