Referéndum del 1 de octubre
El PP y su domingo sangriento

Que el particular domingo sangriento de Rajoy se convierta en el particular desborde del Procés, en lo que a políticas antisociales se refiere y en lo que a internacionalización y procesos constituyentes peninsulares se precisa.

La votación transcurrió con normalidad en la Escola Antoni Brusi.
La votación transcurrió con normalidad en la Escola Antoni Brusi. Álvaro Minguito
Eloi Mallafré
2 oct 2017 14:04

Es domingo. 1 de Octubre. 6.00. El día D a la hora H, vamos. Y salgo a la calle. Llueve. O llovía hace un rato, ahora no sé. Día gris. Calma tensa. Silencio ensordecedor.

Sí, hoy va de oxímorons. Por ejemplo que la calle respira. No sé muy bien qué. Pero respirar respira, vaya si respira. Gente, mucha gente por todas partes. De todas las edades, y de no menos lugares. Distintos. Pero no tanto. En fin, niños, abuelas, madres y padres. Y un sinfín de medios internacionales, además de los nacionales, claro. Que llegan, que vuelven, que ya estaban. Que no se mueven. Y los colegios que hablan. Que han hablado, vaya. Y la gente que calla, escucha y grita: “Volem votar”. Al unísono.

“Aquí no se mueve ni dios”. Si hubiera una consigna sería esta. Y así es, no se mueve ni Dios. Todo lo contrario. A cada minuto que pasa hay más y más gente. De todas las edades, y de todos lo lares. Y más convencidos a cada hora que cae. No pasa el tiempo. O sí. Deben ser las 9.00. Más o menos. No sé. Llovía.

Y en estas que empieza el mambo. Y el cortocircuito peperil de la semana pasada que se queda corto. Qué digo. Cortísimo. En minutos. En segundos. En nada. Escabechina. Qué digo escabechina, ida de olla descomunal. Coles reventados a mazazo limpio. Sí, colegios. El de tu hijo, el mío y el del vecino. Cargas indiscriminadas del Cuerpo Nacional de Policía everywhere. Cabezas fracturadas, dedos rotos, ojos mutilados, narices desfiguradas. Infartos. Niños llorando sin saber por qué, abuelas pateadas como si de una rata sarnosa se tratara, criminales con licencia aporreando sin decencia, gente apaleada sin más razón que la sinrazón…

Los domingos para la infamia es lo que tienen. Que empequeñecen los análisis, y engrandecen el dolor, y con ello el orgullo

Y los medios flipando. Los guiris más que los nacionales, cierto. Será la costumbre. No sé. Pero, al fin y al cabo, flipando. Unos y otros. Y los Mossos mirando. No se sabe muy bien qué ¿Todo ok? Todo ok. ¿Alguien sabe a qué han venido? No sé. En fin, el reguero es dantesco.

Infamia. Vayas donde vayas, mires por donde mires, la foto es la que es. No hay más, la verdad. A un lado, urnas y colas multitudinarias. Niños, abuelas, madres y padres. Lo que decíamos. Y resistencia civil por un tubo. Esto es, pacífica. Esto es, sin inmutarse. Sin retroceder. Cayéndoles la del pulpo. Saldo: más de medio millar de heridos, como poco. Ahí es nada.

leviatán

Y al otro lado el PP y su fuerza bruta. El Leviatán, vamos. Para entendernos, la garrulada de hoy. Pero lo cierto es que había alternativas. Al Leviatán, digo. Antes y durante. La mayoría difícilmente asumibles por el PP, agree. Pero haberlas, las había. A saber, dejar hacer, y ganar la batalla garantista, en el plano nacional e internacional. No sé. Fácil, ¿no? Pues no. Parece que no. Que Rajoy quería su particular domingo sangriento. Ahí, dale que te pego. Y al final lo tuvo. Vaya si lo tuvo. 

¿Y ahora qué? Pues no sé. No sabemos. Nadie sabe. Un consejo. Si me lo permiten, claro: desconfíen de los que digan que sí. No hay más verdad. Nadie sabe. La cosa del no proyecto indepe (más allá de la bandera y la épica, claro) corroe. Se mire por donde se mire. Y la sensación de improvisación de dos frames nacionales que se retroalimentan tampoco ayuda, la verdad.

En cualquier caso, algo ha cambiado. Algo substantivo, se entiende. Y parece que para siempre. Los pueblos tienen memoria, selectiva y sesgada la más de las veces, agree. Pero la tienen. Y se forja precisamente en jornadas como la de ayer.

En fin, que algo ha cambiado. Y tiene que ver con lo que se presumía que el PP quería evitar. A priori, claro. Catalunya, whatever it means, se ha ido. No sabemos adónde, pero lo que sí sabemos es que ya no hay vuelta atrás. Se pongan como se pongan. Ni para el PP, y los que querían seguir saliendo en la foto. De lo nacional, pero no solo. Ya saben, los garantistas ancestrales de la cosa privilegios ancestrales, valga la redundancia. O la cosa 155. Qué más da. Qué sé yo. Ni para el PP, decía, ni para los que ayer fueron a votar. Los del Sí y los del No. Los indepes y los no indepes. Los que querían referéndum desde hace ya y los que se han visto empujados a esta fiesta de la democracia llamada PP–aparatos del estado. Recuerden: Democracia orgánica. Así la llamaban. Así la siguen llamando, aunque no lo digan.

Y en estas que empieza el mambo. Y el cortocircuito 'peperil' de la semana pasada que se queda corto. Qué digo. Cortísimo. En minutos. En segundos. En nada. Escabechina. Qué digo escabechina, ida de olla descomunal.

¿Problema? Quizás no. No sé. Quizás al PP le convenía un muerto a sus espaldas en la cosa secesión, por lo de fidelizar a los suyos bajo el castizo manto del “Una, grande y libre, antes roja que rota”. Y tal vez con ello consiga su momentum, que no es sino su puñado de votos en un contexto de efervescencia contestataria como la que vivimos, atrapados como estamos entre la Europa distópica de hoy y el lampedusiano mundo de mañana.

Efervescencia contestataria, claro está, no siempre alineable del lado de los buenos. Ya me entienden, o no. Voy de parte. En fin, que quizás al PP la salida autoritaria y criminal, las cosas por su nombre, le salió que “ni tan mal”. Estratégica, que no tácticamente, claro. Y quizás el Govern salvó la papeleta, en su huida hacia adelante en la que parecían instalados desde hace ya. A saber, 9N, Plebiscitarias y vuelta al Referéndum.

O quizás no. Quizás todo ha cambiado, y quizás los análisis de ayer ya no sirven. Son de ayer. No de hoy. Qué sé yo. En fin, que los domingos para la infamia es lo que tienen. Que empequeñecen los análisis, y engrandecen el dolor, y con ello el orgullo. O algo por el estilo. Y quizás la cosa resultado es ya lo de menos. Quizás no. Seguro. El resultado del referéndum es lo de menos. Muy similar, dicen, al 9N. Aunque en condiciones material y radicalmente distintas. Ustedes ya me entienden.

¿Y ahora qué?

En fin, a lo que iba. Que el balance es el que es, y la foto no deja lugar a dudas. Dolor, mucho dolor, shock generalizado, ¡no me extraña!, capital político a destajo y un gran interrogante por resolver. Hoy más si cabe. ¿Y ahora qué? ¿Qué hacer con este enorme capital político? Ganado a pulso, además. Pues no sé, la verdad.

Unos dicen que DUI. Así al menos lo escenificaron Puigdemont i el Govern, sin ir más lejos, pocas horas después del cierre de los colegios, que no del recuento, en su comparecencia televisiva. Y otros que Huelga General. La CUP, sin ir más lejos, y buena parte de los sindicatos, en lo que pudiera parecer la doble cara de una misma moneda. Unos por lo alto y otros por lo bajo. Pudiera, digo, porque también podría ser que estemos ante la enésimo encontronazo interprocesista, con la CUP marcando el terreno a unos convers que lo mismo te declaran una DUI que te piden dos años más de gobierno autonómico, por si las moscas. Y en medio, los Comuns, y su negociación bilateral. Cagando leches. Antes que la cosa se vaya de madre. Más si cabe, claro. Porque de madre ya se fue. 

48 horas. Ese es ni más ni menos el plazo. O eso dicen. Eso parece. Y van 24. Así que, 48 horas o el abismo. Quicir a) una DUI te parte. No sé si por la mitad, pero te parte. Te vuelve a partir, que es de lo que va la cosa. O debería ir. De unidad, y transversalidad, no de partir, claro. Más que nada, porque no todos los que ayer votaron te la compran. La DUI, digo. Ni muchas de las que han visto empeorar sus vidas con la cosa CDC, y su cosa acumulación por desposesión tampoco. Menos si cabe en un posible escenario de aislamiento internacional, o eurozonal. Como prefieran. Y b) una DUI tiene otra cara. O eso parece, a juzgar por el savoir faire demostrado hasta la fecha por el dandy Rajoy. Ya saben, el PP y el 155. O lo que es lo mismo, la suspensión definitiva del autogovern de Catalunya y la militarización de la sociedad catalana.

Nótese la ausencia de ironía. La suspensión del autogobierno y la militarización de la sociedad no es ninguna broma. Más bien todo lo contrario. Recuerden: desde la creación de la cosa “Estatut de autonomia” el autogobierno de Catalunya se ha suspendido en tres ocasiones. Dos, de manera ‘no provisional’. Cuando el “bienio negro” republicano y cuando el franquismo. Esto es, la edad de oro del fascismo peninsular. Si hay edad de oro, en lo peninsular. Así en general, digo. Que ya no sé, la verdad. En fin, que no es ninguna broma.

Negociación, moción o a malas

En fin, 48 horas. O eso dicen. Para la DUI, el 155 o, qué se yo, idea loca, loquísima, para una negociación. Pero no con el PP. Su día de gloria ya pasó. Vaya si pasó. Sino con el PSOE, vía moción de censura. Un unicornio, a día de hoy, agree. De los muchos que hemos venido dibujando en los últimos años. Hoy más si cabe, con este PSOE renovado, dicen, que sigue siendo incapaz de vislumbrar la única solución posible al incerscendo de la “cuestión catalana”. A saber, el referéndum, con todas las de la ley.

Nota al pie: Nah, por aquello de contextualizar. Echen un vistazo a algunos de los discursos de un tal Besteiro, y un tal Largo Caballero, sobre conceptos lokers como “plurinacionalidad” y “soberanías compartidas” en plena fiebre nacionalista decimonónica y flipen un rato.

En fin, 48 horas. O eso dicen. Para la DUI, el 155 o, qué se yo, idea loca, loquísima, para una negociación.

Una negociación, decía. Y una moción de censura. Y si no, a malas, Thompson, mucho Thompson. Sí, ya saben, el brillante historiador anglosajón. Que vino a decir algo así como que las clases sociales no son artefactos prediseñados, sino que se construyen a través de las experiencias de lucha. O algo por el estilo.

Pues eso, que si no puede ser, porque no puede ser y además es imposible, pues lo otro. Que sea lo otro. Y que el particular domingo sangriento de Rajoy se convierta en el particular desborde del Procés, en lo que a políticas antisociales se refiere y en lo que a internacionalización y procesos constituyentes peninsulares se precisa. Que de eso no ha ido precisamente sobrada la cosa y de eso tendría que haber ido siempre. Hoy más si cabe, en la Europa del FN, AfD y el UKIP de hoy, y con el acicate que la cuestión catalana puede suponer, ojo ahí, para la articulación definitiva de la nueva extrema derecha peninsular.

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Rosa
3/10/2017 12:12

Gran artículo que pone sobre la mesa la situación que se vivió ayer y que se vive en este momento en Catalunya y las dudas y temores que sentimos.Comprendo que desdel exterior sea difícil entenderlo.

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Anónimo
3/10/2017 1:48

Desafortunado artículo. En España no hay extrema derecha en el parlamento, ni nada parecido al Frente Nacional. Lo más parecido sería VOX, y son marginales... Más allá de eso, hablar de "bloody sunday" en lo de ayer es una exageración, ya que allí hubo 14 muertos y aquí han habido muchos heridos, pero ningún fallecido (afortunadamente)... Me aventuro a pronosticar que lo que va a pasar es que los que ahora son presentados como víctimas, serán pronto verdugos. Queda mucha semana por delante, y un martes muy movido en Catalunya, no descartemos que algún loco exacerbado de las CUP o algún adolescente motivado se cargue a un policía nacional o a un guardia civil... La Sexta se va a poner al lado del PP y los medios van a desactivar al nacionalismo catalán como hicieron con Podemos, primero los suben, luego los bajan... ¿Política ficción? Todo es posible en Catalunya, allí donde los Mossos eran asesinos hace unas semanas y ahora son como los bomberos del 11-S... Sí, los Mossos, los de las cargas de 2011, hay videos en youtube.

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