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Ecologismo
“Nuevo Don Tello” y la barbarie ecocida
Ayer conocimos, gracias a la investigación de El Salto Extremadura, el derroche de agua que supondría la construcción del megaproyecto “Nuevo Don Tello”, una ampliación del campo de golf y club de campo situado entre Mérida, Don Álvaro y Alange. La “Smart City”, según lo anunciado, ocupará un total de 1.700.000 metros cuadrados donde habrá hotel, centro comercial y apartamentos turísticos; una urbanización lujosa hecha expresamente para la minoría adinerada que frecuenta la zona y practica el golf.
Extremadura
Sequía y campos de golf El campo de golf de Mérida consumiría al día más agua que el 75% de los municipios extremeños
Tal y como se explica en el artículo de El Salto, el consumo diario del campo de golf equivaldría al agua utilizada por 23.000 estudiantes de escuela, 20.000 pacientes de hospital, el 14% del consumo diario de agua de la ciudad de Mérida o, tal y como se remarca en el titular de la noticia, más cantidad de agua que el 75% de los pueblos de Extremadura. Una absoluta aberración.
A las puertas del verano, con los efectos del cambio climático desplegando sus múltiples perjuicios (sequía, degradación del agua, pérdida de cosechas, producción agrícola en riesgo...), urge repensar el modo en que distribuimos y utilizamos los recursos naturales. Dar una respuesta político-económica alejada del paradigma y de la lógica neoliberal, agravante de una situación cada vez más insostenible.
La “sostenibilidad” y las resignificaciones neoliberales
En un contexto de emergencia climática como el actual, los campos de golf representan un reparto de los recursos naturales profundamente desigual. Es una cuestión política, incluso moral, que refleja las prioridades de las clases dirigentes y la reinvención del capitalismo financiero, astuto y diligente a la hora de maquillar megaproyectos ecocidas con conceptos amables y pretendidamente “respetuosos” con la naturaleza. “Sostenible”, “Inteligente”, “Verde”, “Circular”... no son más que nuevas estrategias de marketing urbano, resignificaciones neoliberales objetivadas en justo lo contrario a lo que necesitamos: desacelerar y decrecer.
Crisis climática
Crisis climática Fondos de inversión que “luchan” contra la crisis climática y financian a las petroleras
Las “ciudades inteligentes”, como explica el profesor José Mansilla, enmascaran, “bajo una apariencia tecnológica, positiva y humanista [...] el control del espacio por parte del Capital”; los megaproyectos son un “epítome neoliberal y ejemplo fundamental de la colaboración público-privada, haciendo necesario presentar ésta como una alternativa no solo deseable, sino necesaria. Un inmenso despliegue de recursos simbólicos —¿quién no quiere vivir en una ciudad inteligente?—, e ideología que se presenta como la necesaria guarnición a la hora de llevar a cabo tales políticas.”
El lujo privado, la ostentación y el privilegio no tienen hueco en la crisis ecológica
Evidentemente, el cambio climático no se resuelve cerrando únicamente los campos de golf, pero se trata de una cuestión de coherencia. El deber de los poderes públicos es el de abordar explícitamente las desigualdades sociales en situaciones críticas como la actual. Somos conscientes de que el consumo de agua de los campos de golf es significativo, sangrante. Pero también es cierto que ni de lejos es el mayoritario.
Medio ambiente
Basurero industrial Vuelve la amenaza del macrovertedero en Salvatierra de los Barros
Aun así, dejar que se sigan malgastando litros y litros de agua mientras se imponen restricciones en muchos pueblos de Extremadura es, además de ilógico y profundamente injusto, contraproducente, ya que esta hipocresía genera rechazo, frustración y enfado sobre las medidas que intentan abordar la urgente transición ecológica. No hay lugar para la ostentación y el lujo de unos pocos frente a la precariedad de la mayoría de las clases populares. Neguémonos a los oasis artificiales que atentan contra la naturaleza. A los proyectos magnánimos con una minoría. Al divertimento de unos pocos a costa del sufrimiento de todos y todas.
No son los campos de golf, es la reforma agraria
Sin duda, el grueso de la discusión sobre el uso del agua en la sequía actual se encuentra en la manera de enfocar la emergencia climática y el actual modelo agroalimentario de Extremadura. El golf es el dedo; el beneficio económico de los de siempre a costa de la base material y ambiental de nuestro entorno, las prácticas totalitarias de las eléctricas, el modo de producción, el posible desabastecimiento futuro de los habitantes de nuestras comarcas, la vulneración e incumplimiento de la legislación medioambiental, el atentado contra los intereses de la mayoría... la luna.
Agricultura
Reforma Agraria para alimentar Extremadura
La reforma agraria en Extremadura es urgente y la propuesta concreta debe pasar por asegurar el acceso a la tierra a la población extremeña, o de cualquier procedencia, para poder instalarse en una región desangrada por la emigración.
Macroproyectos, minas a cielo abierto, extractivismo, ganadería intensiva, macrovertederos, parques eólicos gigantes, Almaraz, Valdecañas, Elysium, Nuevo Don Tello... la dirección contraria a lo que necesitamos.
Urge, por tanto, una reforma agraria y una planificación ecosocialista. Redistribuir la propiedad de la tierra, garantizar los derechos laborales de sus trabajadoras, aplicar técnicas de cultivo agroecológicas que nos permitan reducir el uso de recursos naturales, adaptarnos a la crisis climática, poner freno a la acumulación y la práctica mercantilista. Socializar la tierra y adecuar el sistema alimentario al calentamiento global. Un giro de 180 grados.
Modelo productivo y planificación ecológica. Ecosocialismo o barbarie
No estamos ante algo puntual, sino sistémico y sistemático. Es la lógica capitalista, el método neoliberal. El ecocidio es la mayor de nuestras amenazas y la solución es incompatible con parches y remiendos que parecen cambiar todo pero que no transforman nada de nada.
No estamos ante algo puntual, sino sistémico y sistemático. Es la lógica capitalista, el camino neoliberal. El ecocidio es la mayor de nuestras amenazas
Necesitamos tomarnos muy en serio el problema y aplicar soluciones a corto plazo, pero también fijar los andamios para las soluciones a medio y largo. Eso pasa por replantear el modelo productivo de Extremadura, por aplicar una planificación ecológica al conjunto de nuestra economía. Los campos de golf nos permiten abrir la conversación al respecto y poner en el centro del debate el fondo del asunto.
Sequía
Sequía Iberdrola vuelve a vaciar pantanos en Extremadura para producir electricidad en mitad de la sequía
Al contrario de quienes proponen reformas estéticas y resistencialismos vacuos, es el momento de caminar hacia el horizonte ecosocialista. Eso requiere valentía y decisión: plantear la expropiación de tierras, acabar con la ganadería industrial y las macrogranjas, así como con los oligopolios que controlan la cadena agroalimentaria; nacionalizar y socializar los sectores estratégicos para la transición que necesitamos; garantizar recursos para poder tener una vida digna; y, también, negarse a colaborar con quienes aplican la barbarie y abanderan políticamente los megaproyectos que nos amenazan. No reside el cambio en quienes pactan o blanquean a los destructores de la naturaleza.
Al contrario de quienes proponen reformas estéticas y resistencialismos vacuos, es el momento de caminar hacia el horizonte ecosocialista
En resumen: desmercantilizar, democratizar y trabajar sin denuedo en políticas transformadoras. Para avanzar con criterios sociales y ecológicos hay que alejarse de la competencia económica y los beneficios individuales. Esto implica, como condición sine qua non, salirse de la disciplina de mercado y la maximización del beneficio. Frente a la privatización de nuestras vidas, planificar para todos, para todas, o para nadie.
La ONU exige instalaciones básicas de agua, democratización del sistema, disponibilidad para todas y garantía del derecho a ese servicio elemental. Insta a los estados a velar por el cumplimiento de estas demandas. La planificación ecosocialista no es un maximalismo ni retórica revolucionaria, es simplemente el comienzo recomendable. Porque estamos en un momento donde, como dice Brais Fernández, “abolir la propiedad privada de los medios de producción y planificar ecológicamente la economía pueden parecer consignas extemporáneas en este contexto de miseria ideológica, pero tan solo son puntos de partida para evitar el desastre al que nos conduce la lógica capitalista”. El tiempo apremia.