Juicio del 1 de Octubre
Jóvenes y cabreados

De la resistencia pacífica contra la vulneración de derechos a la protesta más virulenta, hablamos con la generación que más ha hecho notar su frustración en Catalunya por la sentencia de prisión contra políticos y activistas independentistas.

jóvenes huelga 18 oct
Participantes en un piquete estudiantil durante la huelga general catalana del 18 de octubre Victor Serri

Barcelona, hogueras en la calle y jóvenes encapuchados gritando. Si sólo mirásemos a lo que muestran los principales medios de comunicación del país o lo que se ladra en Twitter la impresión sería que la capital catalana está en llamas, en una situación generalizada de caos perpetuo, en la nueva Roma de un nuevo Nerón.

Sin embargo, casi una semana después de que el Tribunal Supremo dictase sentencias de hasta 13 años de prisión contra los líderes políticos y activistas cívicos por la independencia, la situación está lejos de esos incendiarios titulares que calientan una campaña electoral ya rociada de gasolina. La indignación existe. Y es que la sentencia sienta una peligrosa jurisprudencia de considerar sedición toda resistencia pacífica a la autoridad, una flagrante vulneración del derecho democrático de protesta. 

El movimiento independentista catalán siempre ha congregado a gente de distintas generaciones y perfiles ideológicos entre sus filas, pero en los últimos días, y con las protestas, se ha visto un movilización importante de los más jóvenes. Estos, como no podía ser de otra manera, tampoco son un colectivo homogéneo.

El día, pacífico

Desde el lunes, cuando se conoció la sentencia, Barcelona y toda Catalunya han vivido protestas diarias. Algunas han terminado con disturbios, imágenes de barricadas en llamas y cargas policiales. El día es festivo; la noche, más problemática. “Hay gente comprometida y otros que parece que van a emborracharse”, cuenta Miquel, que vivió de cerca las cargas policiales del miércoles alrededor de La Monumental.

En los últimos días, y con las protestas, se ha visto un movilización importante de los más jóvenes
Pero todas empiezan y transcurren de otra forma muy distinta. En el centro de las concentraciones charlas y cánticos por la liberación de los presos. Más a fuera, gente jugando con pelotas, haciendo unas cervezas e incluso coreografiando el baile de ‘La Macarena’. El ambiente es casi de fiesta universitaria. Anna tiene 16 años y está en época de exámenes. Aunque media clase no ha ido, ella sí. “Hemos venido aquí porque no queremos la acción violenta que habrá en las calles donde hay gente de ultraderecha”, explica.

Sentada en el suelo, charla con Guillem, también de 16 años. El lunes fue al aeropuerto y el miércoles a Gran Via con Marina. “En el momento más ‘heavy’ de las cargas nos tuvimos que apartar y decidimos irnos”, asegura. Las protestas son también una oportunidad para reunirse con los amigos. Encuentros de los que se informan por canales de Telegram como Anonymous Catalonia (145.600 suscriptores), asociaciones de barrio e Instagram. “Todo el mundo cuelga lo que pasa y así sabes donde ir”, dice Anna.

Noche de caos

La situación siempre se agudiza cuando cae la noche. A Carlos le molieron el brazo a porrazos. El martes por la noche regresaba a casa de la manifestación cuando los Mossos convirtieron el Passeig de Gràcia en una ratonera. “Me apalizaron, me tiraron al suelo y me golpearon con la porra en la espalda, los brazos y las piernas mientras me gritaban «¡Vete a tu República, hijo de puta!»”, explica, mientras muestra un codo deformado por la hinchazón. A sus 30 años, asegura que nunca va a manifestaciones, pero que decidió que “no podía aguantar” sin salir a protestar contra un gobierno que considera “fascista”. Aunque ese día había barricadas quemando, explica, “la mayoría solo estábamos mirando”.

Percibido como violencia por unos o como autodefensa por otros, el uso de material público en los choques con la policía es un debate presente entre estos jóvenes. Aunque aseguran que ellos “no reaccionarían así”, Maria y Aniol, de 19 años, entienden la decisión de quemar contenedores y señalan a la policía como responsables de los altercados. Todos los entrevistados coinciden.

Respuesta contra la policía

La acción de los últimos días ha sorprendido tanto a la Generalitat, como a Òmnium y ANC, las organizaciones que hasta hace días organizaban unas protestas pulcramente pacíficas. Sin embargo, aunque minoritaria, hay una parte ruidosa de los manifestantes que se ha independizado del civismo del ‘procés’. El ‘president’ de la Generalitat, Quim Torra, habló de “infiltrados”, pero la realidad parece ir más allá. 

Un grafiti en la pared que resume la frustración del núcleo duro de los protestantes: “Nos habéis enseñado que ser pacíficos no sirve de nada”

El estallido de frustración empezó contra la sentencia del Tribunal Supremo pero se ha ido transformando en una respuesta a los documentados abusos tanto de los Mossos d’Esquadra del conseller Miquel Buch como de la Policía Nacional del ministro Grande-Marlaska. Aún más después del viernes. Tras otra jornada de civismo ejemplar en la que una marea independentista de hasta 850.000 personas —según la organización—han desbordado las cuatro capitales de provincia catalanas con marchas profundamente pacíficas, el fuego de la protesta prendió con una nueva carga contra un millar de jóvenes que protestaban sentados en Via Laietana. 

La noche degeneró en un tenso tapón en Plaça Urquinaona que se convirtió en una batalla campal. De nuevo, eran muchos los que hacían acto de presencia con cánticos y pocos —aunque cada día más—los que se enfrentaban a la policía a primera línea.

Enric, de 20 años, es uno de ellos. Junto a dos compañeros, que le daban agua para calmar el picor de ojos provocado por el gas pimienta, arrancaron adoquines de la calle, los rompieron y los llevaron al frente para utilizarlos como proyectiles. “Soy español criado en Cataluña. Ni separatista del CDR, ni nacionalista, pero lo único que no permitiré jamás es que le hagan esto a mi pueblo”, explica.

Redes sociales
Selfies, posados y barricadas

El posado con una barricada de fondo convierte a la barricada en un teatro, en un lugar de recreo, en un lugar de estatus, en una realidad paralela.

Según este joven, la solución pasaba por un diálogo entre ambas partes, pero, ante la falta de respuestas políticas, ha optado por expresar así su cabreo contra “la falta de democracia de este puto país”. La noche termina con 33 detenidos y 90 heridos (entre los cuales periodistas) y un grafiti en la pared que resume la frustración del núcleo duro de los protestantes: “Nos habéis enseñado que ser pacíficos no sirve de nada”.

Esa respuesta no gusta a muchos de los manifestantes. “Hay jóvenes excitados, que piensan que la noche es suya y la adrenalina hace que se les vaya la cabeza”, explica Miquel, que estuvo en la primera línea de los altercados del miércoles. Carlos decidió irse de los del martes al ver que la concentración se había convertido en una “rave”. Núria, de 26, también ha protestado estos días, pero denuncia situaciones de “espectáculo gratuito” como cuando vio, asegura, a dos jóvenes quemando un contenedor en una calle “donde no había nadie” para acto seguido sacar una cámara reflex y sacarse fotos haciendo la ‘peineta’.

Jóvenes huelga 18 O otra
Una manifestante durante la huelga general catalana del 18 de octubre contra la sentencia del procés Victor Serri

Crítica a los medios

La concentración juvenil en Passeig de Gràcia y Jardinets del jueves estuvo marcada por el tono lúdico y festivo. Sin embargo, la protesta vivió sus primeros momentos amargos cuando las televisiones entraron en directo. “Prensa española, manipuladora”, clamaban cientos de personas. Algunos lanzaron pelotas de plástico y latas de cerveza a los periodistas que cubrían la jornada. Otros se quejaron y pidieron a los demás que parasen. 

El grito, ya habitual, es tan reduccionista como impreciso, pero, de nuevo, muestra el enfado por un trato mediático que consideran injusto y criminalizador. “Son bastante hijos de puta”, decía Chema Crespo, director general de Público, en una de las habituales tertulias incendiarias de ‘Espejo Público’. Mientras el miércoles gran parte de los medios de comunicación se centraba exclusivamente en la quema de contenedores y en el ‘frame’ de la violencia, el jueves denominaban “partidarios de la unidad de España” y “constitucionalistas” a conocidos fascistas y neonazis que camparon por Barcelona con cuchillos, bates de beisbol y cantando el ‘Cara al sol’ brazo en alto.

Esto también llega a esos jóvenes. “El problema es que magnifican cosas pequeñas”, explica Aniol, presente en ese puntual lanzamiento de objetos a la prensa. “Sean de la cadena que sean deben poder grabar”, discrepa María. Ambos van con una ‘estelada’ ligada al cuello y se sienten contrariados por la sentencia de prisión contra los líderes independentistas. Pacíficamente, como hasta ahora, seguirán protestando. “Iremos donde tengamos que ir”, remarcan. Enric opta por otra vía: “Si ellos nos atacan, nosotros atacaremos más fuerte”.

“Cuando esto acabe tendremos que estudiar de cerca esta generación”, explica la politóloga Sonia Andolz. “He visto nervios, angustia y rabia contenida. Gente muy joven: algunos independentistas, plenamente conscientes y convencidos desde el principio y otros que sienten que no les hemos tenido en cuenta y lo expresan así”.

Juventud
2K, la generación que se hace mayor con la crisis
En la mochila cargan con el peso de una crisis que les acompaña casi desde que dieron sus primeros pasos. Llevan también el móvil, cómo no.

Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Extrema derecha
Joaquim Bosch “Si tenemos menos Estado social, tendremos más Estado Penal”
La deriva autoritaria mundial ha ido creciendo en los últimos años hasta llegar a las puertas de democracias liberales consolidadas como España. El jurista progresista Joaquim Bosch analiza este fenómeno y propone soluciones en su último libro.
Justicia
Justicia Vidas cruzadas de la presidenta del CGPJ y el fiscal general del Estado en la apertura del curso judicial
Isabel Perelló ha llegado inesperadamente al cargo más importante en la justicia española, Álvaro García Ortiz espera una inminente decisión sobre su imputación.
Análisis
Análisis Cataluña: zugzwang
A la espera de la Diada, lo sucedido ha profundizado todavía más las divisiones entre ERC y Junts. El independentismo ve con perplejidad cómo su capital político se invierte en acciones cuyo sentido político no se adivina.
#41719
20/10/2019 13:31

Ninis, niñatos y vagos... Y encima todo el puto día llorando... Soys la vergüenza de la izquierda.

16
9
#41710
20/10/2019 10:35

Creo que habrá que empezar a acostumbrarse a este tipo de estallidos que se vienen dando en muchas capitales del mundo. Me quedo con una de las primeras intervenciones: hasta ahora nunca había ido a una manifestación. Lo que significa que la rabia está canalizandose como el culo.

1
3
Isaac
20/10/2019 6:33

La represión continuada es lo que genera, especialmente con los jóvenes. Sin duda es lo que el estado quiere enviando a la policía a actuar indiscriminadamente, mientras la mayoría de medios destacan contenedores ardiendo y omiten la violencia policial.

5
4
#41775
21/10/2019 14:29

¿Pero qué represión

0
1
#41789
21/10/2019 15:42

eso digo yo, ¿que represión? en serio que penita de izquierda moderna

0
0
#41691
19/10/2019 23:29

En efecto: Los grupos violentos de nazis y ultraderechistas armados con cuchillos son charcuteros o constitucionalistas. Y si los fascistas y falangistas pegan a la gente con barras de hierros TVE dira que son chatarreros cabreados o partidarios de la Unidad (unidad entre la barra de hierro y la cabeza del indepe golpeado, una sagrada unidad de destino en el hospital). ¡Viva Espuña! ¡viva apuñala!. Lo dice la Prostitución Española, oiga. Solo es violencia si es indepe, anticapi o antifa, lo demas son "peleas entre tribus urbanas" segun TVE. (Tele Violencia Española, debe significar ):

6
1
#41687
19/10/2019 22:19

Apesta a troll, aguiluchos y cerebros chamuscados de tanto cantar cara el sol.

3
7
#41686
19/10/2019 21:41

sois patéticos con vuestras quejas. ridículos, trabajad.

15
12
#41673
19/10/2019 18:18

Niños oprimidisimos...que penita

21
18
Genocidio
Genocidio El TPI emite la orden de detención contra Netanyahu y Gallant por crímenes de guerra
La Sala de Cuestiones Preliminares del TPI rechaza las impugnaciones de competencia formuladas por el Estado de Israel y emite órdenes de arresto contra Benjamin Netanyahu y Yoav Gallant.
COP29
Cumbre del clima La COP29 encara su última jornada con un final agónico sin acuerdo en los temas clave
Los borradores de los textos de negociación sobre la mesa quedan muy lejos de un acuerdo sobre financiación climática en línea con las necesidades para que el planeta no rebase los 1,5ºC de calentamiento medio.
Crisis climática
Informe de Unicef El cambio climático multiplicará por tres la exposición de los niños y niñas a las inundaciones para 2050
Es la proyección que hace Unicef en su informe 'El Estado Mundial de la Infancia 2024'. La exposición a olas de calor extremas será ocho veces mayor para 2050 respecto a la década del 2000. “El futuro de todos los niños y las niñas está en peligro”, advierte la agencia de la ONU.
Barcelona
Derecho a la vivienda El hartazgo por la vivienda impagable se da cita este 23 de noviembre en Barcelona
El amplio movimiento por la vivienda catalán, sindicatos y organizaciones vecinales, sociales y soberanistas demandan soluciones urgentes ante una crisis de vivienda sin solución a la vista
Tribuna
Tribuna Vivienda: es hora de organizarnos
La situación de crisis inmobiliaria nos exige leer el momento para acertar en las batallas que debemos dar ahora, reflexionar sobre los modos de acción colectiva y lograr articular una respuesta política amplia.
Turismo
Opinión Abolir el turismo
VV.AA.
Lleguemos a donde lleguemos, no puede ser que sea más fácil imaginar el fin del capitalismo que el fin del turismo.
Comunidad de Madrid
Sanidad Pública Los sindicatos denuncian a la Comunidad de Madrid por exponer a sus sanitarios a “gravísimos” riesgos
Solicitan la mayor indemnización económica pedida contra una administración por no contar con un verdadero plan de prevención de riesgos laborales para atención primaria.
Racismo
Racismo institucional Diallo Sissoko, una víctima más del sistema de acogida a migrantes
La muerte de este ciudadano maliense durante su encierro en el CAED de Alcalá de Henares ha puesto de manifiesto algunas de las deficiencias del sistema de acogida a migrantes en el Estado español.

Últimas

Palabras contra el Abismo
Palabras contra el Abismo Lee un capítulo de ‘Café Abismo’, la primera novela de Sarah Babiker
El barrio es el espacio físico y social en los que transcurre ‘Café Abismo’, la primera novela de la responsable de Migraciones y Antirracismo de El Salto, Sarah Babiker.
Violencia machista
25 de noviembre Con el lema “Juntas, el miedo cambia de bando”, el movimiento feminista llama a organizarse este 25N
En un año en el que ha vuelto al primer plano el debate público sobre la violencia patriarcal sistémica que siguen padeciendo las mujeres, la marcha del 25 de noviembre vuelve a las calles el próximo lunes.
Más noticias
Comunidad de Madrid
Paro del profesorado Nueva jornada de huelga en la educación pública madrileña
Este jueves 21 de noviembre el profesorado se vuelve a levantar contra las políticas del gobierno de Díaz Ayuso, que mantiene paralizadas las negociaciones para mejorar sus condiciones laborales.
València
dana A las 20:11, era tarde
Todavía conservamos el horror de cientos de coches amontonados y arrastrados por la riada. Es por esos millones de turismos y sus emisiones ─aunque no solo─ que vivimos en un planeta que se está calentando demasiado rápido.

Recomendadas

Memoria histórica
Memoria histórica Museo del franquismo, ¿eso dónde está?
España sigue ajena a la proliferación mundial de espacios museísticos dedicados a dictaduras y resistencias democráticas.
València
Dana y vivienda “La crisis de vivienda multiplicada por mil”: la dana evidencia el fracaso de las políticas del PP en València
La dana ha dejado a miles de familias sin hogar. Ante la inacción de las instituciones, han sido las redes familiares las que han asumido el peso de la ayuda. La Generalitat, tras décadas de mala gestión, solo ha podido ofrecer 314 pisos públicos.