Opinión
La distopía no es un género literario

Hay grandes carteles por todos lados donde te hacen responsable de tener el móvil bien cargado y aconsejan llevar una batería externa para evitar percances.
Estación Rotterdam
Estación Rotterdam
24 nov 2024 08:00

He estado en una ciudad donde hace falta tener tarjeta de banco para acceder a la estación de trenes. Todas las paredes del edificio son de cristal, en la entrada hay puertas con torniquetes metálicos que solo se abren cuando pasas tu tarjeta por un lector. Si tienes billete de tren, no te cobran; si no tienes y permaneces más de una hora en el interior de la estación son cuarenta euros por día. Al salir, también hay que pasar la tarjeta. En el exterior, hay un parquin de coches, motos y bicicletas y un punto específico para dejar y recoger a pasajeros (“Kiss & Ride”). El tiempo máximo permitido en esa zona es de dos minutos.

Todo se hace con aplicaciones del móvil, desde comprar billetes hasta pedir comida en los restaurantes de la estación. No hay taquillas, solo un par de máquinas junto a la entrada, unas venden billetes de tren, otras sándwiches y bebidas para llevar. Un par de personas esperan su turno, móvil en mano, en las segundas. Casi nadie usa las primeras, porque si instalas la aplicación de la compañía de trenes, consigues billetes personalizados y con descuento. Varios QRs pegados en las máquinas de venta te recomiendan esa opción, aunque estés de paso.

No hay nadie que pida documentación para entrar a la estación o al tren, no parece ser necesario, lo saben todo con tus movimientos bancarios

Y ni siquiera es necesario tener una tarjeta bancaria física, basta con tenerla en el móvil, en la aplicación del banco. No hay guardias y no se ven muchas cámaras de seguridad, no hay nadie que pida documentación para entrar a la estación o al tren, no parece ser necesario, lo saben todo con tus movimientos bancarios.

Hay grandes carteles por todos lados donde te hacen responsable de tener el móvil bien cargado y aconsejan llevar una batería externa para evitar percances. Si tu móvil se apagara, no podrías hacer prácticamente nada, ni siquiera salir de la estación, aunque el contador de las horas que pasas allí dentro seguiría activo. Hay un número de whatssap al que puedes escribir para comunicar incidencias, pero no tienes móvil, nadie te mira, ¿quién te iba a dejar el suyo?

El dinero en metálico no sirve ni para ir al baño. En la entrada de los aseos hay otro lector de tarjetas (90 céntimos de euro el acceso). Allí me encuentro al primer ser humano que trabaja en la estación. En realidad, es una humana que limpia los váteres después de cada uso. Puedes escanear un QR en la puerta de la salida del baño y rellenar una encuesta para evaluar su rendimiento.

La verdadera distopía está ahí, dentro de ese cubículo de cristal y nadie, excepto quizá los sin-tarjeta, parece notarlo

En el exterior, al otro lado del cristal, seis grados y noche cerrada a las cuatro de la tarde, se encuentran los sin-tarjeta. Se resguardan en capas y capas de abrigo, gorros, guantes y mantas, sentados o tumbados sobre cartones y bolsas de basura. Algunos rebuscan en contenedores de los restaurantes, otros miran al interior. Casi parecen espectadores de una película. El cristal de las paredes de la estación es una pantalla donde pueden ver cómo pasajeros avanzan por los pasillos, con auriculares inalámbricos, arrastrando sus maletas con ruedas, sin dejar de mirar el móvil.

Si los pasajeros giraran la cabeza para mirar hacia fuera sería tan raro como si el protagonista de una película pudiera ver al espectador que lo mira desde el otro lado de la pantalla. Los sin-tarjeta son espectadores invisibles de una película muda. En la estación casi nadie habla y no hay avisos de megafonía. Toda la información de los viajes aparece, casi al segundo, en la pantalla de tu móvil, gracias a la aplicación del móvil.

Nadie deja de mirar el móvil ni un solo segundo. Habrá quien lea las noticias o mire el pronóstico del tiempo, habrá quien vea el último capítulo de la serie de moda o navegue en redes sociales mientras escucha música elegida por el algoritmo, habrá quien esté pensando salir de X para no seguir fomentando el odio y la desinformación, pero ¿qué mas da? La verdadera distopía está ahí, dentro de ese cubículo de cristal y nadie, excepto quizá los sin-tarjeta, parece notarlo. La distopía ya no es un género literario.

Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Cine
Cine Lo de Lynch
David Lynch deja tras de sí un cine insólito, pero, sobre todo, una forma de pensar el cambio, lo raro y lo posible.
Literatura
Narrativa Los huéspedes imperfectos
Distintas propuestas de reciente aparición plantean, desde la literatura y el pódcast, interrogantes sobre las promesas que aguardan en lo inhumano.
Andariegu
25/11/2024 0:17

Es increíble cómo en pocos años ha surgido toda esta mierda de control y abuso hacia la dignidad humana, paralelamente al torrente de desinformación y bulos, junto al crecimiento exponencial del fascismo. Y es como si ni siquiera reaccionáramos, no ya oponernos que sería un nivel superior

0
0
Palestina
Genocidio Israel sigue atacando hospitales, la ONU habla del peor momento en los 18 meses de asedio
No hay tregua en Gaza, donde Israel ha recrudecido las matanzas y sigue sin permitir el acceso de alimentos y productos de primera necesidad. La ONU denuncia asimismo el asesinato de más de 70 civiles en Líbano.
Grecia
Grecia Frontex pone de nuevo la mirada en Grecia
En enero de 2025 el Tribunal Europeo de Derechos Humanos acusó a las autoridades griegas de llevar a cabo devoluciones forzadas de manera sistemática.
Comunidad de Madrid
Memoria histórica Contra la basura y el olvido: tras la pista de los cuerpos y de la memoria de los brigadistas internacionales
El Salto acompaña a un contingente internacional de políticos, políticas y activistas en una ruta en memoria de los brigadistas internacionales que acudieron a luchar a España contra el fascismo, en un ejercicio inspirador para el presente.
Opinión
Opinión La coherencia de las políticas de Trump
No se pueden entender los aranceles de Trump sin su lucha por el control de los recursos minerales, sin Groenlandia, Ucrania o la República Democrática de Congo.
El Salto n.78
El Salto 78 Nueva revista, viejas injusticias: hablemos de Violencia Institucional
En el último número de la revista de El Salto dedicamos la portada y nuestro “Panorama” a una de las violencias que sufren las mujeres solo por el hecho de serlo, la que aún a día de hoy emana de un sistema irracional y patriarcal.
Crisis climática
Balance climático El Mediterráneo se consolida como zona especialmente vulnerable al cambio climático
Las víctimas de la dana suponen dos tercios de las muertes por fenómenos extremos en Europa en 2024, según un informe conjunto de Copernicus y la Organización Meteorológica Mundial que hace un balance climático del continente el pasado año.

Últimas

Eventos
Taller de podcast El Salto invita a estudiantes a explorar las posibilidades del formato audiovisual
Proponemos un taller de guion y producción de programas para estudiantes de comunicación y periodismo los días 24 de abril y 8 de mayo.
València
València CGT denuncia graves incumplimientos del plan de inundaciones en la dana de València
Un informe incorporado a la causa judicial señala la falta de seguimiento de los propios protocolos autonómicos en el día de la tragedia y la víspera.
Más noticias
Comunidad de Madrid
Educación El Gobierno de Ayuso deberá pagar 1.000 euros a una profesora por el exceso de horas lectivas
Según CCOO, hasta 6.500 profesoras y profesoras se podrán acoger a esta sentencia que supone una penalización a la Comunidad de Madrid por el exceso de horas extras que realiza el profesorado.
Laboral
Laboral El sindicato ELA alerta sobre la salud mental de las trabajadoras en intervención social
“Somos un instrumento de contención porque tratamos con población muy dañada, estamos en mitad del sándwich”, explica la educadora social Vanesa Núñez Moran.
Ayuntamiento de Madrid
Huelga de basuras Huelga indefinida de basuras en Madrid desde el 21 de abril tras romperse las negociaciones
Los representantes sindicales fuerzan el paro para obligar a las empresas subcontratadas por el Ayuntamiento a escuchar sus propuestas. El Ayuntamiento fija servicios mínimos del 50 %.

Recomendadas

Poesía
Culturas Joan Brossa, el mago que jugó con la poesía para reinventar el poder de la palabra
Casi inabarcable, la producción creativa de Joan Brossa se expandió a lo largo —durante medio siglo XX— y a lo ancho —de sonetos a piezas teatrales, pasando por carteles o poemas objeto— para tender puentes entre el arte, la política y el humor.
República del Sudán
Sudán Cara a. Un Sudán en guerra
Se cumplen dos años de una guerra que ya deja más de 13 millones de personas desplazadas y más de ocho millones de sudaneses al borde de la inanición.
Andalucía
Memoria histórica La inanición de la memoria andaluza
Las políticas públicas de memoria en Andalucía se encuentran en un estado de paralización que pone en duda la voluntad de la Junta por la reparación efectiva.