Periodismo
June Fernández: “Defiendo los matices y todo lo que no cabe en un tuit”

June Fernández es periodista, fundadora de la revista Pikara y autora del libro Abrir el melón, una década de periodismo feminista, editado por Libros del K.O.

June Fernandez Pikara Magazine
June Fernández,fundadora de la revista Pikara Magazine, junto a su hija. Gessamí Forner

La hija de June Fernández (Bilbao, 1984) cumplía once meses el día de la entrevista. Gateó a su alrededor, comió un bollo de pan y, en un alarde de fuerza, se puso de pie dos veces y sonrió orgullosa. Mientras, su madre la observaba y la cuidaba con el mismo tino que atendía a esta periodista. La capacidad de Fernández para estar en el presente y atenta a lo que se mueve, lo que inquieta y emerge es lo que ha caracterizado su trabajo, primero como colaboradora de Diagonal, luego como redactora en El País, después como responsable de prensa de SOS Racismo Euskadi y, finalmente, como fundadora, hace ya diez años, de la revista Pikara, su primera criatura. De esa década de periodismo feminista ha nacido un libro con título y subtítulo: Abrir el melón, una década de periodismo feminista, editado por Libros del K.O., que recopila reportajes que en su día abrieron melones y entrevistas a mujeres que para ella son un referente y considera que merecen pasar de internet a las bibliotecas.  

¿A qué saben los melones?
Son sabrosos y, a veces, amargos. En Pikara, intentamos hacer un periodismo incómodo, también para nosotras mismas, y eso no siempre se entiende. Y cuando las críticas llegan desde tus propias filas, resultan especialmente amargas. Aún así, los melones son adictivos y estamos dispuestas a abrir muchos más. 

¿Cuáles fueron las pepitas que más se atragantaron?
Una entrevista a la actriz porno Amarna Miller por la que el sector abolicionista nos acusó de promover el proxenetismo y el abuso sexual. El periodismo ligado a las izquierdas y a los movimientos sociales es un periodismo situado, un concepto que, por cierto, aprendimos de Diagonal. Tenemos una ideología y unos objetivos políticos que no escondemos, pero se da por hecho que si entrevistamos a alguien es para visibilizarle y darle voz, cuando es importante defender que uno de los objetivos del periodismo debe ser estimular la capacidad crítica: que nos leas aunque no siempre estés de acuerdo. 

¿De qué reportaje te sientes más orgullosa?
Yo quería sexo, pero no así fue importante para muchas mujeres que habían vivido en soledad un encuentro, en principio consensuado, que luego fue violación. Cuando se publicó, el debate del consentimiento en las relaciones sexuales no estaba tan presente como ahora y muchas mujeres tenían dificultades para explicar su vivencia. Más recientemente he publicado Si el régimen de interna es esclavo, ¿hay que abolirlo? En el feminismo nos peleamos mucho sobre qué hay que hacer con la prostitución, pero se habla mucho menos del trabajo de las internas, porque nos sitúa a las feministas blancas en una posición de privilegio. Ese debate considero que debería tener tanta centralidad como el de la prostitución y la gestación subrogada.

Parte del éxito de Pikara se debe a que tenemos rostro y voz, pero ese personalismo puede ser un obstáculo para el periodismo

Un exdirector de The New York Times dio una charla en Bilbao hace unos años y explicó que los momentos que más orgulloso le hacían sentir de su trabajo era cuando un lector le explicaba que un artículo le había hecho cuestionarse su mirada acerca de un tema. Creo que tú lo consigues.
Gracias. Una lectora nos dijo que Pikara es el medio al que acude para reafirmarse, pero que le saca de su zona de confort. Me interesa gente con discursos críticos que cuestionan y todo lo que no cabe en un tuit. Soy muy defensora de los matices, algo que tiene que ver con la polarización de algunos temas que estamos viviendo en el movimiento feminista y que tienen un efecto de simplificación de los discursos.

En el epílogo citas a Bob Pop cuando afirma que “el periodismo te permite acercar a la gente lo que he aprendido de personas que saben más que yo”. ¿Somos correas transmisoras?
Sí, algo que me preocupa, y a la vez me ha beneficiado, es que cuando estudié Periodismo me enseñaron que la firma no importa y el ego, lo apartas. Eres, efectivamente, una correa de transmisión. Pero con la crisis de los medios convencionales de repente hemos pasado a un estilo en el que tienes que ser tu propia marca y súper ingeniosa en los tuits. Parte del éxito de Pikara se debe a que tenemos rostro y voz, pero ese personalismo puede ser un obstáculo para el periodismo. Hay gente a la que le caigo mal y ya no me lee. Añoro cuando en El País se leían mis textos sin atender a mi firma. 

¿Y el libro?
Me apetecía este autoregalo, pero me daba pudor que refuerce ese personalismo y me daba miedo que la gente me viera como una narcisista. No lo he publicado porque considere que lo que hago es imprescindible, sino porque creo que las personas a las que entrevisto son imprescindibles. Para mí, mujeres como Dolores Juliano, Justa Montero, Cony Carranza merecen estar en papel, en librerías y en bibliotecas.

En el epílogo también hablas de periodismo situado y recuerdas la escenificación de la boda entre Diagonal, la cabecera que precede a El Salto, y Pikara en el barrio de Lavapiés en 2016. Siempre nos hemos querido, guiño, guiño. 
¡Os amo! Diagonal fue muy importante para mí: el primer medio en el que publiqué y en el que nos inspiramos a la hora de montar Pikara para diseñar las secciones, la política de publicidad y por la noción de periodismo situado. Creo que Diagonal y Pikara tenemos en común el papel de abrir melones que los medios de comunicación masivos no trataban y, luego, han abordado y han tenido más eco. Es una sensación ambivalente porque, gracias a nosotras, esos debates se han colocado en la agenda mediática, pero el rédito es para el medio masivo. Otro punto en común que creo que tenemos es la libertad editorial y la defensa del pluralismo, y no tener miedo o, aún teniéndolo, aportar enfoques que pueden incomodar a tu propia audiencia. En el caso de El Salto, imagino que los artículos documentando la represión de Nicaragua no habrán caído bien a los fieles del sandinismo, por citar un tema que me importa mucho. 

Cuando trabajabas en El País, y yo en un medio local, coincidíamos en ruedas de prensa. Por aquella época te rapaste el pelo. No éramos amigas pero siempre te quise preguntar si aquel corte era tu manera de decir al mundo que tenías muchas cosas que contar y el arrojo suficiente para contarlas.
Qué bonito. Eso tuvo que ver con mi despertar bollero y querer dejar de estar condicionada por la mirada del hombre heterosexual y romper con los cánones de belleza heteropatriarcales y decirme a mí misma quiero que sea importante para mí dejar de ser guapa a ojos de hombres hetero. Y, de repente, años después escribí un artículo sobre aquello, que se hizo muy viral, y me generó un conflicto. Me da cierta rabia que la gente recuerde más que me rapé el pelo y que me gusta el reguetón que el reportaje de las internas pero, por otra parte, estos artículos conectan con lo que decimos en el feminismo de que lo personal es político y que en lo cotidiano hay muchos reflejos de los esquemas y corsés que se nos han impuesto.

¿Qué consejo le darías a una alumna de Periodismo?
Está el tema como para dar consejos… El futuro es incierto y quizá hay que asumir que es una quimera vivir de hacer periodismo todo el rato y habrá etapas que será posible y otras que el periodismo será ocio, pero soy una apasionada y animo a que no pierdan la pasión, por lo que les diría que escriban, que se expresen en blogs, en podcasts. No sé que será de su futuro laboral, pero el periodismo es una droga que mola. 

¿Y a un alumno?
Le diría que la perspectiva de género es una herramienta interesante que debería conocer e integrar y le llamaría a revisar si entre sus referencias y fuentes hay mujeres, que no somos un colectivo, sino la mitad de la ciudadanía.

¿Cuánto señoro hay en periodismo?
Afortunadamente, cada vez menos. Cuando entré en la delegación del País Vasco de El País, periodistas mujeres había dos y alguna colaboradora. Ahora encontramos redacciones feminizadas y techos de cristal. Quizá identificamos muy claro a los señores que vienen de la cultura de puro, alcohol y ser canalla de la que habla el libro El director, pero en medios alternativos sigue habiendo códigos masculinos más difíciles de identificar. Me imagino que las periodistas de El Salto tendréis algo que decir… Es un placer trabajar en Pikara porque es trabajar sin señoros.

¿Algún día la mirada feminista en periodismo irá más allá de los “temas de mujeres” y estará insertada en cada uno de los artículos publicados? 
Lo veo complicado. Hay experiencias en los últimos años, como la figura de la redactora de género en el eldiario.es, pero necesitamos años para ver y valorar su influencia. Cada vez hay más facultades que imparten la asignatura de periodismo y género. Hay avances, pero el feminismo como herramienta de análisis y pensamiento necesita más, e insisto en que para nosotras no es tanto perspectiva de género sino despatriarcalizar los formatos como la tertulia, que implica formarte una opinión en quince minutos y tiene que ver con sentirte cómoda en lo público abordando cualquier tema.

Ahora tienes dos hijas, una revista criada y una bebé de teta. ¿Cuál de las dos te ha desvelado más? 
La verdad es que Pikara. El ruido de las redes sociales de un medio digital es pesado. Pikara sin redes no tendría ni la décima parte del alcance que tiene pero, a día de hoy, ese ruido nos ha cuestionado nuestro trabajo y nos ha dado disgustos gratuitos que me han quemado mucho. Najwa Nimri explicaba en una entrevista que le había sentado muy bien la maternidad, porque había pasado de las preocupaciones propias de una actriz a si tu bebé hace caca o no. Preocuparte por la caca o la dentición es mucho mejor que si la tuitstar de turno se cabrea. Confío en que, aunque no vaya a conseguir no desvelarme por Pikara, la maternidad me sirva para que esos dramas no me arrastren.

En la última asamblea de Pikara dijiste, teta fuera, bebé amamantándose, que abandonabas la coordinación.
La reacción de las trabajadoras fue no nos digas que te vas por la maternidad, no nos digas que la maternidad es incompatible con trabajar en este medio. Por una parte, Pikara es el medio más flexible para ser madre, nunca he tenido que justificar una ausencia por acudir al proceso de reproducción asistida o por estar preñada, pero la presión de coordinar Pikara, que para mí era muy absorbente, me privaba de la estabilidad emocional que necesitaba. Para criar a una hija debía soltar a la otra.

Pero has vuelto.
Sigo como redactora desde casa. Me cuesta soltar a esa hija y me planteaba dónde escribir y Pikara seguía siendo el medio donde quiero estar. Entre todas hemos encontrado fórmulas para que Pikara sea compatible con procesos vitales como la maternidad, que te sacude un montón. En Pikara eres currela y jefa, sindicato y patronal, como en El Salto. Como madre, siempre he tenido mucho apoyo de las compañeras, pero como trabajadora resulta difícil plantear que te paguen seis meses de permiso si eso implica que las compañeras se resientan y las cuentas del proyecto, también. En Pikara te quieres sacrificar por el proyecto y eso es incompatible con el sano egoísmo de querer todo el tiempo posible para mi hija.

Archivado en: Feminismos Periodismo
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#72665
26/10/2020 9:28

Como siempre, El Salto en su línea.
Publicando reportajes de la homosexualidad femenina y discriminando a los homosexuales masculinos,no recuerdo un artículo que hable de nosotros.
Nada nuevo bajo el sol de El Salto

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#72676
26/10/2020 13:36

Veinte añazos en primera línea, dos décadas de protagonismo y relevancia en medios de comunicación, productos audivisuales, campañas comerciales y porgramas a favos de la visualización pero cuando UN medio no les hace el suficiente casito, ahí que hay que quejarse amargamente. Boys will be boys, acho.

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#72655
26/10/2020 0:03

Los artículos que he leído en elsaltodiario (no los he leído todos) sobre Nicaragua no estaban precisamente "documentados", como dice la entrevistada, y es por eso por lo que no he podido posicionarme (tampoco hay por qué hacerlo) ni a favor ni en contra del Sandinismo actual. Sé que June Fernández ha vivido en Nicaragua y que tendrá buenas fuentes y vivencias propias sobre la represión en Nicaragua. Pues, por favor, me gustaría que alguien de este medio documente esta represión para poder enterarnos bien del tema...al margen de lo ya publicado de que si "un médico que vivió allí y que si un amigo le ha contado que una tarde vio como un policía", y este tipo de "información" poco documentada. Gracias

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#72654
25/10/2020 23:47

Creo que se escribe "autorregalo". Gracias

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