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Deportes
Quiero que seas como Beckham
11.00 de la mañana. Un niño entra a destiempo en un terreno de juego. El árbitro le expulsa. La madre insulta al colegiado, que tiene cara de no haber cumplido la mayoría de edad. La grada jalea y protesta. 12.15 de la mañana. Una niña se sienta en el banquillo tras el cambio de su entrenador. Su padre se enfada, llama inútil al joven y vocifera junto a demás amistades del mal devenir del encuentro. 12.20hs de la mañana. A pocos kilómetros, un padre corrige a voces a su hijo mientras este compite, otro grita a la rival de su hija para que falle.
Todas las situaciones son inventadas. No son reales ni las horas ni los supuestos, pero seguro que le son familiares. Igual han visto un vídeo por Internet, es probable que hayan estado en una instalación deportiva y lo hayan vivido con otras caras, con otros sexos, con otras horas. Cualquier parecido con la realidad no es una coincidencia. Coincidimos siempre en que son situaciones a erradicar, comportamientos bochornosos, que nos avergüenzan y que acaban con cualquier espíritu deportivo y, sobre todo, del deporte de formación, donde no hace falta especificar viendo la nomenclatura cual es el objetivo principal de esas ligas y pruebas.
Cualquier parecido con la realidad no es una coincidencia. Coincidimos siempre en que son situaciones a erradicar, comportamientos bochornosos, que nos avergüenzan y que acaban con cualquier espíritu deportivo
La primera vez que fui a una competición JUDEX con mi hijo, tenía 7 años él, nos recibieron con un discurso claro y conciso: vienen a jugar y a aprender, vienen a convivir y disfrutar. Lo importante es que hagan amistades, se vayan con ese recuerdo y quieran volver. Aquí da igual el resultado. No publicaremos cuántos puntos suman. En la final, habrá pódium, pero todo el mundo tendrá su medalla. Esto es deporte de formación. Valores, compañerismo, aprender, olvidar el resultado. En cualquier curso para técnico deportivo en fase inicial escucharás también esas premisas.
Deportes
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Esas palabras resuenan en cada pista, en cada carrera, en cada pabellón y en cada vestuario cada sábado y domingo y las escuchamos miles de padres y madres, centenares de familias que acudimos a distintos eventos con la ilusión de ver sus sonrisas, su sudor y sus ganas de superarse y su entusiasmo al comprobar que cada día hacen una cosa mejor que la anterior semana. El juego como principio y fin, el deporte en su máxima expresión, en su naturaleza plena, con la salud tanto física como mental y social en el punto de mira.
El juego como principio y fin, el deporte en su máxima expresión, en su naturaleza plena, con la salud tanto física como mental y social en el punto de mira
Todo ese espíritu, todas las lecciones que hemos ido inculcando socialmente durante décadas quedan dinamitadas por una, a mi juicio, disparatada idea que pretende premiar con 500€ a menores entre 7 y11 años por la “excelencia” deportiva. ¿Qué será la excelencia deportiva a los 7 años de edad?
El DOE, ese documento tan áspero pero clarificador, no especifica mucho. Una nueva edición de nuestro diario oficial amplía la convocatoria de los Premios “Diputación Contigo”, hasta ahora destinada a edades tan dispares como las que comprenden los 12 y los 22 años (otro día abordamos este debate). La Junta amplía los galardones con un nuevo reconocimiento que premiará la “excelencia” en las edades comprendidas entre los 7 y 11 años. El nombre de los premios no deja lugar a la imaginación: “Extremadura Impulsa” busca impulsar la competitividad entre menores de 7 y 11 años. Compite, gana. Sin tiempo de reacción, a la cabeza se me viene esa ya icónica escena de Los Simpson “¿Es que nadie va a pensar en los niños?”
Sin tiempo de reacción, a la cabeza se me viene esa ya icónica escena de Los Simpson “¿Es que nadie va a pensar en los niños?”
¿Cuáles serán los beneficios, que dudo que haya, de ir premiando los resultados de una niña de 8 años, de tu hijo de 7 a nivel nacional o internacional? Es curioso porque este “Modelo Brunete” tiene poco recorrido ya que la mayoría de las Federaciones Deportivas no cuentan con torneos en estas edades más allá de sus fronteras territoriales. ¿El motivo? Pues que, entre 7 y 11 años, la excelencia deportiva es un oxímoron, dos palabras que chocan a esas edades, que no sólo no se buscan sino de las que hasta se huye. Y a partir de esas edades lo que se intenta es mantener asociada la competición con experiencias vitales de aprendizaje y convivencia.
Entre 7 y 11 años, la excelencia deportiva es un oxímoron
Tal es así, que hasta muchos de los llamados grupos de detección de talento no comienzan a actuar antes de los 9-10 años. Y su labor, aunque tiene en cuenta resultados, se evalúa también fuera de las competiciones y desde un carácter lúdico y de competencias que no de competiciones. Mirando capacidades más allá de la experiencia competitiva que, a veces, es rehuida por el propio deportista o su familia. En el deporte, ganar es simplemente una anécdota.
Todo podría quedar en una ocurrencia sin mayor importancia, una inversión de 3.000€ sin mayor repercusión, si no fuera por el hecho de que puede tener graves consecuencias. Con 7 años ya orientas expectativas de resultados y casi laborales, condicionas la elección de deportes y, en una etapa en la que la recomendación es practicar y probar el mayor número de modalidades y disciplinas posibles, se tiende a la especialización para obtener resultados, reconocimiento y la dichosa beca.
Que esto sea así favorecerá el hartazgo, el cansancio, el estrés y la imperiosa necesidad de cumplir con esas esperanzas, de no decepcionar. Restará libertad y, sobre todo, reducirá tiempos de infancia. Tendrá intereses de adultos con 7, 8, 9 años. Qué difícil gestionar tal cúmulo de emociones en tan temprana edad, cuántas frustraciones creará, sobre todo, si aquel cheque pierde color según se vaya creciendo, según otros y otras progresen, según se vayan igualando los cuerpos al aumentar la edad.
Que esto sea así favorecerá el hartazgo, el cansancio, el estrés y la imperiosa necesidad de cumplir con esas esperanzas, de no decepcionar. Restará libertad y, sobre todo, reducirá tiempos de infancia
Hablaremos de generación de cristal, demonizaremos sus problemas mentales, diremos que no soportan la frustración y eludiremos la culpa. Cada vez, más juguetes rotos con tan solo 16 años porque con 8 te dijeron que eras el mejor, que impulsaban tu excelencia, hasta te pagaron 500€ y hoy no llegas a las finales de tu categoría. La impaciencia es tal que el mundo te exige ser Lamine Yamal, Adriana Cerezo o Alberto Ginés, un talento que explota temprano. La realidad es que son casos excepcionales y que el camino es complejo, empedrado, desigual, nada uniforme y que, según la ilusión va tornando a presión o a peores resultados, conlleva al abandono. Porque cuando el resultado es el objetivo, los beneficios del deporte se abandonan si no los conseguimos. El resultado, en el mejor de los casos, será siempre una consecuencia.
“Premios impulsa”, que impulsan la competitividad y no la práctica de la actividad física deportiva, que ponen trabas a la difícil tarea de estimular talento y creatividad, adaptar el significado de la competición y, al mismo tiempo, reducir presiones y bajar los humos, tanto de la criatura como de su padre o su madre, a quienes nos sermonean constantemente (y con razón) para que, si no vamos a animar, callemos.
“Premios impulsa”, que impulsan la competitividad y no la práctica de la actividad física deportiva, que ponen trabas a la difícil tarea de estimular talento y creatividad...
Imagínate ahora esa grada en la que padres que quieren que sus hijos sean como Messi o Alexia (o Beckham, que diría la película) entienden que por culpa del entrenador su hija de 10 años puede perder un reconocimiento de alto rendimiento y un cheque de 500€. Imagínate a ese entrenador (de la vieja escuela, que se suele decir) que pone sus esperanzas en que un chaval 8 años explote su talento y así su nombre pueda aparecer relacionado al éxito de su cantera.
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Qué lejos está el éxito del deporte de formación de los grandes resultados. Una buena cantera es la que consigue mantener a un mayor número de deportistas desde que empieza hasta que su etapa de formación, con los 18 años ya en el horizonte, finaliza. Por favor, pongan sus euros en esa cesta, en la de saber cómo hacer para que a los 14, 15 años desistan, lo dejen, pierdan el hábito y la esperanza, consideren el deporte un ocio prescindible para orientar su carrera laboral. Incluso, si se tercia, a lo mejor es entonces la edad, y no antes, en la que igual se puede pensar en tu deporte como una futura salida profesional y nunca con la urgencia de que o ganas ya o jamás valdrás.
Hay talentos que cuestan más tiempo en forjar o brotar. Pero, el resultado, no es lo importante. Siempre será una consecuencia de mantener el deporte como un hábito social, de convivencia y aprendizaje, de salud física y mental.