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Editorial
La “desbandá” de la memoria
Mientras el nuevo Gobierno andaluz pretende imponer la desmemoria, el 7 de febrero de 2019 se cumplen 82 años de la “desbandá”, la huida de la población de Málaga por la carretera de Almería, atacada desde tierra, mar y aire por tropas nacionales, italianas y alemanas. La masacre olvidada de la guerra civil española.
“Propondremos una ley de concordia que reivindique la transición y que derogue la sectaria reescritura de la historia que arroja paladas de rencor sobre la sociedad española”, afirmó el presidente del PP, Pablo Casado, en septiembre de 2018. El pacto entre PP y Vox tras las elecciones autonómicas convierte a Andalucía en el laboratorio para implantar esta iniciativa.
Cuando Casado habla de “reescritura de la historia” está reconociendo, a contrario sensu, que existe una historia escrita previamente. Y así es. Una historia de estilo goebbeliano construida a golpe de falacia. Valga como ejemplo la Breve historia de una fotografía, relatada por el historiador Francisco Espinosa Maestre, que corresponde a la masacre realizada por las fuerzas de Yagüe en Talavera de la Reina el 3 de septiembre de 1936, pero que fue utilizada sin pudor por Nicolás Salas en su libro Sevilla fue la clave, publicado en 1992, como ejemplo del “terror rojo”.
Tejer la historia del golpe y la dictadura no ha sido ni es una tarea fácil. Espinosa Maestre, en La justicia de Queipo, denuncia la sistemática destrucción de materiales de archivos oficiales: “Entre 1965 y 1985 se destruyeron en nuestro país miles de documentos referidos al pasado inmediato”. La verdadera dimensión represiva del golpe, estremecedora ya de por sí tan solo con la información rescatada gracias a una minuciosa labor historiadora, nunca podrá conocerse completamente, afirma Espinosa, por estas pérdidas, algunas irreparables, como los ficheros de las Delegaciones de Orden Público.
Las fosas comunes son parte de esta historia. Es el derecho de los familiares a recuperar a sus personas desaparecidas y, también, el derecho colectivo de una población a recuperar la memoria de los hechos que permiten la toma de conciencia del sujeto histórico y su condición de participante activo de los procesos sociales. El suelo andaluz está sembrado de estos huecos de memoria: al menos 45.566 víctimas del terrorismo franquista yacen en 708 tumbas ilegales, nos cuenta el periodista Juan Miguel Baquero en este número.
Mientras el nuevo Gobierno andaluz pretende imponer la desmemoria, este 7 de febrero de 2019 se cumplen 82 años de la “desbandá”, la huida de la población de Málaga por la carretera de Almería, atacada desde tierra, mar y aire por tropas nacionales, italianas y alemanas. Es la masacre olvidada de la guerra civil española —la primera vez que la población fue bombardeada de forma sistemática—, apenas documentada con un puñado de fotografías realizadas por el médico canadiense Norman Bethune y sus ayudantes Hazen Sise y Thomas Worsley.