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Audiencia Nacional
Zelaia y Barbado recurrirán la sentencia de la Audiencia Nacional que les condena a cuatro años de prisión
“Vamos a recurrir. La sentencia no es justa, no valora los hechos como se produjeron y la calificación de terrorismo no tiene sentido”, valora el abogado Leo Barañano, letrado que ejerce la defensa de Galder Barbado, de 28 años. Junto con Aitor Zelaia, de 27 años, ambos fueron condenados ayer, 2 de febrero, a cuatro años de prisión por un delito de “depósito de elementos para la confección de aparatos explosivos e incendiarios”, con calificativo de terrorismo.
La presidenta de la sala que firma la sentencia es la magistrada Ángela Murillo, quien condenó al político Arnaldo Otegi y a otras cuatro personas a las que acusó de pertenecer a ETA. El Tribunal Europeo de Derechos Humanos falló que la sentencia de Murillo por el caso Bateragune era nula ante la falta de imparcialidad de la jueza, pero el parsimonioso recorrido judicial no evitó que los absueltos permanecieran encarcelados seis años y medio. “Aitor está indignado porque debería ser absuelto”, resume el letrado del joven alavés.
La sentencia destaca porque trata de relacionar a los dos acusados con actos de sabotaje contra cajeros de Kutxabank entre 2014 y 2015. Con independencia de quién los realizó, sugiere que fueron ellos. Para ello se citan los “antecedentes policiales”, que en realidad son investigaciones policiales que arrancan en 2010, cuando los acusados eran adolescentes. El hallazgo del bidón fue casual, denunciado por un hombre que paseaba por el descampado del antiguo depósito de agua de Durana y lo vio escondido entre tubos de hormigón que no se han movido en aproximadamente 25 años.
La sentencia califica como hecho probado que los acusados participaron en la ocultación del bidón desde 2014, pero no explica porqué, y sugiere que los condenados son los autores de actos de sabotaje contra cajeros de Kutxabank entre 2014 y 2015
Las pruebas forenses sitúan a Barbado y Zelaia en el bidón al haber coincidencia en cuatro huellas halladas en bolsas de plástico de su interior: una huella en una bolsa que estaba dentro de una riñonera y tres en una bolsa que envolvía cajas de cloruro potásico, caducado en 2018. También se hallaron otras huellas, tanto en las bolsas como en el bidón, que no se corresponden con las de los jóvenes y descritas como anónimas.
La sentencia califica como hecho probado que los acusados participaron en la ocultación del bidón desde 2014, pero no explica por qué. Para trazar la relación de los jóvenes con ETA aduce a las incautaciones que se realizaron en sus domicilios: en el dormitorio de Barbado pegatinas, un calendario, una talla en madera con el anagrama de esta organización armada así como el último Zutabe —la revista de ETA, cuyo último número data de 2018—, tres bastones para ir al monte, varios centenares de pegatinas contra la dispersión de los presos de ETA ; y, en casa de Zelaia, lo que en el juicio se llamó la “mochila de la kale borroka” porque contenía pasamontañas, walki-talkies, un botiquín de primeros auxilios, gas pimienta, cinta americana, bridas, navaja y una camiseta con el logo Etxera (a casa, en castellano, eslogan habitual de los colectivos que solicitan la amnistía de los presos vascos).
La mochila de la kale borroka
En el juicio, Zelaia explicó que no era una “mochila de la kale borroka”, sino las cosas que utilizó tanto él como otras personas que hicieron los turnos de noche y madrugada de las labores de seguridad del festival de música Hatortxu Rock 2018, que se celebra para ayudar al colectivo de familiares de presos vascos Etxera y tuvo lugar el 29 de diciembre en Villaba (Navarra), por lo que los pasamontañas y guantes se los pusieron porque hacía frío; la cinta americana, bridas, navaja las utilizaron para unir las vallas del concierto, entre otras; que tenían gas pimienta por si se daban situaciones conflictivas, y un botiquín por si alguien resultaba herido.
Ambos jóvenes, uno de Amurrio y otro de Gasteiz, explicaron que realizaron turnos en ese festival sin conocerse, por eso sostienen que en un pasamontañas que guardaba Zelaia aparecieron restos de ADN de Barbado. Zelaia quedó en devolver el material a la organización, aseguró.
Durante el juicio, los jóvenes manifestaron que ideológicamente se enmarcan en la izquierda vasca soberanista pero ambos rechazan la violencia ejercida por ETA y que nunca habían pertenecido a la organización ni tampoco colaborado, y recordaron que tenían 17 años cuando ETA cesó su actividad armada (en 2011).
“Es una sentencia que responde a la premisa de que estas personas son culpables y está redactada para asegurar la condena y que poco tiene que ver con lo que ocurrió en el juicio”, asegura la abogada Amaia Izko
Las defensas insistieron en que las huellas halladas en las bolsas de plástico no son relevantes para asumir que ellos eran los dueños o guardianes del bidón. “No es lo mismo una huella en un explosivo que en una bolsa de plástico que ha pasado por muchas manos”, aduce la abogada de Galder Barbado, Amaia Izko.
“Es una sentencia que responde a la premisa de que estas personas son culpables y está redactada para asegurar la condena y que poco tiene que ver con lo que ocurrió en el juicio, donde se manifestó que las pruebas eran indicios pero no determinaban la autoría directa”, añade la letrada sobre las huellas en las bolsas del bidón.
“Asimismo, con la calificación de terrorismo se pone en evidencia que relacionar a los acusados con ETA supone un automatismo ilegítimo”, asegura. Su cliente también recurrirá la sentencia, contra la que cabe apelación en la misma Audiencia Nacional.