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Coronavirus
Solidaridad con los márgenes en tiempos de coronavirus
Colectivos racializados de migrantes sin papeles, trabajadoras sexuales, del hogar, de los cuidados y manteros han generando campañas de solidaridad económica para intentar frenar la situación de miseria que les sacude. Tras las prohibiciones de movilidad impuestas por el gobierno ante el coronavirus, lanzan un grito de ayuda a la sociedad para poder sortear esta época de incertidumbre.
Rabia contienen algunos de los mensajes que me llegan por redes sociales. En nuestro mundo de racializadas, sin papeles, trabajadoras sexuales, manteros y trabajadoras del hogar y de los cuidados, el confinamiento significa la miseria absoluta. Muchas compañeras alentadas por sus empleadoras han decidido continuar trabajando en la clandestinidad. No se pueden dar el lujo de quedarse en casa. A muchas las han despedido directamente. En peligro se encuentran la estabilidad emocional, económica y familiar de varias de nuestras compañeras y compañeros.
Entramos en cólera al escuchar las quejas contra la cuarentena de muchas personas con privilegios que no tienen ni idea de lo que significa la superviviencia diaria contra el racismo y el clasismo de la Ley de Extranjería
En ocasiones, entramos en cólera al escuchar las quejas contra la cuarentena de muchas personas con privilegios que no tienen ni idea de lo que significa la superviviencia diaria —incluso sin coronavirus— contra el racismo y el clasismo de la Ley de Extranjería en el Estado español. Verte obligado a esconderte, a no salir de casa, para evitar una redada racista. Tampoco tienen idea de las formas de resistencia que se practican diariamente en los países del Sur y las excolonias para enfrentar a la hidra capitalista.
Si no fuera así, en tiempos de coronavirus ya se hubieran encendido las alarmas de apoyo a nuestros colectivos, pero no, el foco mediático siempre apunta para otros lugares. A las de más abajo, a las del sótano, solo les queda el estigma y la represión. Lo que le llaman la necropolítica, y es que sí, en este sistema colonial muchas personas son despreciables. No importan.
Todas y todos tenemos derecho a quejarnos. Sin embargo, molesta la poca sensibilidad hacia nuestros colectivos y comunidades. Vivir en los márgenes en tiempos de coronavirus significa ser perseguidos por el sistema racista y colonial impuesto por la Ley. Implica no tener contratos de trabajo, ninguna prestación, derecho al salario y a la baja laboral, lo que orilla a trabajar para sobrevivir, ariesgando la salud y la de sus familias y amigos. Es verdad la consigna de que la cuarentena es privilegio de clase y nosotras añadimos, privilegio de raza.
Vivir en los márgenes en tiempos de coronavirus implica no tener contratos de trabajo, prestación, derecho al salario o a la baja laboral: la cuarentena es privilegio de clase y de raza
Nuestras compañeras de la Asociación Intercultural de Profesionales del Hogar y de los Cuidados (AIPHYC) han solicitado la solidaridad de la sociedad. Denuncian que “cuando todo el mundo debe quedarse en casa, los cuidados continúan”. Entre las medidas sociales y laborales implementadas por el Gobierno no hay ninguna concreta para este colectivo. El único gremio en el Estado Español que aún teniendo un contrato, no tiene derecho a prestación de desempleo y que puede ser despedido simplemente por falta de confianza. AIPHYC ha señalado que a muchas de sus compañeras migrantes que trabajan sin contrato se les ha enviado a casa de “vacaciones” por lo que se han quedado sin ingresos de ningún tipo.
Los sindicatos de manteros en Madrid y Barcelona también han solicitado el apoyo de la sociedad. En Barcelona, han lanzado la iniciativa de un Banco Alimentario para aquellas manteras y manteros que no solamente por el confinamiento del coronavirus están en una situación de precariedad. Se trata de personas que se encuentran en situación vulnerable desde el último verano, ya que fueron desalojadas de las calles por el mega operativo policial del Ajuntament de Barcelona, cuya mesa de urgencia aún no ha dado ninguna solución. Por esta razón quieren hacer llegar productos de primera necesidad a sus compañeros.
“La Ley de Extranjería no nos deja cotizar, y, si no vendemos no cobramos” señala el Sindicato de Manteros de Madrid, quienes también, ante la crisis sanitaria del coronavirus, apelan a la responsabilidad y el apoyo mutuo, por lo que han solicitado la solidaridad económica mediante una caja de resistencia para poder cubrir las necesidades básicas de las personas más precarias de su colectivo.
La Coalición Estatal de Trabajadoras Sexuales también ha lanzado una campaña para recolectar un fondo de emergencia que será destinado a cubrir las necesidades básicas de compañeras en situación muy vulnerable. En concreto, quieren ayudar a llenar la cesta de la compra de trabajadoras sexuales con menores a su cargo. Además quieren apoyar a las sexotrabajadoras que captan clientela en la calle, quienes se han quedado sin ningún ingreso. Asímismo, buscan dar soporte a las compañeras que para “quedarse en casa” durante la cuarentena, deben pagar su habitación de trabajo. Originalmente se planteó el apoyo a 80 mujeres ubicadas en Madrid, Murcia y Sevilla principalmente, sin embargo, debido a la campaña que han impulsado, otras trabajadoras se han puesto en contacto solicitando ayuda.
Son tiempos de coronavirus, tiempos de responsabilidad y solidaridad. Si los derechos que gozamos, no los tienen los demás, entonces no son derechos, son privilegios. Es momento de prefigurar esa sociedad que queremos construir y arrimar el hombro con las y los de más abajo. Y cuando acabe todo esto y vengan los efectos de la brutal crisis económica en marcha, ahí estaremos en la calle con ustedes, como dicen las zapatistas, luchando por un mundo donde quepan muchos mundos y construyendo una sociedad donde sea para todos, todo.