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Migración
La construcción del ‘otro’ como estrategia de la derecha contra las personas migrantes

La política contemporánea está dominada por discursos y prácticas que refuerzan una lógica de antagonismo y amenaza existencial. Las iniciativas de solidaridad con las personas migrantes, como SOS Racismo a nivel estatal o Kaleko Afari Solidarioak (KAS) en Donostia, luchan contra esta política antagonista que pretende diferenciar entre personas autóctonas y migrantes, entre nosotros y el ‘otro’, el extranjero, el desconocido.
El Ayuntamiento de Donostia ha prohibido recientemente el reparto de cenas calientes a personas sin hogar por parte de KAS en el barrio de Egia a raíz de las provocaciones racistas del grupo de Telegram Lo Que No Te Cuentan De Donosti (LQNTCDD). Este es un ejemplo más de cómo la derecha utiliza la desinformación y vincula la migración y la inseguridad para generar mensajes de odio contra las personas migrantes y criminalizar la solidaridad.
Medios como El Salto han analizado cómo opera el grupo Lo Que No Te Cuentan De Donosti. El medio local Irutxuloko Hitza también ha documentado los hechos desencadenados a raíz de la concentración de LQNTCDD contra KAS y la prohibición de repartir comida en un barrio de Donostia. En este artículo se pone el foco en los discursos antagonistas que grupos de derecha utilizan para presentar a las personas migrantes como el enemigo, en las estructuras coloniales detrás de sus mensajes criminalizadores y en las respuestas de las iniciativas de solidaridad ciudadana a estos discursos de odio.
La estrategia del antagonismo y la deshumanización
Mientras que iniciativas ciudadanas como KAS apelan al derecho de toda persona, sin importar su origen, religión o estatus socioeconómico, a tener una vida digna, grupos de derecha fomentan un discurso de odio que busca dividir la sociedad en base a las diferencias de color de piel, creencias o clase e impedir que se empatice con las personas migrantes. A través de la criminalización de la migración – haciendo a estas personas responsables de llegar ilegalmente al país, de “robarnos el trabajo” y de crear problemas de seguridad –, una oleada de desinformación las presenta como amenazas existenciales y justifica la violencia contra ellas.
Este fenómeno responde a lo que Vivienne Jabri, autora del libro “War and the Transformation of Global Politics”, describe como discursos de odio basados en identidades y afiliaciones fundadas en fronteras sociales excluyentes. Estas fronteras se agudizan en tiempos de crisis, generando antagonismo entre los de dentro y los de fuera, creando un enemigo al que culpar de los problemas sociales del momento. Los discursos de la derecha que generan enemistad hacia el ‘otro’, no sólo le deshumanizan y despojan de toda identidad y personalidad, sino que también generan conflictos como el ocurrido en Donostia a raíz de la prohibición de KAS, enfrentando a grupos antirracistas con quienes generan desinformación y promueven discursos de odio.
Colonialidad y estructuras de poder
Para comprender estas estrategias, es necesario analizar cómo la visión eurocéntrica ha asociado históricamente Occidente con conceptos modernizadores como progreso, ciencia e innovación, mientras que lo no occidental se ha vinculado con el estancamiento, el conocimiento ancestral y la tradición, justificando el intento de occidentalización de países de otras religiones y culturas en nombre del desarrollo. Las instituciones de la modernidad han sido idealizadas y presentadas como el modelo universal a seguir, y quienes no se ajustan a él son vistos como los ‘otros’. Se les deshumaniza y descarta, como ocurre en Donostia con las personas migrantes que se juegan la vida en busca de un futuro mejor.
La autora colombiana Julia Suarez-Krabbe afirma en su libro “Race, Rights and Rebels” que la columna vertebral del eurocentrismo es la colonialidad, un concepto que se refiere a las estructuras de poder, las formas de pensar y las jerarquías sociales que se originaron en el colonialismo y siguen dando forma al mundo actual, incluso tras el fin del dominio colonial formal. La colonialidad influye en el conocimiento, la cultura, las economías y las identidades, manteniendo los sistemas de opresión y desigualdad.
Por ello, la criminalización de las personas migrantes no puede analizarse sin el prisma de la colonialidad. Según la autora, el ejercicio de la violencia dentro de la colonialidad - que dictamina quién merece vivir y quién no- está oculto tras la modernidad europea y sus estructuras socioeconómicas racistas. La negación o el borrado de los efectos de la colonización refuerzan la historia colonial eurocéntrica dominante y la percepción generalizada de que las personas de Occidente no tienen nada que ver con las de los países no occidentales.
Existe una ausencia de reconocimiento de la conexión entre el norte global y el sur global y de la violencia en la que se sustenta el actual sistema socioeconómico. Los grupos populistas y partidos políticos de derechas explotan esta ausencia de reflexión crítica para enfatizar las diferencias entre las personas autóctonas y las extranjeras no deseadas, ahondando en esta idea del ‘otro’ y reforzando la necesidad de occidentalizar a cualquiera que no encaje en el modelo de la modernidad europea.
Trasladar esta idea a las tensiones relacionadas con la inmigración en Donostia significa entender que, según los estándares sociales actuales, las personas migrantes que aportan valor económico a la sociedad y se adaptan a las normas europeas merecen ser acogidas, mientras que las que tienen dificultades para encontrar trabajo o para integrarse en la sociedad pueden ser abandonadas a su suerte.
Solidaridad, antirracismo y resistencia frente al discurso de odio
Lo anterior explica por qué, para los movimientos de apoyo a personas migrantes con una visión antirracista, interseccional y no paternalista, es fundamental rechazar las ideas coloniales y eurocéntricas que contribuyen a generar división y promover el odio. Proyectos como KAS combaten las estructuras capitalistas, racistas y aporofóbicas que obligan a las personas a migrar en condiciones inhumanas o desprotegen a la ciudadanía en situación de vulnerabilidad.
Kaleko Afari Solidarioak no sólo ofrece comidas calientes – libres de prejuicios y condescendencia – que las instituciones públicas de la ciudad no se molestan en proporcionar, sino que también luchan contra la estigmatización de la población migrante y sin hogar. Pone el foco en la violencia estructural que genera un sistema injusto y desigual y desafía los discursos antagonistas y excluyentes que pretenden dividir a la sociedad y culpar a las personas racializadas de problemas de seguridad cuyas causas son complejas y van más allá de la responsabilidad individual de las personas necesitadas.
Ante el aumento de las desigualdades, los discursos estigmatizadores y discriminatorios utilizados por la derecha para alimentar la imagen de un enemigo al que culpar – el extranjero no deseado –, es más necesario que nunca informarse críticamente y analizar las causas subyacentes de los flujos migratorios. Abordar eficazmente el discurso del odio requiere una comprensión profunda de sus orígenes y de las estrategias que crean división y fomentan el conflicto.
Afortunadamente, con el auge de los mensajes racistas, clasistas y fascistas en todo el estado, también han aumentado las iniciativas solidarias con las poblaciones más vulnerables. Sin embargo, es imprescindible aumentar la organización colectiva y denunciar los impactos de un sistema socioeconómico colonial, racista y violento que pone en peligro la vida de muchas personas.
REFERENCIAS
007) ‘Introduction: Understanding War and Violence’, in War and the Transformation of Global Politics. London: Palgrave Macmillan, pp. 1–31. Disponible en: doi.org.
Suarez-Krabbe, J. (2016) ‘Bad Faith and the Death Project’, in Race, Rights and Rebels: Alternatives to Human Rights and Development from the Global South. London: Rowman & Littlefield International, pp. 1–26.
Economistas sin Fronteras no se identifica necesariamente con la opinión de la autora y ésta no compromete a ninguna de las organizaciones con las que colabora.