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Ecologistas en Acción
Claves, reacciones y preguntas sobre la denuncia por agresión sexual contra Santiago Martín Barajas
Una denuncia por agresión sexual contra Santiago Martín Barajas ha abierto en Ecologistas en Acción una de sus mayores crisis desde su fundación. Tras conocer la denuncia, la organización de referencia en el ámbito del activismo climático mostraba en un comunicado su “consternación” y ponía en marcha una comisión, siguiendo el protocolo que tiene desde 2023, mientras el proceso continúa su recorrido judicial. La acusación se conocía unas pocas horas antes de que saltara a los medios el caso Íñigo Errejón.
Esto es lo que sabemos hasta ahora de la denuncia contra Martín Barajas, de 62 años, que milita en el movimiento ecologista desde los años 80.
La denuncia
Santiago Martín Barajas, uno de los fundadores de Ecologistas en Acción, debe responder ante una denuncia por una agresión sexual a una mujer interpuesta en el mes de septiembre, como adelantó eldiario.es el 24 de octubre y ha podido comprobar El Salto. El Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) corrobora que efectivamente existe esa denuncia en un Juzgado de Instrucción de Arganda, donde el investigado debía comparecer el 30 de octubre.
El caso se encuentra en fase de diligencias previas, es decir, una serie de actuaciones que el juzgado lleva a cabo para determinar si existen indicios suficientes para formular una acusación y proceder o no a juicio.
Los hechos denunciados
La denuncia, según la información publicada por eldiario.es, hace referencia a unos hechos ocurridos a finales de julio. Los hechos, dice este periódico, llegaron a los juzgados por dos vías: por un parte de lesiones que envió la médica de un centro de salud después de que la mujer acudiera con un ataque de ansiedad y relatara lo sucedido, y más adelante cuando ella misma interpuso una denuncia.
La denunciante, M.G.F. cuenta que decidió quedar con el investigado, a quien conocía desde su juventud por su activismo ecologista. Pese a que se habían citado en una librería en Madrid, Martín Barajas le dice que tiene una comida que se iba a alargar y deciden quedar en el domicilio de la mujer, en un municipio fuera de la capital
A las cinco de la tarde, Martín Barajas llegó al domicilio de la mujer. Según afirma esta última, el acusado empezó una conversación donde él le decía que llevaba años enamorado de ella. “Continuó muy serio contándome cosas de cuando nos conocimos y de repente me cogió de las manos. Yo, sorprendida, las retiré, con un gesto inequívoco de rechazar su insinuación (...)”, consta en la denuncia y relata eldiario.es. Siguiendo el testimonio, él siguió con una conversación centrada en su vida privada.
La denunciante explica en su escrito que Santiago Martín Barajas se abalanzó sobre ella e intentó tocarla mientras ella forcejeaba y trataba de retirarle
En un momento, prosigue la denunciante “me rodeó por la cintura y se abalanzó hacia mí besándome, yo me retiré rápidamente diciendo que no siguiera por ahí”. Pero él entonces “insistió y me dijo que se conformaba con que nos tumbáramos desnudos en la cama sin hacer nada y que seguramente no estaría a la altura de las circunstancias”. Según la denuncia, él le tocó un pecho, le acarició la boca y siguió abrazándola mientras ella forcejeaba asustada y le decía que parase.
Entonces, M.G.F recordó que un amigo quería saludar a Martín Barajas y lo llamó, pero no obtuvo respuesta. Entonces, sigue la denuncia, según el diario.es, él volvió a cogerla y tocarle la cara, sujetándola para besarla, mientras ella trataba de retirarlo. Finalmente, la mujer logró contactar con su amigo y la situación acabó con la llegada de éste: ella pudo contarle lo que estaba sucediendo y después de un rato Martín Barajas se fue. Esa noche, la mujer sufrió un ataque de ansiedad y contactó con el 016. Al día siguiente acudió al centro de salud por ansiedad y ataques de llanto. La doctora que la atendió le puso un tratamiento y emitió un parte de lesiones que envió al juzgado.
Una denuncia, tres mujeres
Aunque la denuncia la presenta M.G.F., el escrito incluye testimonios de otras dos mujeres con quienes se pone en contacto después de relatar a varias personas lo sucedido, siempre según la información de eldiario.es, que cita la denuncia y ha podido hablar con la denunciante y las otras dos mujeres. Estas dos mujeres aseguran haber vivido comportamientos inadecuados por parte de Martín Barajas.
Una de ellas es una trabajadora de Ecologistas en Acción desde hace más de dos décadas y relata un primer incidente con Barajas entre 2001 y 2002. Esta mujer cuenta que, volviendo en coche de una visita a una estación de esquí donde se estaban haciendo trabajos de desmantelamiento, Martín Barajas aparcó el coche en el que iban ambos en un ensanche de un arcén y “al volver a entrar al coche se acercó a mí para besarme y me tocó un pecho”.
La denuncia incluye los testimonios de otras dos mujeres, una de ellas explica que es trabajadora de la organización desde hace más de dos décadas y que los episodios se han repetido desde 2001
Ella le contestó, en sus palabras “que no quería que me besara ni que me tocara y que nos fuésemos”. Añade que hubo más episodios, que se extendieron durante años mientras ella era trabajadora y él ocupaba puestos de responsabilidad o mantenía una posición preeminente en la organización. Tocamientos repetidos, llamadas insistentes o episodios en los que él insistía en invitarla a comer o se presentaba en su casa son otros detalles de su relato. “No era algo diario, pero nunca lo dejó de hacer, salvo los periodos que se enfadaba conmigo por algo que dijera o hiciera y entonces, me retiraba la palabra”.
La otra mujer que M.G.E. menciona es S.S.P. En su caso, el episodio al que se refiere sucedió en un mes de diciembre hace alrededor de una década, cuando ella era agente forestal. Durante una visita al parque regional donde trabajaba, él se acercaba mucho y le pedía que posara para hacer fotos. También le pilló haciéndole fotos a escondidas, cuenta. Logró enviar un mensaje a su coordinador para decirle que se encontraba incómoda y que necesitaba que acudiera a donde se encontraban, prosigue. La mujer coincidió una vez más con él en otra visita. Entonces, él insistió en invitarla a una cerveza. “Yo no quería, pero era tan insistente que accedí a tomarme un mosto y me fui enseguida”.
La versión de Martín Barajas
Santiago Martín Barajas acudió a la citación del juzgado el 30 de octubre y prestó declaración, según ha podido saber El Salto. El investigado ha declinado hablar con este medio, pero sí ha querido transmitir que se ratifica en lo que ya ha dicho: los hechos denunciados son falsos y existe una “cacería” contra él.
El 5 de septiembre y el 21 de septiembre, una cuenta de YouTube publicó dos vídeos críticos con el activista por su postura sobre la energía fotovoltaica. Le acusan de “blanquear a la industria de las macrofotovoltaicas”. En esos días, Martín Barajas recibió también críticas en redes sociales por este mismo asunto.
Suspensión cautelar
El 24 de octubre, Ecologistas en Acción hizo público un comunicado en el que mostraba su “consternación” ante los hechos denunciados, de los que no tenía conocimiento: el 23 de octubre eldiario.es contactaba con la organización para recabar su versión y fue la primera vez que llegó a su conocimiento la existencia de una denuncia. En la mañana del 24 de octubre conocieron los detalles por el artículo publicado, aseguran.
Ecologistas en Acción informaba ese mismo día de que Santiago Martín Barajas había comunicado su decisión de abandonar su actividad en Ecologistas en Acción hasta que se aclare todo lo sucedido.
Además, explicaba que habían iniciado una investigación propia de acuerdo a sus protocolos. “Nuestra intención es esclarecer lo ocurrido, colaborar con la investigación judicial y tomar las medidas que sean necesarias dentro de nuestro marco de justicia restaurativa para que Ecologistas en Acción sea un espacio seguro, libre de violencias machistas”.
Santiago Martín Barajas, que mantiene que los hechos denunciados son falsos, ha sido suspendido de militancia de forma cautelar por su grupo local
El 28 de octubre, el grupo local de Ecologistas en Acción Madrid adoptó en una asamblea extraordinaria la decisión de suspender a Santiago Martín Barajas de forma cautelar como miembro de la organización, lo que incluye su retirada de cualquier portavocía o de cualquier grupo de comunicación y coordinación de la asociación, de sus espacios físicos, así como el uso del nombre de la asociación en redes sociales. El colectivo madrileño señalaba que el activista ya había comunicado de manera previa a la asociación que iba a abandonar su actividad en Ecologistas en Acción hasta que se aclare todo lo sucedido.
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El protocolo
El 31 de octubre, Ecologistas en Acción daba a conocer la composición de su comité antiacoso formado por cuatro activistas de la organización ecologista, entre las cuales hay una mediadora, abogada especialista en violencia de género, y una psicóloga, también especialista en violencia de género. Este órgano cuenta asimismo con el asesoramiento jurídico y social de expertas feministas externas a la organización y tiene como objetivos el cumplimiento de la ley, la apertura de vías de escucha, el asesoramiento a víctimas de acoso sexual, la recabación de datos para la realización de un informe y la prevención de este tipo de comportamientos en el futuro, explicaban.
Además, anunciaban la creación de un buzón confidencial de solicitudes para la activación del protocolo contra el acoso sexual. “Queremos animar a todas las personas que puedan haber vivido o estén viviendo situaciones de violencia, a que confíen en el colectivo y denuncien, para poder tomar medidas al respecto”, afirman desde el comité.
La organización ecologista cuenta desde mayo de 2023 con un protocolo contra el acoso sexual y el acoso por razón de sexo en el trabajo, un protocolo de justicia restaurativa y una guía de cuidados, que han sido impulsadas por su Área de Ecofeminismo.
Un shock para Ecologistas
Carmen Duce Díaz es una de las coordinadoras de Ecologistas en Acción, que en 2023 renovó la lista de personas de su Secretaría Confederal y puso al frente una coordinación de tres mujeres: Duce junto a Sara Acuña Romero y Erika Gonzalez Briz.
Duce empieza poniendo en contexto la organización: Ecologistas en Acción es una organización horizontal con entre 170 y 200 grupos locales diversos y variados, y unas 40 personas empleadas en todo el estado con diferentes tareas y con diferentes tiempos de dedicación. Los militantes de Ecologistas, explica, lo son de su grupo local. Los encuentros más importantes para la organización son un Encuentro Confederal que se celebra cada tres años y junto a las asamblea anuales, mientras que en el día a día las decisiones recaen en los grupos locales y en la secretaría.
Carmen Duce diferencia entre dos cosas: por un lado, existe una denuncia en un juzgado en la que Ecologistas en Acción ni puede ni quiere ni debe intervenir. Pero, por otro, la denuncia incluye el testimonio de una mujer que dice llevar dos décadas como trabajadora de la organización sin que se hayan tomado medidas. “Si lo primero nos dispara las alarmas, lo segundo ya nos deja en shock”. Duce explica que la organización nunca ha recibido quejas por Martín Barajas y que nunca había tenido que poner en marcha el protocolo contra el acoso sexual y el acoso por razón de sexo que la organización tiene activo desde mayo de 2023.
Carmen Duce, asegura que Ecologistas en Acción no tenía constancia de los hechos que recoge la denuncia y que es la primera vez que se pone en marcha su protocolo antiacoso, que ha empezado ya a trabajar
Desde que se conoció la denuncia, “llevamos dos semanas de aprendizaje donde cada día hacemos una lectura nueva, una reflexión nueva, o tenemos un punto de vista nuevo”.
Carmen Duce responde sobre otro asunto: ¿sabía Ecologistas en Acción que esto estaba ocurriendo? Una segunda información de eldiario.es apuntaba que en una asamblea en 2022, una trabajadora pidió tomar medidas contra casos de acoso. Carmen Duce era de una de las asistentes a esa asamblea y explica: “La persona que interviene habla de acoso, pero no especifica a qué tipo de acoso se refiere; nos chocó un montón en ese momento”. Tras la asamblea, algunas personas hablaron con ella y, de manera más formal, hubo una reunión más adelante donde se llega a la conclusión de que ella hablaba de casos antiguos y lo que demandaba era la puesta en marcha de un protocolo, “pero no se llegó a formalizar ninguna denuncia concreta”.
El contexto Errejón
La denuncia contra Santiago Martín Barajas se conoció el jueves 24 de ocutubre a primera hora de la mañana. Pocas horas después, trascendía a los medios que Íñigo Errejón, exdiputado de Sumar, había sido señalado por varias mujeres por hechos que podrían constituir un delito contra la libertad sexual. Tras la publicación de un testimonio en la cuenta de Instagram de Cristina Fallarás, el político fue identificado por algunas mujeres. El 24 de octubre por la tarde, la actriz Elisa Mouliáa formalizaba una denuncia en un juzgado contra Errejón. La defensa de Mouliáa está recabando datos de otras mujeres para preparar una denuncia conjunta, según ha explicado esta semana.
El caso Errejón y su vertiginosa repercusión eclipsaban la denuncia contra el ecologista, pero ambos casos abren preguntas incómodas para las izquierdas, que enarbolan sin vergüenza la bandera feminista mientras dejan para más adelante una reflexión profunda sobre la violencia sexual. ¿Por qué existe la violencia machista en organizaciones que se dicen feministas? ¿Qué se hace para frenarla? ¿Cómo se puede denunciar la violencia sexual al mismo tiempo que pasa por debajo del radar en el seno de partidos y organizaciones de izquierdas? ¿Han seguido el mismo ritmo hombres y mujeres a la hora de identificar y nombrar la violencia sexual a lo largo de los debates de los últimos años, producidos en paralelo a la aprobación de la ley de libertad sexual?
“Hoy identificamos como violencia sexual actos que antes no identificábamos”, reflexiona Carmen Duce, que agradece al movimiento feminista y a los cambios legislativos sobre la violencia sexual que hayan posibilitado esa reflexión. Por eso “es doloroso reconocer que estamos dentro de una sociedad machista en la que hay ejes de poder y privilegio, que esos ejes existen en una organización en la que teorizamos y tenemos un análisis de las estructuras del poder y del privilegio”.
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Ya está enterrada esta noticia, pero quiero ayudar a un amigo tan cabreado como yo, que me manda este comentario:
¡Hostias, menuda primicia!
Diría que es decepcionante la dilación a la hora de abordar este asunto, pero conociendo las estrechas relaciones entre este medio y EeA no me extraña en absoluto.
Sobre los protocolos de EeA respecto al acoso no hace falta mucho decir, nadie en su sano juicio, que conozca desde dentro la cúpula Confederal sería tan ineptx y bisoñx como para denunciar nada ante un órgano de dicha organización, está más que comprobado que solo sirve como cortafuegos y para desalentar las denuncias, además de señalar a quien denuncie. Ha ocurrido en muchas ocasiones, se utiliza como un arma de la cúpula encastillada para acabar con la más mínima disidencia. Quien es conocida dentro del ámbito Confederal por el apellido de un italiano de nombre Benito solo ha salido a echar balones fuera, a intentar reducir el descrédito que esto esta produciendo en la organización.
Los comportamientos babosos de SMB son de sobra conocidos por la organización, se le han permitido por tratarse de una vaca sagrada, y no sólo esto, si no también prácticas poco éticas y un poder omnímodo, contar con su apoyo significa trepar en la estructura confederal y caerle en desgracia es convertirse en apestadx. Esas mismas prácticas e inercias se dan en gran parte de la cúpula, además de un insoportable nepotismo y amiguismo, más propios de una organización mafiosa que de una que se denomina horizontal y ecofeminista. Las etiquetas autoasignadas, vaciadas de contenido y pervertidas por la praxis son la seña de identidad.
Soy militante de base de EeA, hablo de primera mano, nadie me lo tiene que contar, yo misma he sufrido los ataques furibundos de la cúpula y la condena al ostracismo por señalar a personajes como SMB, al que nadie se atrevía a señalar, por miedo a las consecuencias.
Tremendo ejercicio de hipocresía el de la Secretaría Confederal, que finge sorpresa ante un secreto a voces, e imposta una honda preocupación por comportamientos que conoce y réplica.
Lo que les genera "consternación" no son los hechos en si, si no que hayan salido a la luz, que no se hayan usado los canales internos en los que habrían podido tapar el asunto, como ya han hecho en otras ocasiones, por ejemplo tras la denuncia de Esperanza Uralde, a la que acallaron convenientemente.
Solo caben dos salidas, o una catarsis interna que acabe con la endogamia en la cúpula, sus manejos y abusos de poder, o la desaparición de la corrupta estructura.
El poder corrompe, y las dinámicas endogámicas y despóticas de una oligarquía sita en Madrid han acabado en putrefacción.
Se me ha censurado un comentario al respecto de esta noticia, me sorprende que se censure sin dar ninguna explicación.
Me parece algo raro que esta noticia, que ha llegado muy tarde a este medio también se haya descolgado de la página con gran celeridad, apenas ha aguantado dos días.
No parece haber mucho interés en este turbio asunto y sus ramificaciones por parte de este medio.
Cuando salgan las noticias de las múltiples corruptelas, abusos y pactos de silencio que se producen en EeA no podrán decir que no se había advertido, y no os quepa duda que terminarán saliendo a la luz aunque no sea este medio el que se atreva a publicarlas.
El relato de esta agresión y su denuncia está a años luz de lo publicado sobre Errejón. Y sin embargo el trato en los medios ha sido el que ha sido... yo también he solicitado mi baja.
Hace ya una semana, Julio Fernández Peláez, en su artículo "Saquen la basura, por favor" (publicado en Rebelión), se refería a este detestable asunto.
Como ha sucedido en el "caso Errejón", todo indica que también aquí se ha querido mirar para otro lado y guardar silencio.
¿Ya era hora, no?. A buenas horas, mangas verdes. Esta información, sin aportar nada nuevo, podría haberse publicado hace casi 15 días. El que un medio como El Salto se lo mire y mire antes de reaccionar, es muy, pero que muy significativo. Ya solicité el otro día mi baja como socio.
Es humillante para las víctimas tener que contar y recordar con detalle la agresión para que la denuncia prospere. Tanto avance tecnológico y estudios neurocientíficos para el marketing y después no los aplican a casos traumáticos de violencia sexual. Con el pastizal que se gastan en conocer el comportamiento humano y nadie ha diseñado un protocolo donde se analice el patrón neuronal del agresor y luego si hace falta también de la víctima.
Empecemos por desmantelar la estructura sistémica de todo,en este caso, sobre todo la judicial.Luego ya nos centraremos en estudios.Además,ya le digo por adelantado,los patrones conductuales son APRENDIDOS.Dele una vuelta a cúal es su prioridad.Para finalizar,si me permite,le especifico que neuronal es como decir patrón químico,no tiene nada que ver,en la sinapsis neuronal operan tipos de variables que no tienen nada que ver.Dejen de ensalzar el estudio de la mente humana como la panacea de la solución.Fácil,se llama PATRIARCADO.
Empecemos por desmantelar la estructura sistémica de todo,en este caso, sobre todo la judicial.Luego ya nos centraremos en estudios.Además,ya le digo por adelantado,los patrones conductuales son APRENDIDOS.Dele una vuelta a cúal es su prioridad.Para finalizar,si me permite,le específicó que neuronal es como decir patrón químico,no tiene nada que ver,en la sinapsis neuronal operan tipos de variables que no tienen nada que ver.Dejen de ensalzar el estudio de la mente humana como la panacea de la solución.Fácil,se llama PATRIARCADO.