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Capitalismo
La crisis de los 40 de Elon Musk
Lo de escaparnos a Marte cuando nuestro planeta esté agotado parece el último sueño de un capitalismo senil que ya no sabe a qué aferrarse.
En 1943 el psicólogo Abraham Maslow desarrolló su jerarquía de las necesidades humanas. Para ilustrarlas utilizó la ya famosa pirámide que lleva su nombre. La idea fundamental era que los seres humanos necesitamos en primer lugar satisfacer nuestras necesidades básicas de cobijo, alimentación y seguridad para, posteriormente, avanzar hacia la autorrealización.
En el documental The Century of the Self se plantea una curiosa relación entre el movimiento hippie en los años 60 y el gran giro del capitalismo hacia el consumismo. El fomento de la autorrealización personal como máxima existencial animó al marketing a construir una serie de simbolismos sobre los productos. De esta forma pasaríamos de un capitalismo tradicional a otro en el que buscaríamos permanentemente la realización a través de las cosas que consumimos.
En la actualidad tenemos tan interiorizada la necesidad de autorrealización que la infelicidad muchas veces proviene de no estar a la altura de nuestras propias expectativas. En Guía Ideológica para Pervertidos, Slavoj Zizek dice que la mayor parte de sus colegas psicoanalistas reciben a pacientes cuyo problema es no ser capaces de gozar lo suficiente.
Las crisis de identidad parecen un derivado de este tipo de sensaciones. Aunque sean muy poco científicas, las crisis de la mediana edad, por ejemplo, están relacionadas con esta necesidad de dar lo mejor de nosotros mismos en esta vida. El cliché nos dice que al llegar a los 40 los hombres cambiamos las corbatas por las sudaderas de capucha, el bar por el gimnasio, deslizamos miradas seductoras a mujeres más jóvenes y sacamos del garaje el monovolumen para meter un descapotable rojo.
Aunque no he llegado a los 40, soy de los que anticipan un poco las crisis y reconozco que cada vez soy más estúpido con el tema de los años. A principios de este mes, seis días antes de mi cumpleaños, al entrar en la oficina una compañera me comenta la noticia del día. Elon Musk ha puesto en órbita un Tesla descapotable rojo. Me quedo perplejo, refunfuño y respondo que me parece una locura lanzar basura espacial sólo por una campaña de marketing. Ella se sorprende porque ése es el primer comentario negativo que recibe sobre la noticia.
Si en la típica crisis de los 40 tu vecino intentará comprarse un descapotable rojo, resulta que hay un tío por ahí que no sólo no lo compra, sino que lo fabrica en su propia empresa de coches y, para dejarnos claro que nunca estaremos a su altura, lo lanza al espacio poniéndolo en órbita entre la Tierra y Marte.
La argumentación para esta loca campaña de marketing es, como no, la innovación. La compañía de transporte aeroespacial de Musk, Space X, está probando los cohetes reutilizables. La idea es que además de ir a Marte con ellos, se pueda volver a la Tierra en el mismo cacharro.
El capitalismo ha cambiado mucho en occidente y cabe plantearse que no todo el mundo puede permitirse una crisis de los 40, cuando la crisis real, la económica, hace que la base de nuestra pirámide se resquebraje. Lo de escaparnos a Marte cuando nuestro planeta esté agotado parece el último sueño de un capitalismo senil que ya no sabe a qué aferrarse.
Pero lo cierto es que Mashlow probablemente estaba equivocado con su pirámide. Con sólo unos minutos cotilleando Instagram, uno se da fácilmente cuenta de que no es necesario tener las necesidades básicas cubiertas para querer autorrealizarse. En realidad todas las sociedades siempre han querido esto, sólo que varían las formas en las que se hace según las culturas y las creencias.
El lanzamiento del Falcon Heavy está ultradocumentado. Elon Musk se convierte en un auténtico Youtuber del que podemos ver hasta sus “reacciones emocionales”. No recibe sólo el aplauso de sus trabajadores, sino también de toda la prensa mundial. Como si fuese un gran logro para la humanidad.
¿En qué están pensando? Es como si nos dijeran que algún día, cuando el planeta Tierra esté en llamas y devastado por las guerras y la contaminación, Elon Musk y unos colegas saldrán en un Falcon Heavy y unos descapotables rojos por el espacio a colonizar otros planetas. Allí formarán una comunidad y reproducirán nuestra especie.
Pero lo peor de esto es que nos lo queremos creer. Todo el mundo sabe que ni es cierto, ni es bueno. Pero es mejor creerse esto que nada. El gran mensaje de Elon Musk es que da igual que no tengas un duro, que te hayan echado del trabajo y no vayas a tener una pensión. Lo importante, lo realmente vital es que tienes derecho a tener una crisis de los 40 y soñar con un descapotable rojo. Dejar tu anodina familia atrás y escaparte a otros planetas.
Además no es tan complicado. Puedes ver decenas de vídeos en los que el propio Musk te explica cuáles son las claves de su éxito. Cómo no debes autolimitarte, ni hacerle caso al “hombrecillo” que llevas dentro. Si trabajas duro, lo puedes conseguir.
Sí, nosotros somos muy listos y estamos por encima de todo esto. Nosotros sabemos que es mentira, que sólo el 0,0001% de las historias son como la de Steve Jobs o la de Amancio Ortega. Pero tenemos que reconocer que no sabemos contar tan bien los cuentos.
Aunque no hayamos cubierto las necesidades de seguridad y cobijo, siempre necesitaremos alimentar nuestros sueños y nuestra identidad. Uno de los problemas de la izquierda es de lifestyle. Todavía no hemos superado lo de los hippies y, al final, somos los que nos dedicamos a refunfuñar.
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Musk me resulta inquietante, pero no soy capaz de juzgar exactamente por qué. Eso sí, el otro día de forma casual me lo encontré en las redes declarando que cree probable que vivamos en una realidad virtual y que de no ser así estamos cerca de la extinción. A mí es que los hombres listillos con mucha pasta siempre me han dado un miedo...
¿irracional?
No me parece irracional... Es habitual que haga declaraciones provocadoras y juega mucho con el humor. Realmente es un personaje muy curioso y es normal que genere amor-odio. Seguramente él sea el primero que quiere esa reacción para conseguir más impacto.
La verdad que entre líneas se puede ver a un redactor realmente corto de entendimiento. Cómo mezcla todo, se basa únicamente es sus presunciones y desarrolla pura basura con alguna cita para hacer creer que tiene algún peso su opinión que tiende al desvarío.
Vaya artículo más mal relacionado. Comparar el progreso tecnológico con los efectos psicológicos de algo tan vasto como el concepto de capitalismo.
Estoy de acuerdo en que Elon Musk no es ningún genio, sino un capitalista cuyas excentricidades son calculadas para convertirse en un famoso muy guay y por tanto atractivo para inversores, pero no estoy de acuerdo con el enfoque del artículo.
Primero, porque Elon Musk ha decidido invertir su fortuna en empresas de tecnología, sí, pero de tecnología orientada al futuro y al progreso. SpaceX, Tesla, Solar City, Hyperloop, The Boring Company… Lo más seguro es que lo haga más por aparecer en los libros de historia que por creer que nuestra sociedad puede llegar a convertirse en la de La Cultura de Iain M Banks (que tanto insiste en admirar).
Hace décadas asistimos a un despilfarro de dinero en lo que hoy se conoce como la Carrera Espacial entre la URSS y los EEUU. Verdad que se inventaron muchas cosas que luego tuvieron una aplicación más que práctica en la vida cotidiana, pero en general aquello fue una enorme y pomposísima campaña de propaganda. Décadas después se sigue hablando de Yuri Gagarin o Neil Armstrong, pero poco o nada de la Estación Espacial Internacional.
Es evidente que ese Tesla Roadster es un cartel propagandístico para Tesla y en especial para ese modelo de coche (quien ahora compre ese vehículo puede hacerlo porque "es el coche que está en el espacio"). Pero no menos cierto es el hecho de que si el Falcon Heavy no hubiese llevado ese aparato en su cofia habría tenido que llevar un aburrido lastre como llevaron los anteriores lanzadores pesados en sus pruebas de vuelo. Si no, ¿cómo es posible saber si el cohete realmente es capaz de levantar un gran peso y llevarlo hasta la órbita geoestacionaria? (o más lejos, como en este caso).
No podemos considerar "basura espacial" a ese coche, incluso aunque lo sea, puesto que su trayectoria no estorba a nada ni a nadie en absoluto. No es como ese montón de chatarra inútil que tenemos en órbita terrestre y que nos deja ventanas de lanzamiento muy pequeñas así como el riesgo que supone para las personas que van a la EEI. No confundamos una cosa con otra, porque en la inmensidad del espacio, un coche es algo ínfimo. Si se hubiera puesto en órbita terrestre o marciana habría sido el primero en indignarme.
El problemón viene cuando una iniciativa privada con ánimo de lucro supera a la pública. Ver cómo la tan cacareada NASA está infrafinanciada y vuela con cohetes rusos que fueron inventados décadas atrás porque no poseen un cohete propio (llevan años con el SLS y la nave Orión y no tienen nada). Con la era Trump incluso algunos de sus datos antes públicos son ahora de acceso restringido, haciendo necesaria la creación de su propio Wikileaks, la Rogue NASA. En Europa (con la ESA) somos récord de misiones científicas exitosas con un presupuesto de vergüenza, mientras en Japón, con la JAXA, están tan escasos que la misión más importante que plantean es recoger basura espacial con redes de pescar. Sí, en serio. Al capitalismo no le gusta la investigación espacial y mucho menos su conquista. La época de las portadas les encantó, pero ya llegaron muy lejos. El propio Nixon rechazó hace décadas los planes de la NASA de ir a Marte, porque no es algo que Elon Musk se haya inventado. La Luna se visitó por última vez en 1972 y desde entonces no han parado de llover proyectos de estaciones espaciales a su alrededor o incluso base en su superficie. Nada. ¿Por qué? Porque no da dinero, así de claro. Y porque los que controlan la economía del mundo no estarán aquí para cuando el planeta que ellos están destruyendo se vaya definitivamente a pique.
Es nuestra obligación, no sólo la de Elon Musk, convertirnos en una especie multiplanetaria. No se trata sólo de que estemos acabando con los recursos de la Tierra (entre otras cosas porque los recursos de Marte son nulos), sino de que nuestro planeta, y todos los del universo, son perecederos. Y esto va más allá de esos aplausos que escuchamos continuamente en nuestros cerebros por ser una especie que se cree superior. La Tierra será un lugar estéril muchísimo antes de que el Sol lo engulla. Algunos científicos, como Stephen Hawking, creen que la vida humana no será posible dentro de dos siglos tal y como hoy la conocemos, y que no será sólo debido a la acción irresponsable de la humanidad con el planeta. Y debemos adquirir un compromiso, no sólo con nuestra especie, sino con la vida en general. Preservarla. Garantizar que sobreviva el mayor tiempo posible. Los dinosaurios se extinguieron porque no tenían un programa espacial. Y es que a día de hoy no hay certeza de que la vida exista en ninguna otra parte del universo.
Konstantín Tsiolkovski dijo "La Tierra es la cuna de la humanidad, pero no se puede vivir siempre en la cuna".
Es interesante todo lo que comentas. Sobre todo estoy de acuerdo en el problema que supone la privatización. Desde esa idea es desde dónde se vuelve todo más frívolo. Como dices, aunque la carrera espacial tenía fines propagandísticos, por lo menos partía de algo más colectivo. Es cierto que el Roadster es una cosa más que se podía haber lanzado al espacio. Pero al final se trata de un símbolo de este proceso de privatización e individualización. Antes se ponían banderas, ahora coches. Los dos son símbolos pero con diferentes significados. La verdad es un tema que da para mucho ;)
"La idea es que además de ir a Marte con ellos, se pueda volver a la Tierra en el mismo cacharro". No, la idea es reutilizar parte del cohete en cohetes con más capacidad.
El otro día el autor de este artículo cargaba contra el código por ser incomprensible para el ser humano. Hoy la segunda edad de oro que está viviendo la astronáutica es el resultado de los caprichos de un cuarentón rico en crisis emocional. ¿Criticará mañana la nueva Thermomix por hacer llorar a nuestras abuelas?