We can't find the internet
Attempting to reconnect
Something went wrong!
Hang in there while we get back on track
Arte
El arte visual de Mahmoud Alhaj ilustra la huella de la violencia de Israel en Palestina
Violencia sin tregua, infinita. Veinticuatro horas al día, siete días a la semana, 365 días al año. Esa realidad de la vida bajo la ocupación israelí en Palestina, insoslayable y asfixiante aunque no lo cubra todo, es el leitmotiv de la exposición Violence 24/7 del artista palestino Mahmoud Alhaj que ayer, 23 de mayo, se inauguró en Barcelona. La muestra, la primera individual del artista en España, se puede visitar hasta el 30 de mayo en la galería Uxval Gochez y es una retrospectiva que enfoca las retóricas sobre la violencia en Gaza, donde reside. Comisariada por Vanesa Peña y Alán Carrasco, la exposición pretende dar a conocer el trabajo de Alhaj y también exigir el cese de la masacre que el Estado de Israel está perpetrando desde octubre de 2023 en los territorios palestinos ocupados. Otro objetivo es recaudar fondos que permitan la salida de Alhaj y su familia de la Franja de Gaza, por lo que las piezas se pueden adquirir in situ.
Violence 24/7 consta de 13 imágenes creadas a partir de ilustraciones, collages y fotografías intervenidas. Alhaj explica a El Salto que se trata de “una colección de obras que abordan la distorsión invisible de la violencia, cuya implementación lleva mucho tiempo” y añade que este proyecto “pone de relieve el impacto que ciertas herramientas y técnicas de violencia han tenido en el sujeto palestino, así como su papel en la configuración de su conciencia y comportamiento, revisando el estado actual de los derechos humanos, la forma de la arquitectura y la dominación general sobre la geografía palestina”.
Su acercamiento artístico a la violencia que sufre la población palestina se basa en la deconstrucción de archivos gráficos, imágenes, textos y vídeos disponibles públicamente, para “representarlos de una nueva manera relacionada con mi experiencia personal y otros incidentes violentos en un proceso similar a las mismas prácticas a través de las cuales se nos aplica la violencia”. Así, lo que hace, mediante un trabajo parecido al reciclaje, es satisfacer “un deseo de plasmar imágenes amargas e incomprensibles que, como un bloque de cemento en medio de una carretera, impiden que las generaciones avancen”.
Nacido en 1990, en plena primera intifada, Alhaj argumenta que su obra, “inacabada” y en constante progreso debido a la continuidad del complejo militar industrial de Israel, crece visual y conceptualmente desde el desmantelamiento y la reconstrucción de ciertas partes del archivo de la violencia, concretamente en relación con la ocupación entre 1987 y 2023. “Al someter las imágenes a un intenso proceso digital, reflejo los métodos utilizados por las fuerzas militares a la hora de aplicar las políticas coloniales. Mientras escribo estas líneas, dichas políticas siguen vigentes, manteniendo una violencia que ha durado más del doble de mi vida”, afirma.
“Si respondiera que sí, que la violencia en Palestina es una buena fuente para crear arte, sería como el que baila sobre los cadáveres de sus camaradas; y si la respuesta es no, esto pondría en duda la capacidad y el papel del arte palestino para informar al mundo sobre lo que está sucediendo”, comenta Mahmoud Alhaj
Teniendo en cuenta estas premisas, resulta interesante conocer cuál es el papel que artistas palestinos como él otorgan a la creación en ese contexto y hasta qué punto la violencia puede significar una inspiración para su trabajo. La contestación de Alhaj merece formar parte de un manual para el futuro: “Si respondiera que sí, que la violencia en Palestina es una buena fuente para crear arte, sería como el que baila sobre los cadáveres de sus camaradas; y si la respuesta es no, esto pondría en duda la capacidad y el papel del arte palestino para informar al mundo sobre lo que está sucediendo, como una de las herramientas de resistencia, y también que los eventos violentos tuvieron un gran impacto en la creación de la forma de arte palestino que narra las políticas coloniales desde antes de mi nacimiento hasta ahora. Sin embargo, nos negamos categóricamente a ser definidos al presentar nuestras experiencias como artistas y no como víctimas que buscan empatía. Más bien, los violentos acontecimientos ocurridos a lo largo de los años de ocupación desde 1948 hasta hoy han contribuido a la creación de obras de arte que se definen como una increíble profecía y visión del futuro”.
Según los comisarios de la exposición, en Violence 24/7 Alhaj despliega un relato visual que da cuenta no solo de la expansión temporal del genocidio en Gaza sino también “del crecimiento imparable de las técnicas y experimentaciones de guerra desde los años 80 hasta su recrudecimiento en el actual aparato genocida”. La muestra se divide en tres series. En la primera, “Primera generación: los golpes en los tejados”, el artista parte desde el paradigma de horizontalidad de la perspectiva lineal, mostrando la arquitectura intencionalmente apilada de las casas de los campos de refugiados para hacer frente a las invasiones militares a través de ellas, en sus tejados. En “Segunda generación: la zona fantasma”, Alhaj explica el periodo de tránsito hasta la segunda intifada y la ruptura que supuso el proceso colonial israelí en Gush Katif. En la última serie, “Tercera generación: perímetro de tiro”, Alhaj inscribe en toda su verticalidad la conquista de la perspectiva aérea, propia del drone de guerra, debido a su intervención digital.
Además de las 13 imágenes, la exposición proyecta el vídeo Control Anatomy, que ya pudo verse en otra muestra en diciembre en Madrid y en Córdoba. En la pieza se observa una fotografía de archivo de Alhaj posando con su hermano frente al muro del jardín de la casa donde vivían, mientras explica la confusión de este periodo: “Mi obsesión era saber qué pasaba al otro lado”.
“No se trata de crear mensajes optimistas, se trata de mensajes de concienciación para comprender mejor lo que está pasando en Palestina. Lo mismo ocurre con las obras de artistas españoles que abordaron el asedio y el bombardeo de Madrid”, compara Alhaj
La obra de Alhaj trata de dar respuesta a cómo crear una narrativa artística crítica inspirada en el horror pero sin caer en una narrativa trágica. Así lo explica, recurriendo a una comparación cercana: “No se trata de crear mensajes optimistas, se trata de mensajes de concienciación para comprender mejor lo que está pasando en Palestina. Lo mismo ocurre con las obras de artistas españoles que abordaron el asedio y el bombardeo de Madrid. Creo que puede llevar a aquellos que no saben a una verdadera comprensión”.
Enseñamos vida, señor
Mahmoud Alhaj es licenciado en Periodismo y ha trabajado como profesor de artes visuales en la Media Luna Roja Palestina desde 2017. Recientemente completó una residencia en la Cité International des Arts de París tras las que realizó durante 2021 en la Academia de España en Roma y la Real Academia de Arte de La Haya. Ese mismo año presentó una exposición individual basada en su serie 402 of Gray. Ha desarrollado varios proyectos basados en el uso de la fotografía, el arte digital y el vídeo, con exposiciones en Palestina, Europa y Estados Unidos. En 2022, su cortometraje experimental The Right to See se proyectó en la 35ª edición del festival Les Instants Video de Marsella. Un año antes, la película se estrenó en el Festival de Vídeo de El Cairo y, en colaboración con Rob Voerman, en el Plaatsmaken Studio en Países Bajos. También ha participado en múltiples exposiciones colectivas.
Toda esta trayectoria profesional ha quedado en suspenso desde octubre de 2023, con la ofensiva militar de Israel sobre Gaza. Así lo resume, con dolor: “Vivía en Gaza, que era y sigue siendo un laboratorio del ejército israelí. Si bien he sobrevivido a varios sucesos violentos, no sobreviví al efecto de vivir las 24 horas del día bajo el poder de diferentes herramientas de vigilancia. Mi casa y la casa de mi familia no sobrevivieron, el barrio donde vivía no sobrevivió, todo fue destruido. Unas obras que estaba preparando para una exposición en Gaza no sobrevivieron. Me mudé a vivir a una tienda de campaña hecha de plástico, con mucho frío por la noche y mucho calor durante el día. Sin los medios mínimos de supervivencia, ahora me veo obligado a buscar un lugar seguro para mis hijos fuera de Gaza”.
En la situación presente puede resultar fuera de lugar preguntar por la relevancia del arte en el día a día de la población palestina y qué aporta la creación artística en ese entorno. Alhaj lo tiene claro: “Lógicamente, la gente vive ahora en la Franja de Gaza sin agua, medicinas o alimentos, por lo que el arte en este caso puede considerarse un lujo, pero en la situación seminormal previa el arte era una herramienta utilizada por los artistas para sobrevivir y anhelaban mostrarlo a personas que no son artistas, ya que el público palestino tiene en su mayoría una educación artística, porque allí el arte siempre ha sido principalmente una simulación de historias palestinas”.