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Sanidad pública
Ni héroes ni olvidados: la sanidad andaluza necesita algo más que aplausos
Médicos, enfermeros y auxiliares andaluces llevan desde 2008 soportando años de recortes, precariedad e indiferencia. Ahora que la crisis del Covid-19 les ha colmado de cariño y reconocimiento popular recuerdan: todo ese apoyo les seguirá haciendo falta cuando esto acabe.
Seguramente comenzó con una pregunta sencilla: ¿qué comemos hoy? Entonces era diciembre y mientras alguien elegía almuerzo en un mercado de Wuhan, el mundo andaba a otra cosa, pensando en regalos, en cenas de Navidad, quizá haciéndose buenos propósitos para 2020, engatusados por esa ilusión de confianza que transmiten los números redondos.
Entonces no sabíamos, nadie sabía, pero hubo un grupo de personas (médicos, enfermeros, auxiliares) que aquel mes de diciembre de 2019 salió a la calle —¿Se acuerdan de la calle?— a protestar. Todos esos profesionales a los que ahora dedicamos nuestros mejores pensamientos, a los que aplaudimos y elevamos a la categoría de Supermán no hace ni cuatro meses que nos andaban gritando que estaban exhaustos y cabreados, que a base de recortes la sanidad pública se estaba quedando en los huesos, que les faltaban medios y personal.
El resto no nos dimos cuenta hasta que les vimos combatir una pandemia vestidos con bolsas de basura.
“El Covid-19 ha dejado las vergüenzas al aire”, cuenta ahora desde el confinamiento de su casa Rafael Carrasco, presidente del Sindicato Médico Andaluz, y aunque no podemos mirarle a los ojos, la distancia social lo impide, es fácil imaginarle la expresión de impotencia en la mirada. Esa mirada que nos grita: “os lo dije”.
“Es verdad que esta crisis ha golpeado a todas las comunidades de la misma forma, pero en Andalucía veníamos de una situación muy precaria. Llevamos años diciendo que hace falta más personal y no nos han hecho caso. Todo este despliegue sanitario que vemos ahora llega tarde”, afirma Carrasco.
Más del 20% del personal del SAS supera los 60 años y casi un tercio de sus trabajadores tiene contratos precarios
Lo cierto es que la epidemia mundial más grave de este siglo nos ha sorprendido con una plantilla mermada por años de recortes, muy envejecida —más del 20% del personal supera los 60 años— y con casi un tercio de sus trabajadores con contratos precarios. Problemas que la sanidad andaluza lleva arrastrando desde mucho antes de que el murciélago asiático fuese ni tan siquiera una inocente célula.
Sanidad precaria
Todo empezó a partir de la crisis de 2008 cuando la austeridad se impuso a los servicios públicos y se agravó a partir de 2012 con la polémica tasa de reposición que durante años sólo permitió cubrir el 10% de las plazas vacantes.
Esos recortes, generalizados en toda España, se sumaron en Andalucía a la baja inversión en salud —todavía hoy seguimos a la cola en gasto sanitario con 1.153 euros por habitante, doscientos euros menos que la media—.
Evidentemente la mezcla no fue buena. Cientos de bajas, vacaciones, permisos y jubilaciones se quedaron durante años sin sustituir, mientras tanto todo ese peso extra se volcaba como un cargamento de escombros sobre el resto del personal médico.
Para hacerse una idea imagine un juego de palé, recuerde cómo a medida que las piezas desaparecen el peso se reparte frágilmente entre las que quedan, cómo con cada sustracción la torre se cimbrea cada vez más fuerte, cómo a medida que avanza la partida la tensión crece, desquiciante.
Una enfermera en Andalucía atiende de media a unos 18 pacientes cuando la ratio segura es de 6 a 8
“Si esto se hubiese solucionado antes…”, cuenta Rosa Elena Polo, secretaria de acción sindical en el sindicato de enfermería SATSE Andalucía. Ella representa a uno de los colectivos que más ha soportado los recortes. Las plantillas de enfermería tienen hoy 4.300 profesionales menos que en 2008. Por eso una enfermera andaluza atiende de media a unos 18 pacientes cuando la cifra aconsejable, la ratio segura, es de 6 a 8.
“El año pasado presentamos una iniciativa legislativa popular para exigir que se fijara una ratio máxima de pacientes por enfermera. Recogimos 660 mil firmas gracias a la población. Si hubiese sido en estos momentos habríamos recogido un par de millones seguro”, comenta Rosa con un amargor extraño.
Esa misma sensación se atraganta, por ejemplo, en los pasillos de los centros de atención primaria. Por un lado, agradecidos por el reciente reconocimiento colectivo a su trabajo, por otro lado perplejos, confundidos. Si ahora resulta que son héroes, ¿antes qué eran?
“Hemos vivido años muy duros, con mucha sobrecarga de trabajo, pero además se nos ha tratado muy mal en términos de política de personal. Los contratos han sido muy precarios, muy cortos, contratos de quince días, de un mes, tres meses”, denuncia Marta García Caballos, miembro del Foro Andaluz de Atención Primaria. Lo confirman también las cifras oficiales: al menos el 30% de los contratos que el Servicio Andaluz de Salud (SAS) hizo desde 2015 fueron inferiores a un mes.
Cuando a finales de 2018 PP y Ciudadanos sucedieron al PSOE en el poder, después de años achacando a los socialistas la precariedad descarada e injusta de los sanitarios, ellos se comprometieron a arreglarlo todo. Afirmaron que ningún contrato volvería a durar menos de seis meses. Una promesa demasiado atrevida para unos trabajadores que, a estas alturas de la película, ya venían resabiados.
Félix Alonso (CCOO): “Se siguen haciendo contratos de poco tiempo, de 3 y 4 meses como mucho”
“Es verdad que convocaron varías ofertas de empleo público que teníamos atrasadas. Eso ha supuesto algo de estabilidad pero no mucha. La temporalidad real, los eventuales, siguen. Las plantillas siguen estando igual de magras y la contratación para cubrir las bajas es nula. Se siguen haciendo contratos de poco tiempo, de 3 y 4 meses como mucho, eso no se ha acabado de resolver”, explica Félix Alonso, secretario general de Sanidad de CCOO en Granada.
“Los contratos por seis meses nosotras no los hemos visto”, coincide Rosa Elena Polo de SATSE. “Incluso ahora, los contratos que se han hecho por el Covid-19 eran de un mes. Después de hacer presión se consiguió que se renovaran hasta el 30 de junio, pero ahora nos están llegando escritos de que ni siquiera se está cumpliendo”.
Listas interminables
En diciembre de 2019 mientras una decisión equivocada estaba a punto de poner patas arriba el mundo tal y como lo conocemos, 2.627 andaluces respondieron a una encuesta realizada por la empresa Nexo SCA para el Centro de Estudios Andaluces. En ella, los encuestados debían señalar los principales problemas que detectaban en su comunidad autónoma. Tras el desempleo y la corrupción, la sanidad fue el tercer motivo de inquietud de los andaluces. Que nadie diga que esto le pilló por sorpresa.
Una encuesta para el Centro de Estudios Andaluces sitúa a la Sanidad como el tercer motivo de inquietud en la comunidad
“Ahora estamos viendo la situación de colapso con el coronavirus, pero si vamos a un hospital un invierno cualquiera, en una campaña normal de la gripe, veríamos que están colapsados también, no hay personal, los pacientes están por el pasillo”, contesta desde su despacho en Madrid Carmen Flores, presidenta del Defensor del Paciente.
En 2019 su asociación recibió 2.593 reclamaciones de pacientes andaluces, la mayoría relacionadas con las listas de espera, la saturación de las urgencias y el retraso de las ambulancias.
“Hablamos de pacientes en lista de espera con patologías muy graves que tienen que esperar meses y meses. Desde que una persona empieza a tener problemas hasta que llega a quirófano o a recibir tratamiento casi siempre llega con un agravamiento en su salud”, advierte Flores.
Se trata de un problema que viene de lejos, de hecho el nuevo gobierno afloró en 2019 una lista de 500.000 pacientes en espera que supuestamente mantenía ocultos el gobierno anterior. Desde entonces se puso en marcha un plan de choque para reducir estos retrasos con una inversión de 25,5 millones de euros. Pero todavía sigue siendo insuficiente. “Los planes de choque no sirven para nada. Solo para lavar la cara y cubrir el expediente. Se necesita un plan estructural a medio y largo plazo”, denuncia Rafael Carrasco, del Sindicato Médico Andaluz”.
La media en las listas de espera en Andalucía es de 159 días, frente a los 115 del conjunto del Estado
Hoy más de 890 mil andaluces continúan en listas de espera para someterse a una intervención quirúrgica o para tener una consulta con el especialista. Además, ellos siguen siendo los que más tiempo tienen que esperar: hasta 159 días frente a la media de 115 que se registra en el resto de España.
Ante esta situación habrá pacientes que puedan permitirse recurrir a la sanidad privada —principal beneficiada del vaciamiento de la pública—, pero habrá muchos otros que no.
“Las personas en situación de exclusión siempre son las más afectadas por el deterioro de la sanidad en Andalucía”, insiste Natalia García, secretaria general de la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía (APDHA). “La desigualdad tiene una importancia esencial en la salud de las personas y el sistema actual no lo está teniendo en cuenta”.
Sanidad
El nuevo Gobierno andaluz se estrena con movilizaciones en defensa de la sanidad pública
El colectivo farmacéutico aplaude la suspensión de la subasta de fármacos y los sindicatos de médicos y enfermería celebran la propuesta de equiparación salarial del nuevo Ejecutivo andaluz. Críticos como el doctor Jesús Candel o la confluencia Adelante Andalucía recelan de las propuestas que pueda poner en marcha la nueva Junta de Andalucía.
El pasado 26 de enero —cinco días antes de que se detectase el primer caso de coronavirus en España— sindicatos, oenegés y demás asociaciones sanitarias volvieron a tomar las calles andaluzas en una marea blanca que buscaba recordar —recordarnos— que, con 305 médicos por cada cien mil habitantes, Andalucía sigue teniendo una de las ratios más bajas de Europa, que los médicos de familia siguen sin poder dedicar más de cinco minutos a cada paciente, que las listas de espera aún son inasumibles, que nos merecemos una sanidad pública mejor, pero entonces —solo cinco días antes— hubo muy pocos balcones abiertos.
Y el virus llegó
Cuando la tensión ya parecía insoportable vino el coronavirus a saltarnos las costuras. El “bicho” dejó al fin en cueros al sistema: sin personal, sin respiradores, sin mascarillas, sin una triste bata que echarse al cuerpo. Y en medio de todo eso, cientos de sanitarios —médicos, enfermeros, auxiliares, personal de limpieza— echando el hígado, desplomados de cansancio en los pasillos, cayendo enfermos, pidiendo auxilio.
Al mismo tiempo, el “bicho” también consiguió lo que años de protestas no habían conseguido antes. Ahora sí, la urgencia y necesidad de los profesionales de la salud también fue la de los demás.
En cuestión de días, la Junta de Andalucía se aceleró en anunciar planes de contingencia, partidas extraordinarias por valor de cien millones de euros, nuevas contrataciones —unas 5 mil, según datos oficiales—, como también se dio prisa en sacar pecho, en presumir —¡Qué ironía!— de sanidad.
“La Junta ha puesto en marcha su maquinaria mediática, pero de todas esas contrataciones nuevas hay que descontar las que se hubieran hecho en un mes normal”, apunta Rafael Carrasco.
Rafael Carrasco (SMA): “si en Andalucía hubiéramos tenido las mismas cifras porcentuales de contagiados que ha tenido Madrid esto habría sido un caos”
Hoy los médicos andaluces, asegura el presidente del Sindicato Médico Andaluz, están “cansados, asustados pero sobre todo indignados” y aún con todo hemos tenido suerte. Y añade que “si en Andalucía hubiéramos tenido las mismas cifras porcentuales de contagiados que ha tenido Madrid esto habría sido un caos”.
Muchos dicen que esta crisis nos servirá para valorar más la sanidad pública, que saldremos de esta con una sanidad más fuerte pero a ellos, sinceramente, les cuesta creer. A base de desplantes se han vuelto agnósticos. “Me temo que ahora somos los héroes, pero dentro de tres meses volveremos a ser los olvidados”, se lamenta Carrasco. “Veremos a ver qué pasa en verano, cuando empiecen a decir que esto ya está bien, que no hay presupuesto extra”, apunta Félix Alonso de CCOO.
El miedo a la postpandemia es casi tan grande como el miedo a la pandemia misma, porque cuando todos salgamos a la calle ellos seguirán ahí y, si nadie lo remedia, con el mismo modelo precario que tenían antes.
“Durante estas semanas se han perdido cientos de miles de citas de primeras visitas y revisiones. Si cuando esto acabe los centros hospitalarios no son capaces de gestionarlo, sencillamente la atención primaria colapsará”, alerta Marta García, del Foro Andaluz de Atención Primaria. Como ella añade, no se trata sólo de un tema de dinero —en principio el SAS cuenta para este 2020 con el mayor presupuesto de su historia, con más de 10.000 millones de euros—, “hace falta una verdadera voluntad de cambiar este modelo basado en la precariedad”.
Hace unas semanas se publicó una carta firmada por sanitarios de diferentes puntos de España. Un texto dirigido a todos nosotros, que de manera espontánea, como algo lógico y esencial, decidimos aplaudir su esfuerzo cada tarde: “Cuanto todo esto pase, por favor, acuérdate de que seguimos en el hospital, en las consultas, en el centro de salud, en las ambulancias”.
Sanidad pública
Primera gran huelga general de la Atención Primaria en Andalucía
Denuncian la saturación de las consultas, la precariedad de los contratos y los criterios “economicistas” del Sistema Andaluz de Salud.
“Nos da miedo de que cuando pase esta crisis tan dura y vuelvan los recortes todo esto se olvide, nos da miedo de que la gente piense que esto es una cuestión de heroicidad y no de justicia. Tenemos miedo de que se olviden de que hay que pelear por una sanidad pública para todos”, advierte García. Basta con que las mismas manos que ahora les agradecen y consuelan desde el balcón estén ahí para ayudarles a sostener la pancarta cuando haga falta. Porque a ellos también les tocará volver a las calles, de eso están seguros.