Opinión
Caracoles en cuarentena

Hace un mes que mi hija perdió la mayor parte de sus referencias. En su lugar, llegaron otras. Ahora, a los dragones les ponen multas. A ella, su madre le miente a la cara diciendo: “Todo irá bien”.

Caracol En Cuarentena
Un caracol en cuarentena. Patricia Reguero Ríos

Hoy hace exactamente cuatro semanas que echó el cierre el colegio de mi hija, y con él gran parte de las referencias del mundo de una niña de 4 años. Lo sé, ella es solo una diminuta experiencia en el mundo aunque sea una experiencia gigantesca para mí. Pero ese día se acabaron también los amigos, la profe y los patios para los 195.329 niñas y niños matriculados en la enseñanza infantil en la Comunidad de Madrid, 432.889 en Primaria, 280.356 en ESO, 104.530 en Bachillerato…

Luego el encierro se extendió más allá de las fronteras madrileñas.

En estas cuatro semanas, su mundo se ha hecho más pequeño. Ya no existen ni los paseos, por mucho que lo recomiende la OMS. Y no parece preocupada. Lo poco que viene del exterior no le interesa: asomarse a la ventana a la hora del aplauso, ver a las abuelas por videoconferencia, las incursiones de sus padres para hacer la compra o tirar la basura… nada de eso atrae su mirada, que se concentra en su juego, sus fichas, sus dibujos.

Las referencias del exterior han ocupado la habitación de mi hija aunque ella no ha pisado la calle en varias semanas

La semana pasada, la Tercera Semana de Encierro, dibujó un caracol dentro de una caja. Un caracol en un doble encierro: el que supone arrastrar la casa ahora cárcel y el de las cuatro rayas que delimitan en el folio sus movimientos. El caracol lleva su nombre y trata de huir: quiere un helado.

En su juego, ahora las pinypon van a la cárcel y a los dragones les ponen multas, como si las referencias del exterior hubieran ocupado su habitación pese a no haber pisado ella la calle en varias semanas. Pese a no ver telediarios.

No sé en qué momento todos esos conceptos llegaron hasta su alfombra. Habrá sido, pienso, de la mano de las sonrisas falsas que me pongo cuando le digo “todo irá bien”. O “pasamos más tiempo juntas”. O “hemos aprendido a hacer galletas”. O “hagamos plastilina, masa gak, palos de agua, experimentos, marionetas”.

Cuando esto acabe, ahí estarán los caracoles con sus rastros pequeños transparentes, sabiendo que nada es igual porque esto es posible

O “quieres pintar un arcoiris”. 

Y no quiere. 

Ella está tranquila. Se ríe y juega, está a sus cosas. Pero pregunta cuándo vamos a la playa. Pero no quiere ver a sus amigos en pantallas. Pero a veces me grita o me da una patada. Pero escucha extrañamente atenta las palabras del presidente del Gobierno, y pregunta “¿dónde vive?”, “qué dice”, “¿puede vernos?”.

“Actúan de una forma muy rara”, me dijo hace dos días. Y dejó ahí colgando el sujeto, en el que me alivia no encontrarme.

Coronavirus
¿Cómo sobrevivir a la cuarentena con niños en casa?

Poco a poco han ido acotándose las posibilidades de redes de apoyo, de abuelos y abuelas salvadoras, mientras la gente tenía que seguir trabajando. Así solo en tres días, fueron miles quienes se quedaron con el culo al aire, el sistema todo se ha quedado con el culo al aire.

Su duelo, creo, es silencioso como los caracoles y deja un rastro transparente como ellos, solo perceptible con cierta luz a cierta hora un cierto rato.

Pero ahí estarán los caracoles cuando esto acabe, con sus rastros pequeños transparentes y sus tristezas silenciosas, sabiendo que nada es igual porque esto es posible: encerrarnos a todos de un día para otro, poner multas, militares en la calle. Y pedir a las niñas como ella que dibujen arcoiris mientras tanto.

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#56014
8/4/2020 21:29

"No entiendo el sentido de su artículo... no sé si... tampoco entiendo que...". O leemos con más frescura o trasladamos a estos medios las manipulaciones de los medios que no vemos.

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#55958
8/4/2020 14:45

Muchas gracias, Patricia, estos días me hacen mucha falta textos que me abracen. Como este

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#55950
8/4/2020 13:51

Entiendo, como no, el esfuerzo que todos estamos haciendo en esta crisis, que "vete a saber" de dónde y cómo ha salido, entiendo el efecto que ejerce el encierro sobre todo en niños y mucho peor en mayores que están cayendo a montones, pero no entiendo el sentido de su artículo, no se si es una queja del tipo "que hartos estamos ya de todo esto" o una crítica por que nos tienen encerrados y porque el ejército esté en la calle limpiando las residencias de mayores(ojo soy antimilitarista), tampoco entiendo que tenga que mentir a una niña de 4 años diciendole "todo ira bien", dígale su verdad, si eso cree que le vendrá mejor y por último tampoco entiendo a una niña de 4 años viendo telediarios y esto último se lo dice alguien que lleva casi 4 años sin ver ninguno de ninguna cadena especialistas en manipulación mediática, para informarme utilizo medios como este mismo entre otros
Saludos

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