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Reforma laboral
De eventual a fijo discontinuo: “Te da seguridad, tranquilidad y proyección”
Palabras como “maquillaje” se han repetido para hablar de las cifras del paro en los medios y por parte de políticos del Partido Popular con la intención de generar dudas sobre los datos de empleo y la efectividad de la reforma laboral acometida por el Ministerio de Trabajo y Economía Social y el cambio de tendencia en la temporalidad de la contratación. Da igual cuantas veces se haya explicado que la forma en la que se contabilizan los desempleados es exactamente igual desde que el 11 de marzo de 1985 se aprobó la Orden Ministerial por la que se establecen criterios estadísticos para la medición del paro registrado. Una Orden que fue aprobada, precisamente, para que los criterios de medición fueran iguales a los de la Unión Europea donde España se pretendía incorporar ese mismo año. Los contratos de fijos discontinuos siempre han sido considerados empleados y nunca han pasado a las listas de desempleados en los periodos de inactividad.
El gran y sustancial cambio ha sido que, ahora, tras la última reforma laboral impulsada por Unidas Podemos y la ministra de Trabajo Yolanda Díaz, los empresarios no tienen tan fácil realizar contrataciones temporales de sus empleados, cayendo en fraude de ley en muchas ocasiones, y se ven obligados a contratar bajo esa modalidad a sus empleados. Un hecho que ha disparado las cifras de contactos indefinidos y dado un vuelco a las cifras de alta temporalidad en los contratos que se llevaba observando hasta el momento.
Según las cifras del Gobierno, 6,5 millones de contratos de los 17 millones firmados durante 2022 han sido indefinidos y la temporalidad se ha reducido del 24,2% al 20,2% durante el mismo periodo. Pese a seguir con la segunda tasa de temporalidad más alta de la Unión Europea, la brecha con la media se ha reducido en ocho puntos. Lo que todavía está por ver, y aquí es donde han centrado muchos el debate y la crítica en las últimas semanas arrojando un baile de cifras, es cuántas personas están actualmente bajo esa modalidad de trabajador indefinido discontinuo y qué porcentaje del año están trabajando y qué parte están parados, pese a no contabilizar como desempleados. Desde le Ministerio han anunciado que están trabajando para poder dar unas cifras claras lo antes posible.
Desmontada la falacia del maquillaje, la siguiente técnica ha sido la de colocar a la misma altura estar contratado bajo la modalidad de fijo discontinuo o empalmar trabajos eventuales
Desmontada la falacia del maquillaje en la contabilización de los desempleados, la siguiente técnica ha sido la de colocar a la misma altura e insinuar que es lo mismo estar contratado bajo la modalidad de fijo discontinuo o empalmar trabajos eventuales. El Salto ha preguntado a varias personas que han estado en una y otra situación, han transitado de una a otra, han pasado de sufrir la temporalidad a ser empresarios que aplican los fijos discontinuos y a un empleado de banca si existen diferencias en tener un contrato temporal o tener un contrato de fijo discontinuo.
Ser fijo discontinuo
No todos los trabajos se pueden hacer de manera continua durante todo el año y, por tanto, no todas las empresas pueden mantener a sus empleados mientras no hay actividad. Algunos de estos empleos se encuentran en el sector turístico y de la hostelería. Un ejemplo son los parques de atracciones. Celia Cirión trabajó 19 temporadas en el parque de atracciones alicantino Terra Mítica. En esta empresa hacían las cosas legalmente y Cirión tuvo una relación con la empresa de fija-discontinua durante todos los años que trabajó allí, desde 2000 con un contrato de temporada de 350 horas los dos primeros años, que le aumentó en 2002 para toda la temporada a 1.200 horas. “Para mí, que en aquel entonces contaba con 33 o 34 años, supuso un cambio radical en el planteamiento de vida, ya que venía de trabajos temporales en verano o de limpiar casas, cuidar ancianos y un largo etc”, explica a El Salto. Desde ese momento, “todos los trabajadores nos sentíamos más seguros, con comité de empresa, convenio y las demás ventajas” de ese tipo de contrato, a diferencia de su situación anterior: “Antes del 2002 me sentía como una nómada”, lamenta. Para Cirión, “supuso poder tener una vida como los demás”. Reconoce que era un trabajo muy sacrificado, “currar de sol a sol cuando todo el mundo está disfrutando”, pero también señala que cuando llegaba el invierno “en compensación teníamos unas amplias vacaciones”.
En este parque de atracciones hacían los contratos de la forma adecuada, tal como marcaba la ley, pero no siempre ha sido así. También existen muchos trabajadores que han empalmando contratos temporales año a año hasta que la nueva legislación les brindó la posibilidad de ser fijos discontinuos. Es el caso de Guillermo García, un madrileño de 29 años que trabaja como monitor de tiempo libre. Antes de que cambiara la ley tras la reforma laboral, llevaba desde 2018 con trabajos temporales. Ahora García trabaja en dos empresas diferentes con contrato de fijo discontinuo en ambas. En un colegio público como monitor en los desayunos en el que trabaja unas diez horas semanales. Y, cuando acaba la continuidad y va a la discontinuidad en ese trabajo, entra a trabajar con la otra empresa de monitor de campamentos escolares urbanos durante verano, navidades y Semana Santa.
“La diferencia más importante es la seguridad y la certeza de que te van a llamar para trabajar”, Guillermo García, monitor en colegios y campamentos
Al ser preguntado por la diferencia que ha notado entre una modalidad de contratación y otra, García contesta sin dudar, que “la más importante es la seguridad y la certeza de que te van a llamar para trabajar”. Por el contrario, la palabra que usan varias de las personas consultadas para referirse a la época en la que empalmaban contratos eventuales es “incertidumbre”. “Antes tenía que estar pendiente de cuántos alumnos se apuntaban a los campamentos”. Una situación que describe como “estar siempre con inseguridad”. “Llegaba septiembre y no sabía si me iban a contratar en el colegio, llegaba navidades o Semana Santa y no sabía si me iban a contratar en los campamentos urbanos. Era muy complicado hacer planes. Es una situación muy incierta a nivel laboral”, recuerda.
“Puedo disfrutar más tiempo de mi hijo, que eso no está pagado”, es lo que más repite Vanesa López Fernández, una monitora de comedores que trabaja en un colegio bajo esta modalidad desde 2007. Ella dice estar contenta con este tipo de contrato, “a pesar de que cuando cobro la prestación gano un poco menos”. Pero al preguntar por la diferencia con la temporalidad, al igual que las otras personas entrevistadas, recurre a la seguridad: “Curso tras curso tengo la seguridad de que me van a llamar en septiembre, en vez de despedirme e indeminzarme”.
¿Y el empresario?
La nueva legislación ha sido señalada como un ataque frontal hacia el empresario. La obligatoriedad de dar una mayor seguridad a los trabajadores no sale gratis al empleador. La facilidad con la que podían deshacerse de los trabajadores para volverles a contratar, o no contratarlos, podía suponer un gran ahorro para la empresa a costa de la falta de seguridad o la precarización del empleado. Si, por ejemplo, una cocinera que era contratada en la hostelería en las temporadas vacacionales aparecía embarazada o con cualquier tipo de lesión al comienzo de la temporada, para el empresario era muy sencillo cerrarle la puerta en las narices y buscar a otra persona. Bajo el contrato de fijo discontinuo están obligados a reincorporar a la persona a su puesto de empleo y, gracias a los derechos de un contrato indefinido, concederle la baja médica que le corresponda.
“La estabilidad de un negocio empieza por dar una estabilidad digna a tus trabajadores, que tengamos que realizar un contrato laboral indefinido me parece fantástico”, Rodrigo A. Osorio, empresario de la hostelería
Pero para varias de las fuentes consultadas en este artículo, el empresario también tiene ciertas ventajas. “Aunque exista una discontinuidad las dos partes son beneficiadas por varios motivos”, explica Rodrigo A. Osorio, empresario hostelero con varios locales en la costa cántabra. “En dos de los locales aplicamos el fijo discontinuo desde el año pasado, ya que el contrato temporal se extingue porque debemos realizar fijos desde el primer día”. Osorio, que cree que tanto trabajador como empresario deben de tener claro que un puesto de trabajo es algo muy serio, defiende que “la estabilidad de un negocio empieza por dar una estabilidad digna a tus trabajadores y que tengamos que realizar desde el minuto uno un contrato laboral indefinido, me parece fantástico”. Entre las ventajas que enumera este empresario se encuentran las de “regulariza pirateos y abusos en ciertos sectores”. Aunque aprovecha la oportunidad para mandar un recado al Gobierno: “Aún quedan las Empresas de Trabajo Temporal, pero eso parece harina de otro costal a vista de los superiores y, bajo mi punto de vista, es donde la regularización debería ser más severa”.
Es cierto que Osorio, que no ha sido empresario toda la vida, sabe bien lo que es empalmar trabajos eventuales: “He vivido cinco años de mi vida con contratos temporales hasta llegar al fijo discontinuo en dos ocasiones de mi vida”, algo que es normal en el mundo de la hostelería, tal y como explica.
El empresario hostelero explica que, para su sector, los contratos fijos discontinuos les han beneficiado en gran medida
Al ser preguntado por esos beneficios que también obtiene el empleador de esta nueva modalidad de contrato, el hostelero contesta que “el empresario, al reanudar la actividad, no se verá afectado al proceso de enseñanza y adaptación de un trabajador nuevo para los puestos a desarrollar, ni de las leyes internas de la empresa”. El empresario hostelero explica que, para su sector, los contratos fijos discontinuos les han beneficiado en gran medida: “En temporada baja vemos reducida nuestra facturación hasta en un 80% lo cual hace inviable mantener unos gastos fijos como salarios, seguridad social, proveedores y gastos energéticos, sobre todo en la actualidad que vivimos en lo que todo sube drásticamente”, explica. Hace dos o tres décadas la cosa era distinta. En la hostelería había mucho trabajo sin regularizar, mucho dinero en efectivo sin controlar y la consecuente elusión de impuestos. “Ahí podían permitirse abrir todo el invierno”, dice Osorio, “pero a día de hoy esto no es así y la regularización laboral está a la orden del día, se pagan muchos impuestos y los márgenes de beneficios cada vez son menores”, por lo que necesitan estudiar de manera minuciosa cuando realmente compensa estar abiertos, tanto diario como anualmente.
Que un monitor de campamentos y colegios tenga una continuidad también tiene sus ventajas para la empresa, según explica Guillermo García, pero también para los “clientes”, que en este caso son las familias. “Los padres no saben quién va a cuidar de los peques, te llaman para preguntarte porque ya te conocen porque llevo en el colegio desde 2019”. Según García, que él sea fijo durante varios años “da seguridad a las familias y a nosotros para mantener unas dinámicas de trabajo iguales año tras año, porque la seguridad y tranquilidad que me da el fijo discontinuo me da una proyección que me ayuda a hacer mi trabajo mejor”. Además, añade, no ser un “simple trabajador externo”, sino al sentirse parte de la empresa, eso ayuda a que le tengan en cuenta para otros trabajos que van saliendo en otras localidades de la Comunidad de Madrid. “A la empresa también le viene bien tener a gente dentro que funciona bien”, afirma.
¿Y qué hacen cuando no trabajan?
Otra de las grandes preguntas que nacen con este cambio de tendencia en la contratación y el debate que ha resurgido con las cifras de contratación es sobre la situación de esos fijos discontinuos en la época en la que no se encuentran desempeñando su trabajo. “Durante los inviernos, con el cese de la actividad, muy poquita gente buscábamos otro trabajo”, afirma la exempleada de Terra Mítica. La temporalidad de otros empleos disponibles en la región alicantina no le cuadraban con su actividad en el parque: “El turrón empieza en agosto, los helados en marzo, el juguete en verano”, enumera. Además, lamenta, “nadie te va a dar un trabajo si sabe que en tres meses ya no estás disponible”. Por lo que Cirión y muchos de sus compañeros no buscaban trabajo en esa época. “Casi todos cobrábamos el paro o la ayuda de fijo discontinuo, dependiendo del tiempo que teníamos acumulado”. Eso sí, debido a aquella situación en la que en invierno cobraban la ayuda de desempleo, luego debía hacer la declaración de la renta al tener dos pagadores.
A García le gustaría tener más horas en la empresa de los colegios y, de hecho, le han ofrecido subirlas. “Pero es que también estoy estudiando y si tuviera muchas más horas no podría ir a la universidad por las tardes. Además toco en un grupo de música, participo en un sindicato y también necesito descansar”, afirma el monitor de tiempo libre que luego trabaja a tiempo completo en lo que para la mayoría son los periodos vacacionales. Lo que sí que le permiten sus horarios, explica, es “alternar algunos contratos por obra y servicio que me salen como figurante en grabaciones”.
Vanesa López dice que podría buscar otros trabajos en los meses en los que el comedor de colegio en el que trabaja se cierra, pero insiste en que bajo esta modalidad puede conciliar mucho mejor: “No quiero ser rica, prefiero disfrutar el tiempo con mi hijo”.
“Un fijo discontinuo tiene muchas más posibilidades, un temporal lo tiene jodido”, empleado de CaixaBank
Hacer planes de futuro, pedir un préstamo
Esa incertidumbre que describen aquellos que han estado años empalmando trabajos temporales sin la seguridad de saber si van a tener trabajo en los meses siguientes tiene una implicación directa en nuestros planes de futuro. Y no es solo una sensación personal que sufren los trabajadores, es una realidad a la que se enfrentan cuando cruzan la puerta de un banco. Las dos modalidades de contrato no son lo mismo a los ojos de una entidad financiera y sus departamentos de riesgos. Cualquiera que haya pasado por la experiencia de pedir un préstamos de consumo o hipotecario sabe que la primera pregunta a la que te enfrentas al sentarte en la oficina del banco es tu situación laboral y nivel de ingresos. Cualquiera que se haya enfrentado a esa situación con un contrato eventual sabe que las posibilidades de irse con las manos vacías es mucho mayor.
Al consultar a un empleado de CaixaBank con 15 años de experiencia, que prefiere no dar su nombre, sobre la facilidad para acceder a un crédito hipotecario teniendo una modalidad de préstamo u otra, su primera respuesta es bastante clara: “Un fijo discontinuo tiene muchas más posibilidades, un temporal lo tiene jodido”. Es cierto que, según señala, se deberían estudiar los dos casos concreto porque existen otros factores. “Un temporal tendría que tener una vida laboral larga y una buena vinculación con el banco”, apunta el empleado de banca. “El fijo discontinuo lo tendría mucho mejor, aunque no es la panacea, también habría que analizar muy bien todo”, dice, “hay que tener en cuenta que al final un fijo discontinuo tiene bastante regularidad en sus ingresos. Unos meses le paga la empresa y otros cobra desempleo y al final el banco lo que quiere que el cliente tenga regularidad y seguridad para atender las cuotas hipotecarias”, concluye.
“En mi caso el único cambio que note fue en la aceptación crediticia que obtuve a través de las sucursales bancarias, antes para ellos era algo así como un sin papeles”, Rodrigo A. Osorio
“En mi caso el único cambio que note fue en la aceptación crediticia que obtuve a través de las sucursales bancarias, antes para ellos era algo así como un sin papeles”, afirma Osorio en referencia a su paso de temporal a indefinido antes de pasar a ser empresario.
La exempleada de Terra Mítica narra la gran diferencia que supuso para ella el tener un contrato que le daba seguridad cuando tenía que pedir financiación, pero también para hacer planes de vida: “En 2004”, dos años después de obtener el contrato indefinido para toda la temporada, “pude tener mi primer hijo”. Unos meses después, la familia decidió comprar un piso en el barrio de Los Ángeles, en Alicante. “Primero miramos con la Caja de Ahorros del Mediterráneo, pues a los trabajadores del parque nos ofrecían buenas condiciones ya que eran dueños del parque junto a la Generalitat y Bancaja”. Pero, finalmente, les concedieron la hipoteca en el BBVA, donde su marido cobraba una pequeña pensión. “Durante los años siguientes, hemos comprado varios coches y siempre nos han concedido los préstamos en el BBVA sin problemas gracias a mi condición de indefinida y antigüedad en la empresa”. No era ella el único caso y la pequeña pensión de su marido no era lo determinante, según cuenta. “Tenía unos compañeros en Terra que eran matrimonio, los dos fijos discontinuos, que se compraron su piso con hipoteca, tuvieron hijos, coche, vacaciones, etc. sin tener ningún problema”, afirma.
¿Son lo mismo?
Para terminar, los entrevistados son preguntados por su opinión sobre el discurso que se ha repetido mucho últimamente sobre que no exista ninguna diferencia entre las dos modalidades de contrato. “Quien crea eso está realmente desinformado”, dice de manera escueta y directa el empresario hostelero. “No tienen nada que ver”, vuelve a afirmar con rotundidad García, el monitor de tiempo libre en colegios y campamentos, que también señala de nuevo “la seguridad, tranquilidad y proyección que te da el fijo discontinuo para hacer tu trabajo mejor”. La exempleada del parque de atracciones es más directa todavía: “La gente opina sin conocimiento, la ignorancia es muy atrevida y muchos solo niegan las diferencias entre los dos contratos para llevar la contraria y punto”.
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Estos artículos de encargo (de quien sea; me da igual) no se hacen así. Es una chapuza, y se os ve el plumero. Con haber metido una opinión de un trabajador en contra (cortita, se puede aplicar criterios de Redacción) y una opinión de un sindicalista (cortita tb. y ambigua, que además es lo que diría un sindicalista adecuado) ya daría un tono periodístico. Este panfleto publicitario quizá sea de perdonar por burdo y absurdo para un lector que ve lo que pasa alrededor. Si es así, y habéis querido cumplir un encargo siendo irónicos, entonces no digo nada (y tacháis todo lo anterior).
Perdón? Los contratos fijos discontinuos han aumentado nueve veces el 2022 y son los que han empujado al aumento de contratos indefinidos. ¿En un contrato fijo-discontinuo se reparte los beneficios de la empresa entre tod@s l@s trabajador@s? Antiguamente, antes de que hubiera una modalidad de contrato para cada empresario, durante una jornada laboral y durante el año había horas valle y horas pico de trabajo y meses valle y meses pico de trabajo. Esta política neocapitalista de despedir a la plantilla cuando estamos en horas valle o en meses valle me parece vergonzosa y sobre todo alucinante que se justifique por parte del trabajador/a. Los contratos fijo-discontinuo son necesarios, pero ni de lejos en el porcentaje que se hacen. Y ¿para cuándo luchar por 2 meses vacaciones? Francia tiene de media de 30 días hábiles, frente a los 22 días de España.
…¡Todos los que somos de izquierdas pensamos parecido a lo que escribes! Date cuenta de que en el artículo TODOS los trabajadores consultados (“periodísticamente”) están contentos. También aportan opinión un empresario y un bancario (!). No se relata (periodísticamente) la visión de un sindicato (y mira que es lógico!) o de un trabajador descontento (será que no hay).
Si relees el artículo unos días después, tiene el tono de esos relatos que al final venden algo. Este podría anunciar a una ETT que se especialice en este tipo de contratación; ya saldrán, siendo tan maravilloso (los trabajadores del artículo ¡es que me dan hasta envidia! Y yo aquí, fijo año tras año, como un gilipollas).
…¡Es que es irrebatible el artículo! De tetrapléjico a parapléjico, de ciego a tuerto… es mejora innegable.
(Y nadie pía. Ni los sindicatos).
¿ Tu comes discontinuamente? ¿Tu pagas tu hipoteca discontinuamente? ¿ Tu vives discontinuamente? Entonces...
Hombre, puedo comer aunque no haya trabajado y cobrado ese día si tengo dinero.
Que yo entiendo lo de que quieras trabajar siempre, pero hay trabajos en lo que es imposible.
Buen articulo. He sido muchos años fijo discontinuo, la seguridad que te da respecto a ser temporal, nada que ver. El único pero de estos contratos es a la hora de jubilarse, que la pensión que te quede no te de para vivir. Es un vuelta que se debería dar desde el gobierno La seguridad que te da durante la vida laboral, pero te precarizar y empobrece cuando te jubilas