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Neoliberalismo
Mercadocracia: gobierno de los mercados y sus mercaderes
Las fugas cotidianas del capital, de las empresas, por lo general grandes corporaciones, a otros territorios… son las deslocalizaciones “legales” y con garantía jurídica de la U€, que dejan las economías de las personas en los territorios de donde “huyen”, cual yermo donde nada se puede cultivar y el paisaje humano se empobrece y se embrutece.
La cuestión que debiera estar en el debate de la gente, de las personas, sean de clases asalariadas y/o clases medias, no es un “trapo o bandera”, por más que este pueda tener la capacidad hipnótica de creer en “paraísos”, sino que sucede con su “capacidad” de decidir acerca de los asuntos cotidianos: empleos, rentas, salud, educación, cultura, cuidados, pensiones, hábitat, comida, medioambiente, libertad…
Debate ausente, más allá del “falso debate” (por más que le den la impronta sagrada de legalidad constitucional) de “quién debe decidir acerca de los límites políticos y jurídicos de los territorios”, si todo el Estado o solo los del territorio, y a esto le llaman “democracia”.
Las personas, la gente, o cuestionamos la palabra “democracia”, cuando esta no significa nada más que aquello que da “seguridad al capital y al mercado”, y por extensión a sus representantes políticos, es decir los partidos, o estaremos en caída libre (como así sucede) hacia el abismo o la barbarie.
El capitalismo neoliberal, y sus oligarquías políticas, resolvió el binomio “democracia-mercado” allá por los 70 del siglo pasado. La ficción (funcional para la tasa de ganancia) del “pacto social no escrito con las clases asalariadas”, se finiquitó y el mercado y sus mercaderes deslocalizaron sus capitales, es decir sus empresas, para llevárselas a los nuevos nichos de mercado que brindaba la “globalización” (Asia, Europa del Este, etc.) y las leyes nacionales y las directivas europeas, fueron adaptadas a las nuevas reglas de juego.
¿Quién votó dichas leyes que amparaban la seguridad jurídica del capital y convertían las ciudades y territorios en auténticos eriales? Desde el lado formal, los legislativos y gobiernos salidos de las urnas y desde el lado “real” los capitales -que no se presentan a las elecciones-fueron los que crearon esa arquitectura jurídica de la impunidad, que se llevó por delante sectores industriales de las ciudades y territorios “ricos”, causando la desolación y el empobrecimiento de sus poblaciones (1).
Las “democracias de mercado” se muestran impotentes para parar el tsunami del capitalismo neoliberal depredador y desposeedor, reinterpretando el término “democracia” desde la gestión única del capital y su libertad absoluta de movimiento sin nada ni nadie -es decir, legislaciones, regulaciones, etc.- que impida su expansión.
Los estados, los gobiernos nacionales, entregan al mercado y a sus dueños las grandes corporaciones, los últimos restos de “soberanía”: los Servicios Públicos fundamentales de toda la ciudadanía, especialmente sanidad, educación, pensiones…, para lo cual vuelven a cambiar las reglas de juego, es decir, modifican constituciones y legalidad, en tiempos récords y sin previa consulta (referéndums) con las personas.
Las reglas de juego (constituciones, legalidad) cambian en función del aseguramiento de la tasa de ganancia del capital, aún a riesgo de empobrecer, precarizar y destruir cualquier base de justicia social, para más de dos tercios de la población española.
El artículo 135 de la CE, con sus leyes de desarrollo: Ley de Estabilidad Presupuestaria y Sostenibilidad Financiera, Ley del Régimen Local, Ley Mordaza, Reforma Laboral, Reforma de Pensiones y reales decretos de desmantelamiento de los servicios esenciales (sanidad, educación, cuidados-dependencia, cultura, investigación…) es la nueva forma de “democracia”, es decir de mercadocracia.
En clave política la explicación de “la que está cayendo”: quienes detentan el poder del dinero, el cual por cierto no tiene patria y sí domicilios sociales y fiscales de conveniencia (2), y operan con un sistema fiscal que les exime de contribuir en la medida de sus ganancias a la Caja Común, tienen, además, todas las medidas coercitivas y fuerzas de represión en su nómina, y venden el relato de lo que es “bueno y malo para todos y todas” o en la acepción “moderna de la mercadocracia”, lo que es bueno “para la patria, la economía o Europa…”
Claro, resulta que la gente sufrimos una “esquizofrenia” ante este relato, pues la realidad del empleo, del desempleo, de la desigualdad, del empobrecimiento material y la precarización integral de nuestras vidas, del ver cómo se destruyen las bases solidarias y comunes de la realidad cotidiana… nos niega esa realidad de “recuperación y de la arcadia feliz” a la vez que nos empuja a desear creer aún en la “utopía del estado de bienestar”, y, a veces o casi siempre, nos empuja a envolvernos en los “mismos trapos” que nuestros amos.
(1) Alguna explicación sobre el Brexit y la llegada de Trump al poder tiene que ver con las consecuencias de la economía globalizada.
(2) Todas las Empresas del Ibex 35 operan en paraísos fiscales, en mercados offshore y los grandes ricos “patrios” tienen sus patrimonios en SICAV.