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Independencia de Catalunya
Desobedezca o dimita
Movilizaciones en varias ciudades conmemoraron un año del día en el que las urnas llenaron colegios y Catalunya se llenó de antidisturbios.
El primer aniversario del aquelarre satánico del referéndum catalán, aquello que no sucedió sucediendo, se saldó con movilizaciones masivas. Pero también enormes reproches a la clase política catalana. O al menos a aquellos que hoy son la antesala de un barco a la deriva esperando que un viento de la meseta lo vuelva a encaminar.
Porque, tras acordarse de los golpes de los picoletos, de la tensión vivida, de lo que nos afectó como pueblo. Tras las paellas, los bingos, los bailes tradicionales y los conciertos recordando lo que se vivió en los colegios. Tras recordar las vigilias, los porrazos, la tensión. Aquellas abuelas dignas, aquellos brazos en alto, aquel triple salto de un nacional sobre una votante. Tras rememorar la brutalidad de un Estado corriendo al grito de “dónde cojones está la urna”, a algunos se les encendió la bombillita y dijeron: puñetas, que quizás no era por esto que lo dimos todo.
No era això, companys. No era això
Porque por mucha cárcel y por mucho exilio, el independentismo sigue sin entender a qué estamos jugando. A parte de vestir de amarillo, ¿somos república, vasallos autonomistas o socios del videoclub de la esquina?
Marchas en las principales ciudades. 180.000 personas en Barcelona. Siguiendo una procesión de urnas. Los tupperwares del referéndum. Allí donde, según nos contó Albiol, guarda los calzoncillos sucios su mujer. Sic. Llevando el mandato del primero de octubre ante el Parlament. Exigiendo que se cumpla. Un año después.
Desobedezca o dimita. El pueblo manda, el gobierno obedece
Por la mañana Torra agradecía a los CDR su perseverancia. “Presionad, hacéis bien en presionar”, decía. Por la tarde tenía el dedo entero en el ojo. Hasta el codo por lo menos.
La Generalitat parece presidida por un pipiolo sin sustancia ni plan alguno. Un zascandil a la deriva de la pelea de egos que se libra entre Lledoners y Waterloo por ver quién la tiene más larga. La hoja de ruta, decimos. Su única esperanza, que el envite del Estado vuelva a poner el barco en rumbo y a la gente a remar. Y esperan los juicios como agua de mayo. Desde luego no lo tiene nada fácil. Parece hasta frívolo criticarlo. Pero donde dice blanco pone negro y donde habla de república ejecuta autonomismo. Y eso empieza a desesperar a la parroquia.
Silbidos a Torra. Silbidos a Torrent. Gritos de Desobeïm. Tensión en Sant Julià de Ramis, donde se reunía el Govern por la mañana. Tensión frente al Parlament, donde acababa la manifestación por la tarde. Se acabaron las sonrisas, Maripili.
En los discursos finales de la manifestación incluso quitaron el micro a una mujer que se había ido del guión pidiendo la dimisión del conseller Buch por las cargas del sábado. Y eso que todavía no habían empezado las de la misma tarde. “Los Mossos, en lugar de enfrentarse a quienes vinieron a humillarnos, se enfrentaron al pueblo”, recordó. Y una chica, de riguroso amarillo corporativo tuvo que reemplazarla para decir que se ceñiría “a lo que tenemos pactado”.
Y nuevas cargas para dispersar el corazón perseverante del dedo en el ojo a Quim Torra. Cargas en Girona, cargas en la Via Laietana y cargas frente al Parlament. Donde hoy, por cierto, se debe aprobar la delegación de voto de los diputados procesados exigida por Llarena. Algo que lleva 4 meses bloqueando el hemiciclo y que muchos ven como la enésima sumisión procesista al estado.
Todo esto es la demostración de que el éxito popular del primero de octubre fue descapitalizado por un Govern que, seguramente, no se esperaba ese éxito
Todo esto no es más que la demostración de que el éxito popular del primero de octubre fue descapitalizado por un Govern que, seguramente, no se esperaba ese éxito. Quizás será por eso de que los catalanes no sabemos celebrar más que derrotas y tuvimos que convertir una victoria molida a palos en otra diada derrotista. Esperemos que esta vez, por lo menos, no hagamos de Santi Vila nuestro nuevo Rafael de Casanovas. El exconseller, que saltó del barco apenas horas antes de la declaración de independencia del 27O, se destapaba esta semana diciendo que sus compañeros de Govern entre rejas no eran presos políticos y criticaba los lazos amarillos. Como Casanovas, que tras huir de Barcelona disfrazado de fraile acabó pidiendo bula a Felipe V, este quizás pida bula a Felipe VI vestido en unas futuras listas socialistas.
Y sin plan b, ante un Estado que ni planes traza porque de razones, las que tengo aquí colgando, el choque de trenes va a llegar en el momento menos pensado y de la forma menos pensada. Los porrazos de hace un año nos lanzaron al posautonismo. No hay vuelta atrás. Y ahí seguimos, en estado ingravitatorio, intentado definir en qué se concreta eso. Y si los que mandan no tienen un plan, aquí hay muchos con el mapa dibujado.
Independencia de Catalunya
Aniversario del 1-O: crónica de una jornada de movilizaciones por la independencia
Desobediencia o desobediencia. Acción o dimisión
A algunos quizás les incomoden los métodos. Pero a pocos les chirría la melodía. De momento parece evidente que lo único que se ha independizado del Estado es una parte muy significativa del pueblo catalán. Y por eso ya no lloran aquel referéndum. Ya no exigen nada a España. Como mucho a sus policías, sus verdugos, vistos como fuerzas de ocupación. Exigen a los políticos catalanes no haber sabido ir más lejos. La represión no es excusa. No es “a pesar de”, es precisamente por ella misma que exigen ir más lejos.
La calle empuja
España ya no es una realidad en la mente de miles de catalanes y eso es algo de lo que muchos deberían tener en cuenta. De hecho el estado ya hace mucho que se independizó de ellos. Una vez más lo demostraba la portavoz Isabel Celaa repitiendo esa barbaridad de la posverdad indepe. Que si “muchas imágenes eran falsas”, no era cosa de Dastis y Rajoy, solamente. Es un Estado, un régimen, defendiéndose. Para muestra un botón. Que tome nota quien lo necesite.Porque todo esto viene junto a la extrema radicalización de la derecha española. PP y Ciudadanos luchan por ver quien es más ultra. Y compiten por ver quien saca antes el 155 de la chistera. Ayer Aznar saltaba comparándolo todo con el “golpe de Estado” de 1934. No el de los generales, no. El de las izquierdas. “Extraordinaria similitud”, decía. Y salía su lacayo Casado a pedir la ilegalización de media Catalunya. Así, tan tranquilo. De hecho pide que si la ley no llega a tanto, pues que se la estire un poquito más.
Y el drama es que hasta lo hemos normalizado. ¿Casado? Bah, lo que sea. Y han conseguido que, de tan virados a la extrema derecha, hasta Ciudadanos se atreva a reivindicarse como progresista para reivindicar hasta el maragallismo con un candidato a la alcaldía de Barcelona del tamaño de Valls. Que ya ha dicho, por cierto, que si no es alcalde, que se pira para su querida Francia.
Y señoras y señores, este es el drama que se nos cierne encima.
Hacéis bien en presionar.
Independencia de Catalunya
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Buen artículo, representando lo más coherente del independentismo, pero me extraña que alguien tan lúcido siga sin tener en cuenta a la otra mitad de Cataluña (¿transparente para el autor?),que no parece tener mucha gana de perder vínculos con España, no sólo con la que se pinta burdamente en el texto, sino con la otra que no se ve representada por el rey, la GC, la Iglesia, la bandera, el ejército... y que además piensa que por otra república de corruptos medio-xenófobos recortadores bien pagados de derechas, que se apoya en los tópicos más toscos para dividir a los trabajadores no merece la pena luchar: ¿ni una mención a su problemática? ¿ tienen que tragar con lo que sea?. Creo que sólo habría un apoyo popular generalizado en Cataluña y en España si esa República les ofreciera derechos sociales, culturales y económicos, no la marginación que se percibe hasta ahora. Mi simpatía pese a todo por la gente que lucha por sus ideas aunque hasta ahora no se hayan dado cuente de qué tipo de gobierno sustentan.
Torra, el representante de la oligarquia catalana, azuzando la violencia de los CDR.
Ya lo decía Arzallus (PNV): vosotros agitar el arbol que nosotros recogeremos las nueces.