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Música
La Vega Baja: un oasis de música electrónica
Bailar hasta las tantas, disfrutar de la música, abrazarte a tu amigo o amiga del alma y cantar juntos la última canción. Todo esto, antes de emprender el viaje hacia la gloria del after o, por contra, hacia el sueño interrumpido por el ansia de más fiesta. Esto es lo que miles de jóvenes y no tan jóvenes disfrutan semana tras semana en los diferentes clubes de música electrónica de la Vega Baja. La Central Rock situada en Almoradí, corazón de la Vega Baja, y Metro Dance Club, en Bigastro, aglutinan la fiebre por el hardcore y el techno, respectivamente, y no solo de la zona, sino de toda la escena española. Dos clubes míticos que ya superan la treintena y que se exponen con orgullo como los últimos resquicios de los que fue la vanagloriada Ruta del Bakalao.
Los comienzos de Metro, según cuenta José Ramón Navarrete, CEO del club, se remontan a 1987, cuando él decide aprovechar la marea de nuevos ritmos electrónicos que inundaban el territorio valenciano e invertir en una nave industrial cercana a Bigastro. El éxito desmedido de esta nueva propuesta provocó diferentes problemas de logística, sobre todo para los asistentes, ya que el entorno carecía de aparcamientos y eso repercutía directamente en conflictos en la carretera. Pasado año y medio, Navarrete decidió llevar el club a una nueva localización a las afueras del pueblo, lugar donde Metro Dance Club se sitúa desde principios de los años 90 hasta el día de hoy.
“Las claves son muy concisas: desde el principio, que apostamos por la música emergente de ese momento como el Disco o reminiscencias de la electrónica, nuestro objetivo es encontrar el equilibrio entre la vanguardia y nuestro propio estilo”, afirma Navarrete. Metro es una de las salas más reconocidas en el sureste español por lo que, en cierto modo, se distingue por albergar en su interior los mejores sonidos del panorama mundial cada vez que abre sus puertas.
Artistas como Amelie Lens, Héctor Oaks, Ben Sims, Joseph Capriati u Óscar Mulero son algunas de las muchas figuras internacionales que han pasado durante los últimos años por El Patio, el Living Room o el Dance Floor de esta discoteca alicantina. Navarrete asegura que “tenemos el bagaje, el prestigio y la personalidad de hacer grandes cosas durante muchos años y eso es un seguro para los intereses de los mánagers que saben que esta sala es respetada”.
“Hay más DJ en Murcia y Alicante que en Madrid, Barcelona o alguna capital europea”, asegura Navarrete
Pero sería una gran falta de respeto nombrar Metro y no reseñar el papel de los residentes. Esta cultura por la electrónica ha provocado que esta zona entre el sur de Alicante y el norte de Murcia se convierta en un hervidero de nuevos sonidos y, sobre todo, de nuevos productores y disc jockeys. “Hay más DJ en Murcia y Alicante que en Madrid, Barcelona o alguna capital europea”, apostilla el alma mater del club.
Un ejemplo de ello es Carlos Agraz, nacido en Cartagena, residente de Metro Dance Club y una de las mayores figuras de la sala. Esto de la música, confiesa, le viene desde bien pequeño. Su madre es soprano, su hermano es batería y su hermana profesora de conservatorio. Aunque estudió solfeo y guitarra española, bien pronto comenzó a flirtear con los vinilos y los mezcladores.
A principios de los 2000 compró sus primeros Technics y empezó, por hobby, a pinchar en Cartagena y Punto donde, seguidamente, consiguió su primera residencia de una forma totalmente espontánea: “La sala solo tenía un residente y el dueño ponía un disco para las primeras horas. Un amigo me recomendó y comencé a ocupar yo ese espacio de tiempo hasta que le gustó y decidió contratarme”, recuerda Agraz. A partir de ese momento, el DJ cartagenero pasó por Novo, THC, Cátedra club, La Calle, Moss y Gurú. Un periplo de unos veinte años en la música electrónica que le hacen valer como uno de los mayores exponentes de la cultura tech house de la zona.
“Yo me tomo la música como mi mayor pasión y ahora mismo tengo ganas de llegar a cumplir objetivos que aún no he conseguido, y eso me lo puedo proponer gracias a ser residente de Metro desde 2019”, afirma el disc jockey. “Metro es la sala más importante de esta zona y te puede abrir puertas fuera de aquí”, concluye.
La Central Rock, anclada en el corazón de la Vega Baja y que el próximo año cumplirá 34 años, se ha convertido en uno de los pilares fundamentales del hardcore en toda España
Este modelo se replica de la misma forma en Central Rock. Anclada en el corazón de la Vega Baja, esta discoteca, que el próximo año cumplirá 34 años, se ha convertido en uno de los pilares fundamentales del hardcore en toda España. Centenares de personas de todas partes del territorio español acuden cada semana que abre sus puertas para disfrutar, de la misma forma que en Metro, de artistas de talla internacional y de un cartel de residentes a la altura de cualquier gran club de Europa. Javi Boss y DJ Juanma son, sin lugar a dudas, los nombres que se recuerdan cada vez que alguien se acerca a Almoradí.
Estos dos DJ alicantinos no solo son referencia a nivel nacional dentro de la escena hardcore, sino que sus ritmos se han podido escuchar en Rusia, Japón, Estados Unidos, Holanda, Bélgica o Francia, entre otros. Y todo parte, como confirma Juan Manuel Almiñana, más conocido como DJ Juanma, del trabajo y la dedicación.
Este DJ y productor alicantino comenzó su carrera profesional a principios de los años 90 en clubes de la capital como ChaChá. Pero pronto se dio a conocer y fichó por Central, en la que lleva 25 años como residente. “Central es una referencia a nivel nacional junto a Pont Aeri o 155”, sentencia. Con más de 30 años a sus espaldas, el estilo de la discoteca ha ido mutando paulatinamente y, aunque el público generalmente es de una edad algo mayor a la media, Dj Juanma defiende que “aunque antes de la pandemia la discoteca estaba en su mejor momento desde hace décadas, a día de hoy ha vuelto esos números, en parte, gracias a la afluencia de nuevas generaciones que se han unido al movimiento”.
Central y Metro han conseguido sobrevivir a dos crisis económicas y a un cambio de tendencia que acabó con la gran mayoría de los clubes de sus mismos estilos
“Una de las claves de ese éxito es el trabajo diario por encontrar nuevas influencias que, unidas con nuestra seña de identidad, nos permita posicionarnos cada semana a la vanguardia de los ritmos que nosotros proponemos”, revela el residente de Central. Gracias a su larga trayectoria internacional, parece que no cuesta mucho trabajo encontrar estas corrientes: “Cuando pinchas la misma canción en un festival en Holanda, en EE UU y en Japón y todo el mundo se lo pasa bien ya sabes que eso funciona. Seguimos al pie del cañón porque tenemos un producto trending que atrae a las nuevas generaciones y no desengancha a las viejas”.
Central y Metro han conseguido sobrevivir a dos crisis económicas y a un cambio de tendencia que acabó con la gran mayoría de los clubes de sus mismos estilos. Se han convertido en referencia de la fiesta alicantina, pero sobre todo se han convertido en dos enclaves musicales emblemáticos que hacen del sur de la provincia un lugar único a nivel cultural, del que apenas se tiene reconocimiento.
La school y los sellos
Una forma de apoyar la producción local de nuevos artistas es la formación y promoción de sus trabajos. En Metro Dance Club cuentan con tres sellos —MDC Records, Black Series y Recreo—, cada uno dedicado a un género determinado: tech house, techno y techno melódico. Una forma de segmentar y especializar un producto para poder contar con un modelo promocional más específico. “Es importante que la gente que se sienta identificada con nuestros valores tenga el apoyo necesario para llegar donde se proponga”, explica José Ramón Navarrete.
Con la misma idiosincrasia pusieron en marcha Metro Dance School en 2019. Aunque, en este caso, el fin de este proyecto es formar en todo lo que tiene que ver con el oficio del disc jockey a los estudiantes con las herramientas que puede proporcionar la propia discoteca para, según Navarrete, conseguir crear más profesionales de los que pueda retroalimentarse la escena local y la propia sala.
Apoyo institucional
A pesar de lo que significa este movimiento cultural para esta zona, son pocas las ayudas que recibe para continuar exponiéndose como uno de los sectores musicales más punteros del panorama nacional. A diferencia de otros países europeos, este tipo de sonidos se encuentran discriminados de los grandes escenarios. Una condición que denuncia Dj Juanma, quien explica cómo en países como Alemania o Países Bajos incluso se subvencionan discotecas con dinero público ya que están consideradas como parte de la cultura local.
A pesar de lo que significa este movimiento cultural para esta zona, son pocas las ayudas que recibe para continuar exponiéndose como uno de los sectores musicales más punteros del panorama nacional
José Ramón Navarrete coincide y critica que los encargados de administrar la cultura a nivel público no fijen sus aportaciones en la proximidad. “No entiendo que se promocionen fiestas desde los ayuntamientos con artistas mainstream que ya están en la ola y no se apueste por el valor añadido que tiene fomentar los sonidos de tu zona y los artistas menos reconocidos”, concluye.