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Cannabis medicinal
Varias organizaciones propondrán en abril una ley para el uso medicinal del cannabis
El borrador de la ley, elaborado por el Observatorio Europeo del Consumo y Cultivo de Cannabis, contempla una regulación basada en el derecho al autocultivo y la regulación de los clubes de cannabis medicinal.
El Observatorio Europeo del Consumo y Cultivo del Cannabis (OECCC) presentará, cuando se cumplan los cien días de Gobierno, su propuesta para una Ley del cannabis medicinal a los partidos políticos con representación parlamentaria. El texto de la propuesta está recogido en un libro publicado el pasado mes de septiembre bajo el nombre Ley del cannabis medicinal y terapéutico, sobre el que actualmente están trabajando junto a otros colectivos cannábicos.
“Ya nos hemos reunimos con varios partidos políticos, pero de cara a esta nueva legislatura daremos cien días desde su inicio para, a principios de abril, hacer una nueva ronda de contactos”, explica la presidenta del OECCC, Noemí Sánchez Nàcher. “Desde el movimiento social cannábico queremos aunar todas las voces de los movimientos sociales, porque hay muchos sectores afectados por la arcaica normativa actual”, continúa.
Una encuesta realizada por el Centro de Investigaciones Sociológicas publicada en diciembre de 2018 señalaba que el 84% de la población española estaría a favor de la legalización del cannabis con fines medicinales. Sin embargo, hasta ahora, el uso medicinal del cannabis se encuentra en un limbo legal y son muchas las personas que se han enfrentado a penas de cárcel por cultivar para consumo terapéutico. El último caso conocido fue el de Fernanda de la Figuera, juzgada el pasado 30 de octubre, para quien la Fiscalía pedía cuatro años de cárcel y que finalmente fue condenada a finales de diciembre a nueve meses de prisión.
Una encuesta publicada en 2018 por el Centro de Investigaciones Sociológicas señalaba que el 84% de la población española estaría a favor de la legalización del cannabis con fines medicinales
Esta es la razón por la que desde el OECCC han decidido comenzar a impulsar cambios en torno a la regulación del cannabis medicinal. “Hemos hablado primero de la Ley de cannabis medicinal porque parece que el panorama político era más favorable a que viniera primero, pero nosotras nos posicionamos a favor del uso lúdico y medicinal”, afirma Sánchez Nàcher. “Consideramos que, como el debate sobre el cannabis medicinal ya ha surgido, teníamos que estar preparados”, explica, por su parte, Hugo Madera, anterior presidente del OECCC y uno de sus actuales portavoces.
El texto de la propuesta de ley, aún abierto a cambios, parte de varios años de trabajo de esta organización, de la ley catalana que regula los clubes de cannabis —que fue anulada por el Tribunal Constitucional argumentando falta de competencia de las comunidades autónomas para legislar sobre este tema— y de las conversaciones que han tenido hasta ahora con cargos de varios partidos políticos. “En estas conversaciones surgió que muchos de ellos consideraban que la legislación sobre el cannabis medicinal podría ir primero”, explica Madera.
Para la elaboración del texto también se cuenta con los resultados de la Encuesta Cannabis, en la que, hasta el momento, han participado más de 4.000 personas y para la que la OECCC se ha marcado una meta de 10.000 personas encuestadas. “Es una herramienta muy importante —destaca la presidenta de la OECCC—, porque es una manera de que todas las personas interesadas puedan aportar al proyecto”. Sánchez Nàcher destaca que, frente a otras encuestas relacionadas con el consumo de sustancias, en las que que hay un sesgo en cuanto a los efectos negativos, en esta encuesta muchas de las preguntas van dirigidas a dilucidar los aportes beneficiosos que los consumidores de cannabis encuentran en esta planta, así como los motivos que les han llevado a consumirla, a mantener su consumo o a abandonarlo.
Una ley enfocada en el consumidor y el autocultivo
El texto de la propuesta de Ley de cannabis medicinal está dividido en tres áreas: cultivo para consumo propio, clubes de consumidores de cannabis terapéutico y empresas productoras, incluyendo también la creación de un Instituto Español del Cannabis, que ejerza como órgano de control, y la regulación de los grow shops. “Lo que se plantea principalmente es el autocultivo, y que si tiene que haber empresas, perfecto, pero que no coarten la libertad de las personas para cultivar su propia sustancia y medicina”, subraya Sánchez Nàcher.“Hay muchos tipos de regulación y no todas ponen a las personas delante”, afirma a su vez Madera. “Si conseguimos una regulación es porque hemos llegado a una hegemonía cultural, a que toda la sociedad piensa que hay que regular, y eso no ha sido gratis, ha habido mucha gente multada y encarcelada o que ha tenido problemas laborales o personales por su consumo de cannabis. No queremos que pase como en Canadá, donde, después de que haya habido personas represaliadas durante décadas, ahora las empresas hacen negocios. Muchas veces se habla de regulación y no se pone el acento en el modelo que se defiende, y hay mucha gente que ahora mismo está defendiendo los intereses de las internacionales americanas y de las farmacéuticas, y nosotros no estamos por eso, estamos por las personas, primero por las personas autocultivadoras y usuarios, y después por el cooperativismo y la solidaridad entre la gente”.
“No queremos que pase como en Canadá, donde, después de que haya habido personas represaliadas durante décadas, ahora las empresas hacen negocios”, señalan desde la OECCC
El texto establece el máximo para cultivo propio en 3,6 kilogramos anuales por persona, requiriendo que esta disponga de receta médica para cultivar cannabis, y que pueda portar legalmente en la vía pública hasta 100 gramos. En el caso de los clubes de cannabis, a los que podrán acceder personas mayores de edad también con receta médica, impone un número máximo de 365 kilogramos anuales y controles periódicos.
Actualmente, a pesar de que los convenios internacionales a los que España está adscrita no prohíben el uso medicinal del cannabis, este sigue en un vacío legal. Desde la OECCC apuntan que el problema surge al quedar el cannabis clasificado en la listas I y IV de la Convención Única sobre Estupefacientes de 1961, en la que se incluyen las sustancias más peligrosas con poco o nulo valor terapéutico. “Esta clasificación se llevó a cabo sin la elaboración de un informe científico de la Organización Mundial de la Salud”, señalan desde el observatorio. “De hecho, su inclusión se debe más a criterios morales, raciales y económicos que a motivos de salud pública”, añaden. En octubre de 2018, la Organización Mundial de la Salud recomendó la reclasificación del cannabis en base a que anteriormente no se habían hecho estudios sobre los efectos de esta planta y reconociendo su valor medicinal. Incluso el Parlamento Europeo ha reivindicado el valor terapéutico del cannabis y ha pedido a los Estados miembro una definición legal del cannabis medicinal, así como facilitar su acceso en una moción sin valor legislativo.
En 2018 la OMS recomendó la reclasificación del cannabis en base a que anteriormente no se habían hecho estudios sobre los efectos de esta planta y reconociendo su valor medicinal
En España, a día de hoy es la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios la encargada de conceder licencias para el cultivo de cannabis psicoactivo en base a la ley sobre estupefacientes de 1967. Un sistema que desde la OECCC acusan de “opaco”, en el que no se consignan de forma clara los requisitos necesarios para cultivar y distribuir legalmente el cannabis medicinal. Es un modelo copiado, según apuntan desde el observatorio, del que ha constituido Portugal, donde se conceden licencias a grandes farmacéuticas con inversión canadiense, estadounidense o de grandes grupos españolas. “Mientras tanto, los autocultivadores medicinales siguen con intervenciones y riesgo de cárcel”, apuntan.
“Es clave la concesión de licencias destinadas a la producción, exportación y venta de cannabis, con criterios claros y transparentes y las mismas reglas para todos los actores”, reclaman desde la OECCC, que expuso en un informe hecho público en marzo de este año las irregularidades en la concesión de licencias a grandes farmacéuticas. Por ello, la ley propuesta por la OECC incluye una clasificación de los distintos tipos de licencias relacionadas con el cannabis así como los requisitos para optar a ellas, un órgano de control —el Instituto Español del Cannabis Medicinal— para su control y un régimen sancionador.