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Objeción fiscal
Urge desobedecer y desarmar nuestros impuestos: Objeción Fiscal a los Gastos Militares
No parece muy arriesgado decir que nos encontramos en un contexto de crecimiento del militarismo sin precedentes en las últimas décadas.
Anteriormente, la heridas dejadas por los numerosos y terribles conflictos bélicos vividos a lo largo y ancho del mundo durante la segunda mitad del siglo XX, las amenazas derivadas de la Guerra Fría y las luchas desarrolladas en respuesta a las guerras y la carrera armamentística habían ayudado a generar una opinión pública mayoritariamente favorable a la reducción del tamaño de los ejércitos y del gasto militar en beneficio de otras partidas de carácter social.
En la conformación de este pensamiento contrario a la guerra y al aumento del presupuesto militar tuvieron mucho que ver las luchas desarrolladas, con frecuencia en confluencia con los movimientos feministas y ecologistas, que a nivel local o global apostaban de manera decidida por la paz. Entre éstas, podemos destacar las movilizaciones contra las armas nucleares en los años 60 y 70; la lucha en los años 80 y 90 contra el Servicio Militar Obligatorio y el ejército llevada a cabo desde la campaña de Insumisión en el estado español; y las multitudinarias manifestaciones en 2003 contra la guerra de Irak.
Sin embargo, y como ya sabemos por lo que ha sucedido en otros ámbitos, los avances sociales no son irreversibles y el “pensamiento militarista” (sirva este oxímoron para recordar a nuestro querido amigo y maestro Arcadi Oliveres) aprovecha cualquier descuido para colarse y, en poco tiempo, echar por tierra el trabajo de décadas y volver a lanzar su recurrente mantra: si vis pacem, para bellum.
De esta manera, en muy pocos años hemos visto cómo los diferentes gobiernos de nuestro entorno, la inmensa mayoría de los partidos políticos y de los medios de comunicación se han atrevido a aparecer como firmes defensores del discurso militarista que afirma que la mejor manera de acabar con la guerra es con más guerra y la mejor vía para lograr la paz es preparándonos para la guerra, lo que lleva a apostar por renovar y ampliar nuestros arsenales y aumentar nuestro gasto militar.
En este sentido, el Estado Español, como alumno destacado del militarismo, ha previsto invertir en 2023 en torno a 48.800 millones € en gasto militar y gasto para el control social, una cuantía nunca vista, y en su mayor parte, no reconocida y camuflada en diferentes partidas de distintos ministerios. Esta ocultación viene motivada porque a pesar de todo, todavía da mala imagen dedicar recursos sin medida para los ejércitos mientras la población pasa penurias para, por ejemplo, pagar la factura de la luz y del gas, hacer la compra, pagar el alquiler o no se ofertan unos servicios de salud o sociales públicos dignos.
El Estado Español, alumno destacado del militarismo, ha previsto invertir en 2023 en torno a 48.000 millones € en gasto militar y gasto para el control social
Frente a esto, desde el movimiento antimilitarista, en alianza con otras luchas sociales, nos negamos a asumir con resignación esta situación y apostamos por superar la pasividad y el papel de meras víctimas de estas políticas y reivindicamos nuestro papel de agentes activos a la hora de ponerles freno y de construir alternativas a las mismas.
Así, además de apoyar la labor y dar proyección a los grupos antimilitaristas y pacifistas, feministas o de defensoras de los derechos humanos de las sociedades que están sufriendo la guerra, reivindicamos la herramienta de la Objeción Fiscal al Gasto Militar en nuestra sociedad como instrumento de desobediencia a la financiación de las estructuras militares y a la fabricación y adquisición de armamento y para expresar nuestra voluntad de no contribuir a las próximas guerras.
La Objeción Fiscal a los Gastos Militares es una campaña que viene desarrollándose en el Estado Español desde hace cerca de 40 años que persigue cuestionar y socavar la financiación de la guerra, al tiempo que se apoyan económicamente proyectos que promueven el trabajo por la paz, la justicia social, la igualdad entre mujeres y hombres, la cooperación para el desarrollo, la defensa del medio ambiente, los derechos humanos o la seguridad alimentaria. De esta manera, la Objeción Fiscal pone en cuestión también la visión de seguridad basada en la intervención militar y policial y en el recurso a la fuerza y la represión, fortaleciendo las luchas que de verdad nos dan seguridad frente a la supuesta “defensa militarista”.
La guerra es un crimen contra la humanidad, y en la medida en que el gasto militar es uno de los principales factores que contribuyen a su preparación, os animamos a sumaros a esta campaña de desobediencia a la financiación de los ejércitos, la compra de armamento y, en definitiva, la preparación de las guerras.