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Universidad
Alumnado de la Universidad Carlos III saca músculo contra la “deriva represiva y censora” del Vicerrectorado
La Universidad Carlos III de Madrid (UC3M) lleva meses siendo un polvorín a punto de estallar debido a las sucesivas medidas censoras y represivas que ha instaurado el Vicerrectorado de la misma y que afecta a las asociaciones que integran la Asamblea de Estudiantes. La expresión colectiva de la impotencia acumulada ante los abusos de poder de la UC3M, que cada vez acostumbra a reprimir con más severidad la actividad asociativa de los estudiantes, se ha hecho pública durante el transcurso de la mañana de este miércoles en la Facultad de Humanidades, Comunicación y Documentación (Getafe).
Universidad
Educación Pública en Madrid Asociaciones estudiantiles de la Universidad Carlos III estallan contra el nuevo protocolo de comunicación
Advierten “ sobre la gravedad de la situación que estamos viviendo y que hoy afecta a las asociaciones pero mañana puede afectar a la Universidad en su conjunto”
Los miembros de la Asamblea, colectivo que aglutina a buena parte de las asociaciones de este centro educativo, llevaron a cabo una acción de protesta contra la ”deriva autoritaria y represiva“ del Vicerrectorado: “la idea de llevar a cabo esta manifestación es que nuestras reivindicaciones lleguen al mayor número posible de gente así como concienciar a la comunidad universitaria sobre la gravedad de la situación que estamos viviendo y que hoy afecta a las asociaciones pero mañana puede afectar a la Universidad en su conjunto”, sostienen con preocupación desde este órgano asambleario.
Los estudiantes han arrancado la manifestación en una de las clases de este campus, donde han transmitido sus motivos de protesta y han hecho un llamamiento a tomar conciencia de la coyuntura que atraviesa el conjunto de las asociaciones afectadas por el aumento de los cauces represivos de la UC3M. A continuación, tras ser expulsados de forma violenta de otro de los edificios donde pretendían llevar a cabo parte de la manifestación, las decenas de asistentes que confluyeron en este campus getafense han marchado hasta el edificio del Rectorado para denunciar “la actitud obstinadamente represiva y autoritaria de la Universidad”, a pesar de la presencia constante del personal de seguridad, que en ocasiones ha intentado dificultar el normal desarrollo de la protesta. Una vez ahí, han expuesto ante la puerta del Rectorado sus demandas a través de un manifiesto y han solicitado al Rector y Vicerrectora una reunión donde poder abordarlas de forma dialogada.
🔴 Estudiantes de la @AsambleaUC3M se movilizan contra el protocolo de la censura
— AbrirBrechaMadrid (@AbrirBrechaMad) March 20, 2024
Este protocolo ataca la libertad de expresión de las estudiantes y es una respuesta a las críticas por la colaboración de la UC3M con el estado de Israel
!Fuera censura de la universidad! pic.twitter.com/RDrqFBwjgi
Último protocolo de comunicación
Para el estudiantado, la deriva represiva que lleva mermando desde principios de año la habitual fuerza del tejido asociativo de la Universidad, hunde sus raíces en el último protocolo de asociaciones lanzado por el Vicerrectorado el pasado mes de noviembre. Denuncian que este órgano lo ha utilizado desde entonces como arma arrojadiza para poner cortapisas a las asociaciones y a sus actividades, cada día más restringidas. Este polémico escrito incluía cláusulas como la prohibición de utilizar la fórmula “UC3M” como parte del nombre de las asociaciones en redes sociales, así como el sello o identidad corporativa de la Universidad en carteles o comunicaciones publicados a través de internet.
El protocolo obliga asimismo a las estudiantes a solicitar con un mínimo de 10 días de antelación cualquier actividad por redes sociales, plazo que resulta extremadamente difícil de cumplir para aquellas asociaciones de nueva formación o que pretenden organizar actos vinculados a momentos concretos de forma espontánea. Desde que este protocolo “de la censura” -como prefieren denominarlo los propios estudiantes- entró en vigor, se ha implementado un sistema progresivo de burocratización de la actividad asociativa.
“Tratan de impedir cualquier actividad y eso quita mucha capacidad de movilización. Todo se ha agravado y se ha hecho más palpable desde entonces”, indica Daniel, estudiante de Periodismo
Además señalan que las relaciones entre la Asamblea y los distintos órganos que rigen la Universidad, y en particular el Vicerrectorado, se ha ido deteriorando y tensando exponencialmente. Daniel, estudiante de Periodismo y Comunicación Audiovisual y miembro de una asociación universitaria, alega que “ahora la represión es más dura que antes porque nos tratan de impedir cualquier actividad y eso quita mucha capacidad de movilización. Todo se ha agravado y se ha hecho más palpable desde entonces”.
Cierre del despacho de asociaciones
El culmen de esta situación se consolidó con la clausura del despacho de reunión de las asociaciones estudiantiles durante la celebración de las II Jornadas de la Asamblea de Asociaciones UC3M el 28 y 29 de febrero pasado. “Se nos informó desde el Vicerrectorado de la Universidad de que se nos cerraba el espacio de las asociaciones, cambiaron la cerradura de repente y nos mandaron un correo diciendo que no cumplíamos las normas de uso del mismo, incluso nos avisaron de que para recoger nuestro material debíamos ir acompañados y vigilados”, explica con indignación Kike Bendito, miembro de una de las asociaciones integradas en la Asamblea.
”Se nos intimidó y se nos recriminó usar un aula vacía para realizar un cinefórum y que en el propio despacho de las asociaciones lleváramos a cabo las actividades programadas", explica otro estudiante
Ese día, la represión de la Universidad no se materializó exclusivamente en el cierre del despacho, sino que además “se nos intimidó y se nos recriminó usar un aula vacía para realizar un cinefórum y que en el propio despacho de las asociaciones lleváramos a cabo las actividades programadas, un debate, un par de charlas…”, denuncia Kike. Problemas de aforo, limitaciones a la presencia de jóvenes de fuera de la Universidad e incluso acusaciones infundadas de enaltecimiento del terrorismo fueron algunos de los escollos con los que chocaron de bruces los estudiantes durante las jornadas de la Asamblea.
Todo ello, a ojos de las asociaciones, “tiene como propósito impedir que se lleven a cabo actividades en el campus”. La universidad ha llegado a incoar expedientes disciplinarios a estudiantes por protestar. Esta clase de intervenciones sobre el alumnado, tal como expresan con rabia las estudiantes, “vienen a realzar una vez más la deriva autoritaria de la Universidad, autoritarismo que se hizo patente el año pasado cuando la Universidad abrió expedientes a varias compañeras por protestar contra una charla tránsfoba”, reclaman desde la Asamblea.
Demandan la derogación íntegra del mencionado protocolo, más espacios para desarrollar “de manera autónoma y sin injerencias las actividades” para acabar con el “régimen de hipervigilancia”
Por estos motivos, los estudiantes han agitado el campus de la Universidad para reclamar, una vez más, la derogación íntegra del mencionado protocolo, más espacios para desarrollar “de manera autónoma y sin injerencias las actividades” y un aumento de los medios de difusión de gestión propia tanto digitales como físicos, así como una reducción de la burocracia para la petición de espacios, todo ello para acabar con el “régimen de hipervigilancia” que lleva meses instaurado en el aparato de la UC3M.
Todas estas demandas que han trasladado en la jornada de protesta fueron recogidas el pasado 13 de marzo por los alumnos del tejido asociativo de la Universidad en el manifiesto 'Ni censura ni represión, fuera empresas de la educación'. No van a parar, subraya Lola Cayuela, miembro de la Asamblea de Estudiantes de la UC3M, hasta que “la Universidad se retracte y se establezcan garantías de interlocución sin peligro de represalias”.
Asociaciones estudiantiles ¿apolíticas?
Las distintas formas en las que la represión se plasma a diario de forma más o menos silenciosa perjudican especialmente a aquellas asociaciones de carácter político-reivindicativo, cuyo discurso es abiertamente beligerante con muchos de los planteamientos que defiende la institución universitaria. Uno de los puntos de conflicto, en este sentido, entre las asociaciones más combativas y la UC3M, y que ha definido el deterioro progresivo entre ambas, ha sido este año el vínculo que la institución mantiene hasta el día de hoy con el Estado de Israel.
Organizaciones con presencia en la Universidad como La Deriva, Pan y Rosas, Abrir Brecha o Liberación animal llevan meses denunciando los convenios existentes con universidades israelíes que participan en programas militares de Israel, como ocurre con la Universidad Hebrea de Jerusalén, que además tiene residencias de estudiantes en colonias de ocupación israelí. Hace varios meses reivindicaron enérgicamente el fin de esta relación interestatal tanto por medio de diferentes movilizaciones en el Campus de Humanidades de la Universidad - como a través de campañas en redes sociales - la más señalada la inició Abrir Brecha, asociación anticapitalista y ecofeminista bajo el lema ‘UC3M patrocina el genocidio palestino’- algo ante lo cual la UC3M ha reaccionado reprimiendo, cada vez con más severidad, las acciones de la Asamblea de Asociaciones.
Sobre “la cuestión palestina, que ha movilizado a muchísimas personas, la UC3M tiene miedo a que se manche su imagen si señalamos que existe complicidad con un estado genocida”
Desde que el estudiantado empezó a alzar la voz contra esta situación, la oleada expansiva de la represión institucional se ha extendido de forma más que patente: “la censura que denunciamos tiene mucho que ver con la cuestión palestina, que ha movilizado a muchísimas personas y la UC3M tiene miedo a que se manche su imagen si señalamos que existe complicidad con un estado genocida”, afirman desde una de las asociaciones de la Universidad, que no ha querido que se desvele su nombre precisamente para evitar más consecuencias represoras por parte del centro educativo.
Ocupación israelí
Genocidio en Gaza El Corte Inglés censura un programa de radio sobre el genocidio en Gaza
La presencia cada día mayor de empresas como Amazon o el Banco Santander en los campus de esta Universidad ha sido también objeto de denuncia por parte de las asociaciones de la Asamblea durante la jornada de protesta de este miércoles: Muchas de éstas, explica Daniel, colaboran con el genocidio palestino vendiendo productos producidos en tierras ocupadas desde 1979, cancelando la emisión de un podcast en su plataforma cultural sobre el tema palestino y ofrecen viajes a Israel, como es el caso de El Corte Inglés.
Otras, como el Banco Santander, llevan una amplia trayectoria como entidad desahuciante, que en los últimos meses ha vendido innumerables pisos de inquilinas con contratos de alquiler social al gigante especulador Cerberus en los barrios de Getafe, ciudad en la que se ubican los campus de Humanidades y Ciencias Sociales y Jurídicas. Su colaboración con el gobierno sionista de Israel lleva años expresándose a través de sus elevadísimas inversiones en armamento en este Estado, pero también por medio de acciones concretas como al denegar la apertura de cuentas bancarias a estudiantes palestinas que llegaron al Estado Español. “Al colaborar con estas empresas, la Universidad está colaborando directa e indirectamente con el genocidio en Gaza. Todas estas empresas, denuncian los estudiantes, gozan de una elevada presencia en el Consejo Social de la Universidad, uno de los órganos con mayor poder de decisión de la Universidad, ya que crea su presupuesto anual, de manera que tiene una influencia más que considerable en los programas universitarios.