Literatura
Este sábado se presenta en Mérida la novela distópica 'La gran abundancia', de Luis Moreno Caballud

En la novela, que ha visto la luz este mes, se dibuja un mundo en el que las relaciones personales están completamente mediadas por el “avance” tecnológico, un mundo sospechosamente parecido al que vivimos, con asistentes personales y miles de contenidos creados a partir de nuestra propia vida.
gran abundancia
Detalle de la portada de "La gran abundancia"

Este sábado, a las 19:30 de la tarde se presentará en la capital extremeña La gran abundancia, de Luis Moreno Caballud. Mérida es la ciudad elegida en la región dentro de esta primera gira de presentación del libro, que estos días lleva al autor por una docena de ciudades españolas. La cita será en La Enredadera, lugar de cultura alternativa  ubicado en las traseras del Centro cultural Alcazaba (C/Cimbrón nº1).

Luis Moreno Caballud es reconocido por su investigación de la literatura española contemporánea en EEUU, donde trabaja como profesor universitario. La participación en espacios de experimentación política y aprendizaje autónomo nutren la labor de este investigador y escritor. Estudió filosofía entre Madrid y Barcelona e historia cultural en EEUU. Ha investigado la modernización capitalista, las transformaciones del mundo rural, la crisis neoliberal y las jerarquías culturales del Estado español. Su trabajo en torno al surgimiento de prácticas culturales igualitarias tras la crisis del 2008 está recogido en Culturas de cualquiera: estudios sobre democratización cultural en la crisis del neoliberalismo español (de libre acceso para descarga).

La gran abundancia, novela publicada este mes de diciembre por La oveja roja, nos dibuja un mundo en el que las relaciones personales están mediadas y distorsionadas por el “avance” tecnológico, un mundo con sospechosos parecidos al nuestro, en el que algunas macro empresas comercian con el imaginario y la vida que extraen de las personas, para crear historias que vender como en cierto sentido ya hace Netflix.

Estas historias son el motivo de primer orden para la población, creadas a partir de ellos, también van configurando su identidad e intereses a futuro, algo a lo que muchos parecen no darle importancia. Bajo este sistema, las personas van perdiendo la capacidad de crear historias colectivamente y difundirlas por sí mismos -algo intrínseco al ser humano- al margen de este sistema, por lo que viven en una permanente adicción. Así, adscriben su felicidad a este modelo de entretenimiento y estilo de vida, y estas empresas -buenas conocedoras de la subjetividad de la población y de las técnicas para conseguir la hegemonía- mantienen el control cultural y aseguran la pasividad social, sin que se atisbe de primeras forma de darle la vuelta. Cualquier parecido con Netflix, decíamos... debe ser imaginación del lector.

La gran abundancia tuerce el presente hasta revelar su contenido distópico, situándonos ante la condena infinita de tener que “dar valor” a nuestras vidas previamente individualizadas. Pero como se demuestra en el libro, también podemos partir del lenguaje para concebir una existencia diferente.

Y es que si hay algo cierto es que el proceso de creación de historias es más colectivo de lo que pensamos, los vínculos sociales implican un entramado invisible y difuso. A menudo las inquietudes y deseos de gran cantidad de personas, ya antes de enunciarse, reman aun sin saberlo en la misma dirección, y a menudo es en dirección contraria al orden explícito y concreto que tratan de imponernos. Las ideas circulan de unos a otros y van modificándose en el intercambio verbal, en los encuentros, hasta dar forma lentamente a relatos colectivos, que entonces ya se difunden con más fuerza. Así, esta es red (social) que crea historias, es mucho más potente y creativa que la mejor Inteligencia Artificial.

En La gran abundancia, Luis Moreno Caballud navega por el malestar social con inteligencia para dar forma a una de esas historias emancipadoras. Escrita desde el amor a la palabra, esta novela nos lanza una reflexión: Es posible salirnos de los estrechos imaginarios y las recurrentes situaciones, personajes y formas de actuar prefabricadas en las que la industria cultural encierra el rico mundo social, y con los que tanto nos condiciona. Y crear historias originales a partir de ahí.

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