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Buenas noticias. El Salario Mínimo Interprofesional sube otro 5,5% y se sitúa este año en 950 euros brutos en 14 pagas. A un paso de los mil, una cifra mágica —y simbólica— que la patronal quiere alejar lo más posible. A los empresarios no les gustan las conquistas simbólicas, tampoco las medidas efectivas para deshacer el nudo de la desigualdad con el que ha quedado todo atado a raíz de la crisis de 2008. La medida afectará positivamente a dos millones de personas, según la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz. No supondrá un incremento del paro, explican también los sindicatos.
El acuerdo de coalición alcanzado en enero necesita de estas buenas noticias para que el Gobierno de PSOE y Unidas Podemos no sucumba ante el hostigamiento que han planteado las élites. Una serie de medidas encadenadas y decididas que comiencen con la subida de los sueldos y sigan por el aumento de las rentas mínimas —el IPREM no se ha tocado todavía y es la referencia para los subsidios de desempleo y los sueldos asistenciales— y el control del mercado del alquiler, debe dar al Ejecutivo de coalición el suficiente aire, en forma de apoyo popular, para afrontar una legislatura marcada por la batalla por mar, tierra y aire que conlleva la explosión de la derecha y la pugna entre un debilitado Partido Popular y el estridente neofascismo de Vox.
Pobreza
El hermano pobre del SMI que sube cinco euros desde 2010 y se come las ayudas sociales
No obstante, está bien acompañar la celebración por las buenas noticias —y el hecho de que la CEOE proteste contra la subida del SMI muestra que esta lo es— con un recordatorio de que el “factor trabajo” es lo que está en crisis en todo el continente. La alta productividad alcanzada, unida a las bajas tasas de rentabilidad de la economía llamada “productiva”, está transformando las relaciones sociales y ha sido el disparador fundamental de la desigualdad.
Cualquier debate sobre horarios o sobre la “España vaciada” que no toque el mito del trabajo asalariado está destinado a esconder el verdadero problema
No hay trabajo para todos y todas, o, mejor dicho, cada vez más, el trabajo remunerado no se corresponde con las necesidades reales de la sociedad. El empeño por reducir las emisiones de combustibles fósiles debe ir, por fuerza, acompañado de una reflexión sobre cuáles son realmente los trabajos imprescindibles y la necesidad de romper con el reparto de la explotación en que se basan nuestras sociedades actuales.
Cualquier debate sobre “racionalización de horarios”, la “España vaciada” o el envejecimiento de la población que no toque el mito del trabajo asalariado está destinado a esconder, una vez más, el verdadero problema. Introducir este cambio de mentalidad será una tarea de años y excede al nuevo Gobierno, ya que el problema y su solución es global.
Es una buena noticia, no obstante, que el Gobierno sepa identificar qué tipo de iniciativas va a permitirle saltar por encima de la estrategia del “zasca” continuo puesta en marcha por la derecha política y mediática. Ojalá todas vayan en esa dirección.
Salario mínimo
Subida del SMI: un acuerdo suficiente si estuviéramos en 2015, dicen algunos sindicatos
El acuerdo para la subida del SMI no ha gustado en el sindicalismo vasco y gallego por quedarse corto, pero hay algo más: una desconfianza a que la recuperación del diálogo social no sea tan positivo para la mayoría trabajadora.
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Acuerdos abertzales La vida sigue igual
Efectivamente, muy de acuerdo con esta reflexión: Romper con la explotación, romper con el reparto entre explotadores (pocos pero cada vez más poderosos, aváros e inescrupulosos por la vía de la acumulación por desposesión = #Necropolítica) y explotados (pobres enfrentados por migajas: internos, externos, expatriados, expulsados, etc...)
Sueldo base para todos, ya!!! Si hay mil estudios que el sistema capitalista como lo tenemos ahora mismo no puede crecer infinitamente sin crear una brecha cada vez más grande entre ricos y pobres.