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Palestina
Sobre Ghassan Kanafani, los fedayines y los torturados en Gaza
Gaza estuvo siempre presente en el pensamiento, la literatura y las obras de arte de Kanafani, inmortalizándose en sus líneas como un puente hacia la eternidad. Utilizó todas las formas de expresión escrita, artística y literaria al servicio de la lucha guerrillera. Kanafani fue quizás el primero en crear carteles revolucionarios sobre la guerrilla, el asedio en la Franja de Gaza, la “Batalla de Maghazi” y el “Apoyo a la firmeza de Gaza”, llamando a las fuerzas revolucionarias del mundo a apoyar la resistencia en ascenso y a su obstinado pueblo en la rebelde Franja de Gaza.
El Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP), del cual Kanafani fue cofundador y portavoz oficial, fue el partido más activo y eficaz en enfrentarse al enemigo sionista en Gaza entre 1967 y 1973. Kanafani habló más de una vez del “asedio integral”. En una entrevista con la revista inglesa New Left en 1971, señaló que Gaza no solo estaba asediada por tierra, mar y aire, sino que también sufría un “asedio psicológico”. Explicó la peculiaridad de la resistencia palestina en Gaza y su experiencia de una manera que aún resuena hoy. Cuando un periodista le pidió comparar la creciente resistencia en Gaza con las dificultades de la guerrilla en Cisjordania ocupada, Kanafani reveló la situación excepcional de Gaza, destacando la densidad de población en una franja pequeña (360.000 refugiados en ese momento), la disponibilidad de oportunidades de entrenamiento armamentístico para los jóvenes debido a la presencia de las fuerzas del Ejército de Liberación, su proximidad a Egipto y los intentos fallidos de la ocupación y el régimen jordano de “sobornar a las masas de Cisjordania” y la represión directa. Cuando leemos hoy los escritos de Ghassan, descubrimos un hecho importante: Gaza lleva asediada medio siglo, no dos décadas.
Kanafani explicó la peculiaridad de la resistencia palestina en Gaza y su experiencia de una manera que aún resuena hoy
En 1966, mientras participaba en la conferencia de la Unión de Escritores, celebrada en la Franja de Gaza, Kanafani escribió una carta personal mientras contemplaba “la orilla del triste mar”. “Aquí se me conoce, casi diría que se me ‘ama’, más de lo que esperaba, mucho más, y esto es algo que suele humillarme porque sé que no tendré tiempo de estar a la altura de las expectativas de la gente y que, en cualquier caso, no lograré ser lo que esperan de mí. A lo largo del día y de la noche, me recibe un calor que me hace sentir la frialdad de mis extremidades y de mi cabeza, y la brevedad de mi viaje hacia estas personas y hacia mí mismo. Siento más que nunca que todo el valor de mis palabras es una compensación descarada y trivial por la ausencia de armas y que ahora caen frente al amanecer de hombres de verdad que mueren cada día por algo que respeto, todo lo cual me hace sentir un extrañamiento semejante a la muerte y la felicidad del moribundo tras una larga fe y sufrimiento, pero también una humillación de tipo estremecedor”.
Kanafani volvió a predicar la revolución con la batalla del diluvio de Al-Aqsa, con su relato corto “Una hoja de Gaza”, que ha sido traducido a varios idiomas. Esta obra literaria intemporal es quizás la más difundida y leída sobre lo que están viviendo los niños de Gaza. El narrador le dice a su amigo: “Un niño enfermo adquiere una especie de santidad. ¿Cómo puede ser cuando el niño está enfermo después de heridas graves y dolorosas?” La “Hoja” llega con todos sus detalles, personajes y acontecimientos hasta la niña “Nadia”, que se echó encima de sus hermanos para protegerlos de los proyectiles, las llamas y el fuego. Perdió la pierna, amputada por el muslo, y ya no necesitaba tanto el “regalo” (unos pantalones rojos, traídos por su tío de Kuwait) como necesitaba otra cosa: una decisión valiente. Que su tío (el narrador) decida no huir y marcharse a Sacramento, donde estudiaría ingeniería en la Universidad de California. Las escenas dolorosamente actuales de la historia sobre Shujaiya, los bombardeos y las calles de Gaza le parecerán al lector como si Kanafani acabara de escribirlas esta mañana.
Palestina
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También vuelve su novela épica Lo que queda de ti. Se trata de la segunda novela de Kanafani, que intensifica el significado y los sentimientos de pérdida y abandono, así como la sensación de decepción y asedio que siente la población de Gaza. Es la historia de una familia palestina desarraigada de Jaffa, atrapada en Gaza sin madre ni padre. La joven Maryam es presa fácil del traidor Zakaria, quien vendió su conciencia al enemigo, violó su cuerpo y la dejó embarazada. Maryam queda atrapada y abandonada, triste, violada y convertida en una novia sin dote, todos sus “derechos quedan aplazados” y solo les queda la revolución, la desobediencia y las armas.
Si la primera novela de Kanafani Hombres al sol hablaba de los palestinos que morían en el desierto, huyendo de la muerte y el asedio en busca de la salvación individual, en Lo que queda de ti, a pesar de su dureza, anunciaba la revolución y la búsqueda de la salvación colectiva. Había quienes nacían para golpear los muros del tanque de Gaza. Era natural que Maryam se levantara y apuñalara a Zakaria, que le dijo: “Tu dote queda aplazada”. O vive su hermano Hamed, el “Fedayín en potencia”, la esperanza y el futuro, o el traidor Zakaria sigue amenazándola e imponiendo sus condiciones. En la balanza y el pensamiento de Kanafani: es imposible una reconciliación o un acuerdo entre ambos.
“Si una herida se abre en un cuerpo muerto, no provoca ninguna sacudida, pero si se abre en un cuerpo vivo, aumenta su susceptibilidad a la resistencia”
El enemigo sionista se dio cuenta de la importancia de la presencia de Ghassan Kanafani y, con la ayuda de algunos agentes, trató de avivar la contienda en la Franja de Gaza a finales de agosto de 2015. Difundieron el rumor malicioso de que “el gobierno de Hamás tiene la intención de cambiar el nombre de la Escuela Básica Ghassan Kanafani en Rafah”. Sin embargo, la vigilancia de las masas de Gaza y la resistencia frustraron la oportunidad del enemigo, su inteligencia y sus oscuros murciélagos (el enemigo finalmente destruyó grandes partes de la escuela y otras escuelas que llevaban el nombre de Kanafani).
Ghassan Kanafani dijo en un Simposio en Beirut en marzo de 1968: “Algo grande nace de los escombros de la derrota, como nace un volcán de debajo de los fríos fragmentos de una montaña abandonada. Si una herida se abre en un cuerpo muerto, no provoca ninguna sacudida, pero si se abre en un cuerpo vivo, aumenta su susceptibilidad a la resistencia, moviliza el poder que yace en lo más profundo de él y multiplica sus fuerzas de respuesta”.