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China
Año Nuevo Chino, dejando atrás al Cerdo y recibiendo a la Rata en Madrid
Un gran número de asociaciones de Usera se preparan para las actividades culturales que tendrán lugar durante los próximos días. La comunidad china en Madrid crece a diario y no es homogénea. Las distintas generaciones de migrantes expresan distintos sentires respecto a las tradiciones.
Es jueves por la tarde. Desde un local en una de las estrechas calles de Usera se oye una mezcla de voces, fichas golpeando un tapete y música. Es víspera del Año Nuevo Chino, o Fiesta de la Primavera, como también le llaman en su lengua. Comenzará el Año de la Rata según el calendario lunar por el que se regía tradicionalmente el país asiático. El local aloja al Centro de Mayores Chinos en España, una de las muchas asociaciones que están organizando las actividades que tendrán lugar durante las fiestas.
En su interior, varias mujeres bailan al ritmo de la música. En el descanso, una de ellas, que se llama Susana (algunos chinos se ponen un nombre local cuando viven en el extranjero para facilitar la pronunciación, al igual que hacen muchos extranjeros cuando van a vivir a China) y tiene 55 años nos explica que ellas bailan durante todo el año, aunque ahora están practicando para la fiesta de Año Nuevo. Cuando hace buen tiempo se acercan a la orilla del Manzanares para hacerlo al aire libre. Y es allí donde conocieron a algunas de las españolas que participan también. A pesar de que unas y otras no hablan las lenguas de sus compañeras, bailando se entienden.
El local se fundó en 2001 tras la llegada de la primera generación de personas chinas a Madrid. Algunas llevan más de 40 años. El actual encargado y coordinador de la asociación, Xu Song Lin, lleva treinta años viviendo en Madrid. Tiene 71 años y se entretiene normalmente jugando al mahjong con amigos. Nos cuenta que se hacen todo tipo de actividades como taichí, baile, música, canto, juegos de mesa o kung-fu. El local se mantiene mediante las cuotas anuales, que van de 30 a 50 euros dependiendo de la edad y el nivel económico, que aportan las 185 personas que usan el espacio. La mayoría de la gente que acude al local proviene de la provincia de Zhejiang. Dicen que siempre se han sentido muy a gusto en España y ello les ha llevado a traer y criar aquí a sus familias.
Wu Ai Yun es la madre de Susana. Vive en Madrid con sus hijos y nietas. Tiene 77 años y participó en la fundación del Centro de Mayores. Cuenta que la idea inicial era crear un espacio donde hacer libremente lo que quisiesen. Nos dice que siempre hay una atmósfera muy animada y mucha juerga. Ella es maestra de kung-fu y taichí, además maneja el abanico y el sable. Cuenta que para ella es importante esta práctica porque fortalece su cuerpo y es bueno para la salud.
Quien haya visitado China no se sorprenderá de la energía que desprenden las personas mayores de este país. En casi cualquier ciudad de allí, al atardecer, muchas personas mayores se reúnen en los parques con un equipo de música y bailan entre amigos y desconocidos.
Usera es el distrito de Madrid con mayor densidad de población china. Según nos cuenta Fernando, que formó parte de la Unión de Asociaciones Chinas de Usera, esta es solo una de las que va a participar en los eventos culturales que tendrán lugar los próximos días. Durante el resto del año se dedican a todo tipo de acciones en el barrio, entre las que destaca la ayuda social a las familias necesitadas, la educación y la difusión cultural.
En la asociación de mayores un hombre enseña a un joven a mover la cabeza del dragón que tendrá que sacar durante el pasacalles del domingo. Es la primera imagen que acude a muchos occidentales cuando se nos habla de la fiesta. Sin embargo, Li Ming, un estudiante que reside en Madrid, dice que hoy en día no hay casi ciudades donde se haga el pasacalles con el dragón. “Tan solo se hace en las provincias de Guangdong y Fujian, que es donde hay tradición de ello”. Li Ming no llega a los treinta años, ha trabajado durante cuatro años en América Latina, habla un español perfecto y ahora está estudiando un máster en la Universidad Rey Juan Carlos. Aunque se queja de que “dejan entrar al máster a un montón de estudiantes que no hablan español y las clases son bastante insulsas”. En otras universidades como la Complutense es mucho más duro entrar ya que exigen el nivel de B2.
Li Ming, oriundo de Beijing, pertenece a la última generación de migrantes que está llegando desde China. No viven en Usera, pero suelen moverse entre gente de su comunidad lingüística, al menos hasta que comienzan a dominar el idioma. En WeChat, el sistema de mensajería instantáneo que usan en China, hay grupos de cientos de personas en Madrid donde las personas chinas se alquilan habitaciones unas a otras. Los precios no varían respecto a lo que te puedes encontrar en Idealista.
Li Ming nos cuenta que este año no tiene mucho que celebrar. Está preocupado por la situación del bloqueo de la ciudad de Wuhan, que se encuentra en cuarentena debido a la crisis del coronavirus. A través de las redes sociales chinas le llegan las noticias de los primeros problemas de abastecimiento. Su familia vive cerca y su padre, mayor y testarudo, se resiste a seguir sus consejos en medidas de precaución. Actualmente la Fiesta de la Primavera supone el único periodo del año donde se juntan familias que, por estudios y trabajo, no se pueden ver el resto del año. “Por eso tenemos tantas historias y leyendas en las que los amantes solo se ven una vez al año”, ironiza Li Ming. Para el joven estudiante, la gente que acude a la asociación de mayores de Usera conserva una imagen congelada de la China de hace 30 años frente a la realidad de un país que cambia a gran velocidad.
Otra de las asociaciones que participará en el famoso pasacalles es el centro de artes marciales y difusión de la cultura china Shaolin Cultural Center Spain. Bruno Tombolato, su director, cuenta que “el kung-fu encarna una serie de valores que proceden de la tradición china con una gran carga cultural y filosófica”. Una de las tareas que se proponen los miembros de este centro es la de acercar a ambas comunidades. Se trata de un centro donde asiáticos y occidentales trabajan durante todo el año codo con codo para crear espacios comunes.
Además de juntarse para comer y beber, uno de los ritos que aún siguen realizándose durante la Fiesta de la Primavera, es el de los fuegos artificiales. Tradicionalmente, en pueblos y ciudades a lo largo de todo el gigante asiático los fuegos sonaban desde las doce de la noche hasta el amanecer. La palabra para designar año en chino es nian 年.Según una antíquisima leyenda, Nian es el nombre de un monstruo que acudía a comerse a la gente. Según la historia, que todavía se cuenta a las nuevas generaciones, el pueblo utilizaba el ruido y las luces de los fuegos artificiales para espantar al monstruo. “Ese monstruo describe muy bien cómo nos sentimos muchas personas con el año. Queremos dejar pasar al año pasado, para dar la bienvenida al nuevo año porque no ha ido todo lo bien que queríamos. Pero dentro de un año, querremos también dejar atrás este”, ironiza de nuevo Li Ming.
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