Cuidados
¿De qué hablamos desde los feminismos cuando hablamos de cuidados?

Es una pregunta difícil. Son muchas las definiciones del cuidado manejadas desde los feminismos, tantas como las corrientes desde las que se ha abordado el cuidado.
Horas extra
Las mujeres realizan horas extraordinarias en el trabajo y en casa. David F. Sabadell
Economistas Sin Fronteras
23 abr 2021 07:00

En una obra de 1993, Joan Tronto define el cuidado como “una actividad característica de la especie humana que incluye todo lo que hacemos con vistas a mantener, continuar o reparar nuestro ‘mundo’, de tal manera que podamos vivir en él lo mejor posible. Este mundo incluye nuestros cuerpos, nuestras individualidades [selves] y nuestro entorno, que buscamos tejer juntas en una red compleja que sostiene la vida”.

Es una definición amplia y, por ello, interesante y de gran potencial. Sin embargo, partir de una definición extensa, plantea un reto: si no la concretamos puede dejar de ser operativa, dejar de ser manejable y, por tanto, dejar de ser útil. Por ello, voy a intentar desgranar, concretar y aterrizar el cuidado en aspectos y dimensiones específicas.

Conceptualmente considero importante diferenciar tres dimensiones, aunque en el día a día resulte imposible desligarlas: material-física, subjetiva-relacional y política.

Dimensión material-física: el cuidado como trabajo

Poner el foco en la dimensión material y física del cuidado implica definirlo como trabajo. El cuidado es un trabajo que consume tiempo y energía. Más adelante profundizaré en ello. Antes, quiero resaltar que la dimensión material del cuidado engloba todas aquellas actividades que es necesario llevar a cabo para cubrir las necesidades físicas o fisiológicas de las personas: dar de comer, vestir, asear, pero también todo aquello que hay que hacer para poder dar de comer, vestir, asear…. Esto es, hay que cocinar, lavar la ropa, limpiar el baño… Por tanto, cuando hablamos de la dimensión material del cuidado, hablamos también del trabajo doméstico. Es importante diferenciar trabajo doméstico y cuidado, pero teniendo en cuenta y subrayando que es necesario hacer trabajo doméstico para poder prestar cuidado. Así, algunas autoras feministas definen el trabajo doméstico como “precondición del cuidado” o “cuidado indirecto”.

Algunas feministas señalan acertadamente que diferenciar trabajo doméstico y cuidado implica un “sesgo primermundista”

En muchas partes del mundo, además, antes de cocinar o limpiar la ropa, por ejemplo, hay que ir a por agua. Este tipo de trabajos que se han llamado “de subsistencia”, también son necesarios y forman parte del cuidado. Por ello, algunas feministas señalan acertadamente que diferenciar trabajo doméstico y cuidado implica un “sesgo primermundista”. Entonces, ¿por qué hacerlo? Porque al diferenciarlos aflora la tercera dimensión del cuidado: la política, la de las relaciones de poder y la de los privilegios. Se entiende más fácil con dos preguntas:

Primera: ¿cómo se incorporan los hombres al cuidado? ¿Qué parte desempeñan? Investigaciones sobre el reparto del trabajo doméstico y el cuidado en parejas heterosexuales, concluyen que los hombres se implican sobre todo en el cuidado lúdico y comunicativo. Algunas mujeres que hemos entrevistado en el marco de dichos estudios afirman que sus parejas pasan más tiempo que ellas con las criaturas, porque juegan más que ellas. Tal implicación, además, se valora muy positivamente. No obstante, en estos casos, ¿quién pone la lavadora para que tenga el chándal limpio? ¿Quién la tiende y dobla la ropa? ¿Quién baña a la criatura o le prepara la merienda? ¿Quién limpia el baño?

Segunda pregunta: ¿qué externalizamos cuándo externalizamos trabajo doméstico y cuidado? Esto es, cuando pagamos a otra persona por hacer este trabajo, ¿qué parte del trabajo delegamos? A menudo, se delega la parte material del trabajo que, y esto no es casual, es más rutinaria, más ardua y menos gratificante. ¿Podemos las madres blancas de países del norte global ejercer la maternidad de forma intensiva porque externalizamos parte del trabajo doméstico?

Dimensión subjetiva, relacional: el cuidado como ética

Cuidar supone estar atenta a cubrir las necesidades de la otra persona. Es una predisposición. Además, cuidar va más allá de la realización de una serie de tareas concretas. Tiene una dimensión humana que no puede aportar una máquina. Tiene que ver con el vínculo que se crea entre las personas. Se entiende mejor con un ejemplo del contexto actual de pandemia. Al estudiar el impacto de la covid-19 en el cuidado prestado en las residencias de personas mayores, las trabajadoras nos relatan que como medida de protección tienen que utilizar EPIs. Esto implica vestir mascarilla, guantes, buzos de plástico, pantallas… La imagen a la que nos remiten para describirlo es la de un astronauta. Narran las dificultades de desempeñar su trabajo en estas condiciones: tener que guardar distancia, ir vestida como en la NASA... “Ya no es lo mismo” dicen. Además, a menudo tratan con personas con problemas de audición, de vista, con demencia… Una enfermera señala que han aprendido a sonreír con los ojos.

El contexto de pandemia evidencia que es esencial prestar atención a la dimensión subjetiva-relacional del cuidado. Cuidar es crear vínculos, tener contacto humano

El contexto de pandemia evidencia que es esencial prestar atención a la dimensión subjetiva-relacional del cuidado. Cuidar es crear vínculos, tener contacto humano. Las trabajadoras y directoras de residencias constatan también el deterioro sufrido por muchas personas mayores a causa del aislamiento, porque el confinamiento en las residencias no se termina con el fin del estado de alarma.

Asimismo, el cuidado consta de una dimensión moral vinculada con el deber. Las mujeres, por nuestro aprendizaje de género, tenemos interiorizado que cuidar es nuestro deber y nos crea sentimiento de culpa no poder cuidar como y cuando se supone que debemos hacerlo. Muchas madres, por ejemplo, expresan el malestar que sienten al dejar a sus criaturas en la guardería.

Dimensión política del cuidado: denuncia y propuesta política

El cuidado está atravesado por relaciones de poder. No siempre se cuida por amor, ni con amor. El cuidado puede conllevar situaciones de maltrato o trato malo hacia la persona cuidada, pero también de explotación hacia quien lo presta. Además, el trabajo de cuidado no otorga reconocimiento social, ni monetario. Es un trabajo de veinticuatro horas, siete días a la semana, sin descanso. Cuidar de forma intensiva anula la capacidad de gestión del tiempo diario e impide disfrutar de un tiempo propio. Por ello, dedicarse al cuidado implica una pérdida de poder y de privilegios. Además, abordar el cuidado en nuestro contexto implica tratar, por lo menos, tres ejes de desigualdad.

El cuidado está vinculado con la feminidad y los hombres construyen su masculinidad distanciándose del cuidado, sobre todo de los trabajos más arduos y rutinarios

El primer eje de desigualdad es el de género: según las Encuestas de Empleo del Tiempo las mujeres realizamos en torno al 70% del trabajo doméstico y del cuidado. El cuidado está vinculado con la feminidad y los hombres construyen su masculinidad distanciándose del cuidado, sobre todo de los trabajos más arduos y rutinarios. Por ello, repito, es importante distinguir la dimensión material y subjetiva-relacional del cuidado.

El segundo eje de desigualdad es el de raza. Sale a la luz sobre todo en el marco de la externalización del trabajo doméstico y del cuidado. La externalización es posible porque se hace de forma precaria y, a menudo, en condiciones de abuso. Es difícil regular qué ocurre dentro de los hogares. Además, muchas mujeres que prestan cuidados de forma remunerada se encuentran en situación de irregularidad administrativa-jurídica en sus países de acogida. Para cuidar de una persona durante veinticuatro horas del día, siete días a la semana de forma digna, hace falta contratar a cinco personas. No hay familia que pueda sostenerlo. Por ello, desde los feminismos reivindicamos un sistema de cuidados público-comunitario. No obstante, hablar sobre externalización resulta también incómodo, porque nos interpela a las mujeres blancas y a nuestros privilegios. Muchas podemos avanzar en nuestras carreras profesionales o ejercer la maternidad de forma intensiva, como ya he señalado, a costa de otras mujeres, principalmente, mujeres migradas y racializadas. En este ámbito las feministas blancas de los países del norte global tenemos una asignatura pendiente: el cuestionamiento de nuestros privilegios.

El tercer eje desigualdad es el de la edad. Es interesante plantearlo en dos sentidos. Por un lado, porque hay un reparto desigual del trabajo doméstico y del cuidado entre generaciones: la población joven le dedica mucho menos tiempo que la adulta y la mayor. Y, por otro, porque durante la pandemia gran parte del discurso mediático y social se ha centrado en la criminalización de las residencias. Este hecho no es casual: está atravesado por el edadismo tan arraigado en nuestra sociedad. Tampoco es casual que la mayor parte de las usuarias de residencias y la mayor parte de las trabajadoras sean mujeres.

Resulta urgente avanzar hacia una distribución más justa y equitativa del cuidado, tanto en nuestros propios hogares, como a nivel social

Además de denunciar desigualdades, la dimensión política del cuidado es propositiva. Desde los feminismos llevamos años reivindicando la necesidad de poner la sostenibilidad de la vida en el centro y de asumir que la vulnerabilidad es una característica humana. Las relaciones humanas están basadas en la interdenpendencia. Por ello, resulta urgente avanzar hacia una distribución más justa y equitativa del cuidado, tanto en nuestros propios hogares, como a nivel social. El cuidado es una cuestión política, no es algo que debamos resolver de forma individual. El contexto de pandemia ha puesto de manifiesto que el sistema actual es insostenible. Urge avanzar hacia la construcción de un sistema público-comunitario universal de cuidado, que garantice el derecho a prestar y recibir cuidados de forma digna por todas las personas.

*Economistas sin Fronteras no se identifica necesariamente con la opinión de la autora y ésta no compromete a ninguna de las organizaciones con las que colabora.

Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Laboral
Derechos Laborales Las limpiadoras de la fábrica de San Miguel en Málaga, en huelga: “Eulen nos deja en la pobreza”
Las trabajadoras de limpieza industrial contratadas por Eulen en la fábrica de San Miguel en Málaga llevan varios días en Huelga ante una situación vulneración de sus derechos laborales.
Abusos a la infancia
Memoria del abuso El infierno es un grupo de WhatsApp
Otra voz para romper el silencio sobre los abusos a la infancia, para quebrar el miedo, para desafiar la sonrisa floja de la desmemoria intencionada y cobarde.
Política
Politica Gobernar por compasión
No se me ocurre descripción más descarnada, violenta y precisa de en qué se ha convertido lo que hoy llamamos política, que esta forma desdeñosa, humillante y peyorativa de referirse a la compasión.
#88106
24/4/2021 23:17

No te confundas. Cuidados es "ayudar a la gente a vivir" y trabajo es "forma de ganarse la vida".

Señorita Arcoiris, ¿qué es de su peripecia en los psiquiatras y psiquiátricos? ¿La cuidan o trabajan con usted?

0
4
#88042
23/4/2021 22:02

Cuidados? Será trabajo no remunerado, no? Para qué tanto rollo, para confundir? Que ya sabemos que es trabajar en casa, es decir, no estar en el mercado productivo.

2
9
Genocidio
Genocidio Eslovenia lanza el proceso de reconocimiento de Palestina y España e Irlanda lo harán este mes
El Gobierno habría fijado la fecha del 21 de mayo para hacer efectivo el reconocimiento del Estado palestino. Desde Sumar piden acortar los tiempos y hablan de “inacción”.
Genocidio
Genocidio Boicot a Eurovisión: porque las canciones no tapan genocidios
El próximo 11 de mayo se celebra el clásico Festival de Eurovisión, esta vez en la ciudad sueca de Malmö, en el que participa un país investigado actualmente por genocidio y que desde hace décadas comete crímenes contra la humanidad.
Palestina
Acampadas universitarias Primera victoria para la acampada propalestina de Barcelona
El claustro de la Universitat de Barcelona ha aprobado una moción de apoyo a Palestina que exige a los órganos de gobierno romper relaciones con universidades, institutos de investigación o empresas israelíes.
Investigación
Investigación Diez millones a dedo en cinco años: así pagaron Feijóo y Rueda la lealtad de la prensa afín con dinero público
Desde ‘La Voz de Galicia’ hasta el canal de extrema derecha de Javier Negre, los últimos dos presidentes de la Xunta de Galicia han repartido entre la prensa más acrítica con la gestión de sus gobiernos al menos 3.686 contratos sin concurso previo.
Educación pública
Huelga de profesorado 30.000 profesores de la Escuela Pública madrileña echan un pulso a Ayuso en el primer día de huelga
Cerca de 30.000 profesores y profesoras han marchado la tarde del miércoles como colofón a la primera jornada de huelga, de las dos convocadas para este mes. La próxima cita será el 21 de mayo.
Argentina
Argentina Las razones de la segunda huelga general contra Javier Milei
Las centrales obreras argentinas protestan este 9 de mayo contra la media sanción del Congreso al proyecto de la llamada “Ley Bases” que impulsa el presidente. El texto busca eliminar una enorme cantidad de derechos para la clase trabajadora.
Servicios públicos
Servicios públicos CC OO advierte del colapso de la atención al público de la DGT ante la falta de más del 50% del personal
El refuerzo de 150 trabajadores temporales (nueve meses) acaba en junio y apenas ha aliviado un servicio público que empuja a la ciudadanía a las gestorías, a posponer los exámenes de conducir y a dejar de trabajar, en el caso de los transportistas.

Últimas

Formación El Salto
Formación El Salto Fotoperiodismo y movimientos sociales: una mirada a las luchas desde abajo a través de un objetivo
La Escuela de Periodismo Crítico de El Salto ofrece su primer curso presencial, en el que abordaremos, de la mano de nuestros fotógrafos, cómo plasmar a través de la imagen movilizaciones y resistencias.
Desempleo
Reforma Podemos apoyará el nuevo decreto de subsidio al no incluir el recorte en la cotización para mayores de 52 años
Este acuerdo desatasca la Componente 23 para la recepción de fondos Next Generation y fue tumbado el pasado enero en el Congreso con los votos en contra de Podemos, PP, UPN y Vox.
Más noticias
Crisis climática
Nuevo hito climático El pasado mes fue el abril más caluroso jamás registrado
Con una temperatura promedio del aire en la superficie de 15,03ºC, el pasado mes fue 0,67ºC más caluroso que el promedio de dicho mes entre los años 1991-2020 y 0,14ºC más que el anterior récord, el de abril de 2016.
Opinión
Opinión El enemigo justo
Los jóvenes napolitanos han encontrado el camino correcto, no desde el antifascismo de pura fachada, sino desde la solidaridad con el pueblo palestino.
Opinión
Opinión ¿Por qué lo hacen?
Los estudiantes que ocupan Bolonia y otros lugares no pueden detener el Holocausto. Pero pueden señalar que estamos del lado de los colonizados de todo el mundo y que desertamos de la guerra que los nuevos Hitler nos están imponiendo.
El Salto Radio
El Salto Radio Roses amb espines: feministes
Encentem una sèrie radiofònica sobre les pioneres del periodisme en català amb la història de Dolors Monserdà, Carme Karr i Llucieta Canyà.

Recomendadas

Cómic
Julie Doucet “Cada cómic es un experimento, no me gusta ceñirme a categorías asignadas por otros”
Julie Doucet, icono del cómic alternativo y feminista de los años 90, publica ‘El río’, su nueva novela gráfica que constituye un hito editorial, dado que llevaba un cuarto de siglo alejada del medio.
Universidad pública
Protestas contra el genocidio El consejero de Educación de Madrid pide sacar “la política” de la facultad de Políticas
La Comunidad de Madrid reacciona contra una declaración universitaria que exige al Santander, con quien la UCM mantiene un convenio, que deje de financiar proyectos contaminantes y a la industria armamentística corresponsable del genocidio en Gaza.