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La Historia, como el Diablo, sabe por estudiosa
pero más sabe por vieja y nos muestra que los Marios
Vergallosa y los Josema Asnos de Botella nunca
tendieron la mano al pobre y necesitado de abrigo.
- ¿Usted mató a alguien? - No, yo nunca maté.
- ¿Mandó asesinar? - Ya le respondí.
- Pero, Inmundo, en El Salvador se perpetraron atrocidades.
- Salvamos la civilización y en el mercado todo tiene un coste.
- Curas, campesinos, mujeres, niños, indígenas...
- Frenos al desarrollo. Y yo no soy responsable
de actos cometidos por otros.
- Dicen que trabajaba para la CIA. - Eso no es una pregunta.
- ¿Estaba a sueldo de la CIA?
- No podría decirlo porque son espías y me eliminarían.
Pero la hipocrecía da refugio a maquinadores de Gólgotas,
donde a diario muere El Salvador, y encierra al saharawi
que clama libertad para su pueblo oprimido por un rey
que niega ideales que la olvidadiza España dice defender.
- ¿Ustedes a quién mataron? - Nosotros huimos de la muerte.
- ¿A quién mandaron asesinar? - Escapamos de la tortura.
- ¿Cómo llegaron a este país? - Cabalgando las olas.
- ¿Tienen los papeles en regla?
- No tenemos un Estado que los expida.
- Entonces son ilegales.
- Somos. Nacimos y lo hicimos en una provincia de España.
- Hace cincuenta años que no lo es.
- El Rey y el Estado son garantes de nuestros derechos.
- Ya no, porque necesitamos pescado, fósforo,
y mano de obra barata e indocumentada
en todas sus acepciones.