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Argentina
Boxeo popular en Isla Maciel: solidaridad frente al voluntariado asistencialista
El proyecto Boxeo Popular, gestionado desde la asociación La Cultura del Barrio, surgió en 2018 para generar un espacio deportivo gratuito, de encuentro e intercambio, contra la lógica de mercado e individualista en el barrio bonaerense de Isla Maciel. Pero esta experiencia no se queda solo en lo deportivo.
A solo unos cientos de metros de las famosas calles del barrio de La Boca, atestadas de turistas y vendedores con camisetas de Maradona, se encuentra Isla Maciel. Al cruzar por el puente Nicolás Avellaneda no hay tornos, no hay vallas; pero se atraviesa una frontera. En una de sus entradas un cartel reza “Bienvenidos a la Famosa Isla Maciel”. El barrio recibe con sus conventillos —casas de chapa y madera de finales del siglo XIX— y calles mal asfaltadas donde los vecinos han colocado piscinas artesanales para superar la época de calor.
En realidad, se parece mucho más a una de las villas del conurbano que a los barrios céntricos de la capital bonaerense junto a los que se sitúa. Isla Maciel fue una antigua zona de prostíbulos entre los que destacaba el famoso Faro rojo, según relata Luis, miembro del proyecto Boxeo Popular, creado y gestionado desde la asociación La Cultura del Barrio. La iniciativa, que surgió en 2018, tiene como finalidad generar un espacio deportivo gratuito, de encuentro e intercambio, contra la lógica de mercado e individualista, en la que acceder a un derecho es solo para quien puede pagarlo. Pero esto es solo la punta de la lanza de un proyecto mucho más ambicioso.
La idea del proyecto Boxeo Popular es “generar espacios de formación político-social e ideológica, fomentando acciones que tiendan a la organización y construcción de alternativas reales, que dejen atrás el individualismo e inviten apensarse desde lo colectivo en un sistema basado en la desigualdad social”, como argumentan desde la asociación. Para ello. el proyecto cuenta con un pequeño equipo: dos licenciados en trabajo social, tres profesores de boxeo, dos voluntarias y una docente apoyada por otras dos voluntarias estudiantes de Ciencias Sociales y docencia.
“Nuestra búsqueda es constante y el objetivo final va cambiando según las necesidades propias del barrio”, explica Luis. “Buscamos que el proyecto pueda seguir independientemente de las personas que hoy formamos parte; que los mismos pibes se apropien de nuestras formas y puedan llenarlas de contenido propio en base a lo que viven día a día”, añade. El miembro del proyecto hace alusión a la importancia de que la respuesta a las problemáticas sociales sean colectivas: “Creo que hablar en términos de victoria sería imposible en un contexto donde la derrota es cosa de todos los días en todos los aspectos, donde la pobreza golpea y donde el Estado y los derechos están ausentes. Pero entendemos que la respuesta debe salir desde los barrios y no individualmente”. En eso dice que se enfocan: “Trabajamos día a día tratando de crear lazos de solidaridad”.
Sociedad producto
Boxeo Popular se enfrenta al tiempo y a una sociedad donde todo se convierte en producto. La solidaridad y su representación en el terreno —el voluntariado— no es ajeno a estos procesos. Si bien el voluntariado y la ayuda social siempre han sido el ejemplo de solidaridad entre iguales, ahora no son pocas las empresas que venden estas prácticas como una experiencia personal enriquecedora. Además, muchas ONG y gobiernos se han sumado a esta visión, que genera trabajadores gratis y visibilidad mediática. Un voluntariado asistencialista, preferiblemente a cientos de kilómetros del hogar. Un destino aventurero y exótico que rellene la cuenta de Instagram. Una experiencia egocéntrica y caritativa que convierte a los otros en meros productos de una experiencia personal.
Laura, también integrante del colectivo, es bastante clara cuando se le pregunta al respecto: “Los proyectos asistencialistas solo buscan generar parches, no están interesados en apostar por cambios estructurales”, aunque señala que la asistencia en los barrios es necesaria. Sin embargo, critica el asistencialismo basado en la caridad: “Las buenas voluntades vacías de contenido en términos de transformación social, donde sí opera una moral de clase distinta, ya sea la moral de opresor o la moral de la culpa de clase”. Para ella, se trata de “una práctica constante sobre el otro, sobre cómo tiene que vivir, lo que tiene que hacer, la supremacía del 'yo te doy porque tú eres pobre y no puedes valerte por ti mismo'”.
Pero este proyecto solidario sabe dónde se mueve y que lucha contra algo grande. La desigualdad social constituye una realidad sumamente compleja, que en términos de pobreza no se limita solamente a la cuestión de los ingresos económicos. Boxeo Popular argumenta que es importante poner en contexto y tener en cuenta la trayectoria de estos niños, niñas y adolescentes cuyos derechos son sucesivamente vulnerados y que han resultado desatendidos en sus necesidades sociales básicas.
Esta vulneración de derechos a infantes y jóvenes, sumada a la criminalización y estigmatización que recae brutalmente sobre los barrios, se traduce, como señala el filósofo esloveno Slavoj Žižek, en una constante violencia estructural, simbólica y subjetiva a la que quedan expuestos. La escuela de boxeo, sin embargo, establece un diálogo de ayuda y cooperación entre iguales, un diálogo de tú a tú, “porque los sectores populares tienen voz, los pibes tienen voz, no necesitan que nadie los interprete o hablen por ellos; porque para construir alternativas reales necesitamos justamente de sus saberes, de sus experiencias y de sus deseos. No se trata de construir sobre el otro, se trata de construir con el otro”, señala Laura.
Precario y prescindible
Paseando con el equipo de Boxeo Popular, un mural que recuerda a dos chicos víctimas del gatillo fácil señala la realidad violenta en la cotidianeidad de este barrio. Laura habla del papel que cumple la gente de estas áreas para la sociedad: “Lo que el sistema, los gobiernos y la sociedad quiere y necesita es que exista una parte de la sociedad que sea prescindible. Y para que sea prescindible y convertirlo en el chivo expiatorio, primero hay que precarizar todos sus derechos y excluirlo”, sostiene. “Aunque parezca una boludez, rearmar la red socioafectiva y comunitaria de una piba o de una familia, tomarse el laburo de juntarse y estar aunque sea un día a la semana, pero siempre estar potenciando, eso también es evitar la exclusión”, añade.
Se trata de un barrio lleno de necesidades, necesidades que se deben paliar para poder iniciar un proyecto de esta envergadura. Como señala Laura, “hay cosas que no se tienen ni se pueden obviar: cómo generar un espacio contenedor y que este esté en las mejores condiciones posibles; que los niños, niñas y adolescentes que participan del proyecto tengan mínimamente ese día la panza llena para poder realizar las distintas actividades; que la pasen bien al mismo tiempo que se genera un vínculo de confianza y respeto con cada uno de ellos que les permite expresarse individual y grupalmente... La escucha dignifica”.
Además del boxeo, existe un aula de trabajo donde el dibujo libre o las manualidades toman protagonismo. Otro de los puntos clave es la comida, que se reparte los días de actividad en los dos barrios en los que trabajan, ya que además de en Isla Maciel el proyecto también está funcionando en El Docke, un barrio de características similares. Pero las actividades son solo la puerta de entrada para conocer y trabajar con un monstruo mucho mayor en términos de problemáticas sociales complejas donde aparecen diferentes versiones: maltrato infantil y juvenil, violencia de género, abuso sexual intrafamiliar, violencia intrafamiliar, etcétera.
La jornada del colectivo termina en una exhibición en el colegio local a la que han sido invitados. El boxeo popular desde dentro de esta comunidad hace que la creación de lazos con otros actores o instituciones del entorno sea continua e inevitable. “Los pibes van a la escuela, entonces hay que juntarse con la gente de la escuela para laburar en conjunto”, cuenta Laura. “Ellos y ellas necesitan ver a un médico, por lo que nos juntamos con las profesionales de la salita para laburar en conjunto. ¿Las madres tienen que actualizar la documentación? Vamos y hablamos con la Dirección de Niñez del municipio para garantizarlo. Acá se trata de armar y rearmar esas redes que sostienen a las familias”.
Isla Maciel y su boxeo popular son, como explican desde el colectivo, “un proyecto solidario de clase porque lo que busca precisamente es potenciar lo propio del barrio desde los saberes populares hasta retomar la autodefensa popular y generar alternativas reales y concretas”. Pero para llegar a eso, matizan, “también es necesario saber desde dónde una arranca, y asumir que es un trabajo de hormiga y constante”, según señalan.
Son un ejemplo claro de solidaridad combativa. Un espacio y un equipo humano donde, a través de los guantes, los sacos, el dibujo o el deporte, los chicos aprenden a tejer redes. “Esto tiene que ver con generar espacios con sentido de pertenencia de clase obrera, con identidad, de autodefensa, de solidaridad entre ellos, y también con potenciar sus capacidades para construir colectivamente en su barrio de forma comunitaria”, señala Laura.
Se refiere a espacios que en el futuro se sostengan por ellos mismos “como referentes de sus propios barrios, con sentido de pertenencia de clase, con todo lo que eso conlleva a la hora de pensarse y accionar”. Una forma de luchar contra la exclusión que trabaja desde la solidaridad de los que se saben iguales y, como apuntan sus camisetas, hacerlo “contra todo prejuicio”.
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Gracias por escribir de boxeo yo me aficioné al boxeo gracias a que vi por televisión en los años 60 combates de Cassius Clay y Pepe Legrá.
Yo en México me aficioné al box gracias a los combates del cubano nacionalizado mexicano José Mantequilla Nápoles, a José Legrá lo vi en 1972 ganarle en Monterrey al mexicano Clemente Sánchez el campeonato del mundo de los pesos plumas y recuerdo que Legrá le dijo a Clemente Sánchez al subir al ring cuando lo vio con el cinturón de campeón del mundo: "Tú ni eres campeón del mundo ni nada ¿ para que llevas ese cinturón para sujetarte los pantalones?" ,yo creí a que Legrá estaba asustado y me equivoque pues en el primer round mandó a Clemente Sánchez a la lona 3 veces y en el décimo round el referee paró la pelea y le levantó la mano a José Legrá .
José Legrá era el Muhammad Alí de los pesos plumas y Muhammad Alí era el José Legrá de los pesos completos.
https://www.youtube.com/watch?v=BQzfrOsBTGM
https://www.youtube.com/watch?v=e6GjwPxtLVs
https://www.youtube.com/watch?v=FPPug8vFIJU
https://www.youtube.com/watch?v=CnqrXBnwwu0
https://www.rtve.es/alacarta/videos/conexion-vintage/conexion-vintage-jose-legra-puma-baracoa-capitulo-1/5526579/
https://www.rtve.es/alacarta/videos/conexion-vintage/conexion-vintage-jose-legra-puma-baracoa-capitulo-2/5532342/
Es un bello gesto y asi se demuestra que eboceo es un deporte noble y bello.