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Ferrocarril
Navalmoral de la Mata y de cómo el tren de altas prestaciones destruirá la ciudad
En pleno mes de elecciones municipales y autonómicas hay que ser muy claro y transparente y, sin miedo alguno, afirmar que el tren que necesitamos a su paso por Navalmoral debe ir soterrado, porque nos jugamos el modelo de ciudad para todo este siglo. Y que no nos engañen con ya lo arreglaremos mas tarde. Una obra de infraestructura ferroviaria del Estado o se modifica ahora o más tarde costará mucho más rectificar.
Decir que el proyecto ya está aprobado y que no se puede hacer nada más es pisotear a toda la ciudadanía que sigue exigiendo cordura política y ética personal. Todo muro divide, impide, obstaculiza y excluye. ¿Hace falta recordarlo cuando llevamos cuarenta años con una valla y solo dos pasos a nivel?
Ferrocarril
El trazado ferroviario más favorable para Navalmoral de la Mata
El proyecto previo de Adif pretende aprovechar el trazado ferroviario urbano actual, alcanzado desde hace décadas por el avance poblacional del municipio.
Decir que el proyecto ya está licitado y en marcha es ocultar que la política y la gestión administrativa sirven para mejorar la vida de todas las personas, sin exclusión. ¿Qué mejoras puede tener un proyecto en superficie que no es capaz de eliminar la división de la ciudad y que la rompe deliberadamente?
Decir que antes sí, y “ahora no os apoyamos”, por los dos partidos que tienen la responsabilidad de explicar por qué “cambiaron de chaqueta” en estos últimos años, es como mínimo de una deshonestidad alarmante. ¿Acaso no defienden el Estado de Derecho, leyes y normativas vigentes, que tanto nos ha costado conseguir?
Decir que los cuatro arroyos que atraviesan la línea férrea imposibilitan el soterramiento de la línea es, además de embaucador, un bulo insoportable. ¿Cómo se realizan, entonces, las obras del soterramiento en cualquier otro lugar de España?
Decir que antes sí, y “ahora no os apoyamos”, por los dos partidos que tienen la responsabilidad de explicar por qué “cambiaron de chaqueta” en estos últimos años, es como mínimo de una deshonestidad alarmante
No todo vale. Y sin embargo se vuelven a presentar los mismos que no han cumplido con las promesas que les llevaron, hace cuatro años, al poder municipal. A sabiendas de que el 90% de la población les pedimos rectificar. A sabiendas de que hay los suficientes informes técnicos y económicos para demostrar que los pocos que defienden el muro lo hacen por un seguidismo partidista absurdo y corporativo. ¿Reformar el Plan General Municipal a fin de integrar un muro y que no lo parezca, aunque lo pinten con pajaritos?
No todo sirve cuando, en un estado democrático, nos dotamos de legislación, reglamentos y normativas que luego cuando se interviene en las ciudades no se cumple, como en el caso de Navalmoral. No hace falta ser técnico para comprender cómo funciona el espacio urbano de la ciudad, porque lo estamos usando todos los días. No hace falta leerse las leyes del suelo, agenda urbana y normativas de accesibilidad para darse cuenta que la vida de las personas son lo primero y prioritario. Sí, de todas las personas y no solo de unas cuantas bien situadas por tener un vehículo propio o por ser lo suficientemente indiferentes a la debida seguridad y salud colectiva. ¿Hay que volver a enumerar todas las normativas que incumple el proyecto con un muro a cada lado?
No todo da igual.
No todo vale. Y sin embargo se vuelven a presentar los mismos que no han cumplido con las promesas que les llevaron, hace cuatro años, al poder municipal
¿Cuánto cuesta el convertir en vulnerable a todo el comercio interior de Navalmoral? ¿Cuánto cuesta dejar aislada y menospreciada a toda la parte norte de la ciudad? ¿Cuánto cuesta el seguir obstaculizando la movilidad peatonal, ciclista y rodada? ¿Cuánto cuesta el mutilar el parque municipal y congestionar el tráfico rodado de entrada y salida de la ciudad? ¿Cuánto cuesta que la situación privilegiada de la estación de autobuses no disponga del espacio suficiente para su intermodalidad? ¿Cuánto cuesta un transporte público que aumente su recorrido a través de subterráneos e itinerarios inservibles? ¿Cuánto cuesta que el principal paso subterráneo no disponga de gálibo, altura suficiente, en caso de emergencia? ¿Cuánto cuesta el dificultar que la población de las comarcas vecinas acceda a coger el tren con más facilidad?
¿Cuánto cuesta el mantenimiento anual de todos los pasadizos subterráneos? ¿Y quién lo paga? Saldrá de los presupuestos municipales, cosa que si es soterrado correría a cuenta de Adif. Esto, al menos, sí está calculado por un informe de la Oficina Técnica Municipal. En los cien años que la nueva infraestructura esté en uso, nos costará 50 millones de euros.
¿Quién se atreve a decir todavía que soterrar nos va a costar caro?... y que por eso Adif no lo costea. Nos preguntamos si es por esto que aun la ministra de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana no tiene la dignidad de recibir a la plataforma cívica morala.
Nos seguimos preguntando cómo es posible que nuestro presidente autonómico, que tan afín se mostraba al principio para resolver la definitiva integración urbana de la tercera ciudad de la provincia de Cáceres, única entrada y salida de los trenes a Extremadura, sea capaz, ahora, de mirar para otro lado, como si Navalmoral no existiera. ¿Hasta dónde llega su responsabilidad en el cargo?
¿Cuánto cuesta el convertir en vulnerable a todo el comercio interior de Navalmoral? ¿Cuánto cuesta dejar aislada y menospreciada a toda la parte norte de la ciudad? ¿Cuánto cuesta el seguir obstaculizando la movilidad peatonal, ciclista y rodada?
Señora, señor futuro (a) presidente (a) de Extremadura. ¿Cree usted. que con un muro, y pasos subterráneos que dividen la parte norte y sur de la ciudad de Navalmoral, se está aplicando, ejecutando, una verdadera agenda urbana y vertebrando Extremadura?
No todo voto da igual.
Desde luego, no aquel que lleve en su programa electoral la destrucción de la ciudad de Navalmoral. Todo el mundo sabe que un muro promueve un modelo de ciudad no accesible de manera universal, que atenta contra la integridad de género, que provoqca barrios gueto y una falsa permeabilidad sin respetar recorridos peatonales, ciclistas y aumentando el tráfico rodado innecesariamente.
El voto que necesitamos, tanto regional como local, es el que permita crear otro modelo de ciudad.
La ciudad del futuro tiene que favorecer la actividad, el encuentro social y las posibilidades de empleo. Liberar el suelo no para especular, sino para crear un bulevar que verdaderamente integre lo económico, lo social y lo ambiental. El Navalmoral del futuro debe prepararse con la transformación de la población que viene, con la reducción del consumo y ante la emergencia climática.
Y, desde luego, hay tiempo todavía para modificar el proyecto en ejecución y que no suponga una demora en la línea Madrid-Badajoz, dado el aplazamiento que el propio Ministerio ha dado para finalizar la línea en su totalidad.