We can't find the internet
Attempting to reconnect
Something went wrong!
Hang in there while we get back on track
En la primera semana de julio, las autoridades suecas celebraron una conferencia de prensa para anunciar que finalmente habían identificado al verdadero asesino del polémico primer ministro sueco, Olof Palme, asesinado en el exterior de un teatro hace más de 30 años. El tercer hombre acusado de asesinar al dirigente desde el impactante incidente que tuvo lugar hace más de 30 años.
Stig Engström, un diseñador gráfico que “no había progresado en su empleo” y “no tenía familia [o] perspectivas a la vista” es el tercer hombre acusado de asesinar al dirigente desde el impactante incidente ocurrido en una fría noche de Estocolmo en 1986; aparentemente poniendo fin a las numerosas “teorías de la conspiración” alrededor de su muerte, que incluyeron vínculos con fascistas chilenos, rebeldes kurdos, el apartheid de Sudáfrica y la Operación Gladio –una alianza secreta de posguerra entre la CIA, el Vaticano y la Mafia, que reclutó a ex responsables nazis para formar las denominadas “unidades stay behind” por toda Europa para sabotear y destruir movimientos y gobiernos de izquierda en todo el continente.
Una resolución aprobada por el Parlamento Europeo en 1990 condenando Gladio y exigiendo una investigación completa fue ignorada por el secretario general de la OTAN en ese momento, Manfred Wörner, y el entonces presidente de EEUU, George H. W. Bush.
Pero recientes investigaciones sobre el asunto Palme han revivido sospechas sobre el papel que operaciones de inteligencia encubiertas pudieron haber jugado en la muerte del primer ministro sueco, que era conocido por ser un idealista de izquierda que apoyó a muchos movimientos por la liberación del tercer mundo y fue un fuerte crítico de Estados Unidos, así como de otras superpotencias.
La postura de Palme sobre temas como el desarme nuclear y sus intentos de normalizar las relaciones con la Rusia soviética han sido planteadas como los posibles motivos para su asesinato. Se opuso a la Guerra de Vietnam y fue el primer estadista en visitar Cuba tras la revolución; había cosechado muchos enemigos en el bando contrario del espectro político en un momento en que el clima estaba “significativamente polarizado”, según Carl Bildt, también un ex primer ministro sueco que desempeñó el cargo tras Palme, entre 1991 y 1994.
Se ha mostrado que el mismo Bildt tuvo fuertes vínculos con una operación encubierta de inteligencia que recopiló información sobre simpatizantes de izquierda, llamada Information Bureau (IB), así como con las unidades stay-behind de la Operación Gladio en el país. Estos vínculos han sido confirmados por Lars Christiansson, el responsable de prensa de Bildt mientras estuvo en el cargo, que fue interrogado por los investigadores sobre Palme sobre sus contactos y fuentes en 2018.
Christiansson admitió que tenía reuniones periódicas con miembros de las unidades stay behind y enumeró a varias personas dentro de IB como sus contactos mientras fue parte del círculo cercano de Bildt, con quien estaba en estrecho contacto desde la década de 1960. Los investigadores han intentado desde hace tiempo encontrar un vínculo entre el acusado del asesinato de Palme y estas redes encubiertas, pero Christiansson ha negado la presencia de Engström entre ellos.
Las pruebas contra el señor Engström son en gran parte circunstancial y descansan sobre la teoría del “pistolero solitario”, que tan a menudo aparece en los asesinatos relacionados con Gladio y CIA. Engström tenía “el timing correcto, la ropa correcta”, según el periodista que planteó la teoría, y “tenía acceso fácil a armas del tipo correcto”. El fiscal del caso, no obstante, dejó abierta la posibilidad de que Engström —que se suicidó en el año 2000— fuera parte de una conspiración más amplia. Su esposa rechaza la idea de manera vehemente, afirmando que su difunto marido era “demasiado cobarde” para hacer una cosa así.
Los enemigos de Palme
Olof Palme lideró el Partido Socialdemócrata de Suecia desde 1969 hasta su muerte. Durante ese tiempo, había acumulado varios poderosos enemigos tanto dentro como fuera de su país natal. Crítico a Estados Unidos y la URSS en igual medida, era un fuerte opositor del régimen del apartheid de Sudfáfrica, que en cierto momento fue culpado de su asesinato por un coronel de policía sudafricano, que afirmó en un proceso judicial que uno de sus más destacados espías, Craig Williamson, había sido enviado para matar a Palme.
Palme comparó el bombardeo estadounidense de Hanoi con las matanzas nazis y apoyó el desarme nuclear en el momento álgido de la Guerra Fría. Pero también respaldó a los sindicatos por encima de los intereses de las grandes empresas, lo que suscitó la ira de industriales suecos como la familia Wallenberg. Llamó a Margaret Thatcher “verdadera extremista” y advirtió sobre los “monetaristas locos” en el horizonte. Ha sido comparado con John F. Kennedy en historias póstumas sobre su vida, pero también tenía una extraña afinidad con Henry Kissinger.
Su amistad con una figura como Kissinger, arquitecto de la misma política en Vietnam que aborrecía, puede señalar también las propias complejidades de Palme como un descendiente de las acomodadas élites suecas y su tácita complicidad en el asunto Irán-Contra durante su mandato como mediador de la ONU en la Guerra Irán-Iraq cuando el fabricante de armas sueco-británico Bofors estaba enviando explosivos y munición a Irán.
La notoria posición de Palme como defensor de la justicia social y la autodeterminación nacional puede haber sido más que mera pose política, pero los hombres que alcanzan su posición raramente pueden evitar codearse con los más despiadados agentes del poder político.
El nexo Gladio
La Operación Gladio sigue siendo una de las operaciones encubiertas a largo plazo menos examinadas —o incluso reconocidas— de los tiempos modernos. El puro alcance del plan secreto para subvertir cualquier idea de ideologías de izquierda en todo el mundo hace que la mayoría de la gente se resista cuando escucha sobre ello por primera vez. Después de todo, un proyecto subversivo conjunto durante varias décadas que involucra a las mafias sicilianas y turcas junto al Vaticano y la CIA suena exagerado, incluso para una película de James Bond.
Fue, sin embargo, exactamente esta “alianza impía”, como Paul Williams la describe en su influyente libro sobre el tema, la que planeó sobre Europa y América Latina durante la mayor parte de 40 años manteniendo un ejército encubierto de antiguos nazis con alijos de armas escondidos a los que recurrir cuando surgiera la necesidad, como pasó en los denominados “días de plomo” de Italia cuando empresarios italianos fueron secuestrados y el primer ministro Aldo Moro fue asesinado por personal de Gladio, pero se culpó a los comunistas para desacreditarles.
De igual manera, aunque menos llamativa, se llevaron a cabo operaciones en otros países europeos, como Suecia. Lars Christiansson, cuestionado por funcionarios suecos respecto a los vínculos de los líderes suecos con las “unidades stay behind” y una policía secreta encargada de vigilar a grupos de izquierda, no se arrepentía sobre el papel del Gobierno, diciendo que “había un acuerdo político [sobre las unidades stay behind]”, y que era “bueno” que este tipo de operaciones encubiertas estuvieran preparadas para “intervenir si había una crisis”.
Fascismo
Gladio, una historia de contrasubversión
Encargada de domesticar a líderes ambiciosos como François Mitterrand, Willy Brandt y Olof Palme, la red Gladio —nombre en clave para el proyecto Stay Behind— fue una incursión del departamento de Estado de EE UU en el contexto de la Guerra Fría.
Entre las muchas teorías que circulan sobre el asesinato de Olof Palme está una sobre fascistas chilenos que eliminaron al primer ministro sueco por su oposición al régimen brutal del dictador y por los miles de refugiados chilenos a los que se dio asilo durante las décadas de 1970 y 1980. Dado el papel directo jugado por los operativos de Gladio en el ascenso de Pinochet y otros dictadores extremistas de derecha en la América Latina de esa era, no es de sorprender que los investigadores suecos hayan estado siguiendo esas pistas durante años.
Un periodista de investigación alemán y un ex asesor del Pentágono han afirmado que Palme fue asesinado por un “ex agente iraní con formación de la CIA” enviado por la OTAN por sus intentos de normalizar relaciones con la Unión Soviética y su posición contra las armas nucleares. Los autores de En la tela de araña de los servicios secretos argumentan que los asesinatos de Uwe Barschel, William Colby (uno de los creadores de Gladio) y Olof Palme estuvieron todos vinculados a la misma red.
Relacionadas
Opinión
Opinión La eclosión del autoritarismo reaccionario y otras nueve tesis sobre la victoria de Trump
Análisis
Análisis El CIS de la dana y Errejón: un cóctel de desafección en el que gana Vox
Análisis
Análisis Un atentado que deja muchas interrogantes
"... cuando empresarios italianos fueron secuestrados y el primer ministro Aldo Moro fue asesinado por personal de Gladio, pero se culpó a los comunistas para desacreditarles".
Bueno, esa afirmación es indemostrable. En Italia hubo atentados de falsa bandera de la extrema derecha, así como atentados y homicidios de organizaciones como las Brigadas Rojas. Aldo Moro fue secuestrado y ejecutado por las BR, por muchas teorías extrañas que haya.