Colombia
Descentralizar el poder

A todos se nos escapan entre los dedos los deseos, las propuestas, las reivindicaciones de las cientos de manifestaciones de las ciudades, del paro campesino, del paro indígena, o del paro de transportadores.
Pancarta contra la reforma tributaria de Iván Duque, en el Paro Nacional del 28 de abril de 2021, en Bogotá.
Pancarta contra la reforma tributaria de Iván Duque, en el Paro Nacional del 28 de abril de 2021, en Bogotá.
Dr. en sociología, profesor colaborador de la UOC
10 may 2021 10:27

La Plaza de los Muiscas en Tunja —una ciudad intermedia en la cordillera oriental de los Andes colombianos— era el lugar de mi recreo. Tradicionalmente ha sido el lugar en donde se celebran cada año las romerías religiosas del Señor de la columna, ha sido también el lugar destinado por la administración local para la instalación temporal de mercadillos. Esta plaza es uno más de los escenarios por donde pasan los tunjanos cuando van o vienen de o al centro de la ciudad. De hecho, en esta no se realizan celebraciones oficiales. Podríamos decir que es “la calle” en el sentido amplio del término.

Como sucede en gran parte de las ciudades latinoamericanas, lo oficial, lo importante, “el poder”, se encuentra en la plaza central, que en Colombia se suele llamar la Plaza de Bolívar. La Plaza de los Muiscas en Tunja está a un par de calles de la Plaza de Bolívar, pero si lo pensamos respecto del poder, de quienes detentan el poder, de quienes pueden con su voluntad promover y presionar para que una ley sea aprobada en el Congreso de la República, la Plaza de los Muiscas está a muchos de kilómetros de distancia.

Cientos de personas a pie, en bicicleta, en moto, pitando, gritando, bailando, en un acto nada parecido a un acto para crear terror. Desoyendo lo aprendido sobre dónde está el poder, el 5 de mayo, muchos tunjanos desplazaron el poder de sitio

Sin embargo, el 5 de mayo por la noche, cientos de personas se tomaron la Plaza de los Muiscas, le despojaron de todo su uso tradicional, de ser el lugar de mi recreo, de ser la plaza de las alabanzas religiosas en forma de quema de pólvora y campanadas, de ser el mercado temporal de bisutería y novedades en utensilios de cocina, de ser el lugar de paso, y lo convirtieron en el centro del poder. Podríamos decir que lo profanaron, lo resignificaron, lo reapropiaron, se lo apropiaron temporalmente en una nueva forma. Cientos de personas a pie, en bicicleta, en moto, pitando, gritando, bailando, en un acto nada parecido a un acto para crear terror. Desoyendo lo aprendido sobre dónde está el poder, el 5 de mayo, muchos tunjanos desplazaron el poder de sitio.

Pero esto no ha sucedido solamente en Tunja, una ciudad relativamente pequeña, también ha sucedido en Cali, en Bucaramanga, en Bogotá, en cada ciudad suceden múltiples manifestaciones, decenas de ellas cada día, en distintos lugares. Las protestas no están articuladas frente a la presidencia, frente al congreso, frente a la Corte Suprema de Justicia como antes. Acá es necesario hacer un paréntesis, tomar “esas” calles o plazas desprovistas de importancia es un fenómeno nuevo, hasta hace poco tiempo las protestas iban dirigidas a las “plazas de Bolívar”, de hecho, uno de nuestros hitos históricos ha sido la “Retoma” del Palacio de Justicia por parte del ejercito colombiano después de que la guerrilla del M-19, ya desaparecida, tomase la sede de las altas cortes de la justicia. En nuestro imaginario en esos espacios estaba la llave maestra, el teléfono rojo, la espada de Arturo.

Pero el desplazamiento de los lugares del poder también ha venido acompañado del alejamiento simbólico de los lugares en donde suceden los abusos policiales y los asesinatos de Estado. ¿Qué está pasando en Cali? Se preguntan las personas, y las respuestas son las mismas que podríamos dar sobre lo que está pasando en Nyanmar, no sabemos nada, no hay ninguna información oficial sobre muertos, desaparecidos, operativos, etc.

Barrios que están a pocos cientos de kilómetros de todos los colombianos se convierten por momentos en territorios desprovistos de las relaciones sociales o comunitarias suficientes como para reportar qué sucede —obviamente, sumado a que los grandes medios de comunicación sólo hablan de vandalismo—. Recibimos por redes sociales historias de muertes difíciles de comprender pero que hacen parte de una manera sistemática por parte del Estado de ejercer la violencia.

Cualquiera que piense en falsos positivos sabe que en Cali ha pasado algo que tiene que ver con eso, que tiene que ver con la manera en como el Estado entiende la seguridad. La seguridad como expropiación de la capacidad de estar y sentirnos seguros

Cualquiera que piense en falsos positivos —asesinatos de Estado— sabe que en Cali ha pasado algo que tiene que ver con eso, que tiene que ver con las muertes de los líderes sociales, que tiene que ver con la manera en como el Estado entiende la seguridad. La seguridad como expropiación de la capacidad de estar y sentirnos seguros, en donde sólo es posible estar seguro a través del ejercito o la policía, sólo cuando ellos lo afirman se crea la seguridad. Así de efímera parece la seguridad en Colombia, sólo puede estar debajo de los pies del ejército y la policía, cualesquiera sean sus acciones.

A la alcaldesa de Bogotá le preguntaron en una entrevista en CNN sobre lo que todos nos preguntamos, ¿qué quieren los manifestantes? ¿Por qué se están manifestando?, es decir, ¿qué es lo que queremos en Colombia? La alcaldesa parecía saber la respuesta. Tajante dijo: inclusión. ¿Inclusión a qué?, me pregunto.

Cambiemos la lógica de la respuesta de la alcaldesa, los protestantes protestan porque están excluidos de algo, ¿de dónde? ¿Protestan porque están excluidos de los derechos y comodidades de vivir en Cedritos en Bogotá, o en el Poblado de Medellín o de Boca grande de Cartagena? No lo creo. Los manifestantes se sienten excluidos porque no tienen salud como… ¿como quién?, me pregunto. Como nadie en Colombia. Todos apreciamos los esfuerzos de los médicos y médicas del país, pero no creo que muchos estén orgullosos del sistema. De hecho, el privilegio real es poder escoger irse a tomar tratamientos a otros países.

En una entrevista a Alejandro Gaviria, exministro de sanidad del anterior presidente, contaba la encrucijada ética que tuvo que pasar al ser diagnosticado de cáncer mientras era ministro. Todo el mundo le dijo que fuera a Estados Unidos para recibir el tratamiento. Él en entrevistas ha contado que tomó la decisión de tratarse en Colombia por el sistema contributivo, igual que el resto de colombianos que tienen acceso al sistema de salud —con algunas ventajas por ser ministro, claro está—. Es decir, no quería, pero por su posición se lo impuso. Algo similar a lo que hacen los hijos de los políticos cuando prestan servicio militar, por honor o por alguna recreación dramática sobre la patria.

Para no ser injustos, podríamos decir que la alcaldesa se refería a que los protestantes se sienten excluidos del bienestar. Lo que dudo es que podamos consensuar que alguien está incluido en unas condiciones abstractas de bienestar en Colombia —ni un político con la posibilidad de irse a otro país a tratarse—. Creo que el diagnóstico de la alcaldesa es una formula prefabricada, vacía e inútil para entendernos. Pero su respuesta no es diferente de otros analistas o políticos, todos están en la búsqueda de un relato que le de sentido a las movilizaciones.

Al parecer todos están de acuerdo con el motivo original de las manifestaciones, la reforma tributaria —el aumento de impuestos indirectos y a las rentas medias—, hasta cínicamente el expresidente Uribe rechazó la medida, siendo jefe político del partido que impulsó la medida en el senado. Pero, aparte del diagnóstico inicial, nadie ha sabido leer las protestas —bautizadas como el Paro Nacional—. La derecha no las tolera y las estigmatiza, el autodenominado centro habla de la violencia, de parar o de disminuir, como si la violencia fuese un ente en sí mismo, una parte de la izquierda habla de la debilidad institucional de Duque y de la posibilidad de un golpe, suave o al uso, de Estado. Lo que es seguro es que a todos se nos escapan entre los dedos los deseos, las propuestas, las reivindicaciones de las cientos de manifestaciones de las ciudades, del paro campesino, del paro indígena, o del paro de transportadores.

Lo que sí podemos ver es que los vecinos de los barrios tienen la capacidad de evidenciar las injusticias de la “vida normal” colombiana, la arbitrariedad de su “orden”, que desde su barrio tienen poder

En el análisis en caliente, en los platós de TV y en los canales en Youtube, se habla de la influencia de la izquierda latinoamericana, de la influencia cubana o venezolana, se habla de nuevas ciudadanías al estilo de los nuevos movimientos sociales, Petro acaba de acuñar, las juventudes populares. También se hacen analogías con las protestas chilenas, se encuentran ecos de las marchas campesinas y de la del 2019, justo antes del Covid.

Creo que por el momento no sabemos el qué, lo que sí podemos ver es que los vecinos de los barrios tienen la capacidad de evidenciar las injusticias de la “vida normal” colombiana, la arbitrariedad de su “orden”, que desde su barrio tienen poder, que los campesinos desde fuera de las ciudades y los transportistas en las carreteras tienen poder. Paradójicamente, también podemos ver que el Estado nos sigue enseñando que puede crear espacios de excepción, de anonimato.

A ver cómo logramos que el poder permanezca más en el barrio, en el campo, en las carreteras, y que las fuerzas estatales y para-estatales no consigan la impunidad del anonimato.

Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Relato
Relato 39663A y 41288B
Un relato de Iban Zaldua sobre infiltraciones policiales.
Represión
Rodea el Congreso Arranca el juicio del Rodea el Congreso con una petición de penas de más de 112 años
Las 21 personas encausadas se enfrentan a cargos penales por su participación en una de las convocatorias más masivas del ciclo político que inauguró el 15M.
Violencia sexual
Violencia sexual Escuelas escénicas y abusos: el patrón se repite mientras las profesionales tratan de impulsar protocolos
Asociaciones de mujeres del sector audiovisual llevan dos años trabajando en la creación de protocolos como los que ya existen en Catalunya o el País Valencià, aunque hasta ahora ninguno aborda de forma específica el ámbito de las escuelas.
Violencia sexual
Violencia sexual “Desde pequeñas nos enseñan a protegernos de los extraños pero no de las personas cercanas”
Bárbara Tardón y María Naredo, expertas en violencias machistas, consideran importante que se colectivicen los relatos sobre violencia sexual, porque su reverso es volver al silencio donde se habían instalado muchas mujeres.
Redes sociales
MeToo en Instagram “Anónimo, por favor”: escritoras, publicistas y actrices pasan del testimonio en redes a la organización
Varias cuentas de Instagram publican testimonios que dibujan una escena de abuso de poder y violencia sexual normalizada en las artes escénicas, la música o la publicidad. Sus impulsoras se organizan para transformar la realidad.
PSOE
Actualidad política El PSOE afronta su congreso federal en el momento más delicado de la presidencia de Sánchez
Casos judicializados como el de las comisiones de las mascarillas contratados por el segundo de Fomento, la contratación del hermano de Sánchez o la actividad de Begoña Gómez enmarcan un encuentro que comienza con la dimisión de Juan Lobato.
Laboral
Laboral El Gobierno aprueba unos nuevos “permisos climáticos remunerados” y protocolos obligatorios
El Ministerio de Trabajo y Economía Social elaborará un Real decreto que aborde la prevención de riesgos laborales de las personas trabajadoras frente a los efectos del cambio climático.
Líbano
Líbano Las esclavas del Líbano abandonadas en medio de los bombardeos israelíes
Con los pasaportes confiscados por los empleadores, las trabajadoras migrantes del hogar sufren impagos de salario, palizas, violaciones y, en las últimas semanas, con la huida de los bombardeos, pueden ser encarceladas o deportadas.

Últimas

Falsos autónomos
Explotación laboral Italia multa a Glovo por espiar a los repartidores incluso cuando no están trabajando
Según los investigadores que lo descubrieron, la empresa española podría estar haciendo lo mismo en todos los países donde trabaja.
Antimilitarismo
Banca armada La banca armada: a quién benefician las guerras que tú y yo pagamos
La campaña Banca Armada, que llega a Extremadura, nos recuerda cómo hacer posible que nuestro dinero deje de sostener la industria de la muerte a través de entidades financieras sin escrúpulos.
Comunidad de Madrid
Personal en fraude de ley La Comunidad de Madrid reconoce “una serie de incidencias” en las oposiciones del personal no docente
El Gobierno de Ayuso asegura que se tendrán en cuenta la experiencia de las integradoras sociales momentos antes de que la comunidad educativa se concentrara en señal de protesta por las irregularidades en los procesos de consolidación.
Dana
Dana Bomberos de toda España reclamarán en Madrid una ley que les coordine ante emergencias como la dana
La Coordinadora Unitaria de Bomberos Profesionales ha convocado una manifestación el próximo 30 de noviembre bajo el lema “las emergencias no entienden de delimitaciones administrativas”.
Más noticias
Tribuna
Tribuna Personas solicitantes de asilo, las grandes olvidadas en la reforma del Reglamento de Extranjería
El nuevo reglamento deja un vacío en el sistema, como forma de disuadir a las personas que quieren pedir asilo en el Estado español y que reúnen las condiciones para ello.
Opinión
Opinión El conflicto de la vivienda frente al consenso rentista
La narración del conflicto como un problema “de los jóvenes” aderezado con la preocupación de los padres trata en primer lugar de realizar un giro para desplazar y ocultar el conflicto de clase.
Energía nuclear
Análisis ¿Qué hay detrás de las presiones para evitar el cierre de Almaraz?
Bulos, titulares equívocos y movimientos de las terminales políticas y mediáticas del lobby eléctrico preludian unos meses de fuertes presiones para suspender el cierre de la central nuclear de Almaraz, cuyo inicio está previsto en 2027.

Recomendadas

Sistemas de depósito
Dos años para el SDDR El fracaso de Ecoembes en el reciclado obliga a instaurar un sistema de depósito y retorno de envases
El Miteco constata que en 2023 solo se recicló un 41,3% de las botellas de plástico de un solo uso puestas en el mercado. La cifra, muy lejos del 70% al que obliga la ley, supone la puesta en marcha de un sistema paralelo al del contenedor amarillo.
Extrema derecha
Rodrigo Nunes “Las redes sociales son máquinas de subjetivación especialmente útiles a la extrema derecha”
El profesor brasileño analiza en su último libro los rasgos de la extrema derecha emergente en diversos contextos, especialmente a partir de los liderazgos de Bolsonaro, Trump y Milei.
Venezuela
Terán Mantovani: “Venezuela ha vivido uno de los colapsos societales más profundos de la historia reciente”
Terán Mantovani es investigador de la Universidad Central de Venezuela. Con esta entrega, iniciamos una serie de entrevistas sobre la realidad política y social de este país con una perspectiva crítica desde la izquierda y los movimientos de base.
Dana
Medio ambiente y violencia machista Luchar contra la violencia de género; un pilar de la responsabilidad ambiental
La violencia de género y la crisis medioambiental atraviesan nuestras estructuras y se refuerzan mutuamente, creando un círculo vicioso que agrava las vulnerabilidades específicas de las mujeres frente a los desastres naturales como el de Valencia.