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Crisis climática
¿‘New Deal’ verde? ¡Venga! Pero no te olvides de tu carnet sindical
Para ser verdaderamente transformadora, cualquier audaz propuesta sobre empleos verdes debe estar basada en el derecho a organizarse.
Forma parte de Atlantic Fellow for Social and Economic Equity. Trabaja en iniciativas climáticas dirigidas por el sindicalismo en el Labor Network for Sustainability. Anteriormente fue organizadora en Unite Here! Durante una década.
Cincuenta jóvenes miembros del Sunrise Movement (Movimiento Amanecer) fueron arrestados el 13 de noviembre en el despacho de la líder de la Minoría Demócrata de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, tras una sentada que pedía que los demócratas usen su nueva mayoría en la Cámara estadounidense para lanzar un plan integral que se enfrente al cambio climático —un ‘New Deal’ Verde—.
La representante electa Alexandria Ocasio-Cortez no sólo asistió a la protesta, sino que el mismo día publicó en su página web un borrador de texto para establecer un comité parlamentario sobre un ‘New Deal’ Verde.
La voluntad de Ocasio-Cortez de apoyar la movilización dinámica y agresiva del Sunrise Movement y la revitalización por parte de éste de un debate público sobre un ‘New Deal’ Verde muestra que la próxima sesión legislativa presentará oportunidades para crear y promover una ambiciosa agenda de izquierdas.
El anteproyecto de propuesta para un Comité del ‘New Deal’ Verde contiene disposiciones audaces para conseguir un 100% de energía renovable, el trabajo garantizado federal, un compromiso para mitigar las desigualdades de riqueza e ingreso raciales, regionales y basadas en el género, y un plan para usar financiamiento público innovador para conseguir estos objetivos. Aunque todos éstos son importantes aspectos de un ‘New Deal’ Verde, lo que se echa en falta es alguna expresión para proteger —por no hablar de reforzar— el derecho a organizarse.
Un ‘New Deal’ verdaderamente transformador —uno que alcance todos los rincones de la economía— debe estar basado en el derecho a organizarse
Una de las disposiciones clave del ‘New Deal’ original fue la Ley Wagner de 1935, que todavía constituye la base de la legislación laboral estadounidense hoy en día. La intención de la ley era animar la sindicalización para que los trabajadores tuvieran una estructura legal y protecciones en los conflictos laborales con sus empleadores. El congreso aprobó la Ley Wagner justo después de la oleada de huelgas de 1934, cuando miles y miles de trabajadores solucionaron tales conflictos mediante la acción incontrolada.
La Ley Wagner reconocía que los trabajadores y los empresarios no tenían los mismos intereses y situaba al Gobierno federal como un árbitro neutral en los conflictos laborales que desde hacía mucho tiempo habían sido un rasgo característico del capitalismo estadounidense. Regulando este conflicto, la Ley Wagner allanó el camino para enormes oleadas de sindicalización, la legitimidad de la negociación colectiva, y una prosperidad ampliamente compartida para mediados del siglo XX.
Esta neutralidad federal en los conflictos laborales duraron más o menos hasta la huelga de los Controladores de Tráfico Aéreo Profesionales (PATCO, por sus siglas en inglés) en 1981. Cuando los controladores aéreos fueron a una huelga nacional, el presidente Ronald Reagan exigió que los trabajadores volvieran a las torres de control o serían despedidos. Dado el daño que esto haría a la economía, la mayoría pensó que el presidente se estaba tirando un farol. No era así. En dos semanas, 11.000 controladores habían sido despedidos y personal aéreo militar se había hecho cargo de sus puestos de trabajo.
Reagan no sólo rompió la huelga. También señaló a la comunidad empresarial que podía hacer movimientos agresivos contra sus trabajadores sindicados y esperar el apoyo total del presidente de los Estados Unidos. En las décadas posteriores, la densidad sindical se desplomó y abrió la puerta a la era anti-sindical en la que todavía vivimos hoy.
Cualquier invocación del ‘New Deal’ debe enfrentarse con esta historia. Un ‘New Deal’ verdaderamente transformador —uno que alcance todos los rincones de la economía— debe estar basado en el derecho a organizarse. Muchas de las industrias intensivas en carbono que han atraído la ira de los ecologistas crecieron junto a y dentro del orden del ‘New Deal’ y las protecciones laborales que ofrece. En contraste, los más recientes trabajos de la “economía verde” surgieron justo cuando Reagan empezó su ataque contra las protecciones laborales establecidas en el ‘New Deal’. Como resultado, las clases de trabajos que probablemente creará un ‘New Deal’ Verde serán del tipo de trabajo con baja remuneración y precario que cada vez más ha definido el empleo estadounidense desde la administración de Reagan.
Sin fuertes protecciones para los trabajadores, incluido el derecho a organizarse, un ‘New Deal’ Verde exacerbará la desigualdad de ingresos y alienará a un electorado vital
Por ejemplo, es casi imposible organizarse en sindicatos para los trabajadores en instalación solar residencial. La industria de la construcción residencial está llena de pequeños empresarios, el trabajo es muy temporal, y a menudo se clasifica a los trabajadores como contratistas independientes para quitarles cualquier protección laboral legal. Gracias a estas condiciones de precariedad, los trabajadores no tienen seguridad en el empleo y los salarios son bajos. Según las Guías de Ocupaciones en California, los instaladores solares hacen 11,50-21 dólares por hora (10-18 euros). Magro beneficio, si es que existe.
Mientras tanto, en sectores donde todavía predominan protecciones fuertes a los trabajadores, los empleos verdes tienen alta remuneración. Según las investigaciones del Centro del Trabajo de la Universidad de Berkeley, los electricistas que instalan parques fotovoltaicos en California se benefician de fuertes convenios laborales y ganan de media 78.000 dólares al año [68.300 euros], o 39 dólares por hora [34 euros], con buena cobertura sanitaria y pensión. Sus convenios laborales también incluyen programas de formación que permiten un recorrido de formación pagada hasta estas profesiones remuneradas como electricistas.
Sin fuertes protecciones para los trabajadores, incluido el derecho a organizarse, un ‘New Deal’ Verde exacerbará la desigualdad de ingresos y alienará a un electorado vital. Si este aspecto crucial se omite en el audaz programa de Ocasio-Cortez, la izquierda quedará preguntándose por qué la clase trabajadora no está feliz con sus nuevos empleos verdes mal pagados.
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"La Ley Wagner reconocía que los trabajadores y los empresarios no tenían los mismos intereses y situaba al Gobierno federal como un árbitro neutral en los conflictos laborales que desde hacía mucho tiempo habían sido un rasgo característico del capitalismo estadounidense."
A ver... lo conflictos laborales son un rasgo característico de TODO capitalismo SIEMPRE, y ningún gobierno es un arbitro neutral en el conflicto capital-trabajo... un gobierno siempre estará del lado del capital, porque es el que rige la economía, y el que les permite vivir muy bien, y si hace algo que favorezca a la clase obrera será solo por presiones de esta que le obligan a ello.
‘New Deal’ Verde, buff, pero es que nadie se cansa de la rancia progresía socialdemocrata?