Coronavirus
Redes de apoyo mutuo en los lugares más castigados por el coronavirus

Recorremos Vallecas, Leganés, Fuencarral- El Pardo y Carabanchel, lugares que acumulan altas cifras de positivos, a través de los rostros del apoyo mutuo y las potentes redes vecinales reforzadas en tiempos de pandemia.

Activas Leganes para todas
Activista de Leganés para Todas montan mascarillas creadas por makers de Leganés

Leganés, 2432 casos (primer puesto), Puente de Vallecas, 2364 (segundo puesto). Fuencarral- El Pardo, 2149 (tercer puesto). Carabanchel, 1841 (sexto puesto). Estos cuatro lugares, la mayoría en el sur de Madrid, tienen el triste privilegio de situarse en el ranking de positivos por coronavirus de la comunidad, según exponen las cifras a 11 de abril. Los datos desagregados por zonas, que el gobierno de Ayuso no destapaba hasta primeros de este mes, demuestran que la enfermedad no se ha distribuido de manera aleatoria ni homogénea por esta región. El mapa, de tonos morados, adquiere un color más fuerte en estos barrios obreros, de tradición combativa, en los que vecinos y vecinas han desplegado su potencial de apoyo mutuo también en esta ocasión.

Hoy proponemos una excursión virtual hacia cada uno de estos rincones a través de los rostros del apoyo mutuo. Enseñaremos las redes vecinales que se han reforzado en este tiempo de pandemia y confinamiento. Y como, entre todas estas zonas, Leganés acumula las mayores tasas de incidencia de la enfermedad, con más de 1230 casos por cada 10.000 habitantes, nos toca coger el Cercanías —aseguraros de tener el B1— para arrancar primero en esta localidad sureña.

OPERACIÓN SALVAR AL SEVERO

La noche del jueves 19 de marzo una ciudad dormitorio tuvo que despertar a marchas forzadas. Leganés, municipio envejecido que alberga ocho residencias de mayores, lidiaba con un audio que afirmaba que las urgencias del hospital habían cerrado. “Acaban de cerrar el Severo Ochoa, lo acaban de cerrar, han venido militares y van a montar un hospital de campaña en sus puertas”, se podía oír en dicha locución —que finalmente se descartaba por bulo—. Horas después otro mensaje de Whatsapp clamaba por la necesidad de colchones para el hospital. Vecinas y vecinos desempolvaban y desinfectaban somieres de los trasteros para acudir a tal llamada hasta que se comprobaba que era otro bulo. Lo cierto es que el Ayuntamiento de Leganés estaba montando un hospital de campaña en un polideportivo y cualquier ayuda era bienvenida.No, no era verdad, el hospital Severo Ochoa no había cerrado y no se necesitaban colchones, pero ya había empezado a derivar las ambulancias que llegaban hasta su puerta. En su interior se han acumulado hasta 360 pacientes —en un habitáculo diseñado para no más de 90— y la ausencia de UCI disponibles con respiradores había forzado al personal a tomar decisiones extremas. Y los colectivos vecinales fueron al rescate.

Mientras las impresoras 3D echaban humo en el laboratorio de robótica de la Universidad Carlos III, y la Asociación ASROB preparaba las pantallas que finalmente entregarían al Severo Ochoa —más de 100 en lo que va de confinamiento y otras 50 para el hospital de campaña— otras máquinas de makers particulares, agrupados en varios canales de telegram, reforzaban esta producción y debatían cómo conseguir la pieza que pudiera acoplarse para la famosa máscara del Decathlon que Protección Civil ya andaba recogiendo por los hogares y que podría hacer de respirador.

Por su parte, la asamblea Leganés Para Todas descolgaba teléfonos hasta llegar a los profesionales sanitarios y transformaba su caja de resistencia en siete camillas para el Severo. Un envío que se completaría posteriormente con cinco pulsiómetros. Sin descanso, la asociación de Vecinos de los Frailes —situada muy cerca del hospital— preparaba 1.400 bocadillos a diario para abastecer a los profesionales. Y en otro punto, la Asociación Vecinal Barrio Centro de Leganés preparaba un envío de 4.000 euros en materiales sanitarios.

“Los profesionales pedían batas, guantes y un montón de cosas que las instituciones no les enviaban. Las camillas eran necesarias, había mucha gente que pasaba más de 30 horas seguidas sentadas en sillas de plástico”

“Los profesionales pedían desconsoladamente batas, guantes y un montón de cosas que las instituciones no les enviaban. Las camillas eran necesarias ya que había mucha gente que pasaba más de 30 horas seguidas sentadas en sillas de plástico, incluidas personas mayores”, relata Vanesa Leal, de Leganés para Todas, asamblea que se ha integrado también en otras redes vecinales “apoyando a makers de Leganés —particulares integrados en el grupo de Telegram CV19 Leganés— buscando contactos en el barrio que pudieran donar material para ellos y conseguimos 400 placas de PVC”, cuenta Leal. Miembros de esta asamblea también han participado en el montaje de las pantallas de protección, mientras la AV San Nicasio abría sus instalaciones para tal labor (y también gestionaba otro envío para el Severo). Otras tantas participaban en la creación de la Red de Ayuda Mutua de Leganés, que apoya a los colectivos más vulnerables y a personas dependientes para hacer la compra, tirar la basura o si necesitan apoyo psicológico.

Para Silvia Márquez, de la AV Barrio Centro, las iniciativas, que se entrelazan unas con otras, han sido incontables. “Fue mucha gente la que se volcó en Leganés a ayudar al Severo Ochoa, como siempre que ha sucedido con todo lo que ha pasado en nuestro hospital. Estos no son los primeros problemas que tenemos. Pero es lo que tiene este pueblo que a grandes males, muy buenas personas hacen grandes soluciones”, declara Márquez mientras añade que “fue muy desesperante ver cómo nuestra Sanidad no podía responder ante esta crisis, recordar las luchas de la Marea Blanca o la de Yo Sí Sanidad Universal, pidiendo que se pararan los recortes y comprobar la razón que teníamos. Los sanitarios no tenían medios ni materiales para trabajar debidamente”. Esta vecina mira también hacia otro lugar, las residencias: “Es más que indignante la manera en la que mucha gente ha descubierto el problema en el que vivían nuestros mayores y sus cuidadoras… ahora nos echamos las manos a la cabeza”.

Para estas residencias, para el hospital y también para la gente de a pie desde La Fortuna —en el norte del municipio— han establecido una red ciudadana de confección de materiales. Una iniciativa que surgió en un grupo de Whatsapp de asociaciones pero que se ha desbordado extendiéndose por todo el barrio. Así, ya se han producido más de 3.000 mascarillas. “Lo que se percibía a pie es que nadie tenía mascarillas, y además aquí vive mucha gente mayor y la idea era proteger a nuestros mayores. Nos han donado telas desde la Red Ciudadana de Acogida de Leganés, desde una mercería nos han donado gomas, desde una tienda de ropa… Se pone todo el mundo a coser y cuando ya tuvimos un número considerable pusimos varios puntos de entrega. Si nosotras protegemos a nuestro barrio, el barrio estará protegido”, resume Ana Gorricho, integrante de una de las asociaciones.

FUENCARRAL: HASTA 90 SERVICIOS DE AYUDA

La zona Fuencarral-el Pardo, en el norte, es la cuarta con más casos registrados de covid19. El movimiento social existente en la zona no tardó en responder. “Empezamos a coordinarnos a través de grupos de Whatsapp, pero llegó un momento en que éramos tantas, que tuvimos que dividirnos en subgrupos y coordinarnos a través de una plantilla de excel. A día de hoy tenemos registrados 90 servicios de ayudas a familias”, señala Lucía Cano, una de las personas que coordina estas ayudas. “Hemos mantenido el grupo común para no perder esta esencia de red y mantener el contacto con las otras realidades del distrito. Queremos que estas redes se mantengan después de esta crisis”, añade Cano.
“En un principio nos llegaban solo avisos de recados particulares, pero nos empezaron a derivar muchísimos casos de servicios sociales, colegios, institutos o Cruz Roja que se encuentran desbordados”

El servicio de ayuda surgió en el centro social La Piluka, ubicado en Barrio del Pilar, no obstante, las redes de difusión y el boca a boca hicieron que pronto se sumase gente de otras áreas, cubriendo todo el distrito. En la actualidad 120 personas asisten en esta red, que se dividen en seis zonas: Barrio del Pilar, Peñagrande-Antonio Machado, Valdezarza-Saconia-Puerta de Hierro-Francos Rodriguez, Plaza Castilla, Herrera Oria-Lacoma-Mirasierra y, por último, Fuencarral-Tres Olivos-Begoña-La Paz.

“En un principio nos llegaban solo avisos de recados particulares, pero nos empezaron a derivar muchísimos casos de servicios sociales, colegios, institutos o Cruz Roja que se encuentran desbordados. De hecho ahora mismo estamos haciendo casi más casos derivados que de particulares”. Desde la Piluka indican que las coordinadoras prácticamente están invirtiendo todo el tiempo que tienen disponible a esta labor. Llevan un registro para volver a contactar regularmente a las personas mayores que han solicitado su ayuda. Están surgiendo nuevas necesidades como la asistencia telefónica psicológica. Si bien cuentan con varias psicólogas que ofrecen este servicio para casos más especiales, también se ofrecen como vecinas para escuchar y hablar. Hay gente que se ha ofrecido para iniciar asistencia legal sobre despidos y ERTEs.

“Queremos recalcar que esto no es espontáneo, al contrario de lo que señalan algunos medios. Son los centros sociales que ya existían los que han permitido coordinar todo esto en los barrios. Esas mismas estructuras que se han atacado y desalojado previamente desde el Ayuntamiento. Aunque estemos encantadas de ayudar a nuestras vecinas, que nos deriven estos casos demuestra las carencias institucionales que hay” reflexiona Cano.

CARABANCHEL SE ARREMANGA

Tres semanas de reparto de alimentos: 1360 kg de arroz, 700kg de pasta, 700kg de legumbres. Tomates, leche. La contundencia de los números. Detrás de ellos la historia de 130 familias, 630 personas beneficiarias, que han encontrado en la Red de Solidaria Popular Latina Carabanchel (RSP) un espacio de trabajo mutuo para afrontar las consecuencias económicas de la pandemia.

Reparto alimentos carabanchel
Reparto de alimentos de la Red Solidaria Popular de Carabanchel

La RSP nació en 2014 a iniciativa de un grupo de familias que se unieron por un problema con las becas de comedor en el barrio de Lucero. Iniciaron la recogida de alimentos y a gestionar una despensa común que ayudara a paliar la difícil situación. Cuando se decreta el estado de alarma venían trabajando con 25 familias. Empezaron a recibir llamadas de otras en situación crítica, sin ingresos, despedidas, que trabajaban en cuidados, limpieza de portales o acompañamiento a personas mayores. “Tiramos de nuestra despensa y le dijimos al banco de alimentos que nos hacíamos cargo, pero obviamente necesitábamos su apoyo”, relata Kena, una de las vecinas que se arremangó para buscar una solución.

“Los lugares donde se hace el reparto de comida del banco de alimentos, en parroquias o locales de voluntarios o en sitios pequeños del barrio, los llevan generalmente personas mayores y jubiladas. Son recursos que se han cerrado”

Van tres semanas de reparto. En la primera asistieron a unas 60 familias, la siguiente 65 y la tercera a unas 50. Se han reincorporado algunas que ya estaban en una situación un poco mejor, y otras venidas de zonas igual de golpeadas, como Vallecas o Pueblo Nuevo. También manos, muchas manos de vecinas y vecinos dispuestos a arremangarse por el bien común.

VALLEKAS, PUERTO DE SOLIDARIDAD

Siendo un distrito al que generalmente se le ubica en el top de las listas de todo lo que nadie desearía, como por ejemplo, el de menos renta per cápita de la ciudad, en estas semanas de estado de alarma Vallecas ha vuelto a ocupar el pódium de las zonas más afectadas por covid-19, y el de más multas hechas por la policía. Pero lejos de, o mejor dicho, debajo de tanto tópico, lo que se teje es un movimiento vecinal histórico, que saca pecho en los momentos más difíciles.

Ya en la primera semana se formó Somos Tribu Vk un grupo amplio, actualmente formado por unas cien personas organizadas en quince comisiones de trabajo, y cinco grupos de barrio que apoyan a cerca de 1.500 personas, de acuerdo a una entrevista realizada por El Tardinal, de Radio Vallekas. Pero basta rascar solo un poquito más para poder ver la capacidad de autoorganización de un barrio que rompe también con el estigma.

En el centro social La Villana de Vallekas, que al estar insertado en el distrito desde hace tiempo le resultó natural formar parte también del Somos Tribu VK, han coincidido dos iniciativas no improvisadas sino fruto de años de implantación en el barrio y acciones directas con colectivos que son parte habitual de este espacio. Primero, casi de manera inmediata dos de los grupos de consumo —la Huerta de hebra y BAHllecas, que funcionan en La Villana— comenzaron a donar alimentos perecederos. Estos grupos “se pusieron en contacto para preguntar de qué manera podían aportar o contribuir tanto económicamente como en especie”, cuenta Josele, integrante de este centro social del barrio Doña Carlota, de Vallecas.

Vallecas ocupa el pódium de las zonas más afectados por covid-19, y el de más multas hechas por la policía. En este contexto entra acción un movimiento vecinal histórico, que saca pecho en los momentos más difíciles.

Sumado a esto los y las socias de La Villana promovieron donaciones propias para comprar productos no perecederos, además de los donados por un colegio cercano y otras iniciativas similares. Así, comenzaron con el reparto de bolsas de alimentos. A la vez, desde La Despensa villana, otro de los grupos más antiguos del centro social, formaron el primer grupo que necesitaba apoyo.

“Han convergido en un primer momento apoyo y necesidades de la gente propia de La Villana, pero a la semana se han visto las necesidades de la red más amplia del barrio a las que servicios sociales no ha podido llegar. Digamos que se ha superado el límite más natural del centro social” afirma Josele,quien señala que lejos de disminuir, casi cada día aparecen nuevas familias con necesidades y subraya que el domingo 5 de abril se repartieron 27 bolsas de alimentos, y para el domingo 12 se calculban ya 40, “...pero es un debate abierto ¿qué hacer más allá de esto? No nos vemos haciendo solo asistencialismo, pero ahora esa necesidad existe”, confiesa este vecino de Vallecas al referirse a los límites de la capacidad de autoorganización, ya que las necesidades que se han revelado en estas semanas sobrepasan cualquier esfuerzo ciudadano.

Reparto de cajas de alimentos
Alimentos perecederos y frescos que se ha repartido gracias a donaciones de grupos de consumo, colegios y otros colectivos.

La segunda iniciativa de apoyo mutuo salió de Veguiterráneo, una nueva cooperativa de catering que justo se había presentado formalmente en La Villana el pasado 7 de marzo. Desde la primera semana se propusieron hacer platos de comida a precio muy económico para aquellas personas que lo necesitaran. Así lo cuenta a El Salto Hannah, una de la cooperativistas, junto con David y Lydia, “Al principio había menos gente, pero con el tiempo, a medida que se alarga la situación vienen más. Por ahora, los usuarios son sobre todo gente mayor, madres solas y alguna persona sin hogar —agrega Hannah—, algunos pagan, la mayoría no, pero unos pagan por dos”.

La integrante de Veguiterráneo indica que sus platos son todos veganos y se realizan tanto con la donación de verduras que hacen los grupos de consumo y algunos fondos de La Villana que la gente ha donado específicamente para la compra de alimentos del reparto y estas comidas. Añade que varios colegios infantiles de la zona que han cerrado les donaron alimentos, así como el Colectivo Kontracorriente.

Aunque el esfuerzo de la comunidad de este centro social no parezca espectacular en cuanto a números, las necesidades alimentarias de todas las familias que se cubren no deja de ser invaluable, Josele lamenta, no sin cierto tono de rabia, el silencio de la Junta de Distrito de Puente de Vallecas en estas semanas de angustia para muchas familias. “Están desaparecidos. Ni los Reyes, ni la Iglesia ni las juntas municipales. No solo es el tema de recursos que se pudieran poner ahora sino al menos un poco de imaginación política si te interesa dar una respuesta a lo que le está pasando a tus vecinos, cualquier tipo de propuesta aunque la hagas mal”. E insiste “Basta que te metas a su página web y no encuentres ninguna referencia del coronavirus, ni una referencia a si están abiertos o cerrados, ni horarios especiales de atención durante este tiempo. Somos el distrito más alto en contagios y la Junta no está”. Insiste en que sería necesario exigirles a las juntas municipales mayor presencia en estos momentos.

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