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Cárceles
Francisco Belmonte murió en prisión: sus familiares se encontraron el cuerpo repleto de golpes
El estado en el que se encontraron su cuerpo durante el velatorio les indicó que no había muerto por sobredosis, tal y como les habían asegurado desde la prisión. Él era Francisco Belmonte Ferrer, fallecido el 2 de agosto de 2022, en la cárcel de Palma de Mallorca. Su familia sabía que estaba amenazado por un funcionario de prisiones, pero la institución le negaba el traslado que él no dejó de intentar. Tampoco se drogaba, como sí había hecho anteriormente, y en todo momento se negó a hacer uso de la metadona, el compuesto que presuntamente le causó la muerte. Para la familia, su cuerpo repleto de moratones y heridas, no dice eso. Ya han emprendido acciones judiciales para determinar realmente qué pasó con su hermano.
Al principio de su reclusión él pidió la solicitud de ingreso en un módulo terapéutico, antidroga, en el que exhaustivamente realizan análisis a los internos, relata su hermana, Pepi Belmonte. “No tomaba nada, ni heroína, ni cocaína, ni metadona, solo le dio positivo aquellas sustancias que contenían sus medicamentes recetados por el médico para la depresión”, en sus propios términos. Tras un pequeño altercado verbal con otro preso, la dirección de la cárcel decidió “castigarles”, asegura Pepi.
Francisco terminó en el módulo 14: “Y ahí todo el mundo se pincha en el patio, así que pide continuamente que le devuelvan al anterior, al módulo 8. ¿Cómo pueden meter a un antiguo politoxicómano en un módulo en el que corre la droga sin mayor problema?”, se pregunta la hermana del fallecido.
La familia también conocía las supuestas amenazas que un funcionario de prisiones había vertido sobre Francisco Belmonte. “Primero le pegó un guantazo en un cuarto, y mi hermano respondió que no le pusiera la mano encima, que ya había denunciado a otros compañeros suyos por malos tratos y había ganado los juicios. También tengo esa sentencia condenatoria”, declara Pepi. Todo eso pasó entre los dos y tres meses antes de fallecer.
Un traslado denegado con un nombre erróneo
El 24 de julio, Francisco pidió el traslado de prisión por el continuo acoso que estaba sufriendo por parte de este funcionario de prisiones, a tenor de lo explicitado por la familia. La respuesta solo tardó tres días en llegar: “Se lo denegaron, pero es que el documento en el que no se autorizaba el traslado aparecía el nombre de otro interno, así que era mentira que se lo hubieran denegado a él”.
Según Pepi, hay testigos que dicen que su hermano entró el 1 de agosto en su celda individual sin ningún golpe aparente. “También tenemos constancia por una vecina que se lo contó otra vecina del barrio que tiene a su hijo en el mismo módulo en el que estaba mi hermano, que a eso de las cuatro de la mañana se están llevando al Paco [su hermano] a la enfermería, y que iba gritando que le habían reventado las costillas”, desarrolla la hermana.
Otra de las cosas que denuncia es el trato recibido una vez comunicada la muerte. “Cuando llegamos al centro, la educadora le dijo a mi madre de 72 años, que acababa de perder a un hijo, que él no era ningún ejemplo a seguir”, en palabras de Pepi. Y llegó la escena del tanatorio. “Allí le vimos desfigurado, con la mano derecha reventada, las piernas moradas, con golpes en las costillas. Un informe forense independiente ha dicho que hay marcas compatibles con el uso de una pistola táser”, afirma la hermana. El reglamento penitenciario prohíbe el uso de este tipo de herramientas a los funcionarios de prisiones.
Nueva interpretación de la autopsia
Inmediatamente denunciaron los hechos ante la Policía Nacional. “El juez intentó localizar a la forense, porque al principio no había autopsia. Ella dice que lo sentía pero que estaba de vacaciones y no había podido hacer el informe. Ya le han quitado del caso”, esclarece Pepi, y continúa: “Sin lugar a dudas, a mi hermano le han matado en prisión. Si antes de ver el cuerpo pensaba que era difícil que hubiera muerto por sobredosis, ahora sé que es imposible. Él tenía hasta 400 euros de peculio. Si estás enganchado eso es imposible”.
Instituciones Penitenciarias, por su parte, asegura no poder hacer declaraciones al respecto ya que se trata de un caso judicializado. Sí informan de que siempre que se produce una muerte en prisión se inicia automáticamente una investigación tanto judicial como interna, de forma paralela, para dirimir las causas del deceso.
El juez ha negado una segunda autopsia, pero sí ha permitido una posible segunda interpretación de la primera
Fernando Pamos de la Hoz es el abogado del caso y afirma que la autopsia provisional sí refleja que el fallecimiento fue provocado por ingesta de metadona, pues el mismo documento también reflejaba la existencia de unos vómitos. “Hemos pedido una serie de pruebas, y ya se están llevando a cabo, que tienen que ver con revisar esa autopsia porque sí que está claro que existen golpes”, en sus propios términos.
Nuevas pruebas que aporten luz
De hecho, la propia forense así lo refleja en su escrito: hay signos de golpes, pero la causa de la muerte es otra, y es que Francisco Belmonte se ahogó con su propio vómito producido por los efectos de la droga, siempre a tenor de la tesis esgrimida en la autopsia. “Hemos pedido diligencias para esclarecer quién y dónde pudo golpear a Francisco, cuándo se produjeron esos golpes, más otras pruebas técnicas, entre las que se encuentra la revisión de todo el procedimiento por otro forense distinto”, añade el letrado.
El juez ha negado una segunda autopsia, pero sí ha permitido una posible segunda interpretación de la primera. “La Fiscalía dijo que no le parecía que hubiera indicios de que la causa de la muerte fuera otra diferente a la oficial, pero que había que agotar todos los recursos posibles para investigar el asunto, tal y como demandaba la familia”, agrega Pamos.
Por el momento, la prisión de Palma de Mallorca está cumplimentando diferentes diligencias reclamadas por el juez, como todas las grabaciones del circuito cerrado de televisión de la cárcel que ayuden a conocer realmente qué pasó con Francisco Belmonte Ferrer aquella madrugada del 1 al 2 de agosto de 2022. La familia, para aportar algo de luz a este lugar tan oscuro, del que nadie quiere hablar, también ha emprendido una campaña de protesta social para acercar a la ciudadanía lo que ocurrió.