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Antifascismo
Numerosos heridos, un joven en la UCI y ningún detenido tras la agresión fascista en La Cosa Nostra
“Nos pilló a todos de improvisto, en un ambiente relajado con amigos, familias con chiquillos... Nos vimos con todo esto encima y lo que vino después”, comienza relatando José, un joven de 26 años que se encontraba en la calle del casal de la Cosa Nostra y que llevaba ahí todo el día." Vi que la gente corría y se dispersaba y fui a ver lo que sucedía. Llegué donde estaban los nazis con los bates de béisbol y enseguida, gracias a la gente que estábamos allá, empezaron a retroceder hasta que llegó la policía con furgones y cortaron el paso, permitiendo a los agresores que se fueran con total impunidad”, se lamenta. “Cuando le reprochamos a la policía que no identificara a los agresores y que no dejara pasar a la ambulancia nos sacaron las porras extensibles a nosotros” nos cuenta. “Yo sentí mucha rabia por la impunidad con la que todo sucedió. Rabia porque llegó la policía y no actuó”, insiste.
José insiste en que “no hubo un solo agredido, hubo más gente con brechas en la cabeza, puñetazos, moratones, etc”. Irene, es profesora de instituto y había quedado con otras docentes de secundaria para ir al Centro Social de la Cosa Nostra “porque tocaba un grupo de chicas”. Cuenta que estaba en la calle “porque dentro no se cabía, yo creo que había unas 300 personas entre el casal y la calle San Miguel, que estaba llena. Eran sobre las once y media de la noche cuando vi a una chica con sangre en la cabeza”, recuerda Irene.
“Cuando le reprochamos a la policía que no identificara a los agresores y que no dejara pasar a la ambulancia nos sacaron las porras extensibles a nosotros”
“Comenzaron a caer tercios de cerveza y la gente empezó a correr”. Fue entonces cuando se refugió en la cercana Plaza l ´Ereta con unos amigos y desde allí pudo ver como llegaba la policía. “Vi dos furgonetas de la policía nacional y junto a ellas corrían varios policías antidisturbios con armas lanza pelotas y después vi a un chico sangrando en un portal”. Irene afirma sentirse “muy indignada, porque este grupo de neonazis ya había estado por ahí persiguiendo a un chico”.
Nos cuenta Alicia, una joven de 36 años se dirigía a la calle San Miguel con una amiga sobre las once de la noche. “No entendíamos que estaba pasando, pero nos olimos el peligro, por eso nos fuimos a dar la vuelta a la manzana y cuando volvimos ya había pasado todo”. Alicia recuerda que al llegar a la calle San Miguel vio “a una chica que le habían dado un golpe en la nariz, a otro chico que tenía sangre en la cabeza, y que estaba llegando la policía en seguida”. Alicia se quedó en el concierto, aunque “luego teníamos miedo por si volvían”.
“Vimos como a 20 o 30 chavales, muy jóvenes, con bates y maderas corriendo y saltaron una valla verde de esas bajitas que había a la entrada de la calle”
Otra de las personas que estuvo presente en la agresión, Maki, de 43 años, cuenta que había ido al concierto con unos amigos pero se encontraba fuera del casal en el momento en que notó como una botella le pasaba por “al lado de la cara, me giré y los vi a ellos y por eso fui hacia donde estaba la gente”. Maki nos cuenta como caían botellas y palos hasta que “las personas congregadas en la calle San Miguel fueron hacia los agresores obligándoles a recular”. Y que en la vecina calle San Félix se encontró a ”una amiga con un chico con la cabeza abierta tapándole la hemorragia y los nazis huyendo por la calle”. “Enseguida llegó la policía”, nos cuenta, “nosotros les decíamos por dónde se habían ido los nazis pero parecía que eso no les interesaba, creo que ese chico ni siquiera había estado en la Cosa Nostra le debieron de pegar porque llevaba el pelo largo”.
Después relata que volvió a la calle San Miguel y allí vio a otra persona en el suelo que cree debe de ser “ el chaval que está en la UCI”. “Yo tuve sensación de que eso era una cacería totalmente organizada, con el permiso de la policía”, nos dice preocupado, ”por la tarde vi parado dos veces un coche de la policía y cuando los nazis aparecieron el coche no estaba y luego llegaron hasta antidisturbios cerrando las calles”
Conexiones con el juicio que se celebra contra la extrema derecha en València
Este seis de marzo se celebra la vista oral contra dos de los fascistas acusados de las agresiones del 9 de octubre de 2017 a los manifestantes, periodistas y fotoperiodistas en la tradicional marcha de las entidades de la cultura valenciana en la “Diada”.
Los otros 26 acusados aceptaron el pasado quince de febrero, tras un pacto de conformidad entre las partes, entre 12 y 24 meses de cárcel cada uno. Además de pagar 49.000 euros de costas, y no poder acercarse a las personas agredidas durante tres años y cinco meses, ni acercarse a menos de 100 metros a las sedes de las organizaciones que convocaron la manifestación, ni a 300 metros de los actos que organicen.
Uno de esos 26 condenados, un conocido neonazi castellonense, fue representado en el juicio por el abogado y concejal de seguridad ciudadana y emergencias (responsable político de la policía local) de Vox en el Ayuntamiento de Castellón, Antonio Ortolá.
Uno de esos 26 condenados, un conocido neonazi castellonense, fue representado en el juicio por el abogado y concejal de seguridad ciudadana y emergencias (responsable político de la policía local) de Vox en el Ayuntamiento de Castellón, Antonio Ortolá. Para Toni Gisbert, portavoz de la Comisión 9 de Octubre, -plataforma de asociaciones, sindicatos y partidos que se personaron como acusación particular este juicio- “la cuestión clave de la lucha contra el fascismo no es la existencia o no de grupúsculos fascistas, que en un grado u otro existen en todas las sociedades contemporáneas, normalmente con una dimensión marginal. Los que los puede convertir en potencialmente peligrosos es si su actuación cuenta o no con impunidad (policial, judicial y social) y, sobre todo, las posibles complicidades políticas y sociales”.
Es por ello que Gisbert opina que “el ejemplo positivo más reciente es el caso de València y las agresiones a la manifestación del 9 de Octubre de 2017: gracias al trabajo conjunto de asociaciones, sindicatos y partidos, y del gobierno municipal de València de aquel momento, hemos conseguido, primero, identificar los agresores; segundo forzar que el València CF retire el carné de socios a los agresores y disuelva la peña ultra Yomus y, tercero, que 26 de los 28 acusados reconozcan su delito y se conforman con las penas que pedíamos, tal era la presión social y mediática conseguida”.
“Es la complicidad política del PP y social del Castelló CF lo que da alas a la violencia fascista”, afirma Toni Gisbert
Para Gisbert en el caso de Castellón, “ahora la prueba recae sobre la alcaldesa, puesto que mientras mantenga como regidor a un instigador de las agresiones será cómplice. Y sobre el Castelló CF, que con su permisividad en las gradas es directamente responsable del clima de violencia. Hace falta que la sociedad castellonense exija la dimisión del regidor ultra y que el Castelló CF disuelva la peña ultra y retire el carné de socio a sus miembros. Es la complicidad política del PP y social del Castelló CF lo que da alas a la violencia fascista a Castelló”.
Reacción antifascista de La Cosa Nostra
Por su parte el colectivo La Cosa Nostra Castelló Antifa Social Club ha convocado una concentración para el próximo sábado a las 17 h en la Plaza de l´Ereta contra el fascismo y en solidaridad con las personas heridas. Una persona de La Cosa Nostra con la que ha podido hablar este periódico confirma que al menos son diez las personas heridas, además del joven que continua en la UCI con pronóstico reservado y que se han interpuesto varias denuncias. La Cosa Nostra continúa responsabilizando de los hechos al concejal de Vox, Antonio Ortolá, a quien califican de “impresentable”, porque dicen “ es conocedor perfectamente de que el principal presunto agresor es un conocido neonazi cliente suyo”.
Para este miembro de La Cosa Nostra el concejal de policía ”es un miserable que lleva mucho tiempo señalándonos y deshumanizándonos y es el responsable político de lo que ha sucedido”. Es por ello que piden su “dimisión fulminante”. El joven castellonense se lamenta “del doble rasero” y se sorprende que “no hubiera detenciones con la cantidad de información que ha aparecido en los medios sobre los agresores”.
También agradece las numerosas muestras de “solidaridad y cariño” recibidas de todo el estado español, no así “ni del gobierno municipal ni del club de fútbol donde acuden algunos de los neonazis”. Y añade que “la alcaldesa Begoña Carrasco también nos criminaliza y minimiza y justifica otras agresiones anteriores que hemos vivido porque contra nosotros vale cualquier cosa ya que pretenden exterminarnos y eliminarnos de la ciudad”.