We can't find the internet
Attempting to reconnect
Something went wrong!
Hang in there while we get back on track
Argentina
Milei y la incertidumbre de un gobierno improvisado
La llegada a la presidencia de Argentina del ultraderechista Javier Milei supone un quiebre político para el país que está cumpliendo 40 años de democracia ininterrumpida este 10 de diciembre. A lo largo de la historia, programas de gobierno como el que propone el nuevo mandatario, sólo pudieron imponerse mediante golpes de Estado, fraude electoral o represión. Esta vez fue posible mediante el voto popular y con un triunfo contundente en la segunda vuelta del pasado 19 de noviembre.
Sin embargo, el respaldo electoral no implica necesariamente un apoyo a todas sus propuestas. Así lo reveló una encuesta realizada luego del balotaje en la que, por ejemplo, se expresó un rechazo mayoritario a una eventual dolarización de la economía, la eliminación de subsidios a los servicios públicos o incluso la re-privatización de la empresa Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF). Iniciativas que tuvieron un papel preponderante en la campaña electoral de Milei y su partido, La Libertad Avanza (LLA).
Argentina
Argentina Milei, “el falacias”
Asimismo, aunque el nuevo jefe de Estado quisiera, no está claro que las pueda llevar adelante en su totalidad. Es que su presidencia supondrá un hecho sin precedentes: por primera vez el inquilino de la Casa Rosada no tendrá un solo gobernador de su mismo partido en las 23 provincias y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Tampoco cuenta con la cantidad necesaria de diputados y senadores para aprobar leyes. Tiene apenas 37 de 257 de la Cámara baja y 7 de 72 en la Cámara Alta.
Si bien hubo gobiernos sin mayorías parlamentarias propias, no hay antecedentes de que no cuente ni siquiera con el tercio necesario para impedir, por ejemplo, un eventual juicio político. Algo que hoy parece lejano, pero fue un peligro concreto para Jair Bolsonaro en Brasil y Donald Trump en Estados Unidos, ambos mandatarios que Milei considera un ejemplo a seguir.
Entre el Congreso y los decretos
El nuevo presidente dijo que convocará a sesiones extraordinarias en el Congreso nacional. Su objetivo es aprobar una “ley ómnibus” —o paquete de leyes— de la que dará detalles el mismo día de su asunción, pero de la que en los días previos no hubo mayores precisiones.
Se especula con que incluirá medidas para liberalizar la economía, entre ellas una reforma laboral que, tomando en cuenta su plataforma electoral, seguramente facilitará los despidos sin indemnización. También un ajuste de los gastos del Estado mediante la reducción de ministerios y otras dependencias. Y, por supuesto, la privatización de empresas públicas. De todas formas, esto parece que no será inmediato, sino que antes habrá un proceso de “puesta en valor” que implicará despidos y reducción de derechos laborales, con el objetivo de hacerlas más rentables.
Pero tal como señaló Cecilia Valdez en un artículo publicado en este mismo medio, el oficialismo estará obligado a negociar para sacar esta y cualquier otra ley adelante. No sólo con otros partidos de derecha como el PRO, liderado por su aliado el ex presidente Mauricio Macri, y la Unión Cívica Radical (UCR), sino con el propio Partido Justicialista y los distintos sectores que se nuclean alrededor del peronismo recientemente derrotado.
Argentina es un país presidencialista en el que el jefe de Estado cuenta con herramientas para gobernar sin necesidad de alcanzar mayores consensos
Esto supondrá un tenso equilibrio en el que LLA intentará usar a su favor la legitimidad que tendrá el nuevo gobierno durante los primeros meses, mientras que los otros partidos harán pesar la correlación de fuerzas a nivel institucional y social.
Pero en caso de que los acuerdos en el Congreso no prosperen, Milei tiene otras armas. No hay que olvidar que Argentina es un país presidencialista en el que el jefe de Estado cuenta con herramientas para gobernar sin necesidad de alcanzar mayores consensos.
Como explicaba el abogado Federico Dalponte en septiembre de este año, el mandatario podría, por ejemplo, no convocar al Consejo del Salario y congelar el salario mínimo, algo que en un país con una inflación anual por encima del 100% sería catastrófico para los ingresos de los trabajadores. En la misma línea, podría dejar de homologar los acuerdos salariales entre sindicatos y cámaras empresarias tal como estipula la Ley 14.250, anulando de facto la negociación colectiva y poniendo fin a la llamada “ultraactividad” de los convenios. Esto impactaría también en las jubilaciones, pensiones y quienes reciben asignaciones familiares, ya que sus montos están ligados al índice de salarios.
Asimismo, de acuerdo a la Ley 13.064, está en condiciones de —como prometió— suspender todas las licitaciones de obra pública. Al respecto Martín Ogando, sociólogo de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y conductor del podcast La Cola del Diablo, explicó a El Salto que aunque los gobernadores “tienen cierta capacidad de acción política, también padecen una gran dependencia financiera del gobierno nacional por lo cuál se tendrán que sentar a discutir con Milei para poder pagar sueldos, hacer obra pública, etc”. A su vez, estos tienen una incidencia en el Congreso, sobre todo en el Senado, “por eso no se puede descartar que haya una dinámica de apoyos legislativos a cambio de recursos”.
Argentina
Argentina La grieta argentina se profundiza tras la victoria de Milei
Por otra parte, cabe recordar que en 2018 Macri autorizó por decreto la participación de las fuerzas armadas en tareas de seguridad interior. Algo muy sensible en Argentina luego de los delitos cometidos por esas mismas fuerzas durante la última dictadura (1976 - 1983). Fue el presidente saliente, Alberto Fernández, quien anuló esa decisión, también por decreto. Lo que deja a Milei a una simple firma de volver a implementarlo.
Finalmente, como especulan distintos analistas, es probable que se establezca una prórroga del presupuesto 2023, tal como está previsto en la Ley de Administración Financiera. Esto implica un ajuste enorme en todos los sectores considerando que la inflación ya alcanzó el 130% interanual.
“Así, por ejemplo, las universidades nacionales deberán reclamar sí o sí auxilio presupuestario a un presidente que está convencido de la necesidad de arancelarlas. Lo mismo para hospitales de dependencia nacional como el Garrahan o el Posadas, museos como el Bellas Artes y espacios culturales como la Biblioteca Nacional”, apuntó Dalponte.
Un gobierno dividido en parcelas políticas
Esta eventual dinámica de gobierno deberá lidiar con un gabinete diverso en orígenes y perspectivas. Es que luego de varias semanas, operaciones de prensa y mensajes contradictorios, quedó más o menos clara cuál será la composición del mismo (que sufrirá una reducción abrupta de ministerios).
Allí tendrán una presencia importante personas de confianza del ex presidente Mauricio Macri (2015-2019) y dirigentes de Juntos por el Cambio, la alianza política de derecha que quedó tercera en las recientes elecciones pero que dio su apoyo a Milei de cara al balotaje. En el puesto clave de la cartera de Economía estará Luis “Toto” Caputo, que ocupó ese mismo cargo entre 2017 y 2018. Quién también regresa a un puesto que supo conducir durante toda la gestión macrista es Patricia Bullrich, que encabezará el Ministerio de Seguridad. Por su parte el dirigente de la Unión Cívica Radical (UCR), Luis Petri, será ministro de Defensa. Finalmente Salud, que originalmente iba a ser degradado a Secretaría, seguirá siendo un Ministerio a cargo de Mario Russo.
Entre los dirigentes “puros” de LLA, se destaca la ministra de Relaciones Exteriores, Diana Mondino; el jefe de Gabinete, Nicolás Posse; y Sandra Petovello que liderará el nuevo Ministerio de Capital Humano absorbiendo bajo su órbita las carteras de Educación, Trabajo y Desarrollo Social.
La admiración de Milei por Carlos Menem llega hasta tal punto que el presidente de la Cámara de Diputados será Martín Menem, sobrino del ex presidente ya fallecido
Otro sector político con presencia ministerial será el de viejos funcionarios peronistas que ocuparon cargos durante las presidencias de Carlos Menem (1989-1990), a quien Milei considera el mejor mandatario de la historia y fue el responsable de aplicar un programa neoliberal ortodoxo. Entre estos se cuenta el ministro del Interior, Guillermo Francos, el de Justicia, Mariano Cúneo Libarona, y el de Infraestructura (que tendrá bajo su órbita transporte, obras públicas, energía, minería y comunicaciones), Guillermo Ferraro. La ligazón llega hasta tal punto que el presidente de la Cámara de Diputados será Martín Menem, sobrino del ex presidente ya fallecido.
“Efectivamente Milei llega sin la estructura necesaria para gobernar, producto del carácter absolutamente meteórico de su ascenso y tiene que salir transversalmente a construir una base de sustentación política”, analizó Ogando.
A los sectores antes mencionados, el sociólogo suma dos más: “Aunque suene menos, hay también distintos componentes provenientes del peronismo más actual” ligados al ex candidato y ex gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti. “Y también unos pocos funcionarios de no menor jerarquía como el propio Marcos Lavagna en el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) que se quedan de esta gestión, lo cual llama también poderosamente la atención”, añadió.
Por último, existe una facción que fue “significativa” en un momento de la campaña pero “hoy parece haber perdido algo de peso” y se trata de quienes responden a la vicepresidenta Victoria Villarruel. Este grupo expresa “un carácter más autoritario, pro dictadura militar y vinculados a ex miembros de las fuerzas armadas”.
Adiós a la dolarización, bienvenida la ortodoxia
La incorporación de figuras provenientes de otros espacios no solo genera dudas sobre cómo se complementarán con el presidente, si no que también han generado incertidumbre sobre el programa de gobierno.
En campaña electoral Milei prometió terminar con la inflación de inmediato mediante una dolarización. En parte, esa promesa de estabilidad fue la que le permitió ganarse el apoyo de la mayoría de la población argentina que, hace una década, ve cómo se deteriora su economía. Sin embargo, ya en la recta final y luego del triunfo, el presidente dio un giro considerable.
“La dolarización por ahora parece haber quedado archivada. Probablemente Milei cada tanto insista con que es una reforma a futuro, que es la meta, pero es muy distinto a lo que planteó en campaña donde era lo primero que iba a hacer porque era su plan de estabilización”, explicó a El Salto el economista y director de EPyCA Consultores, Martín Kalos. “De hecho lo que estamos intentando entender en estos días es cuál es el plan de estabilización, porque dado que no es la dolarización, no sabemos exactamente cuál sería”, agregó.
No obstante, el economista aclaró que dolarizar “era una muy mala idea que nunca iba a llegar a estabilizar la economía argentina”. “Era una mala idea en el corto plazo, pero también en el largo plazo porque es una regla monetaria demasiado estricta para una economía que necesita flexibilidad”, subrayó.
Milei ahora propone algo distinto a la dolarización, un ajuste del gasto público que comenzará con una devaluación brusca que busque unificar el tipo de cambio o al menos achicar la brecha entre el dólar oficial y el ilegal
Milei ahora propone otra cosa: una estabilización más ortodoxa de la mano del plan de Caputo. Se trata de un ajuste del gasto público que comenzará con una devaluación brusca que busque unificar el tipo de cambio o al menos achicar la brecha entre el dólar oficial y el ilegal. Por eso, el mandatario habló de que el control definitivo de la inflación llevará entre 18 y 24 meses en los que el país atravesará una “estanflación”. Es decir, estancamiento económico pero con inflación.
Si bien el concepto fue furor durante algunos días en medios de comunicación y redes sociales, Kalos aseguró que Argentina vive una estanflación “desde hace 12 años”. “A partir de 2011 tuvimos un estancamiento económico, con una caída de 2016 a 2020 y alguna recuperación parcial posterior pero, en definitiva, hoy Argentina tiene un PBI per cápita menor al de hace 12 años”, puntualizó.
De este modo, que el planteo del nuevo gobierno sea profundizar esta situación es un problema porque “es un plan de estabilización demasiado largo y eso tiende a fracasar”. “Lo que pasa es que es cierto que el plan que propone Milei tiene que esperar para empezar, porque no tiene dólares”, consideró el director de EPyCA.
Ajuste y ganar tiempo
Otra de las promesas de campaña de Milei fue hacer un recorte presupuestario de 15 puntos sobre el Producto Interno Bruto (PIB). Un ajuste que, en teoría, iba a pagar “la casta” política. Un significante que cada persona podía rellenar como quisiera, pero que siempre era otro sujeto social.
Nuevamente, tras la victoria esta idea fue matizada. “Era imposible porque esos 15 puntos son mucho más de la mitad de todo el gasto público nacional”, detalló Kalos y agregó: ”implicaba dejar de pagar jubilaciones o, incluso si dejaba de pagar todo lo demás y no gastaba en nada, aún así tendría que dejar de pagarle a algunos jubilados”.
Recalculando, ahora sostiene que en realidad se refería a 5 puntos del PIB, que es prácticamente el déficit financiero argentino y los otros 10 puntos serían de déficit “cuasi fiscal”. Como señala un artículo del portal Chequeado, esto hace referencia a los pasivos del Banco Central de la República Argentina (BCRA) que “son más altos que sus activos”. Puntualmente se pone el foco en la base monetaria de dinero circulante y las Letras de Liquidez (Leliq).
Argentina
Argentina ¿Por qué ganó Milei?
Las Leliq son un instrumento monetario del BCRA con el cual trata de manejar la liquidez en el mercado y que es de uso exclusivo para entidades financieras. “Dado los excesos de emisión monetaria que hubo en los últimos 15 años, sobre todo desde que se acaba la deuda que puede tomar Macri en febrero de 2018, el Estado tiende a emitir pesos para pagar el déficit fiscal abultado”, explicó Kalos.
Esa emisión monetaria, el BCRA la manejó con las Leliq a las cuales Milei les pone una prioridad en su discurso, diciendo que es lo primero que tiene que resolver para después resolver el resto. Se trata de algo que “desde lo técnico uno puede decir que no es cierto, no es necesario solucionar esto primero”, argumentó el economista.
Por eso consideró que “está ganando tiempo, poniendo un primer objetivo que le va a llevar varios meses resolver, para en ese lapso ir buscando los dólares y entendiendo cómo va a hacer para levantar el ‘cepo’ cambiario”. “Creo que es una estrategia política dilatoria. Si vemos que introduce una propuesta de solución abrupta y rápida para las Leliq también significará un error. Porque estará usando los recursos que no sobran en Argentina, para solucionar algo que no es un problema urgente”, concluyó.
Ganadores y perdedores
Aunque gran parte de los argentinos y argentinas esperan que sus condiciones de vida mejoren, todo este panorama da cuenta de un escenario en el que unos pocos se van a beneficiar en detrimento de las mayorías populares.
En ese sentido, Ogando reflexionó que “los sectores industriales, fundamentalmente anclados en el mercado interno, de baja composición de capital y baja productividad del trabajo en términos de estándares internacionales, van a sufrir el programa de ajuste”. Se trata de las Pequeñas y Medianas Empresas, las llamadas PyMES que son, ni más ni menos, el sector que más puestos de trabajo precisa.
En cambio el capital financiero y bancario “va a tener una gran capacidad de hacer negocios y la puesta en el Ministerio de una persona como Caputo refuerza esa idea”. En este grupo también entran sectores de la gran burguesía industrial que está absolutamente transnacionalizada en Argentina y que “se encuentran muy cómodos y tienen muchas expectativas en este gobierno”.
“Seguramente algunos gremios a los que ya les anunciaron que van a ser atacados, como los empleados estatales, van a ser los primeros que salgan a la calle. Pero no sé si vamos a vivir en el cortísimo plazo una reacción como la que hubo contra Macri”
Es el caso del grupo industrial más importante del país: Techint, que fue el mayor aportante formal de la campaña de Milei. “Ahí hay un sector que tiene la espalda suficiente para tolerar un programa de ajuste y apuesta a que el ataque sobre los derechos de los trabajadores produzca un disciplinamiento de largo plazo sobre la clase obrera”, resumió el sociólogo.
Respecto a los sectores populares y organizados, Ogando remarcó que Argentina tiene “una gran tradición de lucha popular y eso no va a desaparecer de un día para el otro”. Pero no se mostró optimista en relación a la magnitud de la resistencia inicial que va a enfrentar Milei, “no sólo por la legitimidad de los votos, sino porque el movimiento social, el feminismo y los sindicatos vienen golpeados”.
“Seguramente algunos gremios a los que ya les anunciaron que van a ser atacados, como los empleados estatales, van a ser los primeros que salgan a la calle. Pero no sé si vamos a vivir en el cortísimo plazo una reacción como la que hubo contra Macri”, dijo. “Ese proceso de recomposición social va a llevar un tiempo. Y ni hablar la recomposición de una oposición política que frente al fracaso de la conducción del peronismo, va a ser aún más larga”, completó.