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Brecha salarial
Brecha salarial: más de dos euros menos por el mismo trabajo
Tanto en tiempos de bonanza económica como durante la recesión económica, ellas siempre ganan menos que ellos. Según datos del Ministerio de Hacienda, el salario medio de ellas está más de 4.000 euros por debajo del de ellos. Por el mismo trabajo reciben hasta un 19% menos.
Los salarios femeninos, en términos generales, se han situado siempre por debajo de la media masculina. A eso se suma el actual proceso de devaluación salarial que afecta a toda la clase trabajadora, cuyas retribuciones continúan sin despegar y dan forma al precariado creciente.
A mediados de los noventa comienza en España una etapa de crecimiento económico, muy superior a las registradas en etapas anteriores. La progresión del PIB español durante todo el periodo comprendido entre 1995 y 2007, con una tasa media del 3,7%, superó en más de un punto porcentual el desempeño de las principales economías comunitarias (el dato de la UE15 fue del 2,4%).
Durante los siete primeros años de la década de los 2000, el poder de compra de los salarios cae y contrarresta los efectos de mejora que se esperaban por los buenos resultados de la ocupación laboral que alcanzaba máximos históricos. El mercado de trabajo, cuya evolución fue capaz de contraer considerablemente los niveles de desempleo, no favoreció el incremento de los salarios y su poder adquisitivo.
Según datos de la Agencia Tributaria, en el 2014 el salario medio de ellas se situó en 15.917 euros, por los 20.537 de ellos, más de 4.500 euros de diferencia.
Existen muy diferentes indicadores que permiten calibrar la distancia salarial entre distintos grupos de trabajadores, así como detectar si su separación crece o decrece. Todos ellos confirman la existencia de una brecha de género que sitúa a las mujeres siempre por debajo en las estadísticas.
Los salarios femeninos son diferentes de los masculinos por el efecto de características laborales que inciden en la obtención de remuneraciones menores: contractuales (tipo de jornada o duración) y del empleo (sector de actividad o posición ocupacional). A este tipo de desigualdad salarial se le denomina discriminación indirecta, es decir, cobran menos porque realizan trabajos distintos.
El legado del franquismo y las dificultades de la transición han constituido una herencia laboral que ha retrasado hasta hace relativamente poco la implantación de los derechos sociales y laborales fundamentales. Asimismo, la desigual asignación laboral en el rol de la mujer se mantuvo muy arraigada en los años posteriores y, todavía hoy, ellas sufren una fuerte discriminación de entrada en el empleo que afecta también a otras dimensiones laborales y las sitúa en una posición más frágil ante los acontecimientos económicos. La subordinación del papel de la mujer en el empleo, que responde a las atribuciones femeninas como responsables de la reproducción, discrimina su participación y provoca importantes desigualdades respecto a los varones.
En la mayor parte de las investigaciones la variable estadística a la que se recurre para medir la discriminación directa es la brecha salarial. No es de extrañar que, desde su origen, este indicador haya recibido una gran atención en el análisis económico ya que, mediante él, se cuantifica la desigual valoración que separa la retribución de hombres y mujeres en el desempeño de un mismo trabajo. Cuando su valor es positivo, esto permite hablar, sin condicionalidad ninguna, de una discriminación directa: cobrar menos por el hecho de ser mujer.
Así podemos definir la brecha salarial o gender pay gap como la diferencia entre los ingresos brutos medios por hora de hombres y mujeres expresado como porcentaje del promedio de los ingresos brutos por hora de los hombres. En el caso español. Aparece recogida en tanto en la Encuesta Anual de Estructura Salarial que recoge el INE como en los datos de la Agencia Tributaria (AEAT), que nos permiten comparar separadamente la evolución de las cuantías medias de los salarios de hombres y mujeres. En una muestra comparada entre los datos de la Encuesta Anual de Estructura Salarial (EAES) y el indicador elaborado a partir de la información de la AEAT, se corrobora que afecta a la menor valoración económica del trabajo femenino.
La brecha salarial se confirma tanto en la progresión del salario recibido por hora trabajada considerando los importes nominales como en la distancia de las retribuciones reales que, en ambos casos, evolucionan al alza hasta el año 2012, superando los 2,7 euros por hora de menos que reciben ellas. No es sino el recorte generalizado en los salarios en los últimos años de la crisis el que consigue reducir las brecha: igualar, pero a la baja.
En los años de bonanza económica, el paro nunca estuvo por debajo del 7% en ellos, o del 10% en el caso femenino, y la brecha de género en las estadísticas de empleo, a pesar de su descenso, todavía se situaba por encima del 15% y a gran distancia de otros países europeos.
En este periodo la brecha salarial se muestra desigual, no obstante alcanza máximos del 21% en el año 2002 y parece mantenerse o incrementarse cuando la situación económica es adversa con subidas de hasta 4 puntos en el margen de un par de años (2007-2008) para establecer en torno al 19% en 2014, el salario por hora recibido, por un mismo trabajo.
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Hola, me interesa mucho el tema pero sigo sin ver los datos que demuestren lo que indiva el titular: que por el mismo trabajo se cobre distinto. Dónde se podría conseguir esta información?
La única diferencia entre hombres y mujeres es la temporalidad, porque aún queda avanzar en el reparto de los cuidados. Pero es falso y además un delito que se pague menos por el mismo trabajo. Mirad, partiendo de que todo empresario lo que quiere es forrarse explicadme algo: ¿Si las mujeres cobran menos 'por el mismo trabajo' por qué contratan hombres? ¿No sería más lógico para los capitalistas contratar sólo mujeres? Hace años que este tema prima la propaganda y se falta a la verdad.
Hola,
Buen apunte, de acuerdo estoy, pero se me ocurre la respuesta: baja por maternidad
Efectivamente, la única diferencia es la crianza y los cuidados, pero ante un mismo empleo, las mismas horas se cobra igual (de hecho es ilegal pagar menos), entonces lo que habría que hacer es explicar mejor las cosas y pedir más medidas para la conciliación familiar. Pero en vez de eso se plantea que el sistema quiere pagar más a los hombres, lo cual además de ingenuo es falso: el sistema tiende siempre a pagar lo mínimo posible a todo el mundo.
Totalmente de acuerdo con respecto a la baja por maternidad. Pero éste argumento nos llevaría a terrenos morales más que económicos, y aquí lanzo una pregunta: ¿Si, por medio de ayudas gubernamentales, consiguiesemos neutralizar la diferencia salarial causada por la decisión de ser madre, no sería injusto para otra mujer que ha decidido no serlo? Al fin y al cabo, las madres estarían cobrando más por cada hora trabajada. El gran problema que tenemos después de la desinformación y la manipulación es la simplificación. Cómo hombre, me da pena y casi me siento atacado cúando escucho argumentos del tipo de "muchas mujeres cobran menos por realizar el mismo trabajo que un hombre" cuándo, nos guste o no, no es verdad. Argumentos cómo éste ayudan a subjetivizar las verdades y fomentan una desigualdad mucho mayor que la de género, impulsada por los intereses de organismos poco éticos que están jugando, en algunos aspectos de la lucha por la igualdad, a la estrategia de la distracción.