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Partidos políticos
Izquierda en Andalucía: siempre nos quedará Dos Hermanas
22 de mayo de 2019. Dos Hermanas, Sevilla. Una senadora y una diputada acuden a apoyar el mitin de una candidata a la alcaldía por su formación política. Se respira un ambiente agradable, casi familiar, ante la presencia de muchos niños y niñas que corretean por la plaza. Elogios cruzados y risas. Nadie que no conociera las entrañas de esa coalición podría decir que las políticas allí presentes tuviesen trayectorias y afiliaciones bien distintas. Y sin embargo así era. Lo que en aquel momento no podían saber es que no tardarían en separarse y volver a competir electoralmente.
Ellas son Inma Nieto de Unidas Podemos, Pilar González de Adelante Andalucía y Esperanza Gómez de Andaluces Levantaos. Tres mujeres, tres trayectorias, y hoy, tres coaliciones.
Pilar González fue secretaria general del Partido Andalucista (PA) antes de crear Primavera Andaluza en 2012, e incluso participó del cogobierno entre PSOE y PA en los años 90 pero ha llegado al Senado de la mano de Adelante. Inma Nieto es la veterana parlamentaria andaluza de IU, que vivió desde el escaño el cogobierno con el PSOE entre 2012 y 2015, tras un exitoso paso por el Ayuntamiento de Algeciras como teniente de alcalde. Esperanza Gómez, que entró en política con Podemos en 2015, es hoy la cara de Más País en la autonomía, y antes asesoró durante un breve periodo al gobierno de Zapatero. Sus caminos se cruzaron aquel día de mayo de 2019 para participar de un proceso que, por breve, no es menos histórico. Adelante Andalucía lograba unir a personas y fuerzas procedentes de tres tradiciones no siempre bien avenidas: la izquierda postcomunista, la izquierda andalucista y la nueva izquierda post15M. Una convivencia que apenas duró dos años, de 2018 a 2020.
Tanto Nieto como González no podían imaginarse en aquel mitin que el encuentro sería tan breve. “No te metes en estas cosas creyendo que van a tener una vocación tan cortita”, apunta Nieto. “En aquel mitin yo no podía intuir que fuese a acabar tan mal, tan triste, aquella aventura tan hermosa”, lamenta González. Esperanza Gómez, que abandonó la coalición ese mismo año, tiene una visión diferente. “En el fondo sí”, responde cuando se le pregunta si imaginaba la desunión. “En ese acto en concreto me sentía como una extraña, no por mal rollo ni nada. Desde la unión con IU, el lenguaje, las formas habían cambiado. No era tan nuestro, algunos no estábamos tan cómodos”.
Unidas Podemos presentaba el 4 de diciembre, Día Nacional de Andalucía, su manifiesto ‘Andalucía late con más fuerza’ para reclamar un frente amplio
En la primavera de 2019, Adelante Andalucía vivía un momento agridulce. Con su 16% de apoyos, era la coalición del denominado “espacio del cambio” con más fuerza. Resultado digno pero no ilusionante. Luego vino el gobierno de coalición en Madrid, la salida de Anticapitalistas de Podemos y la imposibilidad de cohabitación en Adelante. Dos Hermanas quedó en el recuerdo.
La unidad: una senda llena de obstáculos
Casa común, afirman desde Adelante Andalucía. Frente amplio, exclaman desde Unidas Podemos. En política, las palabras cuentan mucho. Ni siquiera en el nombre de la unidad se ponen de acuerdo. Las tres entrevistadas se muestran abiertas a sentarse a dialogar. Comparten una meta: frenar a la derecha. Pero los lugares desde los que parten son lejanos y la senda está llena de obstáculos. Dos piedras son especialmente complejas de sortear: la relación con el PSOE y la participación en clave soberanista en las instituciones.
González, de Adelante, deja clara su línea “verdiblanca”. “Nuestro objetivo estratégico es construir una herramienta política andaluza con presencia aquí, en Madrid, en Bruselas ¡y en la ONU no porque no hay elecciones!”, exclama alegre. Esperanza Gómez no pone condiciones pero rechaza el mantra de la unidad de la izquierda y cree que una mayor oferta puede “enganchar a una parte del electorado que se encuentra huérfano”. No en vano es quien más recientemente ha presentado su marca, Andaluces Levantaos, uniendo a Más País con Andalucía Por Sí e Iniciativa del Pueblo Andaluz.
Quien más interpela al resto para unirse es Unidas Podemos. “Intentar hay que intentarlo, es algo que la ciudadanía demanda”, asegura Inma Nieto. Por eso UP presentaba el 4 de diciembre, Día Nacional de Andalucía, su manifiesto Andalucía late con más fuerza para reclamar un frente amplio. Días después llamaba por teléfono tanto a Más País como a su antigua líder, Teresa Rodríguez.
Aunque todas las fuerzas manifiestan voluntad de diálogo, el sociólogo Manuel Romero pide no llevarse a engaño. “Va a ser muy difícil recomponerse de un momento a otro como si nada hubiera pasado. Todo lo que tenga que ver con reconstruir o con, al menos, un alto el fuego de aquí a las elecciones va a ser tremendamente complicado”, lamenta. Esa mínima entente cordial sí que esperan las tres entrevistada que se dé.
En las elecciones de 2018, que dieron la mayoría a las tres derechas, más de un 40% de la ciudadanía se abstuvo, 2.600.000 personas
Con la unidad con numerosos obstáculos que superar, se abre paso la idea de la competencia virtuosa, especialmente defendida por Adelante y Levantaos. Nieto, desde IU, reconoce que podría ser una fórmula que funcione. “No hay una fórmula mágica y más en un momento en que el voto está tan polarizado y todo es tan líquido. Vista la hidra de tres cabezas de la derecha, no tendría que ser una mala cosa”.
El Barómetro Andaluz de diciembre de 2021, estudio de opinión del Centro de Estudios Andaluces, daba fuelle pero no suficiente a este horizonte. La encuesta arroja un escenario en el que las tres papeletas de izquierdas obtienen representación: 12-13 para UP, entre dos y tres para Adelante y un diputado autonómico para Levantaos. Son 17, justo los que sacó el primer Adelante Andalucía en 2018. Pero ese resultado no cambiaría la correlación de bloques. El PP sería primera fuerza con el 35% de los votos y entre 44 y 46 escaños, devorando el espacio de Ciudadanos que se quedaría con entre cuatro y cinco. El PSOE mantendría la segunda posición y unos números parecidos a los actuales: 25% de voto y entre 31 y 33 representantes. La ultraderecha apenas crece y su 10% de voto le valdría entre 12 y 13 escaños.
Abstencionismo y competencia virtuosa casan mal
La tesis de la competencia virtuosa tiene un pero. La abstención. En las elecciones de 2018, que dieron la mayoría a las tres derechas, más de un 40% de la ciudadanía se abstuvo, 2.600.000 personas. Cuatro de los diez barrios más abstencionistas del Estado están en Andalucía: Polígono Sur y Los Pájaros-Amate en Sevilla, Palma-Palmilla en Málaga y Polígono del Guadalquivir en Córdoba. Coinciden con los que menos renta tienen.
En uno de ellos, el que menos vota de todo el país, Polígono Sur, vive Rosario García, portavoz de la plataforma vecinal Nosotros También Somos Sevilla. “La gente, al no ver que sus problemas se solucionen, se desmotiva y, cuando llega la hora de las elecciones, no está con los ánimos de acercarse a votar”, explica. Esta es una clave para Esperanza Gómez. “Cuando el electorado no te vota es porque tú te has equivocado. A ellos les importa llegar a fin de mes, cómo está la luz, el cole de mi hija, si tiene atención temprana... De eso hay que hablarle”.
Participantes de la coordinadora de plataformas ciudadanas Levanta Jaén ya anunciaron en noviembre de 2020 su intención de concurrir a las autonómicas siguiendo el modelo de Teruel Existe
Pilar González se muestra escéptica respecto a que la competencia virtuosa se produzca, aunque sea un argumento con predicamento en Adelante. “Andalucía reproduce el sistema electoral del Estado, que es el bipartidismo. En el Parlamento ha llegado a haber solo tres fuerzas políticas”. “¿Cómo vencer a la abstención”, se pregunta a sí misma. “Barrunto, como algo intuitivo, no racionalizado, que el fantasma de la derecha haga un poco de acicate”. Le secunda en esta idea Inma Nieto: “Lo piensas y te dan ganas de salir corriendo a buscar una urna”.
A ambas las contradice Manuel Romero. “Moreno Bonilla ha logrado desactivar el eje discursivo de ‘que viene la derecha’; ha logrado transmitir la idea de que ha llegado la derecha y no ha pasado absolutamente nada”. Y por ello ve necesario cambiar de estrategia. “No es que la izquierda vea fantasmas de extrema derecha, esta existe, pero para combatirla no creo que sea todo lo útil que nos gustaría gritar a los cuatro vientos ‘¡antifascismo! ¡que viene el lobo!’”.
Rosario García afirma que “todos los partidos se han olvidado de que el pueblo tiene que seguir organizado”. Esta activista vecinal reconoce que lo que presenta la izquierda es atractivo “pero a la gente le pilla lejos”. “Tienen que ir abriéndose más y de verdad bajar. Yo se lo exijo a la gente de izquierda porque mi definición es esa: acercarse más al pueblo no solo en una manifestación, sino en el día a día”. Romero le da la razón y alerta de que es preciso un trabajo militante y de fondo para el que no existen recetas mágicas.
El rural, desconectado de la izquierda
Otro ámbito que se resiste a la izquierda y dificulta esa competencia virtuosa es el rural. Lejos de la situación de decaimiento y despoblación del rural castellano o aragonés, el rural andaluz goza de una mala salud de hierro, con una densidad media de 69 habitantes por kilómetro cuadrado y el 52% de la población andaluza en los 713 municipios y zonas consideradas rurales. Sin embargo, el estancamiento económico y demográfico son evidentes. Y la irrupción de la España Vaciada también tendrá su replica en Andalucía. En Jaén concretamente. Participantes de la coordinadora de plataformas ciudadanas Levanta Jaén ya anunciaron en noviembre de 2020 su intención de concurrir a las autonómicas siguiendo el modelo de Teruel Existe.
No muy lejos de allí está Priego de Córdoba. Allí vive y lucha Juan Carlos Cadenas, activista por los servicios públicos. “El mundo rural andaluz se ha convertido en un gran gueto”, lamenta. Este activista coincide con Romero en descreerse el efecto del discurso de ‘que viene la derecha’. “Eso hace que se desarrollen estrategias tacticistas y cortoplacistas, que anteponen las urgencias de los partidos a las necesidades de la gente”. Cadenas desarrolla una retahíla de problemas, desde el exilio laboral a las peores infraestructuras y servicios en el campo que en las áreas metropolitanas o la costa. “Se hacen propuestas a nivel general y no en el territorio. Y tienes que acercarte a la gente, no desde el atril ni desde la urbe”, reclama.
La senadora de Adelante y la diputada de UP le dan la razón en la existencia de un desequilibrio territorial interno pero se muestran preocupadas en que la indignación se articule en clave de agravio. “La sensación de agravio es subjetiva y entran elementos irracionales difíciles de contrarrestar. Ante la misma situación, en la bahía de Cádiz y en la comarca de Linares, en la primera te montan una barricada y en la segunda un partido”, asegura Pilar González. Ambas temen que ese discurso pueda ser capitalizado por la derecha. “Ponerle por delante a alguien a otro alguien a quien odiar, a quien culpar de sus problemas, le viene muy bien a la derecha. Los seres humanos somos gregarios y nos refugiamos en el terruño”, analiza Nieto. Sobre el terreno les da la razón Cadenas: “El ambiente, lo que se respira, lo que se habla en los bares, es muy malo. La postverdad que vende la ultraderecha cala. Y cala porque nadie lo contradice. Eso es un grave problema que tiene la izquierda real porque está ausente en el mundo rural”, sentencia.
Esperanza Gómez, por el contrario, se muestra más benévola con estos movimientos y encuentra coincidencias entre las razones que motivan la aparición de una plataforma provincialista en Jaén y Andaluces Levantaos. “El desequilibrio territorial andaluz es enorme. ¿Cómo no van a salir alternativas pensadas por los propios vecinos si los partidos tradicionales han abandonado enormes zonas de Andalucía?”.
El abstencionismo por ausencia y la Andalucía Vaciada por presencia complican un escenario ya complejo donde la cifra clave es el 3%. El mínimo provincial para conseguir representación puede ser la fórmula del virtuosismo o de la pérdida de miles de votos. Bajo la amenaza de que la Junta de Andalucía se convierta en la primera administración que cogobierna la extrema derecha, una izquierda que procura pacificarse pero desdeña unificarse tiene que responder a una difícil pregunta: ¿tres son multitud?
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Un análisis muy interesante del que no comparto considerar de izquierdas a los de AxSí y a los y las de Errejon (junto con Carmena son responsables de la situación de la Comunidad y ayuntamiento de Madrid al abrirles el camino a Almeida y Ayuso)
Tres no deberían ser nunca multitud. Tres, cinco o diez tienen que ser una extraordinaria oportunidad para conformar y competir con el Psoe y mojarle bien mojado. Dejemos los egos, seamos serios y demos la oportunidad al pueblo andaluz de ejercer su mayoría de edad por medio de nuestra responsabilidad y obligación para con el. LA IZQUIERDA SE JUEGA MUCHO, EL PUEBLO MAS Y LA DEMOCRACIA MUCHO MAS. Responsabilidad e Inteligencia, no hay otra!!!!!!!!!