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4 de diciembre
Construir Andalucía: nuevos relatos, viejas heridas
“Solo queremos banderas andaluzas”, grita la muchedumbre en la actual Avenida de la Constitución de Sevilla, mientras un manifestante sustituye la bandera de España por la bandera blanca y verde. Es una de las imágenes que permanece en el recuerdo del 4 de diciembre de 1977, día en el que dos millones de andaluzas salían en las ocho provincias a exigir su derecho a contar con una autonomía plena como nación histórica. Una reivindicación que surgía tras ser excluida de la vía rápida para conseguir la autonomía que proponía el gobierno de transición al resto de comunidades históricas: Cataluña, País Vasco y Galicia. En las distintas convocatorias de ese día se sucedieron los altercados y enfrentamientos con franquistas y nacionalistas españoles, que en muchas ocasiones acabaron con cargas policiales.
En Málaga este clima de tensión acabó con la vida de Manuel José García Caparrós, un joven de 18 años, a consecuencia de un disparo policial. Purificación, Dolores y Paqui, las hermanas de Caparrós, llevan 45 años luchando por la memoria y el esclarecimiento del asesinato de su hermano. “No volvimos a ver a mis padres felices”, comenta Purificación sobre la muerte de su hermano que destrozó a la familia para siempre. Las hermanas Caparrós denuncian el abandono y el silencio de las instituciones, y reclaman que su hermano sea reconocido como víctima del terrorismo o de la transición, además de la desclasificación de la investigación del caso que aún siguen archivados. “Queremos reivindicar su nombre y que esto no se olvide, él es una persona muy importante para Andalucía, porque dio su vida por Andalucía. Era uno más de los que estaban, esa bala era para Andalucía, para cualquiera de los que estaban aquí, no es que fuera para él directamente, les daba igual”, sentencia Dolores Caparrós.
4 de diciembre
El caso de García Caparrós sigue sin culpable en su 43º aniversario
El hito de movilización popular que hizo posible la autonomía andaluza quedó marcado trágicamente por el asesinato del malagueño Manuel José García Caparrós. Cuatro décadas después, sus tres hermanas mantienen la memoria de una de las “víctimas de la Transición”, figura recogida en el anteproyecto de Ley de Memoria Democrática, para reclamar verdad y justicia. Ayer, por primera vez en democracia, miembros del Gobierno Central recibieron a la familia del Hijo Predilecto de Andalucía a título póstumo.
El 4 de diciembre es una fecha esencial para el sentimiento de pertenencia andaluz que ha sido la insignia de los movimientos sociales y la izquierda en el territorio. En las últimas elecciones andaluzas pudimos ver una imagen inusual, los mítines de un partido de derechas, el PP, repletos de banderas verde y blancas, un símbolo que hasta el momento solo aparecía en actos de partidos de izquierda. El discurso del presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno Bonilla, se ha centrado en poner en el centro la simbología andaluza, hasta tal punto de ser el primer gobierno andaluz que institucionaliza el 4 de diciembre como El día de la Bandera. “La política es como un gas, se trata de llenar espacios y el PP está ocupando el espacio de partido andaluz que abandonó el PSOE”, comenta el jurista y escritor andalucista Antonio Manuel, una realidad política que señalaba en su libro La generación del mollete, el politólogo Jesús Jurado. Desde la izquierda parlamentaria andaluza se es muy crítica con esta postura de Moreno, describiéndola como “una estrategia demoscópica para captar votos”, según las palabras de la representante de Adelante Andalucía, Teresa Rodríguez, acerca de la utilización del castellano neutro en los vídeos promocionales de la Junta de Andalucía.
“Andalucía tiene las raíces muy grandes y fuertes, nadie las puede cortar, pero pueden intoxicarla”, Esperanza Macarena
A pesar del intento de Moreno Bonilla de acercar a la derecha la simbología andaluza a pie de calle, el andalucismo sigue situándose a la izquierda. Este 4 de diciembre miles de personas se han unido en la manifestación del 4 de diciembre en Sevilla bajo el lema de, “Andalucía Soberanía”. Pura Sánchez, profesora, escritora andalucista y portavoz de la plataforma organizadora de la manifestación, reclama la necesidad de “la construcción de un modelo económico para Andalucía distinto a la actual lógica de la mercantilización y la dependencia“ y cree que es necesario reclamar ”la soberanía y capacidad de decidir sobre qué nos afecta, y que no se tomen las decisiones en estancias alejadas de la comunidad“.
Nuevos lenguajes para antiguas heridas
Las cineastas Julia Cortegana De la Fuente y Violeta Sarmiento Pérez presentaron el pasado noviembre en el Festival de Cine Europeo de Sevilla la película Ahora Aquella Utopía, una obra audiovisual que retrata la luchas colectivas en Andalucía en los 70, 80 y 90 a través del archivo audiovisual de la activista Mireya Forel digitalizado por el proyecto La Digitalizadora de la Memoria Colectiva. Una película que trae las imágenes históricas del movimiento por la autonomía andaluza al presente de la mano de dos cineastas que nacieron dos décadas después de que ocurrieran: “Lo que nos sigue emocionando de ver estas imágenes es ver la comparación con el movimiento y con la actividad política actual, porque no hay una movilización tan grande como había y sobre todo la vinculación de la lucha por la autonomía con una serie de luchas sociales, no solo es una cuestión identitaria”, comenta Cortegana.
A pesar de que las manifestaciones de millones de andaluzas son una cosa del pasado, el sentimiento y las reivindicaciones desde Andalucía gozan de buena salud a través de distintos enfoques y expresiones con un pie en la memoria y otro en el presente. En la actualidad distintas autoras están acercando la existencia e identidad andaluza desde el feminismo, como Carmela Borrego Castellano con su libro Encarnando el territorio Feminismos Andaluces, la antropología Soledad Castillero Las sin tierra: rompiendo el mito de la musa andaluza o la historia LGTBIQ con el proyecto Guardianxs de la Contramemoria. También en distintas formas de arte como la música con figuras como Carmen Xia o Volante de la Puebla. O la ilustración como La Uonki, Bernar usk o la ninia de la Caty. “No hay que mirar el 4D con los ojos en la espalda, sino con la mirada hacia delante, lo importante es el espíritu”, comenta Antonio Manuel.
La forma de reivindicar desde Andalucía va variando y encontrando nuevos cauces pero los dolores que achacan a esta tierra no son tan alejados como los que se sentían hace 45 años. Según los últimos datos del INE, 18 de los 20 municipios con más parados del estado están en Andalucía y 7 de cada 10 puestos dependen del sector servicios. El cambio a un modelo productivo que no se base en los servicios o el extractivismo es algo que el territorio lleva reivindicando desde aquel diciembre de 1977. “A todas nos llaman la atención en la película, las consignas de las pancartas porque no hemos conseguido nada de eso y de hecho tienen unas expectativas mucho más altas de las que estamos exigiendo ahora”, comenta la directora de Ahora aquella utopía.
“No hay que mirar el 4D con los ojos en la espalda, sino con la mirada hacia delante“, Antonio Manuel
La realidad de precariedad económica en Andalucía afecta especialmente a las más jóvenes, con un 35,9% de desempleo juvenil, según Epdata. En el caso de tener trabajo en Andalucía, los sueldos son 225 euros más bajos que la media nacional según la EPA. Una situación que se ha convertido en la causa de problemas de salud mental y un decrecimiento en la calidad de vida de las jóvenes. A pesar de la situación de precariedad laboral, el sentimiento de identidad y arraigo hacia Andalucía es algo que se encuentra muy presente en los jóvenes, algo que refleja de forma sintética las palabras de la artista sevillana Clara Malpica en una de sus obras: “¿Cómo sentir como un hogar una ciudad que te cierra la puerta?, No sé qué tiene Andalucía pá quedarse, pero trabajo no es”. Esperanza Macarena es una joven vecina de Sevilla que trabaja de camarera y reflexiona acerca del andalucismo “Andalucía tiene las raíces muy grandes y fuertes, nadie las puede cortar, pero pueden intoxicarla”.
Andalucía no puede esperar, era uno de los lemas que se podía leer en las calles de las localidades andaluzas durante la lucha por la autonomía. Una sentencia que sigue vigente en pleno 2022.