We can't find the internet
Attempting to reconnect
Something went wrong!
Hang in there while we get back on track
Música
Pedro Pastor Guerra: “Debemos hacer un ejercicio mucho más colectivo en la música del que estamos haciendo”
A Pedro Pastor Guerra posicionarse políticamente con su música le ha traído, asegura, muchas más alegrías que desgracias: “Es que somos muchas”. Conocido por sus temas con un marcado carácter de compromiso social, el cantautor descarta la estrategia de contentar a todos los oyentes a largo plazo por considerarlo, más allá de un perjuicio a las propias ideas y sentimientos —“en la canción te interpretas a ti mismo”—, algo totalmente contraproducente porque “nunca lo vas a conseguir, y menos en esta era de las redes y los titulares”. Su máxima es que un artista vive de su público y, asegura, no solo en un sentido económico.
En su opinión, vive en un contexto favorecedor: la canción de autor está en auge, con una respuesta muy positiva por parte de la audiencia y una cantidad nada desdeñable de artistas en primera plana que se convierten en referentes y que animan a otros a entrar. El hecho de ver que no estás solo en un camino tan arduo, considera, es muy inspirador. Por eso, aunque valora que no estamos viviendo una situación “muy volcada políticamente”, sí estamos viviendo una época “muy abundante musicalmente”, y cree que es importante que exista esta diversidad musical, como diversas somos, defiende, las personas. Sobre cultura, política, feminismo y memoria histórica profundiza en sus canciones y en esta conversación.
De tus letras saco dos conclusiones, no sé si acertadas: un alto grado de sensibilidad y una inquietud considerable por la actualidad y la política. Son malos tiempos para ambas cosas. ¿Cómo estás?
Pues la verdad que estoy bastante bien, no te voy a engañar. Supongo que también, después del largo trance que ha sido la pandemia, esto de poder volver a salir fuera de casa los fines de semana a tocar me ha ayudado mucho. Volar del nido me estimula mucho el cuerpo, el cerebro y el espíritu; me alimento conociendo a gente, tocando y con la adrenalina de los escenarios, así que ahora —a diferencia de en el confinamiento, que me sentía recluso— el tiempo que paso en mi casa, que es bastante, es de calidad. En realidad, expandir define muy bien lo que soy o al menos lo que deseo ser.
De hecho, te he leído en alguna ocasión que tú no eres capaz de componer en quietud.
Por eso todo este tiempo [de la pandemia] me ha venido fatal. Esa expansión de la que hablaba me alimenta, y para tener cosas que contar necesitas estar bien nutrido. Hay grandes músicos o contadores de historias que seguramente desde la oscuridad de una habitación a las tres de la mañana se inspiran para una canción, pero yo como mero observador no me inspiro, necesito actividad, ser un observador activo del mundo para tener algo que contar. Así que he compuesto muy poquito estos dos últimos años, que se dice pronto en un compositor nato como yo que lleva 15 o 16 años haciendo canciones, casi más tiempo componiendo que sin componer en mi vida. Pero trato de no agobiarme porque creo que pronto volverán a brotar las canciones con naturalidad.
Yo soy un ser musical, pero supongo que podría haber ido por cualquier otro derrotero de la música y que si he sido compositor tiene que ver con mi background, con mi linaje, porque en mi casa la canción tiene un lugar prioritario
Tienes un background familiar cultural muy remarcable, ¿cómo ha sido crecer rodeado de música?
Mi padre es compositor, y yo me considero un ser musical, es algo que siempre le he escuchado decir a mi padre; que hay seres que son musicales y que llevan la música consigo dentro, per se; ni siquiera tienen por qué tocar un instrumento, la música está todo el rato, uno “respira” música. Yo soy un ser musical, pero supongo que podría haber ido por cualquier otro derrotero de la música y que si he sido compositor tiene que ver con mi background, con mi linaje, porque en mi casa la canción tiene un lugar prioritario.
Tú puedes ser músico desde muchas aristas distintas y yo pienso que me asemejo mucho al perfil del compositor, aunque luego también sea intérprete, sea guitarrista, incluso haya explorado en músicas del mundo, en músicas de baile... Que está en otra onda distinta de la que viene siendo mi familia. Pero sí, creo que haberle dado tanta importancia, tanta legitimidad a la canción como herramienta, es una herencia. Eso es lo que yo más he aprendido en mi casa, entre muchas otras cosas, porque siempre he dicho que lo más agradecido de estar en mi casa no es lo musical, sino lo humano. Mis viejos son personas bastante abiertas para su generación y yo tenía mucha suerte de nacer en esa casa y de haber sido un niño libre, que yo salía muy temprano de casa y volvía muy tarde. Nadie le ha puesto puertas al campo en mi niñez y eso me ha constituido como el ser que soy.
Es algo que he hablado con otras artistas, lo de ir por derroteros diferente a lo que generacionalmente ‘lo peta’...
Bueno, sí, pero define ‘petarlo’.
Pues... Claro, sí.
Quiero decir, para mí yo lo peto, porque alguien que lleva diez años viviendo de su música, ir a tocar a Iruña por primera vez hace dos días y que haya 300 personas en un teatro que estén dispuestas a pagar la entrada para verte tocar y para verte contar una historia... No me imagino una petada más grande. Obviamente soy un ser ambicioso. Toda la vida, y musicalmente también lo he sido y lo soy. Pero no tengo prisa. Y me conformo con tener 300 personas en cada gran o mediana ciudad, no solo de nuestros territorios, sino de Latinoamérica, dispuesta a dedicarme parte de su tiempo y parte de su dinero a echar un rato de concierto conmigo. Eso está bastante cerca del éxito, o por lo menos de lo que yo considero éxito, en la música.
Pero teniendo en cuenta que muchísimas personas talentosas dentro de este oficio no pueden dedicarse a la música y, todavía más, no pueden dedicarse a la propia música que ellos o ellas crean.... El éxito, para mí, es poder dedicarme a mis canciones desde hace una década, y creo que hay que ser consciente del privilegio que supone en un sector tan precarizado como el nuestro. Y como muchos otros, porque vivimos en una era muy precarizada, pero poder vivir de las canciones de uno sin haber tenido que dar el brazo a torcer, sin haber tenido que venderle el alma al diablo, sin haber tenido que aceptar consejos de nadie pasando por encima de tu propia legitimidad. Eso, para mí, es éxito, es petarlo.
Que le vaya bien a tus contemporáneos es que te vaya mejor a ti, y el día que entendamos eso va a ser mucho más liviano el camino para todo el mundo
Hace unas semanas en tus stories de Instagram hablabas de algo así. Mencionabas unos premios y expresabas que presentar el disco os generaba cierta controversia, ¿cómo afrontas estas situaciones?
Los códigos de la industria casi siempre me generan controversia, porque hay muchos cánones, incluso en la vida cotidiana, que yo no asumo como míos. Soy un ser muy competitivo y no me encanta serlo, o por lo menos no me encanta serlo en la música. Porque en la música yo creo que debemos hacer un ejercicio mucho más colectivo de la música del que estamos haciendo. Y eso es así. La música está muy individualizada porque cada uno y cada una persigue su propio camino así queahí no queda espacio, tiempo ni energía para dedicarle al colectivo. Pero que le vaya bien a tus contemporáneos es que te vaya mejor a ti, y el día que entendamos eso va a ser mucho más liviano el camino para todo el mundo.
Lo de los stories eran unos premios independientes, de los pocos espacios que nos quedan a los músicos autogestivos de ser reconocidos no solo por nuestro propio público, de pasar a salir de esta pequeña burbuja y llegar al “mundo”, y me parecía una pena que funcionen a través de las votaciones populares, porque creo que el número de seguidores que tengas depende de muchísimas más cosas que del talento y de la creatividad, de más cosas incluso que de la disciplina.
Me parece una idea muy bonita lo de cooperar y no competir en la música pero, sin ánimo de sonar agorera, no termino de ver muy viable que sea una práctica extendida...
No es viable si ponemos lo monetario en el primer plano, que realmente es una prioridad, incluso me atrevería a decir que la primera prioridad, porque esto es un oficio y los oficios sirven para generar riquezas. Pero el nuestro es un oficio peculiar. Yo creo que hay que ser muy consciente de que es un oficio y de que necesitamos tener unas condiciones dignas de trabajo y necesitamos que nos vaya bien para generar cada uno su propia riqueza y poder ser autónomos, independientes, que también de eso se trata la vida adulta, pero también entender que nuestro oficio tiene una peculiaridad que es su alcance. Sin restarle valor a ningún otro oficio, nuestro oficio tiene un alcance muy especial, y se construye a través del calor de la peña.
Hay un efecto muy palpable que son las colaboraciones, mucho más allá de las colaboraciones que hacemos por amor a la compañía o por el disfrute de cantar una canción conjunta, hacemos muchas veces colaboraciones para llegar a más gente, por su alcance. Yo creo que eso se puede llevar a cualquier otro ámbito: entender que si nos juntamos para hacer un concierto no estamos perdiendo público por estar “prestándonos público”; estamos ganando público porque estamos sumándonos los públicos, aunque estemos ganando menos dinero. Claro, esto cuando te va peor es más fácil de ver que cuando te va mejor. Pero yo creo que debería ser uno de los principales valores de alguien que le va bien, ser solidario.
Te vi por primera vez en concierto en València hace algunas semanas, y me sorprendió mucho porque no recordaba la última vez que a fui un concierto en el que el público era tan evidentemente intergeneracional.
Es común en mis conciertos, y cada vez más porque cuando yo saco mi primer disco con 17 años, conecto con un público cuasi adolescente como yo en ese momento: una parte sigue conmigo, otros se han descolgado. También hay un público que me está descubriendo ahora, que se conecta con mis ideas o con mi manera de entender el mundo. Y por último hay un público más mayor que yo que conecta conmigo, yo creo que uno por dos motivos: el primero, por mi ámbito más politizado, que ha formado parte de mi música desde siempre, tanto a nivel de canciones como a nivel de activismo musical. Por otra; creo que parte de este público más adulto viene a través de mi padre. Así que está ese espectro de un público que va desde los 18 hasta los 65 años y que obviamente el mayoritario es el de mi generación, pero cabe todo, y tiene sentido porque nuestra música es bastante plural y es muy ecléctica, lo que ayuda a que conectes con diferentes generaciones, algo que creo que no pasa con otros estilos.
Ahora que hablamos de generaciones, te leí en La Marea decir que tú y tu padre os llevabais políticamente bien pero que en algunas cosas notabas evidente que había un salto generacional. Mi pregunta es si piensas que pasa algo así con tus canciones y tu público. ¿Crees que tus mensajes pueden sonar ajenos para una parte de este público tan plural?
Creo que tiene bastante más que ver con que cuando uno crece, se acomoda. Esto es algo que yo ahora estoy entendiendo, porque yo hace siete años no lo podía entender y, de repente, muy rápido lo estoy entendiendo, porque supongo que también me está pasando a mí. Paulatinamente me acomodo, pienso que el ser humano tiende desgraciadamente hacia la comodidad. Y creo que lo que le pasa al público más mayor es que se conecta con una parte que aún vive en ellas y en ellos, pero que está más paralizada por la comodidad o porque la vida les les ha llevado a otros puertos. También me parece que cuando uno deja de estar tan activo en las calles o en los círculos que fuere, se desconecta de ciertos aspectos. O sea, yo creo que las personas más mayores no tienen muy claro lo que está pasando por la cabeza de los jóvenes, porque la información que le llega es muy sesgada. Así que ver de repente a personas jóvenes hacer un trabajo de memoria histórica les conecta de alguna manera con la esperanza de pensar que todo lo que ellos han ido sembrando o peleando a lo largo de los años, donde estaban más activos y activas, no ha caído en tierra seca: hay gente que sigue regando esas semillas. De hecho, en mi opinión la lucha social siempre tiene esta cuestión utópica, que como nunca se nos satisface esos deseos, esas necesidades sociales, siempre pensamos que ojalá llegue alguien después que lo consiga.
Ahora que has mencionado la memoria histórica, esta tiene protagonismo en tus temas. ¿Por qué es tan importante para ti?
Porque viajando por el mundo con mis canciones, me he dado cuenta de que de que estamos obligatoria y necesariamente ligados y ligadas a nuestra historia. Me he dado cuenta en Colombia, en Argentina... Es algo que nos atraviesa muchísimo más de lo que de lo que en el plano consciente tenemos localizado. Hay un montón de patrones y de conductas, incluso cotidianas, que forman parte de nuestra memoria genética. Además, tenemos una cuestión que no es para nada menor y es que vivimos en un país absolutamente desmemoriado. El mundo es un lugar desmemoriado, pero casi todos los países han hecho un trabajo de memoria democrática más importante que
Es una gran pregunta y
Siguiendo con temas políticos... Te he dicho antes que yo te vi por primera vez en el concierto de València y no puedo evitar preguntarte por lo que pasó aquella noche con una chica del público que te recriminó, durante el concierto, la ausencia de mujeres en la banda cuando tú mencionaste en un tema a “las invisibles”. Yo, y creo que no fui la única, me fui a mi casa pensando sobre eso, sobre el reproche y el contexto y manera en el que se había producido. He visto que en otros conciertos tuyos sí ha habido presencia de mujeres sobre el escenario, y son habituales tus colaboraciones con mujeres artistas, así que de alguna forma querría saber cómo se vive esto de posicionarte desde el feminismo, pero tener esta dicotomía en tu día a día de que igual te pueden plantear este tipo de comentarios.
Eso que pasó el otro día fue muy interesante. Luego se vino a hablar conmigo y le conté que me había sentido muy mal, obviamente a nadie le gusta que se le visibilice los errores, o como lo queramos considerar, delante de todo el mundo. Hubiera preferido que me lo dijera a mí, porque creo que se lo habría podido explicar. Pero si no le respondí durante el concierto es porque tiene la razón.
No obstante, cada uno tiene su contexto; yo toco con mis amigos del barrio, no he contratado a cuatro músicos. Somos cuatro chavales de Rivas, y creo que eso también tiene un valor, una sensibilidad, la cuestión localista de mí, de mi casa. Llevamos siete años tocando juntos y por muy bien que nos vaya no cambiamos los músicos. Creo que el día que metamos un quinto músico, si no es una mujer, entendería el reproche por no afinar en la búsqueda. Pero si algo he aprendido del feminismo es que los hombres no tenemos que abanderarlo, sino revisarnos constantemente. Por eso te digo que sobre la crítica que me dijo el otro día esa chica en València no me queda otra que agachar la cabeza, aceptarla porque es la verdad y hablar luego con ella, que me pidió disculpas por hacerlo público pero también me explicó su necesidad de hacerlo público. Y yo lo entendí porque al fin y al cabo transgredir también es bueno, todo el mundo se fue a casa pensando en eso.
Ahora mismo seguir presentando Vueltas. Estamos muy concentrados en eso y los conciertos, el poder viajar, son parte del disfrute de hacer música. Primavera y verano estaremos aquí y en octubre nos vamos a América medio año. Nos está yendo bien y eso alimenta mucho al ser musical, así que estoy intentando disfrutar al máximo este momento dulce.