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Residuos
Nerva, un vertedero y una paciencia vecinal colmados
El pasado 12 de septiembre varios vecinos de la localidad onubense de Nerva dieron la voz de alarma mientras paseaban por uno de los idílicos parajes que otorga el Río Tinto, viendo el tratamiento que recibían varios bidones azules, hacinados, a medio enterrar y produciendo lixiviados que acaban mezclándose con otros residuos contaminantes. La advertencia la recogieron varias organizaciones que denunciaron el hecho a la Delegación Territorial de Desarrollo Sostenible en Huelva, según afirma Ecologistas en Acción, en lo que sería una negligencia más en el largo historial de vertidos, incendios y accidentes que han convertido a este vertedero en uno de los principales puntos negros medioambientales de nuestra geografía, situado a menos de un kilómetro del núcleo urbano de Nerva.
Hace 23 años, Nerva perdió una batalla moral que revolvió lo más profundo de su ser. Un pequeño pueblo minero situado en la cuenca del Río Tinto, históricamente marcado por su carácter luchador y reivindicativo, vio entrar una mañana de junio al primer camión en las flamantes instalaciones del ‘Complejo Medioambiental de Andalucía’ y con él, el comienzo de su declive. Fue el primero, pero no el inicio de esta historia. Todo arranca con la primera asamblea, dos años antes, pistoletazo de salida a dos años de lucha diaria por parte de centenares de vecinos integrantes de la Plataforma Anti-vertedero que tuvieron su recompensa en multas, cargas policiales e indiferencia por parte de muchos que vieron en el vertedero trabajo y futuro para una comarca que asistía impotente a la progresiva caída de su principal motor económico, la mina de cobre de Riotinto, que acabaría cerrando en el año 2000.
Este proyecto, promovido por la Junta de Andalucía del socialista Manuel Chaves, encontró en las provincias de Huelva, Sevilla y Cádiz varios pretendientes. Pero si en el resto de poblaciones candidatas la presión de la ciudadanía imposibilitó la instalación de esta planta, en Nerva no supuso un gran escollo. El alcalde, el también socialista José Villalba, que gobernaba con mayoría absoluta, supo convencer a unos nervenses acuciados por un paro galopante del 50% y con las promesas de grandes subvenciones enfocadas en la intervención medioambiental y la inversión directa en Nerva, así como impulsar el tejido empresarial de la comarca.
Residuos
Sepultar el futuro entre basura
De competencia municipal y mayoritaria gestión privada, el reciclado de desechos en Andalucía incumple los objetivos de las normativas estatales y europeas. El 80% de la basura en la Comunidad va al vertedero.
Pero, finalmente, ni trabajo, ni futuro. Con más de 2.000 habitantes menos y una Corporación municipal hasta el cuello de deudas, se podría decir que lo que verdaderamente trajo ese camión fueron desidia y fractura social en grandes cantidades, a un costo demasiado elevado. Algunas de las caras visibles de las protestas tuvieron que apartarse a un lado ante lo amargo de la derrota e, incluso, irse del pueblo, lo que hizo que el resto de contrarios al vertedero fuesen reduciendo un activismo que, con el tiempo, pasó a las redes. Ahí ha permanecido latente con varios picos de indignación provocados por la más que cuestionable gestión de este depósito —como el ejemplo ya mencionado, el más reciente— y sus numerosas ampliaciones en un entorno protegido como Bien de Interés Cultural.
El vertedero de Nerva ha llegado a recibir 110.000 toneladas de residuos peligrosos procedentes de Montenegro
Si bien en un inicio, la recepción y gestión de residuos peligrosos se circunscribiría a los restos de los polos químicos de Huelva y del Campo de Gibraltar, poco a poco comenzaron a llegar camiones de más y más lejos. El récord lo tienen los camiones llegados del desmantelamiento de un astillero en Montenegro, con un ‘bonito’ recuerdo de los Balcanes bajo el brazo: 110.000 toneladas de residuos peligrosos traídos en tres viajes. Según recogía Ecologistas en Acción en junio de este año, entre la composición de estos residuos contaminados “hay asbestos, un material demostradamente cancerígeno que requiere un tratamiento separado de cualquier otro contaminante; así como tributilo de estaño, un compuesto orgánico que es agente biocida y un disruptor endocrino muy peligroso que produce irritación y edema pulmonar, y que contamina el suelo y las aguas por un plazo de unos 40 años“.
Pero la gota que colmó el vaso llegó en pleno confinamiento. La presentación del enésimo proyecto de ampliación y la inacción permanente en la que se encontraban sumidos partidos políticos e instituciones encendió en varios nervenses ese volcán dormido que supone el activismo social en este pueblo y la Cuenca Minera. Varias videollamadas desembocaron en lo que hoy se denomina ‘Alternativa Ciudadana: Nerva, Salud y Dignidad’; un frente amplio que, tal y como recoge su manifiesto “no se sostiene sobre ninguna formación, pretensión o aspiración política, sino sobre el esfuerzo y el compromiso de un grupo de ciudadanos libres de Nerva y la Cuenca Minera que, en lugar de quedarse de brazos cruzados, han decidido unirse para actuar con conciencia y compromiso con el futuro de nuestra tierra”.
Su modelo organizativo es horizontal y se organizan en varios grupos para diversificar su campo de acción. Dos de sus integrantes, José Luis Lozano y Juan Carlos Domínguez, comentan que era un paso necesario pero para nada fácil, teniendo en cuenta los antecedentes. En una tierra en la que, tras muchos desengaños, se ha hecho más complicado el anteponer el bien común al personal, Lozano se muestra dispuesto a aceptar el coste a pesar de todo: “Cuando llego a casa y me enfrento a la almohada estoy tranquilo, porque sé que estoy poniendo mi granito de arena para ayudar a mi pueblo mientras que el que me critica se ha quedado en el bar sin hacer nada”.
“Como si de un chiste se tratase, sobre aquellos bidones abandonados a su suerte, lucía a modo de advertencia la leyenda contaminante para el medio ambiente y las aguas”
La denuncia sobre el acopio de bidones tóxicos no pilla de sorpresa a los activistas, que vienen haciendo patente en las últimas semanas el insuficiente control existente por parte de las Administraciones, siendo necesario recordar que, en apenas una semana, más nervenses han detectado, además de esta situación anómala y perjudicial para la salud, cómo se procede al escurrido de la carga de los camiones a los pies de la Fuente del Ventoso, uno de los acuíferos más frecuentados por la población. “Como si de un chiste se tratase, sobre aquellos bidones abandonados a su suerte, lucía a modo de advertencia la leyenda contaminante para el medio ambiente y las aguas. Quizá debiesen haber añadido advertencia para toda España, salvo para el vertedero de Nerva”, comenta Lozano. A esto debemos añadir la supresión unilateral y sin acuerdo tácito consistorial de la comisión y control de seguimiento del vertedero: “No hace falta explicar cuánto nos debilitan ambas cuestiones ante los acontecimientos que se produzcan en un vertedero que una vez más, pone de manifiesto ese funcionamiento opaco y altamente sospechoso que multitud de colectivos vienen denunciando desde hace más de dos décadas”. Y Lozano sentencia que “es curiosa la importancia de nombrar a las cosas por su verdadero nombre”, para añadir que, en esta ocasión, “a la par que vertedero, habría que calificar a estas instalaciones como coladero, como una entidad diseñada únicamente para generar beneficio a sus gestores, en la que todo cabe si acaba dejando buenos dividendos”.
Aún y con todo, son tiempos que invitan al optimismo. Tras la sonada campaña en la que vecinos y vecinas de Nerva enviaron masivamente cartas con unas muestras de tierra a los parlamentarios andaluces, el debate está activo en la Cámara y las movilizaciones han vuelto a las calles de la localidad. Pero, para estos dos integrantes de la plataforma, con todo este caldo de cultivo hace falta una movilización mayor en la que pueblo y Ayuntamiento vayan en este sentido a una, cosa que hace mucho tiempo no pasa. Echan en falta que José Antonio Ayala, actual alcalde de Nerva, tome las riendas de forma decidida y se aleje de las medias tintas mostradas por sus sucesores, ya que comenta Domínguez que “ya no existen las dos trincheras de antaño respecto a este tema” y se refiere a la estrategia política: “El alcalde ha tenido la oportunidad de aunar los esfuerzos de los ayuntamientos pertenecientes a la Cuenca Minera, como ya ha pasado con la negativa al proyecto de la planta de tecnosuelos que iba a situarse en el término de Minas de Riotinto, y no ha sido así. Necesitamos una actitud más clara, firme y decidida por su parte”. Lo mismo opinan del Partido Popular de Nerva, que, según apuntan, está haciendo la guerra por su cuenta. Solo la asamblea local de Izquierda Unida e Independientes x Nerva forman parte activa de las reuniones y colaboran mano a mano con esta plataforma.
Residuos
Luz verde a una ley de residuos que desde las ONG califican de “no estar a la altura de la crisis ecológica”
En ese sentido, Lozano valora que “es importantísimo ver como gracias a nuestras acciones el debate ha llegado al Parlamento andaluz y ha puesto de acuerdo a todas las fuerzas de izquierdas —incluido el PSOE, principal valedor histórico del vertedero— respecto al cierre por primera vez en 25 años e incluso haber oído a la consejera de Medio Ambiente hablar de un cierre ordenado”. Un cierre ordenado, responsable, en el que se salvaguarden los puestos de los trabajadores del vertedero, con una legislación ex profeso para Nerva por parte de las instituciones a nivel autonómico y estatal —dada la carga que este pueblo ha soportado durante muchos años— y una indemnización por la contaminación de los suelos donde se sitúa el Complejo Medioambiental son algunas de las demandas de la plataforma.
Ambos se muestran esperanzados frente al cierre, a pesar de que no sea fácil. Ni ganas, ni motivos les faltan a los componentes de la plataforma, con la perspectiva de “seguir adelante por los nuestros, porque pensábamos que el vertedero iba a estar durante un periodo importante de nuestras vidas, pero no que nuestros hijos tuviesen que aguantar esta injusticia durante el resto de las suyas”.
El cese de recepción de residuos será el primer paso, y varias voces cualificadas lo sitúan entre 2023 y 2025, algo que hace dos años era prácticamente imposible e inimaginable. La clausura ya es otra cosa, porque el mantenimiento y vigilancia de los terrenos contaminados deberá ser prácticamente de por vida. Lozano y Domínguez —Deli y Cerrato, como son más conocidos por sus convecinos— coinciden en que los próximos meses serán cruciales en toda esta lucha y, para ello, ‘Nerva, Salud y Dignidad’ tiene previstos diferentes actos y convocatorias que “desde la cordialidad, el debate y el consenso” buscan despertar la voz dormida de un pueblo que puede comenzar a ver la luz al final de este largo túnel que más de 25 años le ha costado recorrer.