Opinión
Un alegato flojócrata

A estas alturas, la mística de la meritocracia nos deja fríos, seguimos trabajando mil horas, pero ya sin convencimiento. Si las cansadas somos legión, por qué no damos un paso al frente: ¡Flojos del mundo, uníos!
pensiones 1
Posibles flojócratas en el parque de las Tetas David F. Sabadell
Sarah Babiker
29 may 2022 06:00

Puede ser que los flojos seamos la nueva mayoría silenciosa. Los mártires de la disponibilidad continua que se presume en cada vez más trabajos, las damnificadas de la flexibilidad laboral y la conectividad a todas horas, los pluriempleados que tienen muchos jefes pero suman poco salario, la gente que pasa miles de horas en la oficina, quienes transitan la ciudad de un lado a otro con la ansiedad encaramada a la chepa. Legiones de flojas y flojos que quizás un día, si encuentran las fuerzas, se planten y digan: mirad, el problema no somos nosotros.

Existe todo un arsenal léxico de dominación en torno a la estigmatización de los flojos. Los vagos que van de la mano de los maleantes, la pereza que es un pecado capital, el sexo débil que ha de ser gobernado, es una triada histórica donde se sustenta un edificio bien contemporáneo de desprecio al que no llega, al que puede menos, al que no está siempre ready. Una estratagema que hoy culmina en describir a la gente joven, socializada en un ecosistema precario donde la competitividad es la norma, como generación de cristal.

Llamar a la gente floja es una forma habitual de asentar un privilegio, de repantigarse en el sofá de los ganadores. Los flojos: esa gente delicada que viene a importunar mi primacía con sandeces

No se trata de señalar a quien puntualmente emite un discurso que proviene de tantas bocas, que alimenta tantas afirmaciones sobre de quién tiene que ser la vida: de los que se lo curran, de quienes está ahí al pie del cañón, de los españoles que madrugan y faenan de sol a sol sin quejarse.  Es una narrativa que esparce su exaltado aliento cuando se habla de subsidios para la mera supervivencia y saltan las habituales alarmas ante la posibilidad de mantener vagos. Cuando alguien denuncia en tuiter jornadas de 12 horas y se cuestiona si es que realmente se desea trabajar, cuando alguien protesta por tener que desplazarse más de una hora al lugar de trabajo y salen miles de espontáneos alardeando de que ellos tardan dos y no protestan.

Llamar a la gente floja es una forma habitual de asentar un privilegio, de repantigarse en el sofá de los ganadores. Los flojos: esa gente delicada que viene a importunar mi primacía con sandeces. Lo dicen los empresarios sobre los trabajadores, lo dicen los profesionales bien asentados de otra época, sobre los jóvenes diletantes.  A quien habla de salud mental en el parlamento, le mandan con sorna al médico, a quien protesta por los ataques personales y el sufrimiento que originan, le dicen que a la política se viene ya llorada. 

Como herramienta es clásica pero socorrida: si no puedes hacer que tu oponente provoque miedo, sea visto como una amenaza, entonces señálale por flojo, por blandito. ¿Quieres ser gobernado por débiles? ¿vas a tomarte en serio a estos quejicas?

Como herramienta es clásica pero socorrida: si no puedes hacer que tu oponente provoque miedo, sea visto como una amenaza, entonces señálales por flojos, por blanditos. ¿Quieres ser gobernado por débiles? ¿vas a tomarte en serio a estos quejicas? Todo un relato de la mujer de derechas tira de esta ocurrente técnica, de un lado te convenzo de que las feministas son chungas y peligrosísimas, del otro te cuento que son unas flojas, —¡no quieren trabajar por tener la regla! ¡pretenden que todos los currantes españoles de bien financien su flojera! Nosotras no necesitamos esas mierdas, dicen las damas de la reacción: cuidamos a nuestra familia, trabajamos, hacemos política, y lucimos divinas. El patriarcado no existe y las menstruación dolorosa tampoco. Lo único que existe son las flojas.

Los darwinistas sociales de tres al cuarto, esos que te dicen que medran quienes lo merecen, que sobreviven los mejores, no quieren darse cuenta de que somos más los cansados. Que a estas alturas, la mística de la meritocracia nos deja frías, de que seguimos trabajando mil horas, pero ya sin convencimiento. Si está todo lleno de gente sin tiempo, gente que llora porque no consigue levantarse a la mañana, gente que se pregunta qué sentido tiene esta carrera, gente estresada hasta dolerle los pulmones, si las cansadas somos legión, por qué no damos un paso al frente: ¡Flojos del mundo, uníos, exijamos un mundo a medida de nuestra flojera e instauremos de una santa vez la flojocracia!

Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Galicia
Galicia Los sindicatos exigen a Trabajo que tome medidas en el “cierre patronal” de Sargadelos
El dueño, Segismundo García, ha permitido la entrada de casi toda la plantilla tras cuatro días de lo que califican de “chantaje”. Desde CCOO y CIG denuncian que este miércoles se ha “ninguneado a 12 trabajadores”.
Galicia
Galicia Las trabajadoras de Sargadelos exigen la reapertura de la fábrica y rechazan la “irresponsabilidad” del dueño
Los sindicatos apuntan a que la reacción del propietario es “injustificada” por la multa de Inspección y apuntan a que usa a la plantilla para llegar a un acuerdo con la Xunta de Galicia.
Menores tutelados
Precariedad laboral Exigen que el servicio sea público en la protección de los menores tutelados
Tanto en las medidas judiciales como de protección, auxiliares, educadores y trabajadores sociales piden más recursos para el bienestar de niños y niñas y la seguridad de las empleadas.
josefranciscocastroromero
josefranciscocastroromero
21/7/2022 7:30

¡Me ha encantado!

0
0
Galicia
Galicia Vigo, A Coruña y Ourense compraron material policial a Israel por medio millón de euros en solo cuatro años
El alcalde ourensano, Gonzalo P. Jácome, adjudicó un contrato por 70.000 euros días después del siete de octubre. Abel Caballero firmó otro de más de 200.000 euros y la alcaldesa de A Coruña siguió la estela con un contrato de 170.000 euros.
Turquía
Pinar Selek “Turquía sigue gobernada en base al miedo”
La profesora y socióloga turca, quien ha sufrido además de cárcel, un acoso judicial por 27 años, habla de la falta de independencia del poder judicial, del adoctrinamiento social y de la formación de la sociedad turca.
Gasto militar
Gasto militar ¿De dónde sacará Sánchez el dinero para financiar el incremento del gasto en defensa?
La promesa de aumentar las partidas presupuestarias militares necesita redirigir 10.471 millones de euros para alcanzar el 2% del PIB. Cumplirlo este año abre a su vez un grave problema para hacerlo en 2026.
Eventos
Evento Un Salto al periodismo desde el barrio: acompáñanos en un directo sobre periodismo situado
El Salto organiza un evento centrado en el potencial de los formatos sonoros para transmitir información veraz y fiable de forma cercana. Para hacer periodismo desde el barrio y barrio desde el periodismo.

Últimas

Salud
El precio justo La nueva ley del medicamento o estrategias para bajar el precio de los genéricos (que son caros)
En España pagamos de media un 10% más por los medicamentos genéricos que consumimos que en el resto de la UE. Al mismo tiempo, nuestro gasto farmacéutico ha aumentado un 33% en la última década.
Galicia
Galicia Más de 200 colectivos exigen transparencia sobre la mina Doade y piden la intervención del Parlamento Europeo
Organizaciones de toda Europa, lideradas por SOS Suído-Seixo, exigen a Bruselas acceso a la documentación sobre la explotación prevista, denunciando opacidad, privilegios empresariales y riesgo ambiental en zonas protegidas de Galicia.
Laboral
Laboral Tres nuevos días de huelga para parar el ERE en Bridgestone
Los sindicatos de forma unánime convocan paros los días 24, 25 y 26 de abril y no descartan ampliar las acciones de lucha para evitar el despido de 546 trabajadores.
There Is Alternative
There Is Alternative De redes, software, cacharritos y todo lo que no sea Elon Musk | TINA #1
Primer programa del podcast There Is Alternative de El Salto Radio sobre el lado oscuro de la tecnología y sus alternativas éticas y responsables.
El Salto Radio
El Salto Radio A dos velas
El documental “A dos velas”, de Agustín Toranzo indaga en las causas de los cortes de suministro eléctrico sistemáticos e indiscriminados que varios barrios obreros de Sevilla vienen denunciando desde hace años.
Más noticias
Opinión
Opinión Priorizar bombas sobre camas de hospital
El presupuesto público parece tener siempre un límite cuando se trata de contratar personal o mejorar infraestructuras en Sanidad. Pero no lo tiene cuando se trata de gasto militar.
Opinión
Guggenheim Urdaibai Respuesta al Agirre Center: no participaremos en este juego con cartas marcadas
VV.AA.
El “proceso de escucha” se invalida a sí mismo al existir un plan ya elaborado y no publicado “de expansión discontinua del Guggenheim de Bilbao en Urdaibai”.
Comunidad de Madrid
Huelga de universidades públicas Con un gigantesco mural profesorado y alumnado exigen más inversión en las universidades públicas de Madrid
Después del encierro del pasado 7 de abril, una espectacular acción de la comunidad universitaria ha llamado la atención sobre el recorte de recursos que prevé el gobierno de Díaz Ayuso en su nueva ley de universidades.

Recomendadas

El Salvador
El Salvador El caso Ábrego García destapa el turbio pacto de Trump con Bukele
El joven salvadoreño no ha sido condenado ni en Estados Unidos ni en su país de origen, pero es uno de los cientos de personas con la vida pendiente de un hilo por las políticas de Trump y Bukele.
Siria
Siria Fragmentos de un retorno
Regresar no siempre es fácil. En estas misivas, los sirios Naoura A., residente en Francia, y Basem Al Bacha, residente en Alemania intercambian opiniones con motivo de la vuelta de Naoura a la ciudad donde se conocieron: Damasco.
Historia
Historia Miguel Martínez: “En Villalar, la izquierda arrancó los comuneros al franquismo”
Miguel Martínez, profesor de historia y literatura españolas en la Universidad de Chicago, analiza desde una óptica progresista la Edad Moderna, el momento histórico fetiche de las derechas españolistas.