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Pista de aterrizaje
Isabel ‘Abu’ Rubio: “Cuando nos ponemos la franja, algo se transforma”
Isabel Rubio, conocida como ‘Abu’, fue portera en el Rayo Vallecano Femenino y es delegada en este equipo de fútbol.
Nació en el barrio de Bilbao, pero se ha criado en Canillejas y se siente vallecana de adopción. Lleva cuarenta años en el fútbol y 18 en el Rayo Vallecano femenino, una “mayoría de edad” que ha hecho este año. Isabel ‘Abu’ Rubio, exportera, delegada del Rayo Vallecano Femenino, está convencida de que a las mujeres nos sigue costando y se nos sigue exigiendo el doble en todo. Actualmente, organiza muchas de las cosas que no se ven en un equipo, pero sobre todo cuida, con detalle y cariño, a las futbolistas del primer equipo rayista.
Te dicen ‘Abu’. ¿Por qué?
Fue aquí en el Rayo, a los pocos días de empezar con mi entrenadora, una broma que hicimos. Como era la más mayor del equipo —fiché con el Rayo con 38 años— me dijo: “Anda, abuela...”, y se me quedó.
¿Cuándo te diste cuenta de que patear o detener un balón iba a ser parte de tu vida?
Jugaba con mis primos y me gustaba mucho. Como era chica decían: “Tú, de portera”. Acabé en esa posición y no se me daba mal. Me cambié de barrio, vi un campo de fútbol y a unas chicas pateando y dije “voy a preguntar”.
¿En qué otros equipos has estado antes del Rayo?
He estado jugando en el Alcobendas de primera división, estuve en Simancas, San Blas... Había un equipito pequeño en mi barrio, Canillejas, que se llama La Cátedra... me he movido por muchos equipos dentro de la Comunidad de Madrid. He pasado por regional subregional, preferente, nacional, primera división con el Rayo, y fui una de las porteras del ascenso del Rayo a primera división.
La primera vez que cobro por jugar al fútbol es en el Rayo, y muy poco, solo para la gasolina
¿Cuando empezaste todo era semiprofesional o ya había grupos profesionales?
No, profesional no había nada. Había afuera, en Italia, por ejemplo. Conchi Amancio se fue a jugar allí hace muchos años contratada... La primera vez que yo cobro algo por jugar es en el Rayo, y muy poco, para pagarte la gasolina.
Tan amateur que no había ni ropa ni vestuario para vosotras, ¿no?
En mi primer partido, habían jugado los juveniles por la mañana y un señor había cogido la ropa de los chicos: la puso a tender para que se secase el sudor y por la tarde nos la tuvimos que poner. Las botas eran de mi primo, y tuve que meter unos periódicos porque eran dos o tres números más grandes. A mi madre no le gustaba que jugara al fútbol y mi ropa la lavaba mi tía.
De cuando tú jugabas a ahora, ¿qué ha cambiado en el fútbol femenino?
La esencia del fútbol femenino sigue existiendo, por eso cuando la gente viene por primera vez, o en partidos como el otro día contra el Barça, se engancha a este fútbol, porque todavía tiene una esencia de fútbol real, no tanto económico como es el fútbol profesional. Ha cambiado mucho, evidentemente. Ahora tenemos patrocinadores y las televisiones, y de ahí han salido otros que ven que se puede invertir en equipos de fútbol femenino y que podemos beneficiarnos. Esto no tiene nada que ver con cuando yo empezaba. ¡Tenía que crecer alguna vez!
¿Crees que ha llegado el tiempo de las entrenadoras en el fútbol femenino?
Creo que se les debe dar la oportunidad de entrenar equipos femeninos. Es verdad que, hasta ahora, la mayoría son hombres, solo hay ahora mismo, en primera división, dos mujeres. Eso con el tiempo va a cambiar, igual que en el arbitraje, donde ahora ellas están arbitrando categorías superiores y masculinas. Pienso que, poco a poco, va a ir cambiando porque hay mujeres muy buenas.
En el equipo te quieren mucho, ¿qué les has dado?
Les doy mi experiencia porque he pasado por donde ellas están. Siempre les hago la broma de que soy como Chenoa —“cuando tú vas, yo vengo de allí...”—. Trato de apoyarlas, hablo con las porteras porque sé lo que sienten, sé lo que es que te encajen goles y sentirse mal, a las que tienen lesiones trato de animarlas.
¿Un deseo para el Rayo Femenino en esta temporada?
Primero y fundamental es salvar la categoría, y luego estar en un mejor lugar. Jugar bien al fútbol, creo que en el Rayo se puede jugar bien y es verdad que hay mucha competencia, pero tenemos jugadoras muy importantes. Aquí se va a ver un equipo muy competitivo, nos tienen que ganar con fútbol y con mucho. Por alguna razón cuando las chicas se ponen la camiseta, ‘la franja’, decimos nosotras, algo se transforma y dejas de ser cualquier jugadora, y aquí te dejas la piel.