Derechos reproductivos
Carta de una médica a los colegios de médicos que rechazan la violencia obstétrica: “Es preocupante su negacionismo”

La médica y directora del Instituto de Salud Mental Perinatal Ibone Olza responde al comunicado del CGCOM que niega que este tipo de violencia exista en España. Otros profesionales se han desmarcado también del pronunciamento de los colegios de médicos.
Hospital Materno La Paz
Hospital La Paz David F. Sabadell
27 ago 2021 12:50

“Llevo más de veinte años atendiendo a madres, bebés, niños y familias que han sufrido partos traumáticos. En estos cuatro lustros he podido profundizar en la clínica y tratamiento del trastorno de estrés postraumático tras el parto, así como en otras secuelas de la violencia obstétrica, entre las que también hay que nombrar el dolor y trauma vicario de las profesionales que la presencian o se ven obligadas a ejercerla”.

Así empieza la carta que Ibone Olza dirige al Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos (CGCOM) al que pertenece el Ilustre Colegio Oficial de Médicos de Madrid (ICOMEM), del que es médica colegiada. Su escrito responde a la nota de prensa publicada el 13 de julio por el Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos (CGCOM) donde niegan que exista la violencia obstétrica en España.

Olza es licenciada en Medicina y Cirugía por la Universidad de Navarra, doctora en Medicina por la Universidad de Zaragoza y especialista en Psiquiatría. Además, es directora del instituto de Salud Mental Perinatal e investigadora y colabora actualmente con la Organización Mundial de la Salud en la elaboración de las nuevas recomendaciones de atención al posparto, así como en un proyecto de la Unión Europea dedicado a investigar en torno al parto traumático.

En la carta publicada en su blog este jueves, explica que su posicionamiento parte de una experiencia que la ha llevado a escuchar y atender a miles de madres, tanto en la red pública como de forma voluntaria o privada, y a cientos de padres, así como a numerosos profesionales sanitarios. 

“Me parece falta de rigor y fundamento, alejada de la realidad y, en resumen, muy lamentable”, dice sobre la nota de prensa publicada por el CGCOM como respuesta a una serie de encuentros promovidos por el Ministerio de Igualdad para iniciar un debate que contribuya a reformar la Ley de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo e incluir la violencia obstétrica como una forma de violencia de género. 

Olza concreta algunos de los puntos que considera problemáticos del pronunciamiento de los colegios de médicos. Así, pide a los promotores del comunicado donde los médicos rechazan el concepto de violencia obstétrica que “lean los informes de Naciones Unidas y la OMS al respecto para comprender que el maltrato y el abuso a las mujeres en el parto (más conocidos como violencia obstétrica) no son algo alejado de la realidad asistencial, sino, como OMS y ONU han señalado, un problema generalizado y global”. 

Ibone Olza: “Negar que el maltrato y el abuso en el parto existen y generan patologías en las mujeres como el TEPT posparto sitúa a la Organización Médica Colegial fuera de la evidencia científica”

Además, afea a los colegios de médicos que no hayan consultado a los médicos colegiados que conocen a fondo la violencia obstétrica. “Tal vez no haya muchos obstetras (aunque los hay, y muy valientes) pero si preguntan a psiquiatras, pediatras o médicos de familia, es probable que encuentren muchos más, porque estamos más acostumbrados a ver las consecuencias de la violencia obstétrica a medio y largo plazo en la salud de madres y bebés”, indica. Entre esas secuelas, Olza menciona algunas de tipo psiquiátrico, como el trastorno de estrés postraumáutico (TEPT) posparto o las denunciadas por fisioterapeutas especializados en suelo pélvico también conocen bien las secuelas físicas del trauma innecesario en el periné típicas de la violencia obstétrica.

Sobre la preocupación del CGCOM por la supuesta alarma social que crea el abordaje de la violencia obstétrica, responde que “lo preocupante es su negacionismo de la violencia obstétrica, dado que ni siquiera se han molestado en investigar o consultar a expertas”. Además, la médica recuerda que las investigaciones más recientes en nuestro país confirman que la violencia obstétrica es una realidad altamente presente y Naciones Unidas ha condenado a España por ello en febrero de 2020.

“Negar que el maltrato y el abuso en el parto existen y generan patologías en las mujeres como el TEPT posparto sitúa a la Organización Médica Colegial fuera de la evidencia científica y rigurosidad médica que pretenden y deben defender y fomentar”, concluye.

Respuesta de las organizaciones profesionales en Catalunya

Desde que el CGCOM publicara su nota de prensa, son varias las reacciones que han pedido a esta entidad reflexionar sobre su rechazo frontal a reconocer este tipo de violencia. 

El 29 de julio el Consejo de Colegios de Médicos de Cataluña (CCMC) y la Sociedad Catalana de Obstetricia y Ginecología (SCOG) y se desmarcaron del “rechazo” que expresa el CGCOM. Estas organizaciones reconocen que el uso del término “violencia obstétrica” despierta miedos en la mayoría de los profesionales de la salud “en la medida en que sugiere intencionalidad y voluntad de ejercer violencia hacia las mujeres”.

Esos miedos, ahondan, se concretan en la posibilidad de que “la asimilación jurídica de la violencia obstétrica con la de violencia de género pueda implicar la criminalización de profesionales bajo normas previstas para situaciones dolosas que no son específicas de la actuación profesional”. Estas entidades recuerdan que los procedimientos punibles por mala praxis ya tienen previstos sus propios mecanismos reguladores y sancionadores.

El Consejo de Colegios de Médicos de Cataluña y la sociedad Catalana de Obstetricia y Ginecología reconocen el miedo que el concepto genera entre profesionales, pero piden superar el rechazo y que prevalezca el espíritu de autocrítica

Sin embargo, su comunicado reconoce que “a pesar de la incomodidad que el término violencia obstétrica pueda generar”, el concepto está reconocido y, de hecho, la Generalitat de Cataluña ha regulado y definido su significado en la ley 17/2020, del 22 de diciembre, de modificación de la Ley 5/2008, del derecho de las mujeres a erradicar la violencia machista. “Conviene, pues, superar el rechazo que el término provoca de inicio para captar su significado real y ser capaces de entrar en el debate de las cuestiones de fondo”, explican.

“Nuestra profesión se caracteriza por la voluntad de revisión y autocrítica constantes y, por ello, también debe estar abierta a revisar la mirada hacia los procesos reproductivos”, indican, para mostrarse abiertos a participar en el debate abierto en julio por el Instituto de las Mujeres: “La SCOG y el CCMC expresamos nuestro compromiso, empatía y respeto hacia las mujeres y sus valores, que son el verdadero motor de esta acción transformadora”.

Matronas: la violencia obstétrica es violencia de género

También la Federación de Asociaciones de Matronas de España (FAME) se pronunció al respecto en un comunicado el 19 de julio, donde asegura que la existencia de la violencia obstétrica en España está demostrada y “se seguirá ejerciendo violencia obstétrica si no actuamos de forma contundente y firme”.

FAME pide “que todos los profesionales implicados en la obstetricia atajemos de raíz el problema” y advierte de que este tipo de violencia ha sido reflejado en varios informes, entre los que cita los documentos Prevención y erradicación de la falta de respeto y el maltrato durante la atención del parto, realizado en 2019 por la Relatora Especial sobre la violencia contra la mujer de las Naciones Unidas; la Resolución 2306 de 2019, del Consejo de Europa o la Estrategia de la Unión para la igualdad de género, del Parlamento Europeo.

Las matronas subrayan la conveniencia de abordar este tipo de violencia desde el marco de la violencia de género, ya que la violencia obstétrica se ejerce contra los derechos humanos de las mujeres por serlo 

Las matronas subrayan la conveniencia de abordar este tipo de violencia desde el marco de la violencia de género ya que la violencia obstétrica se ejerce contra los derechos humanos de las mujeres por serlo y va contra su dignidad e integridad, con el agravante de la especial vulnerabilidad que se da en las circunstancias que rodean a la reproducción, aseguran en alusión a la conceptualización de la UNESCO.

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En nuestra cultura occidental, la sexualidad está asociada al placer y el parto al dolor. Parto y sexualidad no son dos palabras que acostumbremos a ver juntas. Esta es la herencia bíblica que nos queda del castigo divino: “Parirás con dolor”.
Teresa G
31/5/2022 9:58

Dos libros imprescindibles recien publicados a este respecto:

Partos arrebatados https://www.viruseditorial.net/es/libreria/fondo/8250/partos-arrebatados

La represión del deseo materno y la génesis del estado de sumisión inconsciente https://cauac.org/libros/la-represion-del-deseo-materno-y-la-genesis-del-estado-de-sumision-inconsciente/

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Tunigu
29/8/2021 11:27

Soberbia, violencia, impunidad, narcisismo de grupo... Que este artículo se haga eco de semejante aberración, que lo haga con el respaldo de una médica, que se haga pública la violencia, sí violencia, de los médicos, es un paso de gigante. Este es un problema social de primer orden, además de por la violencia que se ejerce y la impunidad con que se hace, por la absoluta indefensión de quienes la padecen, lo es por la asunción de superioridad moral que se otorga al médico.
Donde hay poder hay arbitrariedad, donde hay poder hay impunidad, donde hay poder hay sufrimiento.
Todo requiere límites, de lo contrario se cae en la hybris, que activa a Némesis, la venganza de los dioses, el exceso castigado.
La hybris médica la está sufriendo el más vulnerable, el que no tiene poder en el mercado de la violencia, porque eso y no otra cosa es el mercado, y la medicina se ha convertido en una mercancía y curiosamente, el enfermo ha advenido mercancía para el médico, pero como el mercado surte de tanta cantidad de enfermos, no hay cuidado en quedarse sin mercancía.

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