Crisis climática
Con el aplazamiento de la COP26, el Acuerdo de Glasgow toma la iniciativa sobre acción climática

No se trata de otra declaración de la sociedad civil sobre el cambio climático, sino de un “compromiso climático de los pueblos” para tomar medidas decisivas sobre las emisiones de gases de efecto invernadero.

Acampada activistas ecologistas 7
Acampada de activistas en la puerta del Ministerio de Medio Ambiente y Transición Ecológica durante la COP25, en Madrid. David F. Sabadell

Activista trans nobinarie, integrante de Disidencias del Sur, colectivo queer y transfeminista en Sevilla

18 oct 2020 04:40

Después de más de 40 años desde la primera conferencia de las Naciones Unidas sobre el cambio climático en 1979 —y después de más de 25 años de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático— el mundo todavía está lejos de cualquier acción significativa sobre el clima. Aunque las emisiones de carbono siguen aumentando, este año se ha producido una caída en la curva debido a la pandemia de covid-19. No obstante, sigue habiendo serias preocupaciones sobre un importante rebote, y las emisiones de China ya han repuntado más allá de los niveles anteriores a la pandemia de covid en mayo.

Debido a la pandemia, la 26ª Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, o COP26, en Glasgow, que debía ser decisiva para mantenerse dentro del límite de 1,5 grados centígrados de aumento de la temperatura, se aplazó hasta noviembre de 2021, lo que marca la inercia climática de las instituciones supuestamente creadas para salvar el clima. Sin embargo, las moléculas no esperan a las negociaciones institucionales y el cambio climático sigue acelerándose. El año 2020 está en camino de convertirse en uno de los cinco años más calurosos de la historia reciente, con muchas posibilidades de encabezar la lista.

Sí, necesitamos una acción climática urgente por parte de nuestros gobiernos, pero sabemos que incluso en el mejor de los casos, la COP26 (ahora en 2021) será demasiado poco y demasiado tarde

A finales de 2018, colectivos europeos que defienden la justicia climática se reunieron y formaron el grupo By 2020 We Rise Up (2020: Rebelión por el clima en el Estado español) con el objetivo de cerrar la brecha entre el análisis de una emergencia climática y el business as usual del movimiento climático. El concepto de olas crecientes de acción directa no violenta por la justicia climática tenía como objetivo aumentar la presión para una acción decisiva sobre el clima antes de la COP26. Mientras esto estaba en marcha, la pandemia de covid-19 causó una abrupta reducción de las movilizaciones.

El Acuerdo

El Acuerdo de Glasgow es una iniciativa que retoma las cosas donde By 2020 We Rise Up las dejó. Proporciona un marco para una mayor escalada estratégica de la acción de los movimientos sociales por la justicia climática. Al mismo tiempo, al mirar más allá de la COP26 (o incluso pasarla por alto), el acuerdo también tiene en cuenta las lecciones del colapso de la movilización después de la COP21 en Copenhague en 2015.

Sí, necesitamos una acción climática urgente por parte de nuestros gobiernos, pero sabemos que incluso en el mejor de los casos, la COP26 (ahora en 2021) será demasiado poco y demasiado tarde. Por lo tanto, para evitar la sensación de fracaso y el consiguiente colapso de las movilizaciones, el Acuerdo de Glasgow tiene como objetivo retomar la iniciativa sobre la acción climática de los gobiernos y las instituciones internacionales.

El texto exacto del Acuerdo de Glasgow aún se está desarrollando, pero los puntos clave están claros. Primero, el movimiento por la justicia climática y la sociedad civil en su conjunto deben tomar la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero en sus propias manos, manteniendo el foco principal fuera de la lucha institucional.

Además, la no cooperación política y económica, así como la intervención no violenta, en particular la desobediencia civil, son las principales herramientas para lograr los objetivos del Acuerdo de Glasgow.

Por último, la justicia climática debería ser el marco político de acción, incorporando la interdependencia de todas las especies, el racismo estructural, la necesidad de cambiar hacia una economía del cuidado que ponga la vida en el centro, la necesidad de una transición justa, de aprender del conocimiento indígena, la necesidad de reparaciones para las comunidades y pueblos que están en la primera línea del colonialismo, la globalización y la explotación, y el rechazo del capitalismo verde. De esta manera, el acuerdo se toma en serio, como ha dicho Naomi Klein, que “desafiar las fuerzas subyacentes [de la emergencia climática] es una oportunidad para resolver varias crisis entrelazadas a la vez”.

El movimiento mundial por la justicia climática necesita un salto cuantitativo y, sobre todo, cualitativo si quiere estar a la altura del desafío

Para implementar el Acuerdo de Glasgow, las organizaciones firmantes se comprometen a producir inventarios nacionales o regionales de los contaminadores del clima, que informarán una “agenda climática” por la justicia climática. Estos inventarios serán especialmente relevantes para el desarrollo de estrategias de acción no violenta para reducir las emisiones.

El Acuerdo de Glasgow no es una declaración más de la sociedad civil sobre el cambio climático. Es un “compromiso de los pueblos por el clima” de tomar medidas decisivas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero de manera colectiva y estratégica. Crea un momento constitucional para el movimiento por la justicia climática, rechazando las declaraciones vacías y asumiendo por completo que la impotencia de las instituciones no puede convertirse en la impotencia de nuestros movimientos.

Estrategia

Las “agendas climáticas” de cada región o nación informarán de las estrategias políticas del movimiento de justicia climática: por un lado, los objetivos de reducción de emisiones y, por otro, estrategias más amplias de transformación de nuestras sociedades, incluida la transición justa. En este sentido, las agendas climáticas serán programas políticos amplios diseñados por el movimiento por la justicia climática que tengan en cuenta la necesidad de un profundo cambio de paradigma, alejándose del capitalismo extractivista, cisheteropatriarcal y colonialista orientado a la obtención de beneficios, y poniendo rumbo/dirigiéndose hacia una economía de cuidado y justicia dentro de los límites ecológicos de nuestro planeta.

En los últimos decenios, los movimientos por la justicia climática y antiextractivistas han reunido una amplia gama de experiencias con la acción no violenta, logrando importantes éxitos, sobre todo contra nuevos proyectos de combustibles fósiles (como el fracking, los oleoductos, las centrales eléctricas y las exploraciones petrolíferas), pero también contra proyectos existentes. Además, nuevos movimientos como Fridays for Future, Extinction Rebellion y Sunrise Movement han surgido recientemente y han ayudado a cambiar el debate sobre el clima, poniendo a los negacionistas del clima en defensiva.

Las campañas de boicot y desinversión han creado presión sobre los bancos, los fondos de pensiones y los grandes inversores para que se desprendan de los combustibles fósiles. Hablar —o al menos hablar de boquilla— de un Green New Deal y de la necesidad de lograr cero emisiones netas para el 2050 es ahora la corriente principal. Mientras tanto, al menos oficialmente, la reconstrucción de la Unión Europea después del covid-19 debería seguir un marco de acción climática, aunque la realidad sea muy diferente. Lo que es más, en el epicentro de la negación climática —los Estados Unidos— la opinión pública ha estado cambiando a favor de la acción climática.

El Acuerdo de Glasgow no pretende construir un nuevo movimiento unificado, sino más bien unir los movimientos bajo un marco y una narrativa comunes, para aumentar el impacto

Pese a que la emergencia sanitaria causada por el covid-19 haya dejado en segundo plano la acción climática durante los últimos meses, las movilizaciones de los últimos años son motivos de esperanza. Aun así, la brecha entre la acción de movimiento y lo que se necesita para mantener el cambio climático dentro del crucial límite de 1,5 grados centígrados sigue siendo enorme, y posiblemente se esté ampliando a medida que nos acercamos a una cascada de puntos de inflexión climáticos. El movimiento mundial por la justicia climática necesita un salto cuantitativo y, sobre todo, cualitativo si quiere estar a la altura del desafío.

El Acuerdo de Glasgow no pretende construir un nuevo movimiento unificado, sino más bien unir los movimientos bajo un marco y una narrativa comunes, para aumentar el impacto. También intenta tener en cuenta algunas de las lecciones aprendidas: no centrarse casi exclusivamente en los que están en el poder (nuestros gobiernos e instituciones), sino más bien en nuestro propio poder como ciudadanas y en la necesidad de un renacimiento de la democracia a través del “poder del pueblo”. También se centra claramente en cambiar las relaciones de poder, desplazando el poder de las instituciones, los gobiernos y las empresas multinacionales hacia el pueblo, sin caer en la trampa neoliberal de centrarse en la conciencia y las acciones individuales.

Una piedra angular de la estrategia tendrá que ser la desobediencia civil y otras formas de acción directa no violenta. En ausencia de una acción gubernamental, la desobediencia civil se utilizará para cerrar la infraestructura que contribuye al cambio climático, logrando así directamente la reducción de las emisiones. Para que tenga éxito, será necesario que la desobediencia civil sea sostenida durante largos períodos de tiempo, lo que requerirá una importante organización de base. Para algunas organizaciones, también podría requerir un cambio de la desobediencia más bien simbólica en los centros de las ciudades a la acción directa en la infraestructura,  como las que participan en las protestas de fracking y oleoductos o los esfuerzos para cerrar las minas de carbón y las centrales eléctricas.

Los desafíos sin precedentes y existenciales requieren respuestas sin precedentes

Las estrategias concretas se elaborarán a nivel nacional o regional, ya que cada contexto tiene sus peculiaridades. Será importante tener en cuenta las experiencias de organización basada en el impulso y, más en general, los estudios sobre la resistencia civil y la no violencia, para evitar los errores. Como señala Erica Chenoweth en un artículo reciente en Journal of Democracy, “los movimientos contemporáneos tienden a apoyarse excesivamente en las manifestaciones masivas y a descuidar otras técnicas —como las huelgas generales y la desobediencia civil en masa— que pueden perturbar más enérgicamente la estabilidad de un régimen. Dado que las manifestaciones y protestas son lo que la mayoría de la gente asocia con la resistencia civil, los que buscan el cambio están lanzando cada vez más este tipo de acciones antes de haber desarrollado un verdadero poder perseverante o una estrategia de transformación”. También advierte sobre una excesiva dependencia de las redes sociales, ya que “los movimientos resultantes están menos equipados para canalizar su número en organizaciones eficaces que puedan planificar, negociar, establecer objetivos compartidos, aprovechar las victorias pasadas y mantener su capacidad para perturbar un régimen”.

La idea del Acuerdo de Glasgow es exactamente esa: construir y coordinar un movimiento de movimientos, establecer metas y objetivos compartidos en diferentes partes del mundo basados en inventarios creados por los movimientos, y construir y sostener la capacidad de desbaratar un régimen global de combustibles fósiles que lleve a la destrucción de nuestro planeta tal como lo conocemos.

Retos

Los retos son enormes. Pero el reto al que se enfrenta la humanidad con el cambio climático es aún mayor y sin precedentes. Sin una acción decisiva ahora, nos enfrentamos a la perspectiva de la destrucción de nuestras civilizaciones tal como las conocemos, sin mencionar el riesgo de extinción de la raza humana. Los desafíos sin precedentes y existenciales requieren respuestas sin precedentes.

Desde que se puso en marcha la iniciativa a principios de 2020, uno de los retos ha sido construir un Acuerdo de Glasgow verdaderamente mundial en tiempos de covid-19, cuando muchas organizaciones y personas tienen otras prioridades aparentemente más existenciales y urgentes. Organizarse se ha vuelto difícil, con confinamientos nacionales, regionales y locales. Si bien muchas reuniones se celebraron telemáticamente en el norte global, ésta era y no es necesariamente una opción para muchos países del sur global, donde el acceso a internet sigue siendo un privilegio. En la actualidad, alrededor de 60 organizaciones de más de 20 países forman parte del proceso de creación del Acuerdo de Glasgow, con notables deficiencias en Asia, la región del Pacífico y América del Norte. Hasta ahora, el proceso del Acuerdo de Glasgow está lejos de ser suficientemente global, y tendrá que crecer para tener éxito.

El Acuerdo de Glasgow se lanzará entre el 12 y el 16 de noviembre, durante la Cumbre de los Pueblos, que está siendo organizada online por la Coalición COP26 en Glasgow

La creación de los inventarios y las agendas climáticas, así como la identificación de objetivos y narrativas claras en torno a las cuales los movimientos regionales o nacionales puedan unirse, también será un reto. ¿Cómo podemos crear una potente lucha unificada basada en la diversidad de los contextos locales, los problemas y las culturas políticas? ¿Cómo podemos unirnos en la diversidad, pero trabajar con un marco, una narrativa y unos objetivos comunes?

Aún más importante, quizás: ¿Cómo podemos actuar contra los contaminadores del clima difíciles de alcanzar a través de la desobediencia civil? Necesitamos un profundo cambio de paradigma; un cambio de sistema; un cambio de nuestros sistemas de energía, alimentación, producción y consumo; de las estructuras de poder mundiales y nacionales, de la planificación urbana y rural; de los fundamentos económicos y sociales de nuestra sociedad. Necesitamos todo eso y, al mismo tiempo, reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.

Crisis climática
La Tierra podría sobrepasar el umbral de los 1,5ºC en los próximos cinco años

La Organización Meteorológica Mundial publica sus últimas predicciones y señala que, en 2020, la temperatura media será 0,8ºC superior a la media de los años 1981-2010.

¿Cómo ponemos en práctica las perspectivas de la justicia climática y la interseccionalidad a escala mundial? Parece claro que se requiere mucho aprendizaje, ya que nuestros movimientos y nuestras sociedades deben cambiar.

Timeline

El Acuerdo de Glasgow se lanzará entre el 12 y el 16 de noviembre, durante la Cumbre de los Pueblos, que está siendo organizada online por la Coalición COP26 en Glasgow, Escocia. Más allá de este evento global de firma, las reuniones regionales y los eventos de firma más o menos al mismo tiempo serán espacios cruciales para discutir las estrategias regionales y la coordinación sobre cómo implementar el Acuerdo de Glasgow en cada región o país.

Después del lanzamiento oficial, los movimientos regionales por la justicia climática crearán sus inventarios nacionales, que se incorporarán a un inventario mundial, que se espera que sea una herramienta poderosa y que identifique infraestructuras concretas a nivel internacional para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Estos inventarios conducirán luego a agendas climáticas regionales, a la desobediencia civil y a estrategias de acción no violenta para la reducción de las emisiones.

WAGING NON VIOLENCE
Artículo publicado originalmente en wagingnonviolence.org
Archivado en: Crisis climática
Sobre este blog
El blog de luchas sociales a lo largo del planeta, conflictos internacionales y propuestas desde abajo para cambiar el mundo. El Salto no comparte necesariamente las opiniones volcadas en este espacio.
Ver todas las entradas
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Crisis climática
Industria y crisis climática La transición de la industria del acero choca con los límites del hidrógeno verde
La industria siderúrgica debe reducir en un 93% sus emisiones para que el aumento de la temperatura global se mantenga un 1,5º C por debajo de los niveles preindustriales. Y el hidrógeno verde no es suficiente para transformar la industria del acero.
Crisis climática
Financiación fósil Santander, BBVA y Caixabank, los bancos españoles que más encienden la crisis climática
Mientras a nivel global JP Morgan Chase es el que más fondos facilita a la industria de los combustibles fósiles, en España lidera el Banco Santander.
Crisis climática
Crisis climática El podio en emisiones y el vertido de Perú centran la triple protesta en la junta de accionistas de Repsol
La nula reducción de emisiones por parte de la empresa española que más contribuye a la crisis climática y su escasa respuesta ante el desastre de la refinería peruana de La Pampilla en 2022 han centrado las protestas de las organizaciones sociales.
#72199
19/10/2020 9:19

Bravo por el artículo ¿Por qué no ponéis el enlace a Extinction Rebellion de aquí? https://www.extinctionrebellion.es/

0
1
#72220
19/10/2020 15:12

Han encontrado la vergüenza. Ojala la recuperes tu.

0
0
Sobre este blog
El blog de luchas sociales a lo largo del planeta, conflictos internacionales y propuestas desde abajo para cambiar el mundo. El Salto no comparte necesariamente las opiniones volcadas en este espacio.
Ver todas las entradas
Gobierno de coalición
Gobierno de coalición Sumar pisa el acelerador y se anima al choque con Sánchez
En el grupo parlamentario están decididos a aprovechar la crisis de los “días de reflexión” para marcar perfil propio y recobrar iniciativa con medidas de agenda “social y democratizadora”.
Sanidad pública
Sanidad Pública Madrid ha aumentado un 140% el presupuesto dedicado a privatizaciones sanitarias en la última década
Catalunya lidera el porcentaje de gasto en conciertos, con un 22,6%, seguida de Madrid, con un 12,3%, mientras el nuevo proyecto de ley no blinda los contratos con entes privados.
Migración
Migración y Asilo La Europea Fortaleza ya está en marcha en Líbano
Líbano devuelve 200 refugiados a Siria en el primer retorno supuestamente voluntario desde que Von der Leyen anunciara el pacto anti-inmigración con Beirut.
Contigo empezó todo
El Salto libros El Salto lanza su propia línea editorial con un libro sobre la otra historia de España
El Salto Libros se estrena con el volumen ‘Contigo empezó todo’, del periodista Eduardo Pérez, otra visión de la historia de España a través de 30 episodios olvidados. Suscríbete y te lo enviamos gratis.
Entrevista La Poderío
Cristina Consuegra “La cultura es aquello que te posiciona contra la barbarie”
A Cristina Consuegra es difícil encajarla en una cosa. Consuegra es un torbellino de colores que lo lleva to' palante. Lo mismo organiza un festival de cine de índole nacional en los barrios, que la escuchas en la radio, por citar algo. Consuegra es mucha Cristina y Cristina es demasiada Consuegra.
Opinión
Geopolítica El efecto mariposa en la geopolítica de nuestro tiempo
El planeta se encuentra inmerso en cuatro encrucijadas, cada una de las cuales por sí misma, tiene la potencia para dislocar el mundo que conocimos.
Cómic
Cómic ‘Grandville’, de ucronías antropomórficas y viñetas ‘steampunk’ victorianas
‘Grandville’, el cómic creado por Bryan Talbot, situó París en una realidad alternativa donde es la ciudad más grande de un mundo poblado por animales, y advirtió del riesgo de creer que los horrores pasados no se repetirán.

Últimas

LGTBIfobia
Lesbicidio Cientos de personas en vigilia ante la embajada argentina: “Fue lesbicidio”
Una vigilia en el centro de Madrid señala la responsabilidad del gobierno de Milei en el asesinato de tres mujeres lesbianas en Buenos Aires que fueron quemadas vivas el pasado 6 de mayo: “Es el responsable”.
Palestina
Acampadas pro palestinas La acampada de la Universitat de València cambia de estrategia
La asamblea anuncia que levanta la ocupación permanente de un espacio del campus y que seguirán realizando acciones de protesta.
Más noticias
Sidecar
Sidecar Fantasmas de 1968
Las universidades estadounidenses se han transformado paulatinamente en organizaciones policiales y carcelarias público-privadas, que responden ante los benefactores y los políticos, no ante los estudiantes ni el profesorado.
Formación El Salto
Formación El Salto Fotoperiodismo y movimientos sociales: una mirada a las luchas desde abajo a través de un objetivo
La Escuela de Periodismo Crítico de El Salto ofrece su primer curso presencial, en el que abordaremos, de la mano de nuestros fotógrafos, cómo plasmar a través de la imagen movilizaciones y resistencias.
Neocolonialismo
Francia El níquel, la batería detrás del proyecto de recolonización de Macron en Nueva Caledonia
Las protestas de la población canaca se producen contra una reforma electoral que beneficiará aún más a los colonos asentados recientemente en la isla. De fondo están los beneficios de la minería de níquel, que la metrópolis quiere acaparar.
Literatura
Día das Letras Galegas As poetas queer ante Luísa Villalta: “A poesía é unha ferramenta para poder cambiar o espazo que habitamos”
Afra Torrado, Cinthia Romero e Lara Boubeta, tres poetas disidentes galegas, xúntanse para reflexionar sobre o seu vínculo coa poesía, a importancia de referentes na literatura e a implicación que ten o Día das Letras Galegas.
Sidecar
Sidecar Robert Fico en el punto de mira
La política de Fico, salpicada de conservadurismo y ramalazos contra “la ideología de género”, le ha granjeado muchos enemigos entre los atlantistas liberales europeos por su posición respecto a Ucrania y Gaza.

Recomendadas

LGTBIAQ+
Lesbofobia El triple lesbicidio en Argentina evidencia el impacto de los discursos de odio
La escasa repercusión mediática de un brutal feminicidio de tres mujeres lesbianas en una pensión de Buenos Aires alerta sobre la normalización de los discursos estigmatizantes.
Cuidados
Darcy Lockman “Antes de los niños no hay mucho que hacer y la desigualdad se tolera más fácilmente”
La psicóloga explica con datos en ‘Toda la rabia’ por qué la crianza intensifica la desigualdad en las parejas pese a todos los incentivos para que los hombres cuiden.
Instituciones culturales
Descolonizar el museo Colombia pide a España que devuelva el Tesoro de los Quimbayas
El Ministerio de Cultura de Colombia solicita formalmente el retorno de la colección Quimbaya que se encuentra en el Museo de América en Madrid.