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Vaya uno a saber por qué sonreía así
cuando caminaba sin preocupación
hacia el decorado cadalso iluminado
por Luces Celestes y otros reflectores.
Solo queda en las cuencas vacías la dicha
enigmática del cráneo calcinado como el resto
del cuerpo el palacio la ciudad la flor el árbol
el gato el ave la estúpida arrogancia y el trigo.
Las hogueras elevan gigantes setas
precedidas del brillo que fascina ciega
y abrasa en un instante el mundo hecho
por millones de manos y de años.
Nadie supo de dónde había llegado esa alegría
idiota y contagiosa aunque posiblemente viniese
esta vez del Oriente Petrolero traída por el turbante
y fantasmagórico La'eeb con su sangrante pelota.
Así hallaron los atónitos y pacíficos seres verdes
a las antiguas ciudades bajo los escombros tóxicos
poblados de moscas con cuello de jirafa sin cabeza
e invisibles cucarachas devoradoras de unicornios.
El entero Universo sintió la obscena risa de la Nada
clavarse en su costado cuando la vanidosa ambición
causó el destierro del soberbio planeta har-Meguido
o Armagedón (o Tierra de genios de toda calaña).
Ramón Haniotis.
En España habría 42 millones de fallecimientos sólo por hambre como consecuencia de un conflicto nuclear local como puede ser el de Ucrania, más del 91% (https://aemetblog.es/2022/11/05/el-invierno-nuclear/): ¿A qué esperamos para echarnos a la calle y parar sus batallitas?... Lástima de pueblo el que se embarca en delirios bélicos, mientras renuncia a la lucha por sus derechos.