Actualidad africana
Entre elecciones poco creíbles y muertos en el mar, mirando a EE UU de reojo

Las últimas elecciones en el continente han mostrado la sed de poder de algunos de los presidentes que dinamitan el prestigio institucional con resultados increíbles. Sin embargo, las sociedades civiles continúan movilizadas, contra los ataques a la democracia, pero también para construir la paz en las crisis de convivencia y para evitar que los jóvenes sigan muriendo en el mar.

6 nov 2020 06:00

En las últimas semanas se han proclamado los resultados de tres elecciones presidenciales en el continente africano. Todas ellas han desembocado en la movilización de las organizaciones de la sociedad civil ante la poca credibilidad de esos escrutinios y ante los atropellos de los presidentes de turno. De la misma manera, se ha producido una reacción ante una escalada de violencia en Camerún en el conocido como “problema anglófono”, mientras en Nigeria se rescata y se recuerda la figura de Ken Saro-Wiwa como un activista incasable y en Senegal la población expresa su hartazgo de que las autoridades cierren los ojos ante los naufragios de los migrantes.

Heridas abiertas en las urnas

En los últimos días se han proclamado oficialmente los resultados de las tres elecciones presidenciales más recientes celebradas en el continente africano, en la República de Guinea, en Costa de Marfil y en Tanzania. El resultado en los tres casos ha sido la reelección de los presidentes en ejercicio, lo que supone el inicio de unos controvertidos terceros mandatos en el caso del guineano Alpha Condé y del marfileño Alassane Ouattara y el mantenimiento en el poder del tanzano John Magufuli, que ha caracterizado su régimen por el hostigamiento a la sociedad civil y a la oposición política.

Intentando huir de las generalidades y reconociendo las particularidades de cada uno de los tres casos, los acontecimientos muestran algunos rasgos comunes que esbozan un empeoramiento de las condiciones de la democracia institucional. A pesar de la proclamación oficial de los resultados, numerosos observadores han llamado la atención sobre cuestiones sospechosas, como los porcentajes de apoyo que se mueven entre el 90 e incluso el 100% para el candidato ganador, las tasas de participación que superan el 100%, o los resultados calcados voto a voto, de unas regiones a otras.

En las tres últimas elecciones en el continente, numerosos observadores han llamado la atención sobre cuestiones sospechosas: porcentajes de apoyo que se mueven entre el 90 e incluso el 100% para el candidato ganador, o tasas de participación que superan el 100%

También se han reproducido los bloqueos de Internet, por ejemplo, en Tanzania y Guinea; la violencia poselectoral en los tres casos, con enfrentamientos entre partidarios de diferentes candidatos, especialmente virulentos en Costa de Marfil; el hostigamiento a la oposición en el caso de Guinea o incluso la detención de algunos de sus líderes, por ejemplo en Tanzania. Frente a esas situaciones en los tres casos, las organizaciones sociales y en cierta medida los partidos opositores han llamado a la protesta, a la resistencia y a la contestación de los resultados.

Escalada en la crisis anglófona en Camerún

El pasado 24 de octubre unos hombres no identificados irrumpieron en una escuela de la localidad de Kumba en la región Sudoeste de Camerún y tirotearon a los y las alumnas de entre 12 y 14 años presentes en el aula, provocando entre seis y ocho muertos (según las fuentes locales) y más de una decena de heridos. Este violento ataque ha vuelto a centrar la atención sobre el conocido como “problema anglófono”. Un conflicto de larga duración en el país centroafricano que periódicamente experimenta escaladas de la tensión y la violencia. Aún no se ha esclarecido la autoría del asalto mortal, pero tanto las autoridades camerunesas como algunos líderes independentistas anglófonos se han apresurado a condenar la masacre. En medio de la confusión y la indignación se ha desencadenado una nueva corriente de personalidades y organizaciones de la sociedad civil que reclaman la investigación de los hechos, pero, sobre todo, una acción decidida para la resolución de este conflicto. Desde el asalto a la escuela de Kumba se han reproducido los episodios de pánico y las falsas alarmas de ataques similares.
En Camerún, el “problema anglófono”, hunde sus raíces en el reparto colonial, la descolonización, la construcción nacional y la instrumentalización de las diferencias culturales

La crisis abierta en relación con la inserción de la dos regiones anglófonas en la mayoría francófona del país, que se ha conocido como el “problema anglófono”, hunde sus raíces en el reparto colonial, la descolonización, la construcción nacional y la instrumentalización de las diferencias culturales. En sus últimos episodios desencadenó una espiral de violencia en 2016 debido a la represión de las manifestaciones de abogados y profesores en las dos regiones.

Un año después, el 1 de octubre de 2017, el movimiento separatista daba un paso simbólico y declaraba la independencia de Ambazonia. Desde entonces han continuado los episodios de represión y los enfrentamientos violentos que habitualmente no reciben atención mediática. En los últimos tiempos las escuelas se han convertido en uno de los terreno habituales del conflicto, que también se ha cebado con los centros sanitarios y que ha provocado alrededor de 3.000 víctimas mortales.

Mirando a EEUU

En clave satírica, el ilustrador y comentarista político keniano Patrick Gathara le daba la vuelta a la tortilla en su percepción de las elecciones en Estados Unidos. El domingo compartía un hilo en Twitter en el que reproducía los rasgos más habituales con los que en los medios del Norte global se analizan las elecciones en el continente africano, pero dedicados a la contienda electoral entre Trump y Biden. Algunos analistas africanos han reclamado un cierta reciprocidad en las imágenes que se proyectan de las citas electorales, ahora que la llamada a las urnas en Estados Unidos llega marcada por episodios de violencia, por la desconfianza, por las amenazas de fraude electoral y por las manipulación de los propios electores. El propio Gathara reclamaba la competencia africana en la celebración de elecciones, las transiciones pacíficas que se han producido en el continente y el arbitraje impecable de algunos sistemas judiciales que se han demostrado independientes.

Más allá de la comparación, desde el continente africano se mira con interés a las elecciones en Estados Unidos porque el próximo inquilino del despacho oval puede impulsar políticas que afecten considerablemente a la vida diaria de los y las africanas. Es previsible que las iniciativas de orden económico, es decir, las medidas destinadas a favorecer el desembarco de empresas estadounidenses en África, continúen siendo el pilar de la política exterior de la Casa Blanca, al margen de su residente.

Destacan la falta de respeto con la que Trump ha tratado a África, que no ha visitado en todo su mandato y cuya dedicatoria más destacada fue el episodio de los “agujeros de mierda” que dedicó a algunos países del continente a cuenta de la política migratoria

En algunos análisis destaca la falta de respeto con la que Trump ha tratado a África, que no ha visitado en todo su mandato y cuya dedicatoria más destacada fue el episodio de los “agujeros de mierda” que dedicó a algunos países del continente a cuenta de la política migratoria. Las políticas de lucha contra el cambio climático, la militarización, la interacción con China en el suelo africano o las relaciones bilaterales basadas en la colaboración podrían ser algunos de los elementos determinantes de la política exterior, según quién sea el ganador de las elecciones en Estados Unidos.

25 años del asesinato de Ken Saro Wiwa

Hace 25 años, el régimen militar del general nigeriano Sani Abacha colgó hasta la muerte a Kenule Beeson “Ken” Saro-Wiwa y otros ocho líderes del MOSOP (Movimiento para la supervivencia del pueblo ogoni, en inglés). El nombre de Saro-Wiwa había sonado como aspirante al Nobel de literatura en las quinielas oficiosas por sus creaciones teatrales y sus novelas. Paralelamente, el escritor nigeriano recibió el premio Right Livelihood, conocido como el premio Nobel alternativo, y el premio Golmand que se considera el más valioso de la defensa del Medio Ambiente, por su activismo y su lucha por las condiciones de vida de su pueblo y la protección del entorno natural en la región del Delta del país.

Desde finales de la década de los cincuenta, el delta del río Níger, al sur de Nigeria, está sometido a una enorme presión ambiental debido a una explotación petrolífera marcada por la escasa inversión de las empresas, entre otras Shell, en las infraestructuras que ha provocado constantes vertidos y filtraciones. Las formas de vida habituales del pueblo ogoni se vieron imposibilitadas por esa contaminación permitida por los sucesivos gobiernos militares.

Ken Saro-Wiwa, ejecutado hace 25 años, era uno de los líderes del pueblo ogoni y se implicó en la defensa de sus condiciones de vida, que pasaba por la protección de la naturaleza en la región del Delta, en Nigeria

Ken Saro-Wiwa era uno de los líderes del pueblo ogoni y se implicó en la defensa de sus condiciones de vida, que pasaba por la protección de la naturaleza en esa zona especialmente sensible. La constancia de la lucha liderada por el escritor y la legitimidad y visibilidad conseguida por sus apuesta por la resistencia pacífica se convirtió en una constante molestia para el régimen de Abacha que decidió, presuntamente asesorado por las empresas explotadoras, acabar con la vida del activista. Tuvo que hacerlo el día 10 de noviembre de 1995, a escondidas y con un enorme despliegue del ejército y después de un montaje policial y un juicio farsa, que con el paso del tiempo ha sido completamente desmontado. Precisamente ahora que Nigeria se encuentra sumida en una considerable crisis social e institucional, muchos son los que recuerdan la firmeza cívica y la coherencia de Ken Saro-Wiwa.

El naufragio con más víctimas del año en Senegal

Es difícil establecer con certeza cuántos migrantes han muerto en las últimas semanas en las costas de Senegal y Mauritania debido a accidentes en las embarcaciones con las que intentaban llegar a las islas Canarias. Pero frente a estos incidentes y las cifras de desaparecidos en las aguas se ha producido un desencuentro entre el gobierno senegalés y las organizaciones internacionales, además de una ola de indignación entre amplios sectores de la juventud senegalesa.
Ante las cifras de desaparecidos en las aguas senegalesas se ha producido un desencuentro entre el gobierno de ese país y las organizaciones internacionales, además de una ola de indignación entre amplios sectores de la juventud senegalesa

La Organización Internacional de las Migraciones afirmó que el día 24 de octubre un cayuco que había partido de la localidad de Mbour había ardido en el mar a la altura de Saint-Louis, cerca de la frontera entre Senegal y Mauritania, debido a la explosión de un motor. La OIM precisó unos días después que las primeras pesquisas apuntaban a que 140 personas habrían muerto en ese naufragio, el más mortífero del año. Una información que desencadenó la indignación entre los jóvenes senegaleses.

El gobierno, sin embargo, desautorizó las declaraciones de la OIM y aseguró que entre 7 y el 25 de octubre, la Marina senegalesa apoyada por las patrulleras de la Guardia Civil, había interceptado cinco cayucos en las costas del país y había rescatado a 388 personas. Ni rastro en esas declaraciones de las víctimas del accidente en Saint-Louis y de otros que diversas fuentes han referido en los días siguientes

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Se agradece la iniciativa de El Salto de ofrecer información sobre el continente africano, muy escasa en los medios de comunicación españoles.

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