We can't find the internet
Attempting to reconnect
Something went wrong!
Hang in there while we get back on track
Memoria histórica
Con la muerte en los talones. Crónicas del “Salvaje Oeste” de Europa
Cuantas veces se pasa por mi cabeza, que si aquellas mujeres y hombres que suelen protagonizar las entradas de esta sección que tienes ante tus ojos, hubieran nacido en gringolandia, tendríamos una filmografía sobre el maquis y la guerrilla de proporciones inimaginables. Por desgracia, no nacieron ni se criaron en los States, así que nos quedamos sin películas y casi sin historia. Eso sí, con lo que podemos seguir quedándonos, si se lo arrancamos a la desmemoria, es con unas personas que hicieron cosas alucinantes, que pese a no tener a Hollywood detrás, nos legaron unas historias y unos ideales dignos de perdurar en la memoria. Así que hoy, seguimos los pasos de uno de ellos, Miguel Sanz Clemente “Chispita”.
Miguel Sanz nació en Madrid en 1913. Desconozco en su totalidad cual fue su actuación durante la guerra civil. En 1939 pasó al exilio y en 1943 ya estaba integrado en la Resistencia antinazi. Posiblemente, sus primeras actividades para la Resistencia, fueron el montaje de una red, en la cual participó, para evadir franceses refractarios al Servicio de Trabajo Obligatorio, que los obligaba a trabajar para el enemigo, la mayoria de las veces en la propia Alemania.
Afincado en la zona de los Pirineos Orientales, con capital en Perpiñán, Miguel pronto formó en la denominada 1ª Brigada de Guerrilleros Españoles, integrados en la UNE. Pese a que esta organización era unitaria, estaba básicamente dirigida por miembros del PCE. “Chispita” era uno de los integrantes de la ACUN, Agrupación Cenetista en Unión Nacional, y llegó a alcanzar el rango de capitán dentro la resistencia. De hecho, el destacamento situado en el Coll del Jou, estaba mandado por Galiano, teniéndolo a él como adjunto en el mando.
La 1ª Brigada empezó a actuar en 1943. Empezaron con propaganda, pequeños sabotajes y aprovisionamiento de armas. Según iban creciendo y armándose, las acciones también fueron tomando más relevancia y mayor frecuencia. Así en julio del 43, ya los encontramos atentando contra un coche de la Gestapo, hecho que causó la muerte de los cuatro pasajeros del mismo, tres alemanes y un colaborador francés. En octubre se colocó una bomba contra la casa de uno de los maximos colaboradores de la zona, el coronel Hers de Miquel. A finales de año, “Chispita” ya destacaba entre las filas guerrilleras, y en compañía de “Rafael”, ajusticiaron al jefe de la temida Gestapo de Le Boulou.
La Brigada se especializó en sabotajes, tanto en las lineas eléctricas, como contra vías férreas, empresas que colaboraban con los alemanes, o asaltos a almacenes mineros para sustraer mechas y explosivo.
Siguiendo con el estilo cinematográfico con el que empezábamos hoy, el John Ford de turno le pediría a su actor principal un plano, con los montes de fondo, donde este apareciera fumándose un “Lucky” con gesto de satisfacción. Y no es que tenga yo la menor intención de hacerle propaganda a esta marca en cuestión, pero es que lo de “afortunado” le viene al pelo a Miguel Sanz en la próxima historia de la que tenemos constancia.
Nos trasladamos en el tiempo hasta mayo de 1944. “Chispita”, junto a un grupo de guerrilleros, realizaban un transporte de armas y municiones desde Sant Laurens de Cerdans hasta la base situada en las faldas del Canigó. Cuando el grupo llegó a la altura del Pont de la Vierge, fueron sorprendidos por un grupo de alemanes bajo el mando de un teniente. Mientras ordenaba al resto de compañeros que siguieran con el transporte, Miguel se parapetó tras unas rocas y mantuvo en jaque con su metralleta a los nazis hasta que los demás guerrilleros y las armas hubieron desaparecido. Entre ráfagas y carreras trató de escapar, pero resultó finalmente detenido cuando se quedó sin balas.
Fue trasladado hasta el cuartel de la Gestapo de Prats de Molló, donde fue duramente interrogado y torturado por la siniestra policía alemana. La decisión estaba clara, o cantaba o al paredón. Lo jodieron vivo, pero no cantó. Así que lo sacaron a las proximidades del pueblo con la intención de pasarlo por las armas. En una explanada cercana a la carretera formaron el pelotón, y cuando ya estaban apuntándole, apareció el autobús que seguía la linea Perpiñán -Prats de Molló, del cual se apearon un par de personas. El oficial alemán no debía querer público para sus quehaceres, lo que le hizo esperar un momento, ese momento “Lucky” que tan bien va a quedar en nuestra película. “Chispita” aprovechó dicho momento para lanzarse sobre el teniente, quitarle el arma, dispararle, y pese a la paliza, salir corriendo como alma que lleva el diablo. Horas después conseguía reunirse con sus compañeros y contarles la disparatada historia.
Miguel combatió junto a su brigada hasta la liberación total del departamento de los Pirineos Orientales, incluyendo la ciudad de Perpiñán. Al final de la misma, fue condecorado con la medalla de la Resistencia y la Cruz de Guerra.
Pero mira tú por donde, que una vez liberada Francia, a “Chispita” no se le ocurrió colgar las armas y tomarse un merecido descanso. En vez de eso, se integró en las unidades que entre septiembre y octubre de 1944, tomaron dirección sur, con la intención de darle un susto a Franco, y reconquistar una parte de España. Ingenuamente, creían que los aliados iban a seguir sus pasos y acabar con el dictador. Nada más lejano en las mentes de dichos dirigentes.
Paso aquí el testigo al protagonista de la historia:
“En efecto, pertenecí a la Agrupación Cenetista en Unión Nacional y formé parte, como oficial de Estado Mayor, de la operación del Valle de Arán, aunque nuestro destacamento penetró por el Valle del Roncal.
Cuando entramos en España eramos un centenar de hombres. Casi todos veteranos de la guerrilla francesa. Por eso quizá sufrimos menos reveses que otros grupos. Sostuvimos varios combates apenas pisamos territorio español. Casi siempre con la Guardia Civil. Se notaba que eran ex combatientes de la guerra civil por su forma de actuar en plena montaña y por su valentía... Los enfrentamientos más violentos los tuvimos nada más entrar: en la Sierra de Uztárroz.”
Tras los combates contra los guardias, y visto el panorama, decidieron dividirse en tres grupos de unas 30 personas, para tratar de pasar más inadvertidos. Muchos guerrilleros decidieron volver a Francia, viendo que las cosas no tenían nada que ver con lo que les habían contado. “Chispita” decidió quedarse, no solo eso, decidió tratar de contactar con los grupos que estaban las sierras del interior, luchando contra Franco. Vuelvo a pasarle el testigo:
“Bajamos hasta la Sierra de Santo Domingo pasando por Navascués y por Urriés. Sí, nosotros llevábamos mapas y dos de los guerrilleros eran de por allí... No tuvimos el menor encuentro, ya que las marchas las hacíamos de noche y con todas las precauciones que se imponían.”
Tras mandar un enlace a Francia, se les ordenó dirigirse hacia el Maestrazgo, después de no poder contactar con la partida que actuaba por Sierra Carbonera. Volvemos aquí al testimonio de “Chispita”:
“Al Maestrazgo llegamos hacia fines de Noviembre. En un par de semanas de marcha, pues nos vimos obligados a dar algunos rodeos. En este trayecto sí que tuvimos encontronazos con el enemigo. Y varias bajas que lamentar. Pero notamos mucho menos encono, menos agresividad por parte de las fuerzas que nos atacaban, que en el Pirineo. Cuando nos internábamos en la montaña la persecución cesaba... Sí, la zona en la que actué fue siempre la del Maestrazgo.Aunque hice varias visitas a la Serranía de Cuenca y a la Sierra de Javalambre...”
Miguel Sanz permaneció en las filas del AGLA entre 1944 y 1949. Durante estos años, viajó tres veces hasta Francia para contactar con la dirección guerrillera, y tres veces volvió a los montes de Levante para continuar la lucha. Entre sus recuerdos de la guerrilla a este lado de la frontera, él mismo nos da algunos detalles:
“Mientras viajaba como Técnico-instructor, conocí al manco de la Pesquera. Me pareció un tipo de mucho empuje y por su zona era el amo... No, yo nunca tuve problemas de mucho calado con los comunistas. Quizá porque estuve casi siempre con militantes jóvenes... Si he de serte sincero te diré que sí, que en los cinco años que combatí en la guerrilla española, a pesar de la propaganda interna, intensa y bastante bien organizada que hicimos, yo fui notando que la desmoralización se iba introduciendo progresivamente en nuestras filas...
Para ir terminando con nuestra historia de hoy, en uno de los enfrentamientos que se produjeron entre guerrilleros y civilones a lo largo de 1949, “Chispita” resultó seriamente herido. Tuvo una primera cura de urgencia en Morella, para posteriormente ser trasladado hasta Barcelona, donde se ocupó de él otro viejo conocido, ni más ni menos que el Doctor Joaquín Trías Pujol, el galeno de la guerrilla anarquista y de la resistencia francesa. Como su estado seguía siendo delicado, fue conducido hasta Francia, lo que posiblemente le salvó de terminar abatido como muchos de sus compañeros.
Muy pocas son las noticias que tenemos sobre Miguel una vez retornó al país vecino, aunque si sabemos que el gobierno socialista francés lo deportó en 1950 con otros varios a Córcega y Argelia, calificado como “activista peligroso”.
Pese a desconocer donde residió durante sus tiempos tranquilos, o cuando y como murió, de no tener ni siquiera una imagen suya, siempre nos quedará su actuación y su memoria.
Plano final; nuestro actor principal, ya entrado en años, apaga un “afortunado” en el cenicero. Entra en su humilde casa, abre un cajón y saca una pastilla de las varias que le han recetado. Antes de cerrarlo, a vuelo de cámara, aún somos capaces de distinguir un viejo carnet de la ACUN, y una de las octavillas de propaganda de la AGLA...
“The End”.
¡¡¡Cooortén!!!